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FIN A LA PELEA
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           La sensación en su cuerpo era diferente a las otras veces que solía cederle el control a su otra yo. Eternity no había entrado por completo hacia las sombras como las otras veces, de algún modo que ella no logra comprender se ha quedado en medio de la luz y de la oscuridad.

         Podía controlar su cuerpo, pero no en su totalidad. Suponía que lo mismo ocurría con Lady Crusher al ver los movimientos torpes que hacía con el manejo de la mitad del cuerpo.

         —Esto se siente raro.

         Wednesday miró con asombro el cambio de personalidad que frecuentaba en cuerpo de su compañera. Había segundos donde aseguraba que era Eternity, y en un abrir y cerrar de ojos visualizaba a Lady Crusher.

         El sonido de voz era también diferente, como si fuera una mezcla de las dos o donde una se interponía de la otra.

         —Siempre todos los excluidos han sido raros—insultó Crackstones mientras elevaba su bastón para mandar una energía que atacara a la castaña.

         —¡Eternity!—gritó con preocupación la pelinegra, sacándose la flecha del hombro.

         Pero la vampiresa no resultó dañada, sabía moverse con una velocidad sorprendente a comparación de otros vampiros. Un minuto estaba frente a Crackstone y a los segundos se había posicionado a su espalda con la lanza en el aire, lista para encajarle el filo en el corazón.

         Sin embargo, derrotar al zombi tan fácilmente no estaba en los planes de Lady Crusher, que utilizó el brazo izquierdo, que ella manejaba, para desviar la dirección del filo y terminar clavándola en la rodilla derecha.

         —Se me hace un poco injusto no hacerlo pasar por un poco de sufrimiento cuando se ha esmerado por resucitar—dijo la asesina, sonriendo victoriosa cuando Crackstone emitió un grito de dolor cuando sacó la lanza de su rodilla.

         —Tienes que matarlo antes de que haga más daño—regañó Wednesday cuando se posicionó a su lado.

         —Quería hacerlo, pero ella no me dejó—se quejó Eternity mientras le daba un manotazo a su mano izquierda, extensión que sostenía la lanza—. Agh, ustedes si que son poco divertidas—soltó Lady mientras emprendía carrera hacia Crackstone para agarrarle de los cabellos.

         Wednesday abrió los ojos sorprendida cuando los colmillos de la castaña se encajaron en el viejo y arrugado cuello de Crackstone. Le sorprendió más ver como la garganta de la vampiresa parecía tragar la sangre vieja del zombi, que el alarido de dolor que salió de los labios de Crackstone.

         No pasó ni un minuto para que la castaña lanzara al zombi por lo aires mientras que ella recargaba sus palmas sobre sus rodillas y vomitaba un líquido oscuro.

         —He probado varios tipos de sangre—Wednesday pudo reconocer que era Lady—, pero está ha sido la peor que he probado—volvió a vomitar aquel líquido—. Definitivamente la sangre no es como el vino—esa era Eternity.

         Wednesday la hubiera regañado por su imprudencia, pero su mirada se centró en otra cosa. Crackstone se había levantado con esfuerzo y extendida su bastón hacia la castaña.

         La vampiresa al estar concentrada en quitar de su organismo toda esa sangre de mala leche que Lady había decidido tragar sin consultar, no pudo desviar el ataque y terminó estrellándose en una de las columnas de la academia.

         —A una ya no la dejan vomitar en paz—soltó en un quejido Eternity—. Si pudieras explotar tu glorioso poder de fuego en ese momento, seria genial—reclamó Lady a Eternity, viendo como la presión que enviaba Crackstones de su bastón no la había caer y las mantenía en el aire por centímetros del suelo.

         Wednesday había alzado la espada y se acercó a Crackstone para hacer que suelte a su compañera y a su habitante de cuerpo. Lamentablemente no funcionó como esperaba, pues de alguna manera Crackstone se las había arreglado para partir la espada en dos.

         —¡Utiliza tu maldito poder o tu pareja morirá!—exclamó Lady con diversión al ver que Crackstone se acercaba a Wednesday sin quitar la dirección de su bastón sobre ellas, ansiosa de ver como Eternity utilizaba un elemento que ella odiaba.

         Eternity soltó una exhalación llena de pánico mientras extendía su mano hacia la espalda de Crackstone.

         Y entonces su poder fue utilizado por primera vez.

         —Oh—dijeron ambas cuando de su mano derecha salió espinas de hielo en vez de una llamarada de fuego—. Definitivamente jamás has sido normal, Eternity.

         El filo de hielo atravesó al muerto viviente, sacándole un alarido de dolor que fue de satisfacción tanto para Eternity como para Lady Crusher.

         La presión sobre ella se desvaneció cuando Cracktone soltó su bastón. No tuvieron que pensarlo dos veces para abalanzarse contra él. Lady aprovechó para dejar el brazo del zombi en una posición anormal, mientras que Eternity pisoteada la rodilla sana hasta el punto de fracturarla.

         Como acto final, Eternity utilizó su poder para que varias astas de hielo perforaran el cuerpo de Crackstone.

         —He tenido suerte de que solo mueras con hierro—le dijo la castaña mientras dejaba pasar a Wednesday—. Solo quiero decirte que tienes una bonita voz—agregó Lady—, amé escucharte gritar.

         —Es hora de que mueras de nuevo—le dijo Wednesday, mientras encajaba con fuerza la espada en el sitio donde se encontraba el corazón de Crackstone.

         El cuerpo del zombi se desvaneció como si fuera papel expuesto en fuego.

         —Todo terminó—soltó Wednesday.

         —No—detrás de ellas se presentaba la profesora Marilyn con arma en mano, cuya identidad verdadera era Laurel.

         —Una pistola para una pelea de espadas—murmuró la vidente—. Tu primera decisión inteligente el día de hoy.

         —No podré matar a todos los excluidos—dijo la normi mientras se acercaba—, pero, al menos, a ti si, Wednesday.

         Una risa desquiciada se dejó oír. Wednesday supo que era Lady Crusher. Cuando la volteó a ver, se estaba sosteniendo la barriga por el dolor de las carcajadas.

         —A veces el zumbido puede matar—fue lo único que dijo antes de que un enjambre de abejas y abejorros atacaran a la profesora.

         —Si, eso te ganas por meterte con Nevermore.

         —¡Eugene!—gritó con euforia Eternity antes de acercarse al chico.

         —Deberíamos de llamar al alguacil—propuso Eugene mientras las abejas seguían picoteando le cuerpo de la normi.

         —No—soltó Eternity—, me encargaré de ella—sonrió—. Lady, ¿tendrías el honor?—una sonrisa terrorífica se dibujó en su rostro—. No tienes ni que preguntármelo.

         En un borrón, la castaña y la normi desaparecieron en el bosque.

         —¿Qué le hará?—le cuestionó Eugene a Wednesday.

         —Le hará pagar por haberme tocado.

         Seguido de eso, los gritos de la mujer se escucharon en el bosque por horas.













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