03. fake relationship
💌 CHAPTER THREE . . .
❝ relación falsa ❞
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ESE MISMO DÍA, después de que todas las clases se dieran por finalizadas, Malachi y yo nos encontrábamos sentados en una de las mesas de madera que se encontraban cerca de las pistas de atletismo, donde nos besamos por segunda vez. Yo estaba sentada en el banco mientras que Malachi estaba a mi lado. Habíamos quedado allí para hablar sobre la relación falsa que yo misma había aceptado empezar con él.
—Bien. —dije yo para aclararme la garganta mientras escribía en una de mis libretas— Para empezar, haremos un contrato para tener claras las reglas.
Malachi frunció el ceño mirándome con una sonrisa confusa mientras le daba un sorbo a su bebida isotónica típica de deportistas. Tragué saliva para desviar la mirada del chico y centrarla el la libreta donde lo apuntaría todo.
—¿Las reglas? —preguntó guardando la botella y yo lo miré— Venga, tú sí que sabes cómo cargarte la diversión.
—Es importante saber cómo irán en ciertos temas.
Malachi soltó una risa burlona —¿Cómo cuáles?
—Bien, por ejemplo, no quiero que vuelvas a besarme. —hablé con convicción y el castaño alzó las cejas con sorpresa en mi dirección.
—¿Estás loca? ¿Quién se creerá qué tenemos una relación si no puedo besarte? —cuestionó.
—Puede que tú seas un James Dean y todo eso, pero yo nunca he tenido novio.
—le recordé con obviedad.
—Tienes las referencias de una mujer de ochenta años. —yo fruncí el ceño con un poco de molestia. En realidad, conocía ese nombre por «Style», la tan famosa canción de Taylor Swift. Malachi me miró— ¿Y qué importa eso?
—Importa porque... no quiero que mis primeras veces sean falsas. —contesté— Si me voy a morrear con alguien, quiero que sea auténtico.
Él rodó los ojos —Vale, pero tú me besaste a mí primero.
Touché.
Malachi y yo nos quedamos mirando durante unos segundos en un completo silencio, mientras que yo asimilada lo que me acababa de decir. Y lo peor de todo era que el chico tenía razón.
—Esto no es negociable. —respondí y me encogí de hombros con una mini sonrisa inocente para desviar la mirada de él y centrarme en la libreta.
Malachi me miró durante unos segundos más, y finalmente suspiró.
—Vale. —dijo, alargando la segunda letra, levantándose del banco para quedarse de pie y caminó hasta ponerse en frente de mí con las manos metidas en los bolsillos de su sudadera de deporte— Pero tenemos que hacer algo, porque la gente empezará a sospechar si no puedo ni tocarte.
—Cierto, uh... tienes razón. —coincidí mirando sus ojos cafés, y empecé a pensar en algo creíble— A ver, puedes meter la mano en mi bolsillo trasero.
Malachi me miró como si me hubiera salido una segunda cabeza.
—¿La mano en tu bolsillo trasero? —repitió, muy sorprendido y a la vez confundido, y yo hice un sonido de afirmación— ¿Qué coño es eso?
—«Dieciséis velas». Es la primera escena. —respondí con una sonrisa orgullosa pensando que había entendido la referencia a esa película pero, al ver la expresión de Malachi, la borré— Es típico de las parejas.
—Ya, tal vez en los setenta.
—Esa peli es de los ochenta. ¿John Hughes? ¿Nada? —pregunté y el castaño negó con la cabeza, encogiéndose de hombros— Muy bien. Dos reglas más: debes ver «Dieciséis velas» conmigo.
—No... —se quejó Malachi con un tono de voz cansado.
—Es un clásico. Y... nunca le diremos a nadie que esta relación es falsa. —añadí mirándolo fijamente— Porque sería miy humillante para ambos.
—Vale, primera regla del Club de la Lucha. —dijo con despreocupación.
—¿Qué? —cuestioné mirando al chico con una mezcla de curiosidad y confusión, mientras me apartaba un mechón de mi pelo anaranjado y demasiado rebelde de la frente.
—¿En serio? ¿No has visto «El Club de la Lucha»? —me miró con los ojos muy abiertos mientras se acercaba a mí, y yo negué con la cabeza. Se sentó enfrente de mi— Vale, apunta ahí. Programa doble. Después de ver... la de las velas, veremos «El Club de la Lucha» .
