Capítulo 21
Dylan
Siento que algo no anda bien, ¿cómo papá se iba a quedar dormido tan rápido? ¿Y si está despierto? Peor aún ¿si está esperando que desobedezca para regañarme? Creo que estoy siendo paranoico. Es lo más probable.
Tal vez es porque no estoy haciendo esto y pensado con claridad, debería sentarme, aunque sea un segundo y replantearme desobedecer de esta manera porque más que nada es peligroso. Yo no fui el de la idea principal, uno de los chicos que me acompañaba insistió muchísimo y no pude negarme.
—Pss —Alan hizo la señal que habíamos planeado antes de irse. Me quedé en silencio oyendo solo los suspiros de papá y mi hermano menor.
¿Estás seguro?
Mi conciencia no ayuda. Me destapé y saqué cuidadosamente mis zapatillas. Con un dolor en el estomago horrible abrí con lentitud la carpa en la que nos estábamos quedando y tragué saliva antes de salir.
Reunirme con los demás fue relativamente fácil, acordamos un punto y todos cumplieron. No sé si los nervios me están atacando, pero me encuentro pálido.
—Carajo, eres un papel Dylan —uno de los chicos hizo una mueca.
—Relájate, pronto la adrenalina te va a consumir —moví las manos antes de caminar junto a ellos en dirección a las motocicletas.
El ruido que hay aquí es increíble, la música es motivadora. Nada que decir de las motos, son preciosas, el motor es lo que más llamó mi atención. Es una espectacular exhibición, de las primeras y mejores que he asistido.
—Tengo que dar una vuelta —susurró Zack.
—¿Alguien sabe conducir?
—Yo, pero tampoco tengo tanta experiencia —miré a Alan como si estuviera loco—, ¿Qué?
—No puedes subirte si no sabes.
—Ay no seas aguafiestas.
—Va a ser responsabilidad de todos nosotros si te pasa algo y tampoco es como si tuviéramos permiso para estar aquí...
—Estas hablando como nuestros padres, Dylan —Zack volteó los ojos—, y eso que ni siquiera es tu papá verdadero.
Auch.
¿Oyeron eso? ¿Qué carajos le pasa? Yo... a mi me hubiera encantado que Damián realmente fuera mi papá, hubiera dado todo por tenerlo en mi vida desde el minuto uno y no haber pasado por todo lo que pasé.
—No te pases —gruñí por lo bajo—, no tienes el puto derecho de decir eso. Damián es mi papá. Y por si no estas enterado, no es necesario tener un lazo sanguíneo, ignorante.
Mi enojo fue incrementado.
—Hey, no te lo decía para que te ofendieras.
—Cuida tus palabras Zack porque a ti no te gustaría que te dijeran algo así —los demás quedaron mudos.
—¿Qué cosa? ¿Qué no tienes padres? —sonrió burlesco.
—Lo tengo, imbécil —apreté los puños e intenté controlarme—. Y es mejor que el tuyo, que no está ni un poquito interesado en ti.
Arrugó las cejas.
—¿Lo ves? ¿Te duelen las palabras? Entonces aprende a cerrar la boca —lo empujé.
—Chicos —Alan se metió en medio—. Cálmense, ¿sí?
—Bienvenidos, damas y caballeros. Le damos inicio la competencia más esperada por el pueblo —los gritos no faltaron—. Esto consta de siete participantes que serán elegidos al azar, solo necesitan colocar sus nombres en la gran caja que tienen enfrente y en un par de minutos diremos quienes entran a la carrera. El ganador recibirá medio millón de dólares y un cupón para nuestra tienda además de ser un cliente exclusivo el cual podrá acceder a las preventas de las motocicletas, ¡Que comience esta travesía!
—¿Se inscribirán? —Asher habló a los segundos—, podríamos conducir una de esas bellezas.
—Yo si —Alan se encogió de hombros—, ¿Y ustedes?
