013

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LOS MISTERIOS Y EL
BAILE
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         No hace más de unas horas que Eternity ha regresado a la academia que ya se tiene que escabullir entre los pasillos para salir de esta misma por órdenes de su compañera.

         El destino de esta nueva aventura es el hospital. Especialmente en la parte subterránea donde están los cadáveres. El motivo de aquella agradable visita a la oficina del forense era sacar información sobre las víctimas del monstruo.

          Bajo la misteriosa luz de la luna, las dos chicas se deslizaban por las sombras de la noche hacia el edificio del forense. La arquitectura imponente se alzaba ante ellas, una estructura de piedra que guardaba ciertos misterios en su interior. La ciudad estaba envuelta en un silencio inquietante, como si el propio ambiente supiera que algo clandestino estaba a punto de suceder.

         Con pasos sigilosos ambas chicas se acercaron a una ventana trasera, hábilmente abierta por adelantado por parte de Dedos. La luna proporcionaba la tenue luz necesaria para iluminar su camino mientras se deslizaban dentro de la oficina del forense. El ambiente estaba cargado con el olor a antiguo y a papel, una sensación que resonaba con la gravedad de su misión.

          —Mmm—la vampiresa hizo una mueca de asco.

         —¿Qué sucede?—le cuestionó Wednesday.

         —El olor de comida podrida.

         Olisqueó el cadáver de la víctima, que misteriosamente era el rubio de la choza destruida, mientras la pelinegra sacaba su grabadora de voz y empezaba a relatar se encontraba la víctima. Eternity soltó un gruñido cuando se dio cuenta que no podía percibir el olor del monstruo porque el cadáver olía mucho a químico.

         Como ya no podía hacer nada más ahí porque era inútil, se fue hacia la otra habitación para ayudar a Dedos con las fotocopias. No pasó mucho tiempo en el cuarto cuando escucharon a dos personas venir.

         —Avísale a Addams que vienen en alguacil y el forense—le dijo a Dedos cuando reconoció el olor de los dos normis.

        La mano no dudó en salir de la habitación para advertir a Wednesday mientras Eternity seguía imprimiendo los documentos y fotos asta que los dos normis ingresaron al edificio, y fui ahí donde tuvo que detenerse para que los humanos no la oyeran.

         Felizmente los dos normis no repararon en la presencia de los tres individuos que habían osado a violentar la propiedad privada para sonsacar información.

         Al día siguiente Wednesday puso toda la información y las fotos en la pizarra que tenía en su habitación. Eternity no pudo a ayudarla a averiguar patrones, así que se retiró de eso y dejó todo en las manos de su compañera.

        —Búscame si encuentras algo o si tienes el paradero del monstruo. No vayas tú a confrontarlo. Seré yo quien termine con su existencia.

        —Pero me salvó. Necesito respuestas.

        —Es un monstruo, Addams. No quiero que estes cerca de uno—a menos que sea yo.

        Jamás imaginó que las investigaciones de su compañera fueran a dar respuestas o sospechosos tan rápido. En la tarde, Wednesday la buscó para contarle sobre sus sospechas sobre Xavier.

         —¿Xavier?

         —Si. Tiene heridas en su cuello similar a un arañazo del monstruo.

         —Eso es imposible, Addams. No logro encontrar consdencias en el aroma de Xavier con el monstruo.

         —Tal vez cuando se convierte en monstruo huele diferente.

         —Así no funciona, Addams—el entrecejo de la pelinegro se arrugó de mal humor.

         —Como sea, seguiré a Xavier por un tiempo.

         —Addams—intentó retenerla, pero Wednesday ya había salido de su habitación y Eternity sabía que su compañera no iba a dar su brazo a torcer. Pero jamás pensó que iba a invitar a Xaveir al baile para investigar más al chico.

         —Debiste TÚ de invitarla primero—la regañó Lioel cuando le contó del suceso.

         —Ni siquiera sabe que es mi compañera.

         —Pues deberías decirle.

        Eternity resopló. No estaba preparada para tener esa charla con Wednesday, porque una vez que la tuviera, aquella conexión que las unía se volvería real, y aquello la aterraba. Le helaba la piel saber lo que le depararía el futuro si aceptaba aquel destino. ¿Volvería a perder todo?

        —Deja de darle vueltas al asuntó y díselo—Lioel se paró frente suyo con los brazos cruzados—. Dijiste que no te ibas a separar de ella.

        —Pero no significa que tenga que enterarse de la verdad. Por el momento me da tranquilidad que Addams siga viviendo en la ignorancia.

