01. new beginnings

💌 CHAPTER ONE . . .
❝ nuevos comienzos ❞

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SENTÍ UNA ALMOHADA chocar contra mi rostro, consiguiendo que dejara de soñar despierta con el libro que estaba leyendo. También estaba aprovechando para imaginarme una vida con Logan Davies, mi mejor amigo desde que tenía memoria y del cual estoy un poquito enamorada, pero obviamente todo tenía que ser interrumpido en el mejor momento por mi hermana pequeña.

Me sobresalté y acto seguido me reincorporé en mi cama para dirigir con una mezcla de confusión y enfado mi mirada hacia la puerta de mi habitación y encontrarme con el demonio con piernas, es decir, mi hermanita menor.

―¡Eh! ―exclamé, quejándome al haberme lanzado la almohada en el rostro.

―¿Me haces caso o qué? ―preguntó mi hermana y me cuestioné cuánto tiempo habría estado allí intentando llamar mi atención.

Estaba tan perdida en mis pensamientos y en el libro que estaba leyendo que todo a mi alrededor había desaparecido. No había podido escuchar absolutamente nada. Cuando me sumergía en algo que me apasionaba, como por ejemplo en la lectura, lo hacía a lo grande y me era imposible concentrarme en algo más.

―Sí, tan solo déjame acabar este capítulo. ―contesté sentándome bien en la cama para volver a abrir mi libro.

―Eso dices siempre y luego tardas una hora más. ―reprochó Piper cruzándose de brazos y yo decidí ignorarla.

De pronto, escuchamos cómo un montón de utensilios de cocina se caían al suelo desde la parte de abajo de la casa, haciendo muchísimo ruído. Yo coloqué una mueca de desagrado e incomodidad y vi que mi hermana pequeña tenía la misma expresión.

Unos segundos después mi hermana mayor por un año, Beth, asomó su cabellera pelirroja por la puerta de mi habitación y yo cerré el libro pues con tanto caos era imposible concentrarme en lo que leía.

―¿Bajamos a ayudarle? ―les pregunté a mis hermanas con la misma mueca, refiriéndome a nuestro padre.

―Ya sabeis que quiere hacerlo solo pero, por favor, ayudadme a poner la mesa. ―pidió Beth y Piper soltó un suspiro de frustración para tirar la almohada al suelo y salir de mi habitación.

Yo tardé unos segundos más en salir, pues tenía que colocar el libro en su estantería correspondiente. Salí de mi habitación para empezar a bajar las escaleras mientras escuchaba a Piper quejarse sobre la comida de papá.

Una vez todas estuvimos abajo, vimos a mi padre con un delantal. Estaba terminando de hacer la cena. No se le daba muy buen cocinar, eso era más estilo de mi madre. Pero mis hermanas y yo le agradecíamos igualmente todo lo que hacía por nosotras, incluida la comida y todo lo que tuviera que ver.

Sonaron unos golpecitos rítmicos en puerta de la casa y mi corazón dio un vuelco. Reconocía ese llamado. Lo reconocería en cualquier parte, la verdad. La puerta finalmente se ab

rió dejándose ver al invitado especial.

Logan Davies, mi mejor amigo de toda la vida... también conocido como el novio de mi hermana mayor, Beth.

―Hola. ―saludó el chico con una sonrisa cerrando la puerta de la casa.

―¡Hola! ―saludó Piper al pelinegro con una gran sonrisa emocionada.

―No llego tarde, ¿verdad? ―preguntó él mientras yo lo miraba un tanto embobada― Estaba intentando meditar pero acabé durmiéndome.

Beth soltó una risita y se acercó a su novio para presionar sus labios contra los de Logan. Yo, al verlos, tragué saliva y me obligué a mí misma a desviar la mirada de ellos. Me dolía mucho que mi mejor amigo estuviera saliendo con ella, pero jamás haría algo para herir los sentimientos de mi hermana.

―¡Qué bien huele, doctor S! ―exclamó Logan mirando a mi padre una vez dejó de intercambiar saliva con Beth.

―¡Hola, Logan! ―saludó el hombre en un tono amigable mientras seguía cocinando.

Y después llegó mi turno. Mi respiración se entrecortaba aun más a medida que Logan se acercaba a mí. En cambio, lo único que sucedió fue que ambos chocamos los cinco. Yo le devolví el saludo, claro, pues era como siempre nos saludábamos. Pero sentía que yo ya no quería ese saludo.

―Hola, Ivy. ―fue lo único que dijo el pelinegro antes de dedicarme una sonrisa, la cual yo le devolví, obviamente. Me miró una última vez antes de volver con mi hermana mayor y lo seguí con la mirada, sonriente.

Quince minutos de anécdotas divertidas contadas la mayoría por Logan y muchas risas más tarde, la cena por fin estaba lista después de tantas horas de esfuerzo por parte de papá.
Todos nos sentamos en la mesa del comedor y él empezó, o mejor dicho intentó cortar el pavo.

―Normalmente, moviéndolo hacia delante y atrás...

