Treinta y cuatro.

La sonrisa del pequeño MinSeok se notaba más emocionada, su corazoncito estaba al borde del colapso y estaba seguro que en cualquier momento se desmayaría.

Porque a pesar de estar tan feliz, allí junto a su mejor amigo, con las manitas bien juntitas y llenos de amor, se sentía tan preocupado como en el principio, cuando se había dado cuenta de sus sentimientos hacia JongDae.

Porque él pensaba que estaba realmente mal, y aunque si mamá tratara de convencerlo de que estaba totalmente bien, él no le creía.

Porque a todos los niños de su salón le gustaban las niñas, o si es posible, a toda la escuela, o eso creía, claro exceptuando al pequeño YoungJae, quien se encontraba totalmente perdido por aquel niño mayor de nombre JaeBum. Pero MinSeok seguía preguntándose qué estaba mal consigo mismo, qué había hecho para merecer esto.

—JongDae... yo —MinSeokie se sentía tan avergonzado, miraba al mayor con unos ojitos preciosos de borreguito, sintiéndose el niño más especial del mundo de un momento a otro. Estaba seguro de que nunca nadie aparte de su mami había hecho tanto por él.

— Shhh, Minie, no digas nada. —Comentó JongDae, llevando uno de sus deditos para silenciar las palabras del pequeño. — Disfruta de nuestra pre-boda.

MinSeok quiso reír por las ocurrencias de su amigo, atinándole sólo a sonreír y cuestionar —; ¿Pre-boda?

— Mira Minie, te explico. —Anunció Hani, mirando al pequeño totalmente enternecida. Todo el asunto la tenía llorando azúcar. — Esta será su pequeña pre-boda, pues ahorita no pueden casarse porque saben son muy pequeños y —Hani rió, pausando un momento. — ya saben.

— P-pero... —MinSeok trató de hablar, pero los bracitos de JongDae rodeándolo cálidamente le callaron en segundos.

— Minie, por favor, quédate a mi lado toda mi vida. —Rogó JongDae, apretando el pequeño cuerpecito en sus brazos. Resguardándolo de todo mal. — Incluso si en el futuro no quieres casarte conmigo.

Y el pequeño MinSeok se encontraba con el corazoncito en la boca, mientras que su preciosa alma se llenaba de todo el amor que el JongDae le daba. Las lágrimas fluyeron como una catarata por sus rechonchos mofletes, sintiéndose tan agradecido como nunca.

— ¡Te quiero mucho! —exclamó el pequeño MinSeok entre sollozos, lanzándose a los cálidos bracitos de su mejor amigo.

Y él sólo asintió, y ese momento, sin saberlo marcaría toda su vida.

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HOLA HOLA VOLVI¡!

VOY A TRATAR DE ACTUALIZAR LO MAYOR POSIBLE OKIS

GraCIAS POR TODOS SUS BONITOS COMENTARIOS LES AMO MUCHO MUCHO 💗💓💗💕💓💞💖💞💝💕💗💓💗💖

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