Capítulo 6
Dylan
Me moví muy cómodo en la cama y me pareció raro estar tan bien ¿no que estaba hace 5 minutos bebiendo con mis nuevos amigos? Abrí un ojo y luego los dos de golpe.
¿Qué mierda hago acostado?
Es que no puedo pensar en nada más que en el dolor de cabeza que me acaba de dar y no ver a nadie a mi alrededor a excepción de mi hermanito menor quien se ve muy relajado en la cama de al lado, lo que más me preocupa y me angustia es no ver durmiendo a Damián ¿Qué habrá pensado? ¿Se habrá enterado?
Estoy frito si mi segunda pregunta es afirmativa, apenas nos estamos conociendo, pero por lo que veo él no anda con juegos, es una muy buena persona, se le ve que cuando dice algo espera que se cumpla al pie de la letra y Dios, ¿será que se enoja? Capaz hasta se le ocurra castigarme, no puede ¿verdad? Yo me mando solito, tal y como lo he hecho todos estos años.
En puntitas salí de ahí y me fui al baño, parezco un mapache sin ofender a los pobres animalitos, tengo unas ojeras horribles y agradezco no tener resaca como es típico.
Ups, creo que me adelanté en agradecer.
—Ay no—fue lo que alcancé a decir antes de levantar la tapa del inodoro con rapidez y vaciar mi estomago como si una llave se hubiera abierto. Vomité hasta mi alma allí.
No para, me siento asquerosamente mal ¿quién me mandó a beber? Nadie, fue mi decisión y no sé qué me pasó por la cabeza como para aceptarla. Es evidente que estoy en problemas con Damián y no quiero pensar en eso. Sé que me indicó ir a una mesa para niños con tragos sin alcohol sin embargo me ganó la rebeldía y curiosidad. Espero que su sermón no sea muy largo porque quiero hacer otras actividades el día de hoy.
—¿Dy? —oí una voz a lo lejos, es Noah.
—Soy yo —admití dando otra arcada.
—¿Estas bien? Te escuchas mal.
—Entonces estoy mal Noah —dije irritado y con una mueca en el rostro—, me duele todo.
—¿Llamo a Damián? Dejó el teléfono de la habitación.
—¡No! —casi me caigo al levantarme apresurado hacia él—, ¡Ni se te ocurra marcarle! ¿Es que tu me quieres un poco acaso?
—Obvio, no hables idioteces.
—Entonces destruye ese puto celular y no me distraigas.
—Tienes un humor de perros —volteó los ojos y fue hacia la cama—. Me taparé y no te hablaré.
—Perdón Noah, yo... —suspiré—, no ando de buenas.
—Lo noté.
—¿Por qué tienes una cara como si hubieras llorado? ¿Qué pasó? —le pregunté al verle los ojos un poco hinchados.
—Nada, ayer tuve que ir al médico.
—¿Ah?
—Me picaron Dylan —admitió lloriqueando—, aun me duele.
—¿Qué? ¿Y por qué? —dije espantado.
—Tenia fiebre, te lo intenté decir mil veces anoche y no me tomaste en cuenta por seguir bebiendo, no estoy enojado, pero realmente te necesitaba anoche conmigo. Por suerte fue Damián y me acompañó.
—Hum...
—Tengo algo que contarte —se emocionó.
—Espera, realmente necesito una ducha, apesto a vomito —asintió—, luego me lo cuentas.
Me di una ducha muy rápida y me vestí con un nudo en el estómago. Tengo culpa por lo que le ocurrió a Noah, por primera vez en mi vida no estuve ahí para él, nunca lo había dejado solo para nada porque mi instinto era protegerlo de cualquier cosa sin embargo ayer me concentré en mí, cometí un gran error. Por otro lado, no paro de pensar en Damián, ¿Estará muy enojado? ¿No, ¿verdad? Es que no es como si fuera mi padre ni nada, no debería ni regañarme ¿Por qué me importa como si fuera muy grande su opinión?
—Tengo que salir de aquí antes de que me encuentre —susurré para mí mismo.
—¿A dónde vas? ¡Llévame!
—Olvídalo Noah, tengo que despejarme un poco —le contesté colocándome una sudadera en dos segundos.
—Damián preguntará por ti.
—Pues dile que me fui a Narnia —gruñí—, que no te importe lo que él piense.
—Dylan lo que te quería contar era...
—Te veo luego —casi troté hacia la puerta y cuando la abrí por completo vi a lo lejos salir del ascensor al rey de roma. Me atoré con mi propia saliva y me desesperé.