         —Debes de ser feliz—resopló el pelinegro—. Date la oportunidad.

         —Estoy bien como estoy, pequeño.

         —Pero podrías estar mejor.

         Ella no sabe, pero le teme a la felicidad. No. No le teme a eso. Teme que la historia de su pasado se vuelva a repetir.

         —Lioel...—susurra, mirando el cielo nublado sobre ellos—. Si ella logra escapar-

         —No lo hará—le corta de inmediato—. Eres fuerte, Nity. Ella se quedará en la oscuridad para siempre y tú permanecerás acá.

         —Pero si lo hace-

         —¡Eternity, para!—los alumnos que pasaban por sus lados los voltean a ver. El vampiro se encuentra respirando con fuerza para estabilizar el temor que habitaba en él—. Eso no va a ocurrir.

         La castaña suspira. Sabe que lo que le pidió a Lioel es demasiado para él, pero es una opción que debe de hacer si o si, si es que se llegara a descontrolar.

         —Solo recuerda la promesa—le dice, antes de alejarse de él y darse su espacio—. Mátame si ella aparece...

         Eternity estaba estresada. El "fin de semana de padres" se acercaba, una fecha que siempre la llenaba de ansiedad y aprehensión. La sombra de sus recuerdos familiares siempre caía pesadamente sobre ella en esas fechas.

         El estrés que la abrumaba estaba intrincadamente ligado a las expectativas insostenibles que su familia había mantenido durante años. La sombra de su hermana mayor, siempre la favorita y elogiada, parecía alargarse en cada rincón de su mente. Los estándares implacables de sus padres habían dejado cicatrices invisibles, dañando su autoestima y su sentido de valía.

         Y eso sin mencionar las torturas que sufrió alrededor de 50 años cuando le encerraron en su jaula.

         Soltó un suspiro y se dejó guiar por el aroma de Wednesday hasta encontrarla hablando con Eugene.

         —Creí que tenías pareja para el baile—se entrometió en la conversación de ambos adolescentes cuando escuchó a Addams que su compromiso con Xavier había terminado.

         —Ya no.

         —Interesante...

        —Como sea—la pelinegra se giró hacia Eugene para luego mirar nuevamente ha Eternity—, iba a sugerir ir a la cueva a identificar al monstruo.

         —Eso suena aún más interesante—sonrió la vampiresa.

          Eugene se encogió de hombros, apuntándose para aquella aventura. Después de todo, él no tenía nada que hacer mientras se realizaba el baile.

         La noche llegó en un abrir y cerrar de ojos, Eternity se encontró con Eugene en medio del pasillo cuando se dirigía a la habitación de su compañera.

         —¿Estás listo para la aventura?—le preguntó la vampiresa al menor.

         —La verdad si—soltó alegre Eugene—. Nunca he salido fuera de academia de noche.

        Eternity carcajeó.

         —Tierno—susurró.

        Pero la sonrisa en su rostro no duró lo suficiente cuando sus ojos se toparon con la imagen de Wednesday y aquel normi castaño juntos. La vidente portaba un hermoso vestido negro, se hubiera deleitado con la imagen de su compañera si no fuera por el desagradable terno blanco que tenía puesto en normi.

         —¿Abney? ¿Eugene?—los llamó la pelinegra cuando los vio.

         —Wednesday, ¿Qué sucede?—preguntó el menor antes que Eternity le enseñara los colmillos a Tyler—¿Qué pasó con lo de vigilar la cueva?—el chico intercambió miradas con el normi disgustado—. Claro, lo entiendo. Parece que solo Eternity y yo iremos al bosque.

         —No—habló con rapidez la vidente—. Podemos ir mañana.

         Eternity resopló, tratando de ignorar aquel sentimiento agrió que se le instalaba en la boca.

         —Mañana no podré, Addams. Tengo una cita.

         —¿Con quien?—exigió saber la pelinegra, dando un paso adelante.

         —No es de tu incumbencia, Addams—fue fría, aunque sacó de su bota una daga que terminó extendiéndosela a la vidente—. Si hace algo raro, mátalo—se refirió a Tyler, antes de voltearse y caminar unos cuantos pasos—. Vamos, Eugene. El bosque nos espera.

         —¡Voy!

         Bajo la luna llena que iluminaba el camino con su suave resplandor, Eternity y Eugene avanzaban decididos hacia el misterioso bosque. Sus pasos eran silenciosos y sus corazones latían en sintonía con el aura de misterio que rodeaba la aventura que habían emprendido. El rumor de las hojas y el canto de los grillos eran los únicos sonidos que rompían el silencio de la noche.