—No se atreve —dijo Zack refiriéndose a mi persona—, es un cobarde.
—¿Quieres ganarte un ojo morado hijo de p...? —Alan tosió falsamente y me alejó.
—No le des en el gusto Dylan, no caigas —me aconsejó mientras me salía humo por las orejas—. Está siendo un pesado como lo es siempre.
—Si, es solo que estoy... —asustado, enojado, sensible y malhumorado—, raro, eso.
—Vamos juntos, hay un 1% de probabilidad que nos llamen ¿mhm? —asentí—, y déjalo que pelee solo, hace unos minutos quedó mal con tu comentario por eso te da comentarios estúpidos.
—¿Qué...?
—El chico que vino hoy con su madre es su padrastro. Claramente le dolió lo de "a ti ni tu padre te quiere".
—Wow, no tenia idea Alan. Yo tampoco quise herirlo —me siento culpable y eso que él me hizo sentir mal a mi—. Le pediría disculpas si tan solo no hubiera sacado a Damián en el tema.
—Padre no es quien te engendra, es quien te cría, Dy. Si sientes que Damián lo es, nadie puede arrebatarte esa verdad —di una sonrisa—. Tienes un papá grandioso, te tiene envidia.
—Si, la verdad lo es...
Y ahora es cuando me pregunto ¿Qué demonios estoy haciendo aquí? ¿Por qué le he desobedecido y me he metido en algo como esto? Soy un hijo terrible.
—Vamos a inscribirnos.
Bueno, ¿Qué podría pasar? Entre mil personas que salga yo en esa votación es casi imposible. Con esa idea en la cabeza me acerqué a la mesa para escribir mi nombre y meterlo en la caja.
Esperamos sentados en las gradas y viendo con admiración las relucientes motocicletas que estaban a tan solo un par de metros de nosotros.
—Quiero una —pensé en voz alta.
—Yo también si te soy sincero, en un futuro me compraría una negra —se metió una palomita a la boca—, mira la pantalla, están dando los nombres.
—¿En cuál? —busqué con la mirada.
—¡Allí! Dicen que los números, 54, 197... —comenzó a leer y casi se me devuelve la bebida que había consumido hace un minuto cuando susurró el número que aparecía en mi hoja—, y por último 73.
—¿Setenta y que...?
—¡Dylan, eres tú! ¡Tienes el privilegio de subirte a eso, Dios! —saltó de felicidad y yo me quedé inmóvil del terror.
—No Alan, debe ser un error.
Damián
Me moví incómodo en el colchón de la tienda porque algo estaba en mi espalda, no me lo podía sacar y tuve que abrir un ojo para saber que me molestaba, era la chaqueta de Dylan que estaba entre las sabanas por lo que la dejé a un lado y volví a cerrar los ojos. Hasta que caí en cuanta que no estaba mi hijo mayor un segundo después.
—¿Qué? —parpadeé repetidas veces porque creí que estaba soñando, pero era la realidad. No estaba.
Ya no es una vez que se me pierde, si no dos. Joder.
—¿Dylan? —dije inquieto y Noah se movió entre dormido—, Shh, duerme cariño.
Abrí la tienda y salí sin zapatos mirando hacia todos lados. Dios mío, ¿Dónde puede estar? Es un bosque, podría pasarle cualquier cosa si no está a mi lado, ¿Y si salió a caminar y se perdió? ¿Y si no supo encontrar el camino de vuelta?
Estoy hiperventilando a mitad de la noche, son casi las dos de la madrugada y necesito saber donde demonios se encuentra mi hijo.
—¡Caleb! —le grité—, No está.
—¿Qué...? Damián no te entiendo —dijo entredormido—, ¿Qué no está? Amigo vete a dormir, debe ser una pesadilla.
—Dylan, despareció —mi voz salió entrecortada y despertó de inmediato.
—Imposible, debe estar cerca, Damián tranquilízate —se levantó con dificultad para salir.
