Dieciséis

Los tres niños se hallaban comiendo muy relajados bajo el toldo que los cubría del sol de primavera.

Cada uno comía a gusto sus emparedados rellenos de jamón enlatado, junto a su cajita de jugo de naranja.

Hasta que un nuevo intruso quien gritaba los sacó de su entorno.

— ¡Sunoo! ¡te estaba buscando! —anunció el nuevo acompañante de brazos cruzados al ya estar frente al trio.

—N-nikki hyung... —habló en un murmullo el menor de todos, cerrando sus ojitos al escuchar la enojada voz de su hyung favorito.

Nikki tomó asiento junto al más pequeño, preparado para seguir protestando.

—¡Te dije que me esperaras bajo el árbol que está al lado de la cafetería! ¡tú, mocoso, nunca me obede... —pero no pudo terminar de hablar puesto a que unos dulces labios chocaron contra los suyos.

— ¿M-me perdonas...? —preguntó Sunoo mirando a su mayor con sus gordos mofletes prendidos en un fuerte rosa.

Nikki tragó saliva, desviando la mirada levemente sonrojado.

—Mnh, sí. Pero, no vuelvas a desobedecerme de nuevo.

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