No tengo salida, si me voy hacia la derecha hay un pasillo en el fondo con una pared y si me voy a la izquierda me atrapa.
Joder.
Si me pongo el gorro de la sudadera no me ve, si, debo intentarlo.
Con la mirada en el suelo fui hacia su dirección, por ningún motivo se me ocurrió ver su cara, solo los zapatos para que no me descubriera, lamentablemente como la vida no es color de rosa mi plan fue fatal.
Estaba por llegar al ascensor y al pasar por su lado alcanzó mi brazo deteniéndome por completo.
—La puta madre —hablé bajito.
—¿Dylan? Despertaste —me miró sin su típica sonrisa, carajo, está un poquitín molesto.
—Si, eh... —miré la hora en el reloj inexistente de mi muñeca—, se me hace tarde, iba a desayunar con unos amigos que hice ayer.
—¿Sí? ¿Y con el permiso de quién? —preguntó y me quedé en blanco por un momento, pero como soy Dylan, no puedo quedarme callado.
—¿Y a quién le debería decir? Si me mando solo —le respondí con una actitud muy altanera.
—¿Tu? Dylan estás a mi cargo por el momento.
—Pues no te creas tanto Damián, nos ayudaste y ya está, no te debo explicaciones.
Iba a pasar por su lado cantando victoria y me detuvo del brazo por segunda vez. Simplemente genial.
—¿Cómo, Dylan? Repite exactamente lo último que dijiste para ver si me debes explicaciones o no.
—Ya lo escuchaste —lo fulminé con la mirada.
—Hablaremos en un lugar distinto, vamos a dar un paseo —apretó el símbolo para bajar en el ascensor y yo desconfiado lo seguí.
—¿Y Noah?
—Se quedará con mi madre, está subiendo —tragué saliva.
—Puedo quedarme con mi hermano, no quiero hablarte Damián.
—De un tema debemos charlar y no te hagas el enojado porque sospecho que es una excusa para evadirlo ¿mhm?
Por la madre de Damián, ¿Cómo es adivino?
—Iremos a dar un paseo por la playa que tenemos aquí cerca ¿te parece?
Bien, si vamos a la playa es buena señal, no podría regañarme frente a tanta gente y un punto a su favor es que desde que llegamos aquí ayer quería ir a ese lugar. Me convenció con poco.
—Esperemos a Noah en ese caso... —me quedé parado y no quise avanzar.
—Noah está resfriado, Dylan —levanté las cejas sorprendido y me preocupé—. No podrá venir a la playa, ayer fuimos a urgencias.
—Me contó algo.
—Eso es bueno, espero que haya amanecido mejor, anoche tenia mucha temperatura.
—Soy un pésimo hermano —cerré los ojos.
—Está bien que te preocupes por tu hermano Dylan —me contestó al salir por el camino que daba a la playa—, y deberás hacerlo siempre pero ya no más llevarte la total responsabilidad.
—No te entiendo Damián.
—Alguien más la tomará por ti —hice una mueca—, tu tutor, padre o hermano, como lo quieras llamar.
—Olvídalo, no necesito a nadie
—Lo que quiero decir es que... —suspiró un poco nervioso y me miró—, planeo adoptarlos, Dylan.
La emoción repentina no pudo desaparecer, estaba tan sorprendido que el estómago me dio un vuelco y quise vomitarle encima. No puedo creer lo que me está diciendo ¿Nos adoptará? ¿A nosotros? Es un jodido sueño, es el padre perfecto, puede que no me guste su método de enseñar sin embargo es todo lo que siempre hemos querido para nosotros, alguien preocupado, dedicado, cariñoso y joder ¿será que nos quiere un poquito?
—¿Cómo?
—Lo que oyes, Dylan. Quiero firmar para ser legalmente su tutor.
—¿Y tu vida...?
—Será mucho mejor con ustedes en ella —oculté una gran sonrisa y la felicidad que sentí—, ¿Qué opinas?
Le di un abrazo apretado que lo hizo suspirar de alivio y luego carraspeé alejándome un poco para que sintiera que no quiero conversar de lo de ayer.
—Gracias Damián, pero debo admitir que necesito mi espacio para pensarlo, gracias por acompañarme hasta aquí —me di media vuelta pensando que me había librado del regaño y me equivoqué por completo. Impidió que me fuera—, ¿Qué...?