—Hay un lago, es abierto esto, Caleb yo sin él me muero —no podía respirar.
—Lo encontraremos no puede estar lejos ¿de acuerdo? —colocó sus manos en mis brazos y me miró a los ojos—, ¿Cuándo fue la ultima vez que lo viste?
—Hace un par de horas cuando nos fuimos a la cama.
—Bien, eso quiere decir que fue dentro de poco, será fácil. Enciende una linterna y colócate zapatos. Lo buscaremos por los alrededores. Antes voy a preguntarle a los demás si lo vieron ¿mhm?
—Gracias, de verdad.
Fui por mis cosas casi llorando de la desesperación. Que se te pierda una cosa no es grave, pero tu hijo sí es un adolescente indefenso, en medio de la nada. Fue una pésima idea traerlo a vacacionar a estos lados. Soy un padre irresponsable. Además, me había prometido que no escaparía de nuevo, hace menos de un día lo habíamos conversado. Confió en él.
—Tampoco están los chicos —Caleb llegó corriendo a mi lado—. Los demás se están levantando.
Mi miedo se incrementó, pero con enojo y fue ahí cuando conectó el hecho de que no estuviera en la tienda, cuando un parlante casi me revienta los oídos por la competencia de motocicletas a unos metros de nosotros.
—Se fueron todos, Damián. Lo más seguro es que hayan salido juntos —dijo nervioso—, si están unidos por lo menos se pueden defender.
—Están en la feria —afirmé sin siquiera tener certeza de aquello.
—¿La de motocicletas? ¿Cómo no se me ocurrió antes?
—Me quisieron pedir permiso temprano y se los negué. Espero y no espero que estén allí.
—Nyx dice que fueron a ver las motocicletas, su hermano se lo contó —uno del grupo de adultos apareció—. Estoy tratando de contactar a mi pequeño.
—No verá la luz del día —caminé de un lado a otro, enojadísimo—, se va a acordar de cada una de las benditas reglas que tiene pegadas en el refrigerador. Más le vale que no se suba a ninguna.
—Su teléfono, puedes llamarlo y...
—Está castigado, no tiene teléfono, sigue en el cajón de la casa.
—Maldición.
—¿Han tenido noticias? —una de mis amigas llegó aterrada junto a su pareja a nuestro lado—, estoy preocupada, mi Alan...
—Somos adultos, podemos solucionarlo —musitó mi mejor amigo a punto de perder los nervios—. Vamos a la feria a buscarlos.
—Zack tiene que darme una muy buena explicación —la mamá de aquel chico se ve peor que yo—. Ya me va a conocer.
—Papá —Noah salió de la tienda refregándose los ojos y con las mejillas coloradas—, ¿Qué pasó?
—Mi niño —me acerqué a su lado y coloqué una mano en su frente—, estás ardiendo. Ve a la cama.
—¿Por qué no estás allí?
—Tu hermano, en realidad todos... —apreté los labios y suspiré—, salieron y no podemos encontrarlos.
—Ah —el menor hizo una mueca y se dio la media vuelta.
Sospechoso, muchísimo diría yo.
—¿Noah, cariño? —se encogió—, ¿por casualidad sabes donde pudo haber ido tu hermano?
—¿Yo? —tragó saliva—, uhm.
Es muy malo mintiendo, se le nota en la mirada y cada vez que quiere hacerlo mira sus pies, es inevitable.
—Si hijo, tú.
—Dy no quería...
No pudo aguantar más con el secreto y lo soltó todo disculpándose por no haberme dicho a lo que yo reaccioné de buena manera, no tiene culpa por las acciones de los demás. Quedé un poco más tranquilo al saber su ubicación sin embargo no en su totalidad porque me aterra pensar que se pueda subir en una de esas monstruosidades.
Entre los adultos organizamos una búsqueda a la feria y habíamos quedado en ir solo Henry, Caleb y yo mientras los demás cuidaban las cosas y a Noah.