—«El Club de la Lucha», «Dieciséis velas»... —enumeré mientras lo anotaba todo en mi libreta, y escuché cómo Malachi se aguantaba la risa— ¡No te rías! —lo miré— ¿Algo más?
El chico hizo un mohín con los labios, pensando en una respuesta.
—Podría, uh... darte una nota cada día.
—sugirió mirándome de una forma que jamás me había mirado.
Solté una risita nerviosa y a la vez sorprendida —¿Harías eso?
—Claro. —contestó Malachi con suavidad y yo sonreí un poco— Es que... Blair siempre me pedía que lo hiciese y no lo hacía así que, si empiezo a darte notas, se cabreará muchísimo.
Mi sonrisa decayó lentamente y bajé la mirada mientras lo contaba. Claro que era por Blair. Todo era por ella.
—Wow, qué romántico. —comenté fingiendo sorpresa.
—Además, tienes que acompañarme a mis partidos de Lacrosse y a las fiestas.
—añadió él, haciendo como si no me hubiese escuchado.
—Vale, pero tienes que recogernos a recogernos a hermana y a mi para ir a clases todos los días. —accedí. No me gustaba para nada conducir. Sinceramente, me daba pánico.
Malachi asintió tras escuchar mi condición para arrebatarme la libreta y el bolígrafo negro de las manos.
—Ah, y se me olvidaba que también tendrás que escucharte toda la discografía de Taylor Swift. ―murmuré y el chico alzó las cejas en mi dirección.
—¿Estás de broma?
—¿Me ves con cara de estar bromeando? —pregunté frunciendo el ceño, pero al ver su expresión se me escapó una risa— No te preocupes, será muy fácil. Además, yo te ayudare a aprendértelas. Tendré que tener algo divertido sobre lo que hablar con mi novio de mentira, ¿no crees?
Malachi suspiró pesadamente mientras no apartaba su mirada de mí. Me había percatado de que era un chico al que le gustaba mantener el contacto visual. Y a mí eso me ponía muy, muy nerviosa.
—Está bien, me aprenderé toda la discografía de Taylor Swift por mi querida novia de mentira. ―yo sonreí, orgullosa, mientras él escribía algo― Pero tú vendrás conmigo a la nieve.
Wow. La excursión a la nieve de nuestro instituto era famosa por ser en la que más alumnos perdían la virginidad. Más que en la semana de finales y el baile juntos. Yo nunca había ido. Obviamente.
—Uhm... eso será dentro de tres meses.—hablé haciendo una mueca de confusión y él me miró— ¿Crees que seguiremos con esto por entonces?
—Lo pondremos solo por si acaso. Nadie en su sano juicio dejaría que su novio fuese a esa excursión sin ella, así que si todavía seguimos con esto por aquel entonces, pues... tendrás que venir conmigo. —explicó el castaño.
Yo lo miraba fijamente, pensativa. Estaba segura de que cuando llegara la excursión a la nieve, Malachi y yo seríamos historia. Malachi recuperaría a a querida Blair y mi querido Logan no se pensaría que me gustaba. Así que esa fue la única razón por la que dije...
—Muy bien, hecho. —acepté con seguridad, y arranqué la hoja de papel de la libreta. Le di mi bolígrafo a Malachi y este lo tomó para firmar el contrato de esta relación falsa.
Cuando hubo terminado, fue mi turno de firmar el papel. Una vez ambos habíamos firmado nuestro contrato, yo miré al chico. Extendí mi mano como si todo esto se tratara de una especie de alianza y Malachi me miró durante unos segundos antes de soltar una risa suave y después estrechar también mi mano.
Ya no había vuelta atrás.
Todo esto de la relación con Malachi podía salir muy bien, o en cambio podría salir muy mal. Supongo que estábamos a punto de descubrirlo.
OCTUBRE. Ya había pasado una semana desde que Malachi y yo éramos una pareja. De mentira, claro. Ese sería el primer día en el que llevaríamos a cabo todo el plan e intentaríamos cumplir nuestros objetivos por los que accedimos a empezar la relación falsa.
—¡Venga, Piper, llegaremos tarde a clase! —metí prisa a mi hermana pequeña mientras abría la puerta de casa para salir de esta.
—Odio ir en autobús. —espetó la menor y yo rodé los ojos mientras cerraba la puerta de la casa con llave— ¿Puedes comportarte como una adulta y empezar a conducir?