―Tendría que desprenderse del hueso. ―terminé yo la oración por mi padre, quien estaba muy concentrado en el plato de pavo, que por cierto, se había quemado un poquito.

Bueno, un poquito mucho.

Beth me dedicó una mirada asesina acompañada de un leve siseo, y yo solamente alcé los brazos en señal de rendición.

―Eh, Logan, ven a ayudarme a sujetar esto mientras lo corto, anda. ―pidió el hombre levantando el pavo más duro que una piedra.

―Claro.

El pelinegro hizo el amago de levantarse pero Beth se lo impidió.

―¿Sabeis qué? El cuchillo eléctrico está en la cocina, podremos comer dentro de dos segundos. ―informó mi hermana mayor― Tiene muy buena pinta.

Yo me mordí el labio para no reír ante eso, pues era una gran mentira. Piper también pareció darse cuenta de eso ya que me miró con ganas de soltar una de sus peculiares carcajadas.

Beth se levantó de su asiento para quitar el plato de pavo de la mesa.

―Vuelvo enseguida. ―avisó con su tono suave característico y después de eso salió del comedor para dirigirse a la cocina.

―No me creo que no vayamos a verla hasta Acción de Gracias. ―habló mi hermana pequeña y yo bajé un poco la mirada ante eso.

Beth empezaría su primer año de universidad en una de Escocia. Siempre había querido ir a alguna de esas universidades famosas, y había estudiado toda su vida para ello. Y por fin lo había conseguido. Pero, por otro lado, ella tendría que marcharse de casa para cumplir su sueño. Y yo todavía no estaba preparada para despedirme.

Pensaba que sí estaba lista para decirle adiós a Beth temporalmente, pero no resultaba ser así. Siempre ha estado en casa y pasando tiempo con nosotras, lo cual era muy extraño debido a que siempre estaba estudiando. Y la iba a echar muchísimo de menos.

―En realidad será en Navidad, cielo, porque Escocia está muy lejos para volver para Acción de Gracias. ―contestó mi padre y yo alcé la mirada de mi plato vacío para mirarlo con las cejas alzadas.

―¿Es una broma? ¿No la veremos hasta Navidad?

―Mírale el lado positivo, Beth no se llevará el coche a diario así que tú podrás practicar.

―Olvidaba que ahora tengo que ir con Ivy. ―dijo Piper con un rono despectivo y esbozó una sonrisita irónica mientras que Logan lo miraba todo con diversión.

―Si prefieres puedes ir en bus. ―le espeté a mi hermana pequeña, irritada, pues conducir no era exactamente de las cosas en las que brillaba.

―Chicas, si hace falta yo puedo llevaros. ―se ofreció Logan y yo lo miré con una sonrisita― No voy a desaparecer, estaré aquí al lado.

Y era cierto, él era nuestro vecino.

―O... puedo conducir yo ―habló Piper con emoción y yo la miré con los ojos muy abiertos mientras que Beth volvía al comedor con el pavo bien cortado― y si nos paran cambiamos rápido de sitio.

―Buenísima idea, cielo. ―apoyó papá a la catastrófica idea de Piper.

Beth se colocó de pie entre nosotras dos para empezar a repartir a cada uno su trozo de pavo correspondiente.

―¿Qué me he perdido?

―Estábamos hablando de lo mal que conduce Ivy. ―comentó Piper con simpleza y yo le sonreí sarcásticamente.

―Sí, cierto, pero también estábamos hablando de aviones y... ―Logan sacó un sobre mientras hablaba y miró a Beth― hablando de todo un poco, una sorpresa para ti.

―Oh. ―dijo mi hermana mayor con una sonrisa y aceptó el sobre para empezar a abrirlo bajo las miradas de todos.

―Como no podrás volver a casa en Acción de Gracias, he pensado en traerte algo de casa. ―Beth frunció un poco el ceño al ver el contenido del sobre y yo me asomé un poco para verlo porque la intriga me mataba― Es un billete de avión, iré a Escocia.

―¡Mirad a Logan, menuda iniciativa! ¡Sí! ―felicitó papá al chico mientras daba unas palmadas.

Sin embargo, yo sentía que algo no iba bien. ¿La razón? Muy fácil, tan solo había que fijarse en la expresión de mi hermana mayor en ese momento. Beth estaba totalmente en blanco, como si la información no le llegara correctamente al cerebro. Se volvió más pálida aún.

―Y... ¿ya lo has pagado? ―le preguntó Beth a su novio sin ningún indicio de sonrisa o algo parecido, lo que consiguió que la sonrisa del chico se desvaneciera casi de inmediato.

―Sí, a ver... ―balbuceó Logan un poco confundido y Piper me miró con confusión. Yo solo me encogí de hombros, pues tampoco entendía lo que sucedía― Puse una alerta de Google para abuelos en cuanto decidiste ir a la universidad allí. ¿Por qué?

Beth no dijo nada, tan solo carraspeó ligeramente y bajó la mirada mientras doblaba la hoja donde contenía los billetes de avión por la mitad. Todo se quedó en un silencio bastante incómodo. Ni siquiera papá, que siempre sabía lo que hacer o decir ante estas situaciones, podía hablar.