Respiré profundamente antes de partir, no quedaba muy lejos por lo que se nos hizo fácil llegar. Conversamos durante todo el camino en reaccionar bien, con suma paciencia y empatía porque eran solo unos adolescentes cometiendo una locura, Caleb insistió en que recordara mi juventud, las travesuras que hacíamos juntos y la verdad me convenció.
Lo primeros que logramos visualizar fueron parlantes, muchísimas personas rodeando una pista y celebrando a una persona que sostenía un trofeo.
—¿Compitieron? Vaya feria —susurró Caleb—, están geniales estas motocicletas, pero no pondría un pie en ellas.
—Se ven peligrosas —Henry las observó con desaprobación.
—¿Dónde puede estar Dylan? ¿Por qué no lo veo por ninguna parte? —me pregunté con miedo.
—¡Un aplauso para el participante numero 73! ¡Una bestia en la pista! —anunciaron por el parlante y se me ocurrió mirar entre la multitud. Cuando lo vi, a mi hijo mayor sosteniendo una medalla de segundo lugar.
—¿Ese es...? ¡Damián! —mi amigo elevó las cejas y me detuvo.
—Lo voy a... —furioso y aliviado quise deshacerme del agarre—, ¡Compitió, joder! ¡Caleb se subió una bendita motocicleta!
—Amigo respira, lo sé —suspiré fuerte—, ¿Recuerdas lo de reaccionar empáticamente? Impleméntalo ahora.
—Si, si —cerré los ojos—. Es solo un niño cometiendo una locura.
—Exacto y lo más importante, mi sobrino. Lo necesito muchos años para ir a su boda y contar anécdotas de chiquito y esta será una de ellas...
—Caleb no ayudas —carcajeó.
—Tiene agallas el pequeño, debes admitirlo.
—Ya veremos si las tiene cuando converse con él.
—Ay señor, que el universo lo salve.
Me crucé de brazos y esperé a que se diera cuenta que estaba en primera fila, mirándolo decepcionado. Tenia una gran sonrisa en la cara a pesar de estar cubierto de lodo. Levantaba los brazos celebrando y hasta posó para la foto. Todo bien hasta que me encontró, su sonrisa se desvaneció, el asombro se le notó en la mirada.
—Papá —fue lo único que dijo antes de acercarse a pasos cortos, caminando sumamente despacio hasta mi lado—, puedo explicarlo...
—Oh, me lo explicarás y más te vale que detallado Dylan Mikael —tragó saliva—. Quiero que sepas que estoy muy decepcionado de ti, porque me prometiste no volver a irte sin avisar y aun así lo hiciste. Y enojado, y preocupado...
—Yo...
—Mañana conversamos —dije dolido—. No ahora. Devuelta al campamento, de inmediato.
—Perdóname —susurró—, papi perdóname.
Me dolía el pecho al querer responderle que sí, que no importaba, pero si no le enseño a cumplir las promesas, a que los actos llevan consecuencias y uno puede morir incluso en un intento tan peligroso como el que cometió jamás me tomará enserio, mucho menos las advertencias que le doy.
—Te cambias lo que traes puesto y te acuestas Dylan —su labio tembló—. Hablaremos de esto después.
—Pero ¿No me vas a perdonar? —sus ojos se cristalizaron y me rompió el corazón.
—Dylan, no podría estar enfadado mil años contigo —su labio tembló—. Ve a la cama, no es el momento de entablar una conversación, menos con todas las emociones revueltas que traigo encima. Sería irresponsable. Ve.
Sé que se fue llorando. Oí un sollozo a lo lejos y noté que cojeaba a lo que no pude evitar no preocuparme más.
—Dylan —se volteó con los ojos rojos—, ¿Qué te pasó en la pierna? ¿Por qué caminas así?
—Nada pa, nada.
—¿Seguro? —asintió y se dio media vuelta para obedecer la orden anterior.