—En realidad...
Y, de repente, el claxon de un coche se escuchó a nuestras espaldas. Piper y yo nos giramos para ver el coche de Malachi posicionarse en la entrada.
El chico se bajó del coche mientras se terminaba de arreglar el pelo, y nos miró para recargarse en la puerta.
—¡Hola! —saludó el castaño con una sonrisa— ¿Listas?
—¡Oh, ya te digo! —exclamó Piper con la boca abierta y me miró con mucha sorpresa y una enorme sonrisa.
Yo puse los ojos en blanco para ajustarme las correas de la mochila y empezar a caminar hasta el coche de Malachi. Me senté en el asiento del copiloto y mi hermana atrás.
—Eh, pequeña IS, ¿qué es eso? —preguntó Malachi girándose para señalar con la mirada un batido de proteínas de origen alemán, el país de nacimiento de nuestra madre, y que a Piper amaba con locura.
—Es un rico batido de proteínas irlandés y me llamo Piper Sinclair, Pip para mis amigos. —dijo y la menor cambió el tono de voz para mirarlo con seriedad— Tú llámame Piper.
—Sí, señora. —contestó el ojimarrón con una sonrisita y él se giró para mirarme y susurrar—: Tiene carácter.
—Piper, ponte el cinturón. —ordené mirando a mi hermana pequeña por el retrovisor del coche mientras yo también terminaba de abrochármelo.
Malachi me extendió un vaso de café que ponía mi nombre. Lo miré con confusión y él me sonrió para señalar que el vaso tenía puesto mi nombre.
—¿Has ido a «Starbucks» solo para comprarme un café?
Él se encogió de hombros —No es para tanto, Sinclair.
—Sí que lo es, Barton. Wow. Muchas gracias. —agradecí con una sonrisay le acerqué a él un poco para bajar el tono de voz— Nueva condición para el contrato: siempre traerme café.
—Trato hecho, mi querida novia. —susurró mirándome con una sonrisa divertida para guiñarme un ojo.
Yo rodé los ojos con diversión y me separé de él para darle un sorbo al vaso de café que Malachi me había traído.
—Y... ¿de qué conoces a mi hermana?
—preguntó Piper mirando a Malachi con curiosidad.
—Eh... bueno, supongo que soy su novio. —contestó a mi hermana con amabilidad y mirándome de reojo.
Al escuchar aquello, me atraganté con el café que acababa de beber y empecé a toser. Casi me ahogaba. Dios mío. Era tan raro que esa palabra estuviera relacionada conmigo que ni yo lo creía.
—¿Me dejas probarlo? —preguntó Malachi mirando el batido de proteínas que mi hermana tenía en la mano, mientras yo recuperaba la respiración.
—Claro. —respondió Piper afirmativamente, lo que me sorprendió más de lo que me imaginaba.
Malachi le dio un sorbo al batido de proteínas de Piper.
—¡Oh, vaya! Está muy bueno. —exclamó mirando a Piper con una sonrisa y yo no tardé en mirarlo con una ceja alzada— Oye, ¿qué tengo qué hacer para que me traigas uno de estos mañana?
El rostro de Piper se iluminó —¿Nos llevarás otra vez?
—Sí, claro.
—¡Vale!, puedes llamarme Pip las veces que quieras. —sonrió mi hermana pequeña encogiéndose de hombros.
Malachi sonrió al escuchar a mi hermana y después se acercó hacia mí para quedar a tan solo unos cuantos centímetros el uno del otro.
—Progresamos. —me susurró con orgullo en su mirada y yo le sonreí mientras asentía con la cabeza.
El castaño me sonrió y arrancó el coche. Primero, dejamos a Piper en el colegio, y la menor se despidió de Malachi con una sonrisa, prometiéndole que a la mañana siguiente él tendría su batido de proteínas de origen irlandés.
—Mira, aquí es donde casi me asesinas. —señaló Malachi el lugar exacto en el que había aparcado con su coche.
Al recordar dicha humillación, mis mejillas se tornaron de casi color de mi pelo y por tanto desvié la mirada del chico. Qué vergüenza. Jamás se me olvidaría ese día. Una experiencia simplemente muy avergonzante.
—Lo siento...
—¡Eh, que estoy de broma! —aclaró el chico intentando tranquilizarme, para empezar a reír— No te preocupes, es normal que te pongas nerviosa las primeras veces que conduces. A mí me pasó. Casi estrellé el coche de mi padre contra el jardín del vecino.