Piper fue la primera en probar el pavo e hizo un ruidito de aprobación para intentar aligerar un poco el ambiente.

―¡Igual que la de mamá! ―sonrió la menor y yo la miré para negar levemente con la cabeza de forma amable, indicándole que no volviera a intentarlo.

La cena no duró mucho en terminar. Casi nadie volvió a hablar durante el resgo de ella. Tomamos un postre típico del país donde nació mi madre, Alemania, que estaba realmente bueno. Menos mal que ella le dejó la receta a mi padre antes de que... bueno, ya sabeis.

Cuando oscureció, Beth y Logan salieron afuera para hablar sobre lo acontecido en la cena. Yo ayudé a mi padre a recoger la mesa y fregar los platos y subí a la planta de arriba para llegar a mi habitación. Suspiré pesadamente y escuché unos gritos provenientes de fuera de casa.

Me dirigí hacia la ventana y me asomé por ella y lo entendí todo. La pareja estaba discutiendo. Beth estaba enfadada y agobiada. Logan intentaba replicar algo pero también estaba enfadado. Decidí no deguir escuchando la discusión, pues no quería enterarme de algo que no debía sin querer.

Supongo que debería hablaros un poco de Logan. Él y Beth llevaban dos años juntos. Pero... antes de que Beth supiera que existía, fue mi primer chico. Bueno, que era mi amigo. Un chico que era mi amigo. Podía hablar con él de lo que fuese, nos entendíamos muy bien.

Aún recuerdo aquel día hace algunos años en el que le hice una pregunta bastante rara. Le pregunté si prefería beber solo agua durante toda tu vida o beber todo lo que quieras pero que siempre tenga una gota de pis.

Él eligió la segunda opción, y yo también lo hice solo porque él lo había hecho. No dejamos de ser amigos cuando Logan y Beth empezaron a salir juntos. Pero era diferente. No querían que me sintiese desplazada, así que... me invitaban a todas partes.

Incluso a sus citas.

Como por ejemplo al cine, donde un montón de parejas estaban compartiendo saliva y ni siquiera prestaban atención a la película. Y, aunque ellos me invitaran a todos lados, no dejaba de ser incómodo. Me sentía verdaderamente una intrusa.

Intentaban que todo fuese lo más normal posible, pero... tres son una multitud. No es que yo quisiese robarle el novio a mi hermana ni nada por el estilo. Estaba súper contenta por Beth. Se merecía a un gran chico como Logan.

Así que le escribí una carta a él.

No pensaba enviársela ni nada parecido, solo era para mí. Para comprender mis sentimientos. Pero, en realidad, era para esos momentos en los que me imaginaba cómo habría sido todo si me hubiera dado cuenta antes de lo que sentía por él.

Me dirigí hacia mi armario para elegirme la ropa del día siguiente, pero al abrir la puerta mis ojos se encontraron directamente con una caja de color azul circular y un lazo. Allí dentro estaba la carta que le escribí a Logan. Y dentro había otras cuatro.

Saqué la caja del armario y me senté en el suelo para abrir la caja. Mis cartas son mis posesiones más secretas. Son cinco en total. Cinco para cada chico del que he estado enamorada.

Cameron, del campamento.

Malachi, de séptimo curso.

Ethan, del baile de fin de curso.

Nicholas, del club de debate.

Y finalmente Logan.

Escribo una carta cada vez que estoy loca por alguien que no sé qué otra cosa hacer. Releer mis cartas me recuerda a lo poderosas que pueden ser mis emociones, lo intensas que pueden ser. Y Beth diría que soy melodramática.

Pero, a veces, el drama puede ser divertido.

Siempre que nadie lo sepa, claro.

Como alguna vez dijo la industria musical, mayormente conocida como Taylor Swift: «Juro que yo no amo el drama, el drama me ama a mí».

―¿Qué estás haciendo? ―me preguntó Beth y yo me sobresalté un poco. Guardé rápidamente las cinco cartas en la caja de color azul.

―Nada. ―respondí con la mayor despreocupación que pude reunir mientras escondía de forma disimulada la caja debajo de un montón de ropa.

―Tu habitación es un desastre. ―dijo mi hermana mayor y se tumbó en mi cama.

Era cierto, mi habitación parecía una jungla. Pero en vez de animales habitando en ella, tan solo estábamos yo y mis muchos montones de ropa desperdigados por el suelo.

Vi cómo Beth se arropaba y apoyaba la cabeza en una almohada mientras miraba al infinito. Hice un mohín con los labios antes de levantarme del suelo y dirigirme hacia donde estaba para sentarme a su lado. Era bastante obvio que estaba triste por algo.

―¿Estás bien? ―le pregunté sin rodeos pero sin perder la amabilidad.

―Sí. ―contestó rápidamente y yo la miré con una ceja alzada, pues no ña creía en absoluto. Tras unos segundos, ella volvió a hablar― No.

No dije nada, tan solo decidí dejar que mi hermana mayor se desahogara.

―No sé, es que... he roto con Logan.