Dylan
Me quité la ropa repleta de lodo y me coloqué el pijama que me había sacado hace un par de horas. Temblando por cada sollozo que daba me fui a mi espacio del colchón, me siento culpable, por darle este problema y el haber visto su cara, no puedo explicar lo que sentí cuando lo vi con los ojos aguados, intentando regañarme cuando moría por darme un abrazo como yo a él.
Lo peor de todo es que me caí en motocicleta solo que no lo sabe, me di una vuelta en la pista porque frené mal. El casco me salvó la vida, pero sentí un dolor horrible en la pierna cuando caí de allí, vinieron paramédicos y por la adrenalina no los dejé que me revisaran, solo seguí.
—Buenas noches —susurré cuando lo sentí acostarse a mi lado y taparme.
No me respondió de inmediato, pero lo oí, entre dormido lo escuché.
—Buenas noches chiquito, no me hagas esto otra vez ¿oíste? Te amo, aunque sea estricto contigo, te amo. Eso no cambiará nunca. No lo olvides y deja de llorar, te vas a enfermar así.
Dejó un beso en mi frente, limpió mi rostro con su camiseta y por fin pude caer en un sueño profundo.
A la mañana siguiente.
Amanecí con un dolor insoportable en la pierna izquierda, lloriqueé cuando abrí los ojos y noté que no había nadie en la tienda. Me quise sentar y no pude, me desesperé inmediatamente. Quise llamar a papá, pero me arrepentí porque eso significa que me llevará a urgencias y no quiero que me piquen hoy, tengo demasiado con lo que lidiar.
—¿Dylan? —Noah pronunció mi nombre—, dijeron que te cambiaras para que fueras a desayunar.
Se asomó y divisó mi cara.
—¿Qué pasó? Dy no llores...
—No puedo ir, no puedo —temblé—, anoche, me caí y me duele la pierna.
—Muéstramela, tal vez es otra cosa Dy —eso hice. Me destapé con cuidado y me levanté el pantalón de pijama—. Ay no...
—Se ve horrible —dije espantado—, ¡Noah!
—Voy a llamar a papá.
—¡No! No se lo digas, no se puede dar cuenta, ayúdame —fui a levantarme y me quejé.
—Dylan por una vez en tu vida hazme caso, llamar a papá es la mejor opción ¿mhm? Él sabrá qué hacer.
—Pero...
—Quédate.
—No es como si pudiera irme y correr —dije sarcásticamente cuando salió.
Me quedé quieto, mordiendo mi camiseta. No quiero pensar que me rompí algo, me aterran los hospitales y peor aun un quirófano. Universo te lo ruego, que no sea nada malo y que yo esté siendo un exagerado.
Damián ingresó aterrado, observándome como lo más delicado que hubiera visto en la vida.
—Hijo, ¿Qué pasó? Tu hermano me dices que no te puedes mover, muéstrame tu pierna. Anoche te pregunté chiquito y me dijiste que no era nada.
—Siento un ligero dolor —mentí.
—Descúbrete la pierna, necesito ver —entró en modo enfermero. Cumplí con su petición y su cara era un real poema—. ¿Cómo te hiciste esto? Mira como tienes la pierna Dylan por Dios. Respóndeme.
—Me caí en la motocicleta.
Damián
Al preguntarle lo que le había pasado me sorprendió que se sincerara conmigo y su respuesta fue la clave para saber las posibles causas de ese gran moretón en su pierna izquierda. Necesito saber mediante exámenes que es lo que tiene, más allá de un simple esguince puede ser que se quebró el hueso o se desacomodó. Por lo que es importante una evaluación médica ya mismo.
—Papá, escúchame, papá —lloriqueó con intensidad mientras se aferraba a mi camiseta, impidiendo que me moviera.
—Dylan vamos a ir te guste o no, ¿oíste? Mira como tienes esa pierna —cerré los ojos y oía sus claros sollozos.
—¡N-no! —su voz salió entrecortada—, me recuperaré, prometo hacerte caso la próxima vez, papi...
