Veinte. ✧

DEDICACIONES ~(^з^)-♡

@MinMin10 @mcrxseb @yeolfleto @Poohlar @AbrilDelHada @mxritx @-UnPejelagarto- @Ntx_xhs

Lamento si no las etiqueté, mi internet está demasiado lento :(

Si estar nervioso fuera un trabajo, definitivamente MinSeok sería el empleado del mes.

Mordía sus uñitas afligido, caminando de un lado a otro logrando caer en la desesperación constantemente, como si se hallara en un callejón sin salida, no quedándole de otra opción que tuviera que ajustar reiteradas veces su corbatita negra o al ya sentirse incómodo mover su camisa de tela blanca aterciopelada, que poseía algunos detalles y algunos dibujitos diseñados, plasmado y agregados por su propia mami.

Estiró sus piecitos por enésima vez en esos cinco minutos, pues sí, sólo llevaba cinco minutos en aquella habitación, aquella donde le había dejado su mami después de haberlo arreglado por completo.

-Respira MinSeokie -se murmuró para sí mismo, intentado calmarse de una vez por todas y otorgarse las fuerzas suficientes. Sólo sería una cena y él estaba creando una tormenta en un vaso de agua-. S-sólo verás a JongDae como todos los días, sólo será una cena junto JongDae ¿no? no hay nada de qué preocuparse-Infló sus mejillitas después de decir esas heroicas palabras, cerrando sus ojitos al recordar la linda sonrisa que le había obsequiado el mayor horas antes al enterarse que finalmente iría a su casa a regocijarse de una rica cena, besando sus mofletitos una y otra vez, sin tener miedo a que alguien los descubriera, porque por supuesto, ellos no sabían lo que causaba esas escenas en la mente de los demás-. Hyunggie -suspiró acaramelado, sintiendo el ardor intensificándose en sus gordos cachetes al imaginar tal sonrisa saludándolo, a punto de sentirse como si estuviera en el mismísimo infierno.

La comisura de sus belfos se curvaron por inercia hacia arriba, formando así una adorable sonrisa que seguro a su amigo le encantaría apreciar y adular. Su pancita de un momento a otro se agitó con emoción, empezando a respirar de forma errática a causa de la oleada de sensaciones afectuosas e ingenuas que llegaron a él en cuestión de segundos al sólo pensar en los bonitos ojitos de su compañero, los cuales se parecían a los de un gatito mimoso y por naturaleza; adorable.

Pero de un momento a otro recordó aquel beso que le había concedido el pequeño Youngjae a Jaebum, el color carmín se acentuó en sus rechonchos mofletes al aludir tal escena, como si estuviera viviendo en carne propia aquel recuerdo vergonzoso.

¿Qué se sentiría besar a alguien? Oh, y dejándolo claro, no a cualquier alguien, sino aquel niño que lo traía suspirando como todo enamorado.

No sería capaz de besar a ningún otro niño, ni a ese tal Chanyeol que siempre le obsequiaba dulces, ni a ese bonito niño de piel blanquecina y encías rosadas, ni mucho menos a ese niño enojón que siempre traía consigo un aire de incomodidad y terror.

El sólo quería besar a su JongDae, sólo a él.

No era malo lo que pensaba ¿cierto? No había absolutamente nada de malo en aquellos retazos enamorados e imaginarios que creaba su pequeña cabecita. Y sobre todo, no había nada de malo en que le gustase alguien, y mucho menos si se trataba de un chico.

Para MinSeok no había nada de malo en ello.

Pero ahora debía conformarse con la efímera fantasía de unir aquellos gordos belfos con los del mayor, de poder probar a escasos centímetros aquellos labios.

Sí, fantasía, él no tendría el valor suficiente para hacer cosa de tal grado.

MinSeok añoraba el descomunal coraje que recorrió el minúsculo cuerpo de Youngjae al unir sus rosados labiecitos con los de aquel hyung enojón, causando que este -a pesar de que aún portara aquella faceta de vergüenza que le cubría todo el rostro- le devolviera el beso, pero este siendo más fluido y más romántico, bueno, por lo menos así lo observó MinSeok. Pensó por unos segundos que ya lo habían practicado antes, y que por resultado de esto ya tuvieran experiencia en aquel tema.

Pero Youngjae era menor, y aun así este poseía una osadía mucho más alta en porcentaje, mientras que él por simpleza se moría de la vergüenza al sólo sentir la afectuosa mirada de JongDae sobre su cuerpecito.

Estaba dispuesto a pedirle a Youngjae algunos consejitos que le ayudaran con su severo conflicto.

Pensaba y pensaba miles de estrategias, miles de diálogos y miles de escenas de él pidiéndole amablemente a JongDae que le diera uno de esos besitos especiales.

Pero todos sus pensamientos fueron interrumpidos gracias a una voz muy familiar para él. Su mamá.

Ésta última traía un notable aire de emoción, sin contar la palpable alegría que se expresaba a través de esa agradable sonrisa que portaba y que hasta se desbordaba por sus poros.

- ¡MinSeokie!~ -canturreó su madre, acercándose a su pequeño hijo para abrazarlo, pero su sonrisa se esfumó de inmediato al percibir su carita preocupada-. Oh, bebé ¿Qué tienes?

Sol Ji lo miró algo aturdida, pues hace sólo unos minutos atrás MinSeok se encontraba saltando de un lado a otro como si se le fuera sido concebidas cuatro tazas repletas de azúcar y por ende, siendo ingeridas de inmediato.