—Muy bien jovencito que quiere estar solo... —mis mejillas se tornaron de un color rojo intenso—, sé que es una noticia repentina y que necesitas procesar todo esto sin embargo no puedo dejar pasar todo lo que ocurrió anoche en la boda de Samantha.
—Ya no me gustó el tema —sonreí de manera inocente.
—Lo lamento, hablaremos te guste o no ¿eh?
Aquí viene, joder, es mi sentencia. Ahora que Damián será nuestro tutor me aterra su manera de castigar y eso que aún no he pasado por sus rodillas, es demasiado estricto para mi gusto, si me dijera "ve y haz lo que quieras Dylan" yo sería feliz, pero estoy seguro de que no es de esos "padres" que te dicen eso, más bien lo veo muy correcto.
—¡Lo hice porque quería! —lo solté sin pensar y levantó una ceja.
—¿Qué crees que hiciste?
—Hum, ¿de qué tema querías hablar? —entrecerré los ojos, quizás me adelanté y aún no sabe.
—Dilo tu primero.
—Beber —arrastré la palabra.
—Entonces estamos hablando de lo mismo —completó—, bien, no esperaba esa reacción. Primero que nada, sé que debes pensar que no soy nadie para regañarte y lo entiendo, créeme. A pesar de eso soy la persona que está a cargo y será tu futuro tutor, por eso mismo no puedo permitir que situaciones como la de anoche vuelvan a suceder.
—Te estas adelantando, cuando seas mi tutor oficial borrón y cuenta nueva... ¿Qué te parece?
—Que tus intentos de que cambie de opinión no funcionarán jovencito ¿Es correcto para ti beber alcohol siendo menor de edad?
—Hum... ¿sí?
—Uy no —negó con la cabeza—, conmigo las cosas cambiarán un poquito Dylan porque el alcohol desde ahora está prohibido hasta que cumplas la mayoría de edad. Ayer dejé bien en claro que no podías y aun así me desobedeciste.
—Soy un adolescente.
—Y eso no te justifica.
Mierda.
—Además Dylan, eres consciente de que no está bien y por tu ironía aumentas el castigo —abrí la boca y la cerré sin poder creer lo que estaba saliendo de su boca, lo que más me temía.
—¿Qué castigo? ¿Y desde cuándo? Yo no tengo por qué seguir tus estúpidas reglas, Damián.
Estoy cavando muy profundo. Dudo que irme a la discusión con Damián haga las cosas más fáciles para mí, de seguro me condena hasta que ya no haya salvación. Tengo que intentar lo que sea.
—Escúchame jovencito, te di una advertencia antes de llegar a la fiesta ¿no es así? —coloqué una cara de molestia—, no estás ni en edad y no tenías la autorización. Estoy muy decepcionado de ti.
¿Como sabe hacer sentir pésimo a la gente cuando comete errores? Tengo una molestia en el pecho como si quisiera llorar, yo nunca lo hago, no comprendo lo que me está pasando ¿será porque jamás en la vida me habían regañado por algo? ¿Estoy reflexionando? Si esa es la razón lo encuentro horrible.
—Pudiste colocar tu vida en riesgo y estabas tomando medicamentos, espero que sepas las cosas y los puntos por los que estarás castigado.
—¿Cuál es mi...? —no completé la frase porque hasta vergonzoso es.
—¿Castigo? —respondió por mi—, eso lo conversaremos ahora, vamos devuelta al hotel.
—¿Y mi tiempo para pensar?
—Lo tendrás luego.
—¡Eres el peor! —chillé demostrando la rabia que sentía—, no me moveré de aquí.
—Dylan claramente no quiero esto —suspiró y le vi algo de sinceridad—, no es lo mío ir regañando a la gente ¿mhm? Pero tu me importas, es por eso que para mi es importante conversar y que veas las consecuencias de los malos actos. En el cuarto te lo explicaré, camina Dylan.
—No es justo —me quejé cediendo y caminando.
Si me llega a castigar con su mano le daré un escándalo de verdad, no puede hacerlo, ya no soy un niño como Noah, crecí y como tengo 16 puedo hacer lo que se me dé la jodida gana.
Entramos al hotel y subimos hasta el cuarto, al momento en que Damián abrió la puerta no vi a Noah, ni a mi próxima abuelita ¿dónde se metieron y por qué me dejaron solo? ¡Es una trampa!
Me largo.
—¿A dónde crees que vas? A la esquina, Dylan —no reaccioné.
—¡No puedes enviarme a la esquina, no soy un crío!