—Hijo —sus ojos rojos me miraron—, tienen que atenderte en un centro de salud, no puedes quedarte con esa pierna así y si te rompiste un hueso...
—Por favor —negué con la cabeza y se desesperó—, ¡Bwaa! ¡Te lo suplico! ¡Damián, papá, no!
—Tienes toda la pierna morada, Dylan —mi corazón se rompía al regañarlo—, ¿Qué fue lo que te dije, jovencito? Que no te subieras a esas motos y lo primero que haces es desobedecer.
—Perdón, aprendí *snif* —le acaricié la cabeza.
—Claro que aprendiste y debes acatar las consecuencias de tus actos —negó repetidas veces—, tu tío Caleb y yo vamos a moverte despacio de aquí hacia el auto ¿vale?
—Noo —volvió a dar hipidos.
—Dylan coopera, no se te ocurra lanzar manotazos ¿eh? Que lo que queremos es ayudarte, necesito una radiografía urgente para saber que no tienes nada roto.
—Estoy bien, no me duele nada —mintió descaradamente mientras veía como la mitad de la pierna hacia abajo estaba con distintas tonalidades y una inflamación impresionante.
—A mí no me vengas con esas mentiras chiquito, sé que te duele y feo —su llanto fue silencioso—, pero tranquilo ¿sí? Estaré en todo momento contigo, no te pasará nada, vamos a solucionarlo.
—No quiero, papá no —lo abracé y le di mimos en la espalda intentando que se calmara.
—¿Damián? Estoy listo, los demás ordenarán las cosas y las llevarán a la casa —mi mejor amigo entró a la tienda y eso provocó que el mayor se tensara de inmediato.
—Gracias Caleb, no puedo devolverme a recoger todo, ¿Noah?
—Con los demás, no te preocupes por él, te lo traeré a la casa apenas te desocupes.
—De acuerdo, cualquier cosa estaré atento a mi teléfono ¿sí? Y por favor, cuídalo.
—Si amigo, está en buenas manos —asentí y miré a mi nene aterrorizado a un lado mío—, ¿Dy? ¿Listo, sobrino?
—No, tío Caleb, ¡Bwaa! —me dolió profundamente tener que llevarlo contra su voluntad, el pobre debe estar más que traumado si hace días estaba por ese lugar—, dile a papá que exagera por favor, puedo moverme, no me duele...
—A ver, súbete un poco el pantalón ¿mhm? Si a la vista no... —vi como su cara cambiaba rotundamente y miraba a Dylan como si hubiera hecho la peor locura de toda su vida—. Ay no. A la clínica.
—¡Todos están en mi contra! —se abrazó a si mismo cuando nos acercamos.
—Chiquito no es el momento para un berrinche, debemos llegar cuanto antes ¿mhm?
—Es que tu...
—Deja que te ayudemos y apóyate en nosotros cuando te levantemos.
—Olvídalo, me quedo.
No quiso seguir una clara orden y por su propio bienestar tuve que ponerme firme o jamás conseguiríamos sacarlo de aquí.
—Hablo enserio Dylan Mikael. Los dos tendremos una seria conversación por esta situación. Ahora compórtate.
No tuvo tiempo para rechistar, solo quejarse del dolor que le recorrió al ser movido de esa posición. Con Caleb hicimos el mayor esfuerzo para guiarlo con el máximo cuidado hacía el vehículo estacionado a unos metros de nosotros. Lo acercaría más, pero hay árboles y se me hace imposible.
Noah nos observaba con una cara de aflicción y pena, al ver a su hermano de esa manera. Me despedí con un gesto y encendí el motor. Necesito llegar con el mayor, a la clínica más cercana.
No tengo palabras para describir lo que siento ahora porque ni yo me entiendo, es una mezcla de rabia, preocupación, miedo, náuseas, entre miles de cosas más. No puedo creer que esto haya pasado en menos de 24 horas.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top