- Mami, estoy nervioso... -habló en un murmullo, observando como su madre inflaba por inercia sus cachetes mirando atenta cada acción de su hijito-. Siento que... que JongDae se alejará de mí... -sus ojitos brillaron, y esta vez por las lágrimas que amenazaban con escapar de aquellos tristones y preocupados orbes.

Su madre se percató de inmediato de eso, moviéndose rápidamente para cubrir al más pequeño entre sus delgados brazos.

-Mi pequeño -murmuró Sol ji con voz suave, tranquilizándolo y dejando dulces besitos la cabecita del menor-. No veo razón por la cual JongDae quisiera alejarse de ti. Si JongDae en realidad es como me lo describiste pensaría realmente que es una clase de súper héroe, pues hablaste de él como si hubiera salvado al mundo -Sol ji sonrió, arrullando a MinSeok tal como si se tratara de precisamente un bebé.

MinSeok sonrió, uniendo su frente con la de su progenitora para luego suspirar ruidosamente, soltando una risilla segundos después al percatarse de la sonora que resultó ser éste.

-Mami ¿qué se siente besar a alguien? -Sol Ji abrió los ojos en excedencia, dejando que de su boca saliera un "¿ah?" ahogado, mirando completamente atónita a su pequeño, quien la miraba con ojitos rebosantes de curiosidad.

-B-bueno, supongo que sientes como si sólo existiera tú y aquella persona especial en ese mundo cuando el acto ocurre, umnh. Sientes, te sientes en el ¿cielo? No lo sé -Sin poder responder nada más y con sus rechonchas mejillas levemente tintadas de un rosa suave, procedió a preguntar torpemente-. ¿A qué... a qué viene esa pregunta?

-Es que, mami... -Pero no pudo terminar de responder pues el timbre -el cual pertenecía a su hogar- había anunciado escandalosamente la llegada de una nueva visita.

Sol ji esperó que su hijo siguiera la plática, pues de verdad la curiosidad le estaba consumiendo.

- ¿Y bien? -Pero ella al ver como éste último se tensaba, bajaba su cabecita y parecía no querer decir ninguna otra palabra, decidió no presionarlo más. Se separó con lentitud de la regordeta bolita, admirando con ojos preocupados aquel pequeño cuerpo-. Iré a ver de quién se trata -anunció regalándole una bonita sonrisa a su hijo al ver que finalmente levantaba sus ojitos para mirarla.

Sol Ji salió de la habitación, con paso apresurado al escuchar como una voz femenina y por ende desconocida, detrás de la puerta llamaba de manera insistente.

Aún aquella extraña pregunta rondaba en sus pensamientos como si fuera un roedor tratando de salir de un mundo infinito. ¿Un niño de cinco años no podría preguntar eso de repente? Algo debía de estar pasando por aquella cabecita.

Bajó las escaleras con rapidez, casi tropezando en el proceso pero finalmente llegando con vida a la planta baja.

¿Habrán llegado ya? Oh, no puede ser, apenas eran, miró el reloj algo desconcertada, y exactamente eran las cinco en punto de la tarde. ¿A qué hora era la cena? A las cinco, no podían ser tan puntuales.

DIOS, YA HABÍAN LLEGADO.

Casi se cae de la impresión ¡¿cómo el tiempo había pasado tan rápido?!

Al ya estar frente a la puerta, soltó un suspiro agotador mientras tomaba el picaporte para girarlo. En su rostro se dibujó la mejor de sus sonrisas para recibir de la mejor manera a las visitas.

Sus ojitos se posaron en las tres personas que se encontraban fuera, una de ellas era JongDae, el niño que según MinSeok le hacía sentir increíble en todos los sentidos. Éste tenía ojitos parecidos a los de un gatito, facciones bastante definidas y figuritas de dinosaurio en el moñito negro que decoraba su blanquecina camisa.

Su mirada viajó hasta las dos mujeres que se encontraban detrás del pequeño. Primero se posó en aquella bonita chica quien era la progenitora del niño, la había conocido días anteriores en una reunión realizada en la escuela, su nombre era Jeonghwa.

Pero luego sus castaños ojitos se posaron en la desconocida chica, quien no tenía idea de quién rayos era, lo único que sabía era que se había quedado observando aquel precioso rostro por mucho tiempo.

Sus mejillas se tornaron rojizas y su sensible corazón bombeó con fuerza dentro de su pecho en cuanto la desconocida posó sus dos orbes oscuros en ella. Soltó un suspiro enamorada, sus ojitos se iluminaron tal como dos luceritos de navidad. Se sentía sofocada de un momento a otro.

Por unos segundos su mirada se plasmó en sus ojos, en aquellos oscuros orbes absorbentes quienes le robaron toda su atención, haciendo lo mismo con su pensar. Se preguntó cómo podían existir tales bellezas como esos pulidos cristales en aquel inhumano planeta y pensó sinceramente en el por qué aún no podía quitar su mirada de aquel punto en específico. Su estómago comenzaba a revolverse de la ansiedad de poder tocar aquellos jugosos labios en cuando por fin los notó, ¿qué se sentiría marcar su lechosa piel?

- Bien, bonita. Como no dejas de mirarme y sinceramente no me incómoda, me presento... Soy Hani -Departió con un acento tosco y sereno, cambiando de lugar aquel chupetín de fresa que se hallaba en su boca, manteniéndose en la misma posición aún observándola con aquellos ojos devoradores-. ¿Y tú?

La recién nombrada dejó salir un suspiro embelesado, su voz era igual de cautivadora que sus ojos

:1727 palabras, 1/3 capítulos.
¡Más tarde vuelvo!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top