―¡¿Que has hecho qué?! ―exclamé con las cejas alzadas, realmente sorprendida . No podía creer las palabras que habían salido por la boca de Beth en ese instante― ¿Por qué?

―Porque mamá, antes de morir, me dijo que nunca fuese a la universidad con un novio. ―explicó ella contemplando una foto enmarcada de color dorado en el que las tres hermanas y mamá estábamos tumbadas en el césped del jardín, muy sonrientes.

―Pero tú le quieres.

―Lo sé. ―respondió Beth.

―Entonces... ¿podrías cambiar de opinión? ―pregunté, intentando encontrarle una solución a todo aquello.

Aunque no tenía ni idea, pues nunca había estado en una relación ni había experimentado nada sobre eso.

Quién iba a decirme que eso cambiaría en menos de una semana.

Beth suspiró ante mi pregunta para reincorporarse en la cama y así quedar también sentada

―No. ―contestó ella mientras se acomodaba el hermoso cabello pelirrojo que caía por sus hombros― No, se acabó. Mientras hacía las maletas le pedí a papá que preparase una caja de cosas para la Beneficiencia, y tú también deberías. Te he traído una caja.

―Pues... no creo que haya nada de lo que me quiera separar. ―murmuré mientras inspeccionaba la desordenada habitación― De momento.

―Ivy.

―¿Sí?

―Me voy mañana, y eso significa que serás la hermana mayor. ―dijo con seriedad y yo rodé los ojos― Y tienes que darle un buen ejemplo a Piper. Nada de aperitivos antes de cenar, y... recoge y limpia tu habitación.

―Sí, señora. ―hice un saludo militar con dos dedos y eso consiguió que ambas riéramos.

Beth hizo el amago de levantarse de la cama pero yo posé una mano en su hombro para detenerla.

―¿Puedes... quedarte conmigo?―pregunté un tanto avergonzada, y dentí mis mejillas tornarse casi del mismo color de mi cabello― Ya sabes, porque mañana te marchas...

―Pues claro que sí, Ivy. ―Beth me sonrió y yo le devolví la sonrisa. Apagué la luz y ella se acurrucó a mi lado.

Yo alargué los brazos para fundirnos en un emotivo abrazo. Extrañaría estos momentos, estas charlas. Iba a extrañar muchísimo a mi hermana mayor.

A LA MAÑANA SIGUIENTE, tuvimos que levantarnos muy temprano para poder llevar a Beth al aeropuerto. Yo no quería que ella se marchara, pues no quería separarme de que hermana mayor, pero a la misma vez estaba orgullosa. Allí ella cumpliría su sueño.
Mientras papá terminaba de meter las últimas pertenencias de Beth en el coche, me percaté de que a unos metros más lejos estaba Logan.

Él miraba a mi hermana mayor con tristeza. Yo le dediqué una sonrisa amable en forma de saludo, y cuando el chico se dio cuenta de que lo estaba mirando salió de su trance y me la devolvió. Beth dice que cuando algo ya no es útil debes donarlo, reciclarlo o tirarlo. Siempre supe que podía sentir eso con los objetos, pero... no que podía sentirlo también por una persona.

Suspiré y miré una última vez a mi mejor amigo antes de montarme en el coche. Papá arrancó unos segundos después y el trayecto empezó. Piper pidió poner un poco de música y yo lo agradecí, pues el silencio que reinaba el coche era bastante incómodo. Pero yo decidí ponerme mi propia música.

Saqué mis auriculares para entrar en Spotify y buscar mi playlist diaria de canciones favoritas de Taylor Swift. Le di al play aleatoriamente y el ritmo de «All Of The Girls You Loved Before» consiguió sacarme una amplia sonrisa.

Unos veinte minutos después, por fin llegamos al aeropuerto. Papá ayudó a Beth a sacar todas las maletas del maletero y nos adentramos en el aeropuerto en silencio. La voz de una mujer por el megáfono anunció que todos los pasajeros del vuelo hacia Escocia se dirigieran hacia la correspondiente puerta de embarque.

Papá fue el primero en abrazar a Beth, seguido de Piper. Finalmente llegó mi turno y la mayor me dedicó una sonrisa antes de alargar sus brazos y envolverme en otro emotivo abrazo. Cerré los ojos para disfrutar más de ese momento y así poder guardarlo dentro de mis recuerdos.

―Eh... necesitas una revista. ―le dijo mi padre a Beth al notar que necesitábamos intimidad y miró a Piper para hacerle una seña para que lo siguiera― Ahora volvemos.

Cuando nos separamos, me arregló el cabello pelirrojo con su mano.

―¿Crees que estarás bien?

―¿Tenías que elegir la universidad más alejada de aquí? ―pregunté con un poco de rencor. Beth bajó la mirada y supe que me había pasado un poco, por lo que decidí arreglarlo― A ver, ¿con quién voy a comer yo?

―Deberías ver esto como una oportunidad para comer fuera y hacer amigos.

―No, ni de broma. ―empecé a negar rápidamente con la cabeza.

―¡Es tu penúltimo curso! No sabes lo que puede pasar.

―Eso es lo que me da miedo.

-Si me necesitas estoy a una llamada de Skype. ―me aseguró.