—¿Prefieres eso o una charla con mi mano? —tragué saliva y obedecí—. Perfecto. El castigo va así, te vas a quedar donde estás por veinte minutos mientras decido que voy a hacer contigo.
—¿No es solo esto?
—No, Dylan.
Damián
La verdad es que tuve bastante tiempo para pensar sobre las medidas que debería tomar de acuerdo con lo que pasó anoche, sé que no fue correcto y esto para mi es una sanción extremadamente grave sin embargo debo ser sincero, nunca he castigado a nadie en mi vida, a él tampoco lo han regañado y todo es muy nuevo para ambos. Si se me sale un poco lo autoritario y estricto, una que otra vez he regañado a mis sobrinos por algo muy pequeño, pero ¿que se supone que haga con un adolescente para que me entienda?
Sam si me explicó algo, su propio método para que mis sobrinos le hagan caso, sin embargo, ser tan nuevo en esto me hace un inexperto total en el lado paterno.
Dylan de por si es difícil, no cualquier persona le puede decir algo porque explota con palabrotas y se coloca a la defensiva, es algo que deberé trabajar con él, que entienda que su reacción muchas veces no es la correcta, aunque eso se ve con el tiempo.
—No entiendo el punto de esta mierda —se quejó en el rincón del cuarto.
—Basta de groserías, Dylan. Es para que pienses lo que hiciste mal.
—Si fuera un crío de cinco años te la paso, con dieciséis me rio.
Se está burlando y no se lo está tomando enserio ¿Qué hago?
—¿Crees que es absurdo?
—Si.
—¿Y que sería para ti efectivo? ¿Qué te quitara el celular y ya?
—Podría vivir con eso, lo efectivo es que me dejes ir. Tus castigos apestan Damián, perdón que te lo diga.
Es que no se equivoca, estoy aprendiendo, si le digo eso de seguro me manda a la punta del cerro con la actitud que lo veo en este momento.
—¿Hiciste algo malo anoche?
—Nada.
—¿Nada? Yo creo que si hiciste algo mal ¿me puedes enumerar las cosas, Dylan? —pregunté sentando desde la silla del escritorio que se encuentra en el cuarto.
—Problema mío no es que encuentres todo mal.
Dios, necesito que me tome enserio, tengo que pensar en algo más efectivo. Tampoco lo quiero asustar, menos lastimarlo, para mí ya darle un azote es mucho. Hay que enseñarle lo que son los límites y un par de reglas.
—Estas restando puntos pequeño, ya van dos menos y ese celular que tienes ya está requisado.
—¿Y cómo se supone que escuche música en el viaje? Damián...
—Cuando una persona comete errores debe reconocerlos y aprender de ellos, ¿está claro? Pero todo acto tiene su consecuencia, beber alcohol siendo menor de edad te deja sin celular por una semana.
—¡¿Una semana?!
—Así es —intenté ser firme—, te dejaré para que pienses y luego te llamo para que hablemos.
Dejé el cronómetro con los minutos exactos y esperé a que sonara. Ojalá le sirva para pensar las cosas, cuando yo era pequeño mi madre hacía lo mismo solo que antes de mandarme a la esquina me daba dos azotes por mi mal comportamiento y créanme que nunca más volvía a cometer lo que había hecho.
El timbre sonó y carraspeé para llamar su atención.
—Bien Dylan, ven a sentarte allí, quiero que ahora ya calmados me digas lo que piensas de todo esto.
—Que me importa un bledo lo que sea que pienses de anoche, si, bebí y lo volvería a hacer una y mil veces si pudiera porque yo mismo tengo el poder de hacer lo que yo quiera—me quedé boquiabierto—, serás nuestro tutor, pero no nuestro padre.
Auch, que directo es este chico. Sé que lo dice por el enojo.
—Dylan ¿me estas bromeando?
—No, agradezco que quieras adoptarnos, sin embargo, para que lo sepas no sigo ni le hago caso a las ideas de nadie.
—Lo lamento ¿eh? Yo no quería llegar a esto, pero te la has ganado a pulso —me senté en la cama y lo llamé con una seña.
—¿Q-Que?
—Camina, ven hasta aquí.
—No, ¿para qué?
—Ven Dylan o yo mismo te iré a buscar.
—Bien me equivoqué —dijo mirándome con los ojos bien abiertos—, no vale la pena ir ¿verdad? Ya pasó todo Damián.
—Vas a venir hasta aquí y te vas a recostar en mis rodillas, te has ganado las palmadas a pulso —su cara se transformó a una de enojo total, retrocedió al instante.