         —¡Wow, esto es emocionante!—la castaña rio ante la euforia del menor.

         Los ojos verdes de Eternity brillaban con una intensidad sobrenatural. A pesar de la oscuridad, su aguda visión de vampiro la guiaba a través del terreno irregular. Eugene caminaba a su lado, empuñando una linterna en una mano y una grabadora en la otra.

          —Eugene Ottinger—el pelinegro empezó a grabar y la vampiresa lo dejó ser mientras inspeccionaba el lugar—. Veintiuna horas. No hay movimiento en la cueva. No hay señales del objetivo. Aunque... acabo de oír un saltamontes de antenas cortas poco común—Eternity rio ante lo rápido que Eugene podía ser distraído.

         La cueva podría ser el supuesto refugio de un monstruo que había inquietado a los habitantes del pueblo durante los últimos días, se alzaba frente a ellos como una boca oscura en la roca. El aire a su alrededor estaba cargado con una tensión palpable, como si el propio bosque estuviera conteniendo el aliento en anticipación.

        —No te alejes mucho de mí, Eugene—le había pedido la castaña mientras olisqueaba alrededor de la cueva. Pero ni siquiera le dio tiempo de internarse a la guarida del monstruo cuando le llegó el aroma del ente—Eugene—fue lo primero que se le vino a la mente.

         Llegó hacia el muchacho y le dijo que el monstruo estaba cerca. Tenían que irse. No podía competir contra el monstruo sin tener el miedo a que ella tomara el control.

        La criatura se abalanzó hacia ellos, sus ojos enrojecidos y garras afiladas reflejando una ferocidad feral. Instintivamente, Eternity se interpuso entre el monstruo y Eugene, su mente aguda como un rayo mientras sus reflejos de vampiro entraban en acción.

         —¡Corre!—le gritó a Eugene. No mires atrás.

         Las garras de la criatura se encontraron con la defensa feroz de Eternity, quien utilizó sus habilidades sobrenaturales para contrarrestar los ataques. La lucha era intensa, un frenesí de movimientos rápidos y esquivas hábiles. Eternty quiso tener su daga con ella ahora mismo.

         Eugene corrió con todas sus fuerzas. De vez en cuando tropezaba por sus piernas torpes; sin embargo, trataba de pararse rápidamente. Y siguió corriendo hasta que sus pulmones le faltaran aire.

         En medio del caos de la lucha, el monstruo aprovechó uno de los huecos en los contrataques para empujarla con fuerza contra un árbol, dejándola un rasguño en la espalda para luego ir a cazar a Eugene.

         —Carajo...—el agudo dolor comenzó como un estallido de fuego en la piel, una sensación que desgarró la calma de la espalda y envió señales de alarma a través de todo el cuerpo. Fue como si una cuchilla afilada hubiera abierto un camino en la carne, rompiendo la barrera protectora y profanando la integridad de la piel.

       La piel, que normalmente había sido suave y uniforme, ahora estaba partida en una herida que parecía abrirse hasta lo más profundo de su ser.

        El dolor se extendía más allá de la superficie, como un eco de tormenta que resonaba en los nervios y músculos, cada latido del corazón enviando pulsos de agonía a través del cuerpo.

         —Eugene...

         Cada movimiento, incluso el más pequeño y cauteloso, parecía magnificar el dolor. Las fibras musculares se tensaban en una respuesta instintiva, tratando de proteger la herida recién abierta.

         La sangre emergía de la herida, una respuesta del cuerpo que intentaba reparar el daño. La humedad cálida se mezclaba con la sensación ardiente de la herida abierta. Cada latido del corazón parecía empujar la sangre fuera de la herida, formando pequeñas perlas carmesí en la superficie de la piel antes de caer lentamente al suelo.

         Pero tenía que apartar el dolor. Tenía que hacerlo para ponerse de pie y correr en busca de Eugene para protegerlo del monstruo.

         —No...—pero llegó tarde. Podía sentir el picor de la sangre en su nariz. Podía escuchar los gritos de Addams, llamando por Eugene—. No. No. No.

       Para cuando logró encontrar a Eugene, él estaba tendido en el suelo boca arriba e inconsciente. Pero aun así la esperanza se avivo cuando pudo escuchar el golpeteo de su corazón, a pesar de que la sangre parecía querer salir demasiado rápido de su cuerpo.