—¿El coche de tu padre? —me giré para mirarlo con curiosidad mientras subíamos las escaleras que daban a la puerta de entrada al instituto— La verdad es que no sé mucho de él desde hace muchísimo tiempo.
—Ni falta que hace, estoy muchísimo mejor sin él. Y el mundo también lo está, te lo aseguro. —se encogió de hombros y yo lo miré con el ceño fruncido— Mi padre y yo... bueno, digamos que no tenemos la mejor relación padre-hijo.
Era cierto. El padre de Malachi se fugó de casa sin motivo alguno, abandonando injustamente tanto a él como a su mujer e hijo pequeño.
—Oh... sí, es verdad. Lo siento. No debería haber mencio...
—Ivy, de verdad, no pasa nada. En serio. ―me sonrió de esa manera y sentí una calidez recorrerme por dentro― Te disculpas mucho, ¿lo sabías?
—Lo sien... ¡Vale, vale! —exclamé al ver que estaba a punto de darme un golpe en el hombro, y empezamos a reír.
LLEGÓ LA HORA DEL RECREO y Malachi y yo quedamos al salir cada uno de su respectiva clase para empezar a dirigirnos hacia la cafetería del instituto bajo la mirada asombrada y confundida y juzgadora de todos. Cuando llegamos a la cafetería, Malachi metió su mano dentro de mi bolsillo trasero de mi pantalón vaquero. Mis mejillas se encendieron al notarlo.
Nunca nadie me había hecho eso hasta ese momento, y me gustaba.
Todo el mundo nos observaba fijamente mientras murmuraban algo entre ellos sin despegar su mirada de nosotros, seguramente preguntándose cómo uno de los chicos más populares del instituto estuviera saliendo con una don-nadie.
Antes, era invisible para absolutamente todo el mundo. Pero ahora la gente me miraba. Hablaba de mí. No sabía si eso era algo bueno o malo, pero sabía que era un cambio nuevo en mi vida.
No sé cómo lo hizo, pero Malachi me hizo dar una vuelta sobre sí misma gracias al bolsillo trasero que tenía en mis pantalones. Me tambaleé un poco mientras reía y él puso sus manos en mi cintura. Ambos nos miramos a los ojos durante unos segundos.
—¿Qué haces? —le pregunté, contemplando sus ojos marrones con una sonrisa divertida.
—Esto es para ti. —comentó sacando una nota de su bolsillo que ponía mi nombre con un corazón que lado para dármela en la mano. Después de eso puso un mechón de mi pelo pelirrojo detrás de mi oreja para susurrarme en el oído— Buen trabajo, Sinclair.
Yo tragué saliva ante eso, pero lo miré con una sonrisita. No sabía qué me estaba pasando. Era muy extraño. Tan solo era mi novio de mentira. No íbamos para nada en serio. Pero me importaba de todas formas, y no sabía la razón.
—Nos vemos después, ¿vale? —me dijo con suavidad y yo asentí con la cabeza.
El chico me dedicó una sonrisa para alejarse de mí y caminar hacia sus amigos. Yo me giré para escanear la cafetería con la mirada, y para sorpresa de nadie todo el mundo me miraba.
Sobre todo Blair.
La castaña tenía una expresión muy enfadada y sorprendida, como si no pudiera creerse lo que veía, y me miraba como si quisiera arrancarme la cabeza sin piedad alguna. Me sentí orgullosa de mí misma, se merecía que sufriera de ese modo. Me había tratado fatal durante estos años y además le había roto el corazón a Malachi.
Era bastante raro y desconcertante que te felicitaran solo por haber aceptado una nota y por tener un bolsillo trasero en el que podían meter la mano. Pero supongo que hacia eso me había llevado la vida. Y ya no podía remediarlo.
Y entonces entendí por qué el chico me acababa de decir que había hecho un buen trabajo. Había conseguido poner muy celosa a Blair. Sabía que era parte del plan, pero no me agradaba.
Finalmente, decidí rendirme con la batalla de miradas que tenía con mi antigua mejor amiga y por eso desvié la mirada de ella para ponerla en otro sitio cualquiera de la cafetería del instituto.
Empecé a caminar hacia la salida de la cafetería, pero una mano me lo impidió y me empezó a arrastrar hasta un aula. Me di la vuelta para ver quién era y mi expresión se alivió al darme cuenta de que tan solo era mi mejor amiga, Stella.