―Sí, eso antes de que empieces a ir a pubs y a comer Haggis con tus amigos escoceses y nos olvides a todos.

―Escucha, te prometo que nunca jamás comeré Haggis. ―Beth contestó y eso consiguió que yo riera un poco.

Piper y papá volvieron a donde estábamos nosotras, esta primera con una pila de revistas en las manos.

―No nos decidíamos así que las hemos comprado todas. ―informó mi hermana pequeña con una sonrisa nerviosa entregándole las revistas a Beth.

―Esa es de coches, no es interesante pero si la lees con calma... ―empezó a decir mi padre a su hija mayor con un poco de nerviosismo hasta que finalmente se rindió― Ven aquí.

Beth soltó una risita divertida para abrazar a papá, y enseguida me uní al abrazo. Piper no tardó en unirse también. Nos fundimos en un abrazo familiar repleto de emociones.

―A ver, ¡que tengo que irme! ―exclamó la mayor separándose de nosotros riéndose, pues lo cierto era que no queríamos soltarnos de ella.

Papá depositó un beso en la cabeza de Beth y esta le sonrió. Miró después a Piper con una sonrisa y después a mí. Nunca lo admitiría, pero sabía que ella también nos echaría mucho de menos.

Se dio la vuelta para empezar a caminar mientras que nosotros observábamos cómo le entregaba el billete de avión al vigilante de seguridad encargado.

―¿Creeis que se volverá?

―No, eso no va con Beth. ―contesté a la pregunta de Piper negando con la cabeza y con una sonrisita nostálgica.

Una vez que la pelirroja hubo desaparecido de nuestro campo de visión. Me sentí un poco vacía. Como si me faltara algo. O, en este caso, alguien. Ni siquiera había embarcado y ya la estaba echando de menos.

―¿Y ahora podemos tener un perro?
―preguntó Piper con entusiasmo y yo rodé los ojos con una sonrisa.

―No, pero ha sido un buen intento. ―contestó papá con diversión y empezamos a caminar para salir del aeropuerto. Yo miré una última vez hacia el lugar por el que Beth se había marchado hacía unos segundos.

IVORY, VENGA, SOLO SERÁ UN SEGUNDO. ―escuché la voz de mi padre, quien sostenía el móvil de forma horizontal, esperando a que dejara de quejarme y decir excusas para no salir en la foto que quería tomarnos tanto a mí como a mi hermana pequeña.

Era el primer día de mi penúltimo año de instituto. Nuestra familia siempre tenía una tradición y era que, cada vez que se comenzaba un nuevo curso académico, teníamos que tomarnos una foto con nuestro respectivo año de clase apuntado en una pizarra. No me gustaba tomarme fotos y mucho menos en un primer día de clase, pero no me quedaba más remedio.

En cambio, mi hermana pequeña Piper estaba a rebosar de emoción.

―Sonríe. ―me recordó mi padre y yo esbocé mi mejor sonrisa.

―¡Cheese! ―exclamó Piper mirando a la cámara con la sonrisa más emocionada que jamás había visto.

―Sexto curso y penúltimo, no me lo puedo creer. ―dijo el hombre mirándonos, muy orgulloso.

Cuando papá terminó de tomarnos la foto, borré mi sonrisa de inmediato antes de que se le ocurriera tomarnos más. Eran las ocho de la mañana de un lunes y lo último que quería en ese momento era una sesión de fotos.

―Bueno ―comenté ajustándome las correas de la mochila para mirar a Piper―, ¿estás lista?

―Un segundo. ―contestó con una sonrisa angelical para darme la pizarra y correr hasta la casa y adentrarse.

―Anda, dame eso. ―dijo papá refiriéndose a las pizarras y yo se las entregué― Oh, y escucha, conduce con cuidado. Tengo que irme. Estás genial.

Aquello último consiguió sacarme la primera sonrisa genuina de la mañana. No iba muy arreglada, lo suficiente para ir bien un primer día de instituto. Pero me hizo sentir bien ese halago.

Papa se metió en su coche y Piper salió de casa para acercarse corriendo con una sonrisa hasta quedar a mi lado.

―¡Todo listo!

―Qué graciosa. ―espeté con sarcasmo al ver que mi hermana pequeña llevaba un casco en la cabeza.

―Precavida. ―me corrigió ella con ese tono de superioridad mientras se abrochaba bien el casco.

Yo rodé los ojos para empezar a caminar hasta el coche seguida de Piper. Logré arrancar el vehículo, lo cual era un gran logro viniendo de mí. ¿Ya he dicho que conducir no es mi punto fuerte?

Milagrosamente, llegamos al aparcamiento del instituto. Casi no habían coches por lo que se me hizo bastante fácil aparcar. Piper se bajó del coche no sin antes agradecerme por no matarla en el trayecto. Me sacó la lengua y yo le saqué el dedo del medio antes de caminar hasta el colegio, pues quedaba a unas pocas manzanas.

