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MANSIÓN GATES
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         Eternity resopló por cuarta vez en lo que lleva del día

         —¿Por qué razón debemos de ir con aquel normi?—renegó nuevamente hacia Lioel y Wednesday.

         —Porque es el único que tiene carro para llevarnos hacia a mansión de los Gates—respondió con obviedad la vidente.

         —Podemos ir corriendo.

         —Me niego rotundamente—espetó Lioel—. No quiero dejar mi pulmón a medio camino.

         —Opino lo mismo—se unió Wednesday—. Aunque estoy segura de que sería algo impresionante de ver.

         Eternity volvió a resoplar. Odiaba el simple hecho de que el normi, del que habían pedido la ayuda, se tratara del adolescente que trabajaba en la cafetería. ¿Se encontraba celosa? Tal vez sí, pero es que aquel humano no le causaba buena espina.

         Cuando el sol se escondió y la luna salió, Eternity y Lioel se encontraba esperando en la puerta de la academia a la llegada de la vidente. Grande fue su sorpresa para ambos vampiros cuando la pelinegra se apareció con Enid.

         —¿Por qué ella esta acá?—cuestionó Lioel en un susurro.

         —Ni me preguntes, ni yo sé como maquina la mente de Addams.

         Así que fueron cuatro personas que se subieron al auto rojo de Tyler. El pobre chico no entendía nada de lo que estaba ocurriendo.

         —Solo maneja, lindo—le pidió el vampiro, quien se encontraba sentado en el lado del copiloto.

         —Lioel—lo regañó Eternity desde los asientos de atrás, consiente de que aquel apodo que había utilizado su amigo significaba coqueteo.

         —Le quitas la diversión a la vida, mujer—renegó el ruloso.

         —Dejen de pelear, parecen un par de niños pequeños—interrumpió Wednesday antes de que la castaña buscara responder al pelinegro.

         —¡Amo esta salida de amigos!—exclamó con euforia la rubia.

         —No le contaste lo que vamos a hacer, ¿verdad?—le cuestionó Eternity a su compañera, ocasionando que la sonrisa en Enid desapareciera.

         —Vamos a hacer algo raro, ¿verdad?

         —Solo vamos a ir a la mansión de los Gates—respondió Lioel como si fuera normal.

         La pobre Enid no pudo ni siquiera escapar de su destino debido a que el carro ya se había empezado a mover hacia las afueras de la cuidad.

         —¿En serio? ¿Quieren entrar ahí?—cuestionó la rubia cuando ya se encontraban enfrente de las rejas que los separaban de la mansión.

         —Será divertido—se encogió de hombros la castaña.

         —Pueden quedarse dentro del carro, si les apetece—dice Lioel, escuchando como Wednesday remueve las cadenas de las rejas.

         —Este lugar es super aterrador—murmuró Enid, intercambiando miradas con Tyler.

         —Bueno, yo no accedí a esto—soltó el castaño.

         —Ni yo—lo acompañó la rubia.

         Eternity rodó los ojos con aburrimiento, no quería seguir escuchando sus quejas. Lioel, por su parte, comprendía a los dos adolescentes, ellos no estaban acostumbrados a aquel vandalismo en aquella mansión super rara, él tampoco, pero lo hacía únicamente por Wesnesday y Eternity.

         —No quería celebrar mi cumpleaños con una cena o una fiesta sorpresa. Quiero hacer esto—habló la vidente, girándose hacia su compañera de cuarto y al normi.

         Las rejas fueron abiertas y dieron el paso libre hacia la mansión de los Gates.

         —Si quieres, puedes irte—murmuró Eternity al pasar por el lado de Tyler.

         —No le hagas caso. Tú quédate—Lioel intervino antes de que compañera lograra que la persona que tenía el carro los dejara abandonados en medio de la nada—. Recuerda que nos tienes que regresar a la academia.

         —¡Yo iré al garaje!—exclamó Wednesday, ya dentro de la residencia.

         —¡Yo iré con ella!—dijo Eternity sin pensarlo demasiado.

         —Genial. Dejen al violinista apartado—se quejó Lioel—. Hermosa Enid y guapo normi, ¿no quieren acompañarme en esta aventura?

