SEMANA 19 II
narrador omnisciente
Si bien Delfina había visitado los Andes antes del rodaje; se acostumbró al frío europeo y siendo honesta, no se comparaba al extremo cambio de temperatura de un continente a otro.
No había nada que relajara a una persona friolenta como ella ahí en medio de una cordillera, ni siquiera el hecho de que Matías utilizara sus minutos de descanso para ir a acurrucarse con ella en la caravana.
Además se encontraba muy sensible.
Ella era la mayor de sus dos hermanos (que tenían 16 y 9 años) y nunca creyó llegar a ser madrina de algún sobrino. Es más, no se creía tan importante en la vida de alguien como para que la escogieran. Pero ahí estaba el hijo de su prima Jenifer, apunto de nacer en la otra punta de Argentina.
Delfina se encontraba expectante al grupo familiar con lágrimas en los ojos de emoción. Sus manos temblaban y no había querido agarrar los mates que Briana le ofrecía, no cuando su ahijado estaba a nada de conocer el mundo y nacer un mes antes de la final del último mundial de Messi.
En momentos así pensaba en todo. Esta era la anteúltima semana del rodaje en total, pasarían una semana grabando las caminatas y las paradas que faltaban (los planos generales ya estaban echos con extras) y luego se moverían a Uruguay para las escenas previas al choque.
Se estimulaba el final del rodaje para el tres de Diciembre. Es decir; tendrían que ver un partido del mundial que todos rezaban para que fuese de Argentina y al mismo tiempo una fan de Harry Styles iba a estar alistandose para el día siguiente ir directo al Monumental.
Y si. Las cosas que una hace por cariño; ir a la cancha de tu eterno rival.
Se quedó unos momentos mirando fijamente el celular. No pensó en nada, solo disoció, y lo único que la sacó de su trance fueron todos los mensajes de su familia diciendo "felicidades a la mamá y a la madrina", dejandole a entender que su tan espérado y amado ahijado ya conoció el exterior.
A ella siempre le fascinó todo lo que tuviese que ver con la concepción de un feto/embrión, durante toda su adolescencia solamente planeó nombres, colores, cumpleaños, escuelas e incluso fotos para sus futuros hijos, porque no anhelaba nada más en el universo que ser madre.
Pero era muy joven y debía disfrutarlo, asi que le tocaba emocionarse con el niño que tenía una parte de ella y que ella tuviese la responsabilidad de recordarle que si algo le pasa a sus papás; iba a tener a alguien siempre.
Briana abrazó a su amiga con emoción cuando ella le mostró los mensajes. Su momento no duró mucho, gracias a las presencias de Matías, Agustín Pardella y J.A viendola con una sonrisa.
—Levantate que vas a ir a conocer a tu ahijado— le indicó Recalt sin dejar de sonreír.
—Dale, boludo. No me descanses así— ella se limpió las lágrimas y le hizo un montoncito con la mano— No sean malos conmigo.
—Anda, tonta, que te conseguimos una suplente por el fin de semana para que vayas a ver a la criatura— el director le extendió un permiso firmado por las personas a cargo del rodaje— Y llevate a éste si quieres, podemos usar un extra.
—¿Ustedes me están cargando?— pregunta incrédula y los tres varones niegan con la cabeza, lo que hace que ella se levante y los abrace con emoción— Gracias, gracias, gracias. Voy a estar en deuda con ustedes toda mi vida y voy a tener que pagarles con intereses.
—Vos sabes cómo me podés pagar— Matías habla una vez que le toca a él ser abrazado, pero con más confianza que los dos anteriores.
—Vas a ir conmigo, ni siquiera pienses que voy a desaprovechar la oportunidad de que estés en ese momento.
Dos horas de viaje parecían pocas en comparación a las once que había de Madrid a Buenos Aires, pero para situaciones que requerían de ansiedad y emoción terminan siendo largas horas.