Suspiré y me miré en el retrovisor del coche. Me aparté unos mechones de cabello pelirrojo rebeldes que caían sobre mi frente para salir del coche finalmente. Me coloqué la mochila en ambos hombros para adentrarme en el instituto. Todo estaba lleno de adolescentes compartiendo entre ellos sus experiencias en el verano.

Había una enorme pancarta colgada del techo de color rojo con letras doradas que ponía: «Bienvenidos de nuevo».

Pude divisar a Logan, quien estaba sacando los libros de su taquilla. Él se percató de mi presencia por lo que me sonrió levemente. Yo le devolví la sonrisa mientras seguía caminando. Me di la vuelta para observarlo desde la distancia, un tanto embobada.

Pero mi notable falta de atención consiguió que me chocara bruscamente con alguien. Me dí la vuelta rápidamente al darme cuenta con qué persona me había chocado, y quise que el mundo me tragara al completo.

―¡Oh, Dios mío, lo siento!

―¿Perdona? ―se giró para mirarme una chica de mediana estatura y cabello castaño mientras me miraba de arriba a abajo con desprecio.

―Lo siento, iba un poco despistada.

―Oh, eres tú. ―murmuró aquella chica con asqueo al reconocerme.

Y yo también la reconocía.

Blair, Blair Matthews. Antes éramos muy amigas. Mejores amigas, incluso. Pero después de secundaria, por razones relacionadas con su popularidad y mi falta de ella, ahora sin duda alguna ya no lo éramos.

―Bonitas botas. ―fingió una amable sonrisa mientras miraba el calzado que llevaba puesto y acto seguido hizo un saludo militar― ¡Muchas gracias por tu estilo!

―Son vintage, las he comprado en Etsy.
―aclaré al darme cuenta de que estaba fingiendo interés por mis botas.

―¡Y son fantásticas! No todo el mundo puede llevarlas. A Ivy le quedan genial. ―se hizo presente la voz de mi gran salvadora, y sonreí con al notar cómo rodeaba mi cuello con su brazo. Miró las botas de Blair― Pero en tu caso... bueno, digamos que sería buena idea que no te arriesgues con esas... Ugs.

Y mi salvadora se llamaba Stella Matthews, la prima de Blair. Eran polos completamente opuestos, pero eso de que se atraían era un mito. Al menos en el caso de ellas, claro. Stella era mejor amiga. Mi única amiga, en realidad.

Y estaba aliviada de que mi mejor amiga hubiera aparecido en el momento justo para salvarme de las afiladas garras de su encantadora prima.

―¿Sabes, Stella? Que te den, sabes que siempre tengo los pies fríos. ―insultó Blair a su prima y ella le bostezó en respuesta.

De repente unos brazos rodearon a Blair por detrás, abrazándola cariñosamente, evitando así que se formara una discusión entre nosotras tres.

―Hola, cielo. ―saludó un chico alto, de cabello castaño y bastante alborotado y ojos marrones mientras miraba a la chica con una sonrisa.

―Ah, hola. ―saludó ella en un tono de voz amable sin parar de mirarnos.

―¿Qué tal estás? ―preguntó él mirando a su novia con interés y yo desvié la mirada, un tanto incómoda.

―Bien, ¿qué tal tú?

―Bien. ―contestó él y mis ojos se encontraron con los suyos.

Se trataba de Malachi Barton.

¿Recordais a Malachi? ¿El segundo no receptor de una de mis cartas de amor? Era este Malachi. El Malachi de Blair. Todavía recuerdo el momento exacto en el que mi estómago se puso del revés y sentí ese cosquilleo.

Séptimo curso. Mi primera fiesta con chicos. Todo el mundo sabía que Malachi y Blair, que por ese entonces aún era mi mejor amiga, solo querían besarse entre ellos. Pero esa noche no ocurrió así. Estábamos jugando al juego de la botella, y fue mi turno de girarla.

Y cayó en Malachi.

Yo no sabía qué hacer, pues estaría traicionando a mi mejor amiga. Además, él no me gustaba antes de ese momento. No tenía ni idea de si besarlo o no. Pero quedaría en ridículo delante de todos. Yo sugerí que podía volver a girar la botella, pero Malachi se encogió de hombros y dijo que el juego era así y que tenía que obedecer a la botella.

Y así fue, pues acto seguido él se acercó a mí y me besó. Un beso rápido y muy inocente. Él fue mi primer beso. Pero nunca podría olvidar esa noche. A partir de ese momento, mi estómago empezó a experimentar las famosas mariposas de las que todos hablan cada vez que lo veía por los pasillos.

―Le estaba felicitando a Ivory por sus botas por el Gobierno. ―la voz juguetona y falsa de Blair consiguió que Malachi y yo dejáramos de establecer contacto visual entre nosotros.

Stella me miró con una mueca de asco y yo me aguanté las ganas de reír. Era obvio que se detestaban entre ellas. Stella no la aguantaba, y estaba más que calro que Blair tampoco lo hacía.

―Vamos, hay alguien a quien quiero saludar. ―le dijo Blair a Malachi y nos miró por última vez― ¡Chao!

Tras exclamar esa última palabra en voz chillona, la chica se dio la vuelta para empezar a caminar por el pasillo. Cuando estuvo lo suficientemente lejos, Malachi se giró para mirarnos.