—¡Lo de Barton es una pasada! —exclamó mi mejor amiga con la boca abierta, sorprendida, y yo sonreí un poco— ¿Quién habría imaginado que le ponías al rey de la cafetería?
—¡Lo sé!, uh... yo tampoco me lo habría imaginado. Estoy tan flipada como tú. —mentí esbozando mi mejor sonrisa convincente, intentanto pasar lo más desapercibida posible, pues Stella casi siempre podía saber cuándo mentía.
—¿Se lo has contado a Beth?
Oh, Beth. Mi hermana mayor a la cual llevo ignorando sus llamadas más de una semana. Desde que las cartas de amor se enviaron y una de ellas llegó a Logan, su ex-novio, decidí que lo mejor era alejarme un poco de todo eso.
También estaba evitando a Logan.
—La verdad es que he evitado sus llamadas, así que... aún no lo sabe.
—contesté bajando la mirada hacia mis converses desgastadas de color negro.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Una de las cartas de amor ha llegado a Logan, Stella, ¡y él y Beth acaban de romper! —expliqué, la verdad que un tanto agobiada— Sé que ignorarlos está mal, pero no puedo hablar con ellos. No todavía. No estoy preparada para hablar con Logan sobre la carta de amor que le escribí hace dos años y mucho menos estoy preparada para hablarlo con Beth. Siento que la estoy traicionando por haberle escrito una carta de amor al chico con el que estaba saliendo.
—Pero tú plasmaste tus sentimientos en esa carta, Ivy, ni siquiera sabías lo que sentía por Logan hasta que él y Beth empezaron a salir juntos. No tiene nada de malo. Quiero decir... a ver, sí, es un poco bastante raro que le hayas escrito una carta al chico que salía con tu hermana, pero solo va a empeorar si los ignoras. —comentó Stella con una madurez que jamás le había visto— Tan solo... ten en cuenta que Beth se acabará enterando tarde o temprano. Ya sea por Logan, por ti, o por quien sea.
Yo me quedé callada, asimilando las palabras de mi mejor amiga. Stella tenía razón. Tarde o temprano, mi hermana mayor sabría lo de la carta de amor que le escribí a Logan hace dos años cuando ellos empezaron a salir juntos y también se enteraría de mi ―no― relación con Malachi. Así que... sí, lo correcto era hablar con ella cuanto antes.
—Está bien, supongo que tienes razón. —suspiré y la chica me sonrió para poner una mano en mi hombro.
—Siempre la tengo, querida. —bromeó un poco y consiguió hacerme reír— Vale, ahora hablando en serio, buena suerte con Beth. Aunque no me caiga especialmente bien por nuestras diferentes personalidades, sé que es una chica muy buena y al final terminará entendiéndolo. Te lo prometo.
—Gracias, Ella. —agradecí con una sonrisa, llamando a mi mejor amiga por su apodo que solo yo utilizaba.
—No hay de qué, Ivy. —me devolvió la sonrisa— Ah, y me ha encantado la reacción de mi prima al veros a ti y a Malachi tan pegaditos. Me encanta. Casi parecía como si todo lo que había pasado con vosotros estuviera planeado desde antes, no sé cómo explicarlo.
Silencio.
—Oh, sí, creo que sé a lo que te refieres. —intenté desviar la conversación un poco, bajando la voz— Pero será mejor que dejes de pensar en cosas que no son, ¿vale? Venga, vamos a por un café.
—¿Se lo puedo tirar a Blair por encima?
—preguntó Stella con los ojos brillantes y después de eso empezamos a reír mientras salíamos del aula.
ˏˋ°•*⁀➷ ↺ nahia's note .ᐟ 💿
holiss, por acá les dejo un capítulo cortito porque el siguiente aseguro que va a ser mucho mejor 🙊🙊
ivy y malachi mis papis, todas sus escenas son tan cute 😭😭💌
la amistad entre ivy y stella me encanta, las amo demasiado a mis besties 🎀
malachi ganándose a su cuñi 😻
irónico cómo en todos mis fanfics de mañachi, él SIEMPRE tiene daddy issues de un modo u otro. parece chiste pero es anécdota ( llora en so high school ) ☹
¿parte favorita del capítulo?
no se olviden de votar y comentar!!
xoxo, nahia <3
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