Se tomaron un tren con sus dos mochilas, que apenas cargaron con dos mudas de ropa y sus cosas personales, hasta llegar a la estación donde debían tomarse un colectivo para ir directo a la maternidad donde la prima de Delfina se encontraba internada con su recién nacido.
Dió los datos de la familia y tuvo que decir que Matías era su marido para que los dejasen pasar a ambos. Sus manos estaban con pulseras amarillas que le daban el permiso de visitas por familia. Los desinfectaron con alcohol en gel y líquido para por fin ir al pasillo.
Ahí fueron recibidos por la familia de la chica, eran todos mayores, ya que por empezar; había Covid, y por terminar; era una maternidad.
Delfina abrazó a sus tíos que quería como padres, a sus abuelos, felicitó al marido de su prima y presentó a Mati como su mejor amigo. Le informaron que los papás de ella se encontraban adentro y que ya todos ahí habían conocido al bebé, lo que significaba que ellos dos iban a poder pasar.
Se sentaron a esperar, y aunque Matías no quería meterse en la familia de Delfina; ella insistió en que quería ser acompañada por su presencia. Cosa que lo hizo sonreír y aceptar al fin.
Los minutos parecieron una eternidad, hasta que los rostros de los progenitores de Delfi fueron visibles en el pasillo y se sorprendieron de ver a su hija ahí. Pero de inmediato la abrazaron luego de no verla por meses debido al trabajo en la loma del culo.
Y otra vez estaba ahí presentando a Mati, quien estaba con los cachetes colorados pero se mantenía con esos aires de caballerosidad que lo definían tanto.
Antes de entrar a ver a su ahijado soltó un pesado y nervioso suspiro, miró al chico junto a ella y ambos entraron. Siendo bienvenidos con un rostro de emoción pura y sorpress de parte de Jenifer.
—Estúpida, no me dijiste que venías...— se quejó su prima como si en esos momentos fuese importante, pero abrió los brazos para que Delfi pudiese abrazarla— Y que traías al amigo de Tevez— la castaña-rubia soltó una risa al ver al acompañante de la maquilladora— Jenifer, un gusto.
—Matías— él asintió con la cabeza en forma de saludo— Felicidades por tu bebé. Perdoname, no tuve tiempo de traerles algo... Delfi me trajo arrastrando un poco más.
—Nah, no pasa nada, Mati— le hizo un gesto con la mano en lo que Delfina iba directo a ver a su ahijado con lágrimas en los ojos— Se llama Eric Damián.
—Ay... putita— la menor ahí ríe cuando sostiene al recién nacido en brazos delicadamente— Es hermoso.
—Tiene tus ojos, rutera— Jenifer le saca el dedo del medio a su prima— Mostrale a Matías, no ves que está ahí vergonzoso pobre.
Delfi miró los ojos del bebé con esa forma de ojitos de cachorrito que tanto la caracterizaban a ella desde chiquita y se acercó a su enamorado para que también pudiese verlo.
—Es Delfi nene— él ríe mientras toca con cuidado la mano del bebé— Mi mamá me decía que si no soportabas a alguien de tu familia en medio del embarazo era porque iba a salir igual a esa persona.
—No sabes como me hizo renegar esta gila...— rodó los ojos la mamá primeriza— No me contestaba los mensajes, me clavaba el visto, no me mandaba las fotos de España y ahora no me avisó que iba a venir.
—Eric te va a hacer lo mismo— la molestó Delfina— ¿O no que vas a ocultarle las historias cuando salgas de joda? ¿Y nos vas a dejar tiradas para ir a pasar las fiestas con tu novia o novio?
—Dale, ahora te contesta el nene— Jenifer dice con un sarcasmo que hace que Recalt quiera cagarse de risa.
Pero también él tenía su vista posada en esa hermosa imagen. Matías también amaba a los bebés y amaba a Delfi.
Entonces verla a ella con un bebé en brazos se volvió su recuerdo favorito.
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