―Acaba de dejar la cafeína, está a dieta y empieza a notar el mono, así que...

―¿Estás seguro de que no sufre un desequilibrio químico? ―pregunté mirando al chico y este se me quedó mirando con confusión.

―Vale. ―fue lo único que dijo el castaño y me miró de arriba a abajo antes de ir en busca de su novia.

Yo observé cómo se perdía entre la multitud y miré mi calzado.

―¿De verdad te gustan mis botas?

―¡Si preguntas lo estropeas todo! ―me respondió Stella con una sonrisa― Relájate, además, ¿crees que voy a permitir que mi prima te critique?

Yo sonreí y mi mejor amiga volvió a rodear mi cuello con su brazo para dirigirnos a nuestra primera clase.

Las primeras tres horas fueron bastante mejor de lo que pensaba. El timbre que daba el comienzo al recreo sonó y me dirigí a la cafetería del instituto a esperar a Stella, pues estábamos en diferentes clases.
Así que allí estaba, justo en medio de la cafetería del instituto, esperando a que mi mejor amiga se dignara a aparecer.

Inspeccioné la cafetería minuciosamente y giré mi cabeza para prestar atención a la mesa de los populares. Mesa en la que obviamente, Blair se encontraba. Y también su novio, claro. Malachi se acercó a la oreja de la chica y le susurró algo en esta que consiguió hacerla reír mucho.

Yo rodé los ojos y desvié la mirada para sacar mi móvil del bolsillo.

Le escribí a Stella para preguntarle que donde estaba, y unos segundos después me respondió que se le antojaba un bocadillo. En nuestro idioma eso significaba que había ido a otro lado. Suspiré con cansancio y miré si había alguna mesa libre, pero no. Así que decidí salir corriendo de la cafetería.

Anduve por los pasillos hasta llegar a la biblioteca del instituto. Saludé a la profesora que había, quien me conocía bastante ya que siempre iba allí cada vez que tenía una hora libre o algo así. Me senté en una de las mesas y saqué mi almuerzo de la mochila.

Pero, en cuanto le di un mordisco a una zanahoria, todos los presentes me miraron como si hubiera cometido un crimen. Uno de ellos me señaló un cartel que ponía que no se podía ingerir comida dura dentro de la biblioteca. Por lo que guardé mis cosas de nuevo en la mochila para salir también de allí.

Decidí salir al patio y dirigirme a las gradas. Casi nadie había ahí, normalmente, así que ese era un lugar perfecto para estar tranquilo. Pero ese día alguien se me había adelantado.

―¡Hola! ―me saludó Logan con amabilidad, y yo le sonreí en respuesta mientras me acercaba.

―¿Está ocupado este sitio?

―Sí. Bueno, por tí. ―añadió y me di cuenta de que tenía unos auriculares puestos. Pero no eran unos auriculares normales, sino los que le regalé el año pasado por su cumpleaños.

Aquello hizo que mi corazón diera un pequeño vuelco y me quité la mochila para sentarme a su lado.

―Tengo... que preguntártelo ―dijo el pelinegro y yo lo miré con curiosidad para que siguiera hablando―: ¿te dijo que pensaba hacerlo?

Bajé la mirada al darme cuenta de que estaba hablando de Beth. Siempre era Beth. Pero era normal que me lo preguntara y sacara el tema, él y mi hermana mayor acababan de romper.

―Porque... creía que... os lo contabais todo, ¿no? ―aclaró Logan mirándome fijamente― Así que...

―Esto no me lo contó. ―respondí un poco dolida, pero supe camuflarse bien con una sonrisa amigable.

―Aún somos amigos, ¿verdad? ―una sonrisa de dibujó en mi rostro― Podemos hablar, y... bueno, ese rollo.

―No digas «ese rollo». ―pedí haciendo una mueca de desagrado mientras intentaba no soltar una carcajada y Logan rio un poco― Sí, somos amigos.

―Bien.

―Bien. ―repetí lo mismo que había dicho en el mismo tono, sonriente― ¿Te apetece una zanahoria?

―Sí, dame una. ―yo le di un trozo de zanahoria y me dio un auricular― ¿Has escuchado el nuevo álbum de Gracie Abrams? Es alucinante.

Yo solo pude sonreír mientras contemplaba sus ojos. Sé lo que estais pensando, pero... sí que éramos amigos. Pese a mis sentimientos por Logan, yo nunca le haría eso a Beth. Jamás.

El resto del recreo nos los pasamos escuchando el nuevo álbum de Gracie Abrams mientras opinábamos sobre él.
Me gustaba estar cerca de Logan y poder hablar sobre absolutamente todo lo que se nos ocurriera. Puede que su corazón estaba destinado a mi hermana mayor, pero el mío estaba destinado a él.

¿Verdad?

EL ÚLTIMO TIMBRE DEL DÍA SONÓ y yo recogí todos mis materiales escolares para meterlos dentro de la mochila y salir atropelladamente de clase. Tendría que darme bastante prisa, pues tenía que recoger a Piper del colegio. Una vez llegué al colegio, pude divisar a mi hermana pequeña. Tenía una enorme sonrisa en su rostro y eso me hizo sentir feliz. Me alegraba mucho que ella estuviera así de contenta siempre.

