23: I Do Like You


—Eres preciosa, ¿lo sabías? — Sana dijo mientras besaba el suave estómago de JiHyo, haciendo que la chica se sonrojara. —Como jodidamente hermosa.

—Y tú eres sorprendentemente cursi, ¿lo sabías? — respondió JiHyo.

—Te encanta—. Sana dijo, besando el interior del muslo de la chica, empujando sus piernas más separadas.

—Mmm, ¿tal vez? 

Sana utilizó eso como una oportunidad para burlarse de la chica, pasando un dedo por los pliegues de la coreana y sonriendo con satisfacción por lo mojada que ya estaba. — "¿Tal vez?" Estoy herida, conejita, profundamente herida. Supongo que no te gusto tanto, ¿verdad? Tal vez debería dejar de tocarte, ¿eh? 

—¡Por favor, no!— exclamó JiHyo antes de poder contenerse.

—Tan desesperada...— susurró la nipona, inclinándose para depositar un beso en el clítoris de JiHyo antes de sacar la lengua para lamerlo como un gatito. Inmediatamente las manos de la pelicorta estaban en su cabello, tratando de empujar su cara más cerca de su núcleo. — ¿Quieres esto, nena? 

—Sabes que sí, ¡deja de burlarte! — JiHyo gimoteó.

—Shhh... Relájate nena, te tengo.

Sana se inclinó entonces, lamiendo el clítoris de JiHyo hábilmente y con más presión que antes. La coreana gimió con fuerza y sus caderas se balancearon contra la boca de la rubia. La actriz no tardó en introducir un dedo en la necesitada chica, curvándolo hacia arriba para acariciar su punto G.

—Más, por favor Sana, necesito más—. JiHyo prácticamente suplicó.

Un segundo después, Sana introdujo otro dedo en su interior, gimiendo al ver cómo se deslizaba sin esfuerzo dentro de JiHyo. Se folló a la cantante con más fuerza, acelerando los movimientos de sus dedos y alternando entre lamer y chupar el clítoris de la chica.

—¿Puedes aguantar uno más, conejita?

—¡Por favor! Mierda, qué bien sienta—. respondió JiHyo, casi gritando de placer cuando sintió que Sana le introducía otro dedo más. Estaba tan cerca, esa dulce sensación de liberación casi al alcance de la mano.

Sana notó que las caderas de JiHyo se movían más deprisa contra ella, y que los dedos de la chica tiraban más intensamente de su pelo, por lo que supo que no tardaría mucho en alcanzar el orgasmo. Aceleró de nuevo sus movimientos y chupó con fuerza el clítoris de la pelioscura para llevarla al orgasmo.

—Mierda, estoy tan c—cerca... No pares, joder... S—Sanaaa!— JiHyo gimió mientras se deshacía, sus caderas se balanceaban incontrolablemente contra la lengua de Sana mientras aguantaba su orgasmo.

En cuanto JiHyo volvió a la realidad, tiró de Sana y unió sus labios, gimiendo al sentir el sabor de sus propios jugos en la lengua de la rubia. El beso pasó lentamente de desesperado y desordenado a cariñoso y dulce, terminando en lindos picotazos por toda la cara y el cuello de Sana. La coreana apoyó la cabeza en el pecho de Sana, sonriéndole como si tuviera algún secreto que sólo ella conocía.

— ¿Qué? ¿Qué pasa? — preguntó Sana con una risita.

—Nada, simplemente me gustas—. Contestó JiHyo antes de romper a reír, provocando que Sana también riera.

—Tú también me gustas, tonta—. Dijo Sana, besando la frente de JiHyo antes de rodearla con sus brazos y abrazarla lo más cerca posible mientras la mecía ligeramente de lado a lado.

—Sana... no puedo respirar—. susurró la pelicorta dramáticamente.

—Acepta mi amor, zorra—. Contestó la nipona, dándole una pequeña palmada en el culo a JiHyo.

—De acuerdo... lo haré—. Respondió la cantante con voz tímida, sonrojándose intensamente.

JiHyo pensó que era algo peligroso a lo que acostumbrarse, la sensación de estar envuelta en los brazos de Sana. Quería creer que podría durar para siempre, pero sabía que las relaciones no siempre funcionaban, y después de todo ninguna de las suyas había durado en el pasado.

Aun así, las cosas con Sana parecían perfectas, con Sana las cosas parecían funcionar. Estar cerca de Sana era fácil, bromear con Sana era fácil, coquetear con Sana era fácil, y acostarse con Sana era... impresionante.

Sana había pasado de ser nada más que un dolor a convertirse en algo parecido a un cuento de hadas. Era todo lo que JiHyo podía desear y, de algún modo, eso le daba aún más miedo de perderla. Pero no dejaría que el miedo dirigiera su vida, disfrutaría de cada momento que pasara al lado de Sana y esperaría que fueran tantos como fuera posible.

—Eres realmente genial, ¿lo sabías? — dijo JiHyo, besando el hombro de Sana.

—Tú también lo eres, Hyo. Sinceramente eres increíble, como mi propia princesa de cuento de hadas—. Sana respondió con una cálida sonrisa.

—Sé que lo he dicho antes, pero de verdad que me gustas mucho, tanto que puede que acabe queriéndote—. admitió JiHyo.

—Yo también podría acabar queriéndote, conejita.

Se hizo el silencio, pero no hacía falta decir nada más, ambas sabían lo que significaban esas palabras;

—No sé cómo, pero de alguna manera ya me estoy enamorando de ti.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top