—¡En mi puta vida te haré caso!
—Uno.
—¡No, ya déjame, Damián, te lo tomas todo muy a pecho!
—Dos.
—¡Sueña que iré!
—Perfecto, iré por ti —me levanté y al momento que lo hice su labio tembló—, corazón...
Me ablandé, lo sé.
—¡Vete al carajo!
Bien, lo autoritario y estricto acaba de florecer y también lo paternal creo yo porque lo llevé caminando sin lastimarlo en lo absoluto hacia la cama y lo recosté en mis rodillas muy rápido para su gusto.
¿Que estoy haciendo? Ni idea, solo lo que me parece mejor y espero que no me guarde rencor toda su vida por darle un par de azotes que si lo hagan pensar.
—¡Damián suéltame! —pataleó por su vida y lo sujeté para que no se me fuera a caer al piso—, ¡No!
—Confío en que quedó muy claro lo que estuvo mal de toda la situación y que nunca más volverás a beber ¿de acuerdo? Y no te mandas solo, que eso no se te vaya a olvidar. Ahora me tienes a mí, espero que quieras y aceptes lo que te dije, realmente quiero ayudarlos, cuidarlos, si ahora estoy hablando contigo es porque me importa lo que haces Dylan, no me cansaré de repetirlo. La primera lección que aprenderás es esta.
—¿Bien? ¿Crees que un azote está bien? ¡No!
—¿Qué crees que es peor Dylan? ¿Un castigo por tu mal comportamiento o que no te diga nada estando consciente de que lo que hiciste estuvo mal?
Un silencio absoluto.
—Voy a comenzar, Dylan.
Le di una caricia en la espalda para que se relajara. Mi mano está temblando y él que está nervioso soy yo, por primera vez en mi vida voy a darle un azote a alguien. Jamás pensé que este momento llegaría y me aterra pensar en que me odie después de esto.
-No puedes...
PLAS PLAS
Se quedo mudo, sorprendido al igual que yo y me preparé mentalmente para acabar rápido y abrazarlo. Deben ser los primeros azotes que se ha ganado en la vida, pobre, yo solo quería enviarlo a la esquina y se le sale lo rebelde. Me siento pésimo.
PLAS PLAS PLAS *Oww* PLAS
—¡D-Damián me duelen! —comenzó a llorar aferrado a mi pierna.
PLAS *Ay* PLAS
—¡Perdóname! —sollozó—, lo lamento tanto.
—¿Entiendes ahora por qué es malo, Dylan?
—Porque era peligroso y el alcohol hace mal...
—Me parece bien, últimos cuatro y terminamos.
—¡Nooo!
PLAS PLAS PLAS PLAS
—Ya está, corazón.
Para ser su primera lección y mi primer castigo creo que estuvo bien. Lo que no es verlo llorando desconsoladamente en mi hombro, me rompe el corazón tener que abrazarlo e intentar calmarlo de alguna u otra manera.
—Shh, calma Dylan —le di palmaditas en la espalda.
—Nunca más, perdón... —dio hipidos.
—Todo perdonado. Me alegra que lo entiendas y que no me odies, Dy —dejé un beso en su cabeza y lo abracé.
—No te odio —susurró.
—¿No?
—A pesar de que me diste palmadas como un crío, sé por qué lo hiciste y también sé que te insulté muchísimo y no me regañaste por eso...
—Pues debería ¿volvemos atrás el tiempo? —bromeé.
—¡No! —carcajeó un poco—, a lo que voy es que a pesar de todo lo que te dije aun así no desististe de la idea de adoptarnos...
—Corazón jamás me arrepentiría.
—Pensé que... yo creí... —no pudo hablar y lloró con sentimiento—, tal vez arruinaría nuestra oportunidad de tener una familia y todo por mi bocota.
—Ni por las peores groserías del mundo, ni por todos los problemas. Para mi ustedes son y serán mi prioridad, los querré, amaré y mimaré mucho Dylan. Te lo prometo.
—Gracias Damián.
—No me agradezcas, mi vida mejoró al conocerlos.
—Y la de nosotros también.
Lo volví a abrazar y no nos separamos por un buen rato. Creo que estoy conociendo la verdadera felicidad y es tenerlos a mi lado. No puedo esperar por la vida de padre y tener una familia, ahora me doy cuenta de que no es tan fácil como pensaba, pero cada segundo vale la pena.
Ellos valen la pena.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top