A veces envidiaba su facilidad para hacer amigos y expresarse.

―¡La cafetería de secundaria es enorme! ―me relataba la entusiasmada Piper con emoción mientras nos acercábamos al coche― Allison quería comer conmigo y Brianna y Katie, así que fui rotando para que todas pudiesen sentarse conmigo, ¿sabes?

―Sí, lo entiendo perfectamente. ―respondí con diversión mientras veía cómo ella daba saltitos hasta el coche.

Me monté en el asiento del piloto y Piper en el del copiloto. Nos pusimos los cinturones. Vi cómo la menor se volvía a colocar el casco en la cabeza, por lo que alcé las cejas en su dirección.

―¿En serio?

―Pues claro. ―me respondió con obviedad antes de terminar de abrochar el casco correctamente. Yo negué con la cabeza para meter la llave del coche en su sitio correspondiente y arrancó.

Habían muchos vehículos en el aparcamiento comparado a hacía unas horas, por lo que salir del aparcamiento era mucho más difícil que entrar.

Empecé a dar marcha atrás con la mayor calma que pude reunir, con la suerte de que me detuve justo a tiempo al darme cuenta de que había estado a punto de atropellar a alguien.

Mi hermana pequeña soltó una carcajada y casi me muero de la vergüenza al ver más de cerca a la persona que casi asesinaba.

Malachi Barton.

Oh, Dios mío.

―¡Menos mal que me he traído el casco!―exclamó Piper mientras no podía parar de reír y burlarse de mí.

Suspiré pesadamente para bajar la mirada, muy avergonzada. Quería que la Tierra me tragara en ese mismo instante. Me sentí tan estúpida. Todo eso me pasaba por no saber conducir.

Negué con la cabeza y tenía los ojos cerrados, pues no podía asumir lo que casi acababa de suceder. Podría haberlo matado perfectamente. Genial. Escuché unos golpecitos chocando contra el cristal de mi ventanilla.

Abrí los ojos para encontrarme con los de Malachi. Yo suspiré de nuevo para bajar la ventanilla del coche. Ni siquiera podía mirarlo directamente a los ojos.

―Hola. ―me saludó agachándose para mirarme mejor, y me sorprendió la tranquilidad con la que lo dijo.

―Hola.

―¿Cómo estás?

―Bien. ―contesté rápidamente, deseando que ese momento tan avergonzante acabara cuanto antes.

―¿Sí?

―Sí.

―Oye, la gente suele mirar antes de dar marcha atrás para evitar matar a otros. Suele hacerse. ―comentó Malachi con un toque de ironía en su tono de voz pero sin despegar su mirara de mí.

―Sí, uh... bueno, es que todavía no tengo muy dominados los espejos, así que...

―Sí, ya veo. ―contestó el chico y mis mejillas se tornaron de un color carmesí de la vergüenza que estaba pasando― ¿Crees que podrás sacar el coche sola del aparcamiento o...?

―Sí, tranquilo. ―contesté pero él no parecía muy convencido― Es verdad, en serio. Así que... puedes irte, en serio.

―Claro. Lo que tú digas, Sinclair. ―al escuchar a Malachi llamarme por mi apellido, tuve que reprimir la ganas de sonreír. El miró a Piper― Oye, uh... te dejo al mando, ¿vale?

Mi hermana pequeña volvió a reír y Malachi me miró por última vez. Yo también lo miré y me dedicó una sonrisa. Tardé mucho en reaccionar ya que cuando iba a devolverle la sonrisa él había desaparecido. Subí de nuevo la ventanilla mientras ese incidente se reproducía una y otra vez en mi cabeza como si de un disco rayado se tratase.

―¿Quién era ese? ―preguntó Piper con una sonrisa pícara y yo rodé los ojos.

―Malachi Barton.

Ella asintió con la cabeza ―¿A qué estamos esperando?

―A que se vayan el resto de los coches. ―contesté mirando hacia delante y pude escuchar el suspiro de irritación de mi hermana pequeña.

―Madre mía. ―murmuró Piper recargando su cabeza en el respaldo del asiento.

No me iba a arriesgar a volver a atropellar a alguien.

Suficientes sustos por ese día.

Y eso que lo peor todavía no había empezado.

ˏˋ°•*⁀➷ ↺ nahia's note .ᐟ 💿

espero que les haya gustado mucho el capítulo, ivy es mi protegida 🎀

amo mucho la relación de hermanas que tienen ivy, beth y piper 😔

pobre ivy, es the other woman ( yo )

omg, mis preciosos papis ya han tenido su accidental encuentro, yo opino que ivy y malachi se besen aunque ella haya estado a punto de matarlo 😝

que blair se ponga fecha ☹

¿parte favorita del capítulo?

no se olviden de votar y comentar, please please please!!!!

en el siguiente capítulo ya se viene lo bueno, are you ready for it?

xoxo, nahia <3

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