         La rubia y Tyler no tuvieron de otra que levantar sus linternas y seguir a Lioel. Tampoco era como si la idea de permanecer afuera y solos fuera una mejor idea que la de ingresar a la mansión en grupo.

         La puerta del garaje también se encontraba cerrada con una cadena. Wednesday trató de abrirla, pero se le fue imposible.

         —Déjame ayudarte—dijo Tyler cuando vio la problemática, pero no dio ni un paso cuando Eternity rompió la manija de la puerta.

         —Creí ustedes iban a investigar otra parte de la mansión—expresó la castaña, mandando una mirada de frialdad hacia el normi.

         —Enid estaba lo bastante asustada como para sugerir una expedición con el grupo completo—le explicó Lioel, acercándose hacia su amiga—. Deja de mirar de aquella manera al chico. Lo asustas—le susurró.

         —Eso es lo que estoy tratando de provocar—sonrió con autosuficiencia.

         Cuando entraron al garaje, Wednesday prendió la luz, la cual parpadeó hasta encontrar estabilidad. Posteriormente la vidente se fue hacia el carro que era cubierto con una manta para destaparlo.

         —Es el auto que atropelló al alcalde.

         —Bueno, esto tomó un rumbo oscuro—soltó Enid ante las palabras de su compañera de cuarto—. Llamemos al papá de Tyler ahora mismo.

         —¿Por qué?—cuestionó Wednesday—¿Para que me lleven a Nevermore y me expulsen? Eso no pasará.

         —Háganle caso a la jefa—se encogió de hombros Eterniity mientras seguía a su compañera que se dirigía al interior de la residencia.

         —Esta es la noche que moriré—soltó Tyler, alumbrando el recinto.

         —¿Puedo ser yo la asesina?

         —Abney—la pelinegra la regañó.

         —Solo decía—sonrió inocentemente.

         La caminata se detuvo cuando se visualizó un cuadro de la toda la familia Gates. No pasó mucho tiempo para que volvieran a caminar. Llegaron hasta el estudio, donde Wednesday presionó un botón en el estante y reveló un altar secreto.

         —¿Quién no tiene un altar siniestro en su biblioteca?—preguntó Enid con sarcasmo, queriendo tapar lo nerviosa que se encontraba de estar dentro de la mansión.

         —El nuestro está en la sala—respondió la vidente con naturalidad—. Más asientos para el eterno Día de Muertos.

         —Definitivamente tienes una compañera con un estilo de vida extraño—murmuró Lioel con una mueca en el rostro.

         —¿Recién te das cuenta, mocoso?—Eternity sonrió con burla.

         Eternity revisó las velas que adornaban el altar, solo para darse cuenta de que se encontraban calientes, como si hubieran sido prendidos recientemente.

         —Dividámonos en dos—demandó la pelinegra—. Ustedes tres revisen la planta baja. Eternity y yo buscaremos arriba.

         —Y así es como comienzan las películas de terror—susurró con cansancio Lioel.

         La pareja no les hizo caso a sus berrinches. Wednesday y Eternity subieron las escaleras sin temor alguno al peligro que emanaba la mansión.

         —Bien—comenzó la vidente, alumbrando los pasillos que se dividían—, ve a la izquierda y yo iré a la derecha—la castaña asintió a sus órdenes.

         —Llámame si ves algo raro o extraño—pero no fue Wednesday quien terminó llamando—. ¡Addams!

         Había entrado a una habitación donde la cama parecía estar recién hecha. No había polvo ni telarañas. La habitación había sido usada recientemente. La vidente visualizó todo el lugar, deteniéndose en las flores amarillas recién puestas.

         —L. G.—Eternity susurró las siglas de la caja musical de madera.

         —Laurel Gates—le dijo su compañera, acercándose a ella para mirar con detenimiento la caja.

         —Parece que alguien volvió a su antiguo cuarto—murmuró con diversión, aspirando el aire para detectar cualquier olor que le fuera conocido; sin embargo, solo olía a viejo y a las flores que recién habían sido puestas.

         —Eso no puede ser. Murió hace 25 años. Se ahogó en el extranjero.

         —Las personas pueden falsi...—se quedó callada, escuchando lo que ocurría en pisos inferiores—. Es el monstruo. Tengo que sacarte de aquí.

         Wednesday agarró la caja musical antes de que fuera jalada con fuerza por su compañera. En los pisos inferiores, se escuchaba los gritos de Lioel y Enid.

         —¡Lioel, sácalos de aquí!—ordenó Eternity mientras buscaba una salida.

         —¡Perdimos a Tyler!—gritó con horror la lobina.

         —¡Se separó del grupo, Nity!

         —¡Vengan aquí, al montaplatos!—la loba y el vampiro obedecieron a la mayor. Eran empáticos con Tyler, pero preferían su vida antes que la suya.

         Subió a Wednesday primero al pequeño cubículo de metal. Luego a Enid y a Lioel.

         —Ya no hay campo—murmuró con nerviosismo el pelinegro mientras empujaba a Enid para que hiciera espacio y entrara su amiga.

         —¡Es muy pequeño!—se quejó la rubia.

         —¡Abney, no!—exclamó la pelinegra al saber las intenciones de su compañera.

         —No se preocupe por mí—cortó la soga que los sostenía, ocasionando que cayeran hacia el piso más bajo, posteriormente cerró el cubículo antes de escuchar a los chicos protestar.

         —¡Eternity!

         —Yo tengo cuentas que saldar con este desgraciado—tronó su cuello mientras se volteaba hacia el monstruo.

         El engendró gruñó cuando la vio, mostrándole sus dientes y sus garras, clara burla de que la había dañado antes y lo volvería hacer.

         —Esa noche lastimaste a un inocente—murmuró, mostrando sus colmillos mientras se ponía en posición de ataque, recordando como la sangre de Eugene había estado en sus manos—. Hoy haré que pagues por eso.

         Sacó un candelabro y lo utilizó como arma. El monstruo grande no pudo evadir los fuertes golpes, dando arañazos por doquier sin llegar a lastimar a Eternity por sus evasivas.

         La aberración pareció comprender que no podría ganarle en una pelea a la castaña en un ambiente muy cerrado. Bajó las escaleras con rapidez siguiendo el olor de los otros tres excluidos.

         —¡A donde mierda vas!—exclamó con enojo la vampiresa. Luego pudo comprender a donde se dirigía el monstruo—¡Maldito bastardo!

         Encajó el candelabro en el hombro de la bestia y este chillo de dolor. El engendro dio un manotazo hacia atrás y Eternity no fue lo suficientemente rápida para esquivarlo. Lamentablemente terminó arañando parte de su antebrazo.

         Apretó los dientes ante el dolor de las cortadas, pero no dejó que el monstruo escapara así como si nada. Lo siguió por la casa, pasando los obstáculos que iba dejando la bestia para que no lo siguiera. De un momento lo perdió de vista, y segundos después el olor del monstruo desapareció.

         Presionó su brazo al sentir su sangre caliente descender sin parar.

        —Carajo.

         Salió de la casa solo para ver como todos estaban alrededor de Tyler por dos heridas, una en el pecho que tenía las marcas de la garra del monstruo y otra que se encontraba en el hombro.

         Eternity olisqueó el aire, entrecerrando los ojos cuando capto cierto olor similar del monstruo en el normi. Fuera de eso también se dio cuenta que Xavier se encontraba con ellos. ¿En qué momento había llegado el adolescente?

         —¡Eternity!—Lioel fue el primero en captar su presencia debido al fuerte olor de su sangre—Dime que no es tan grave , por favor—dijo mientras inspeccionaba el brazo.

         —No debiste separarte de nosotros—Wedneday demostró su preocupación a su manera, mirando con enojo a su compañera.

         —Estaré bien—trató de tranquilizarlos a ambos, especialmente a Lioel quien se arqueó al ver cuán profunda era la herida—. Solo tengo que parar el sangrado.

         Esa noche Wednesday le hizo un torniquete y no se separó de ella hasta el amanecer para controlar su estado.

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¡Annyeonghaseyo!
❝안녕하세요❞
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Amando cada vez más la faceta de nuestra vampiresa cuando está celosa ♡

También cada vez más Eternity se acerca al monstruo si saberlo. ¿Llegará a descubrirlo a tiempo?

Espero que les haya gustado el capítulo o haya llegado a las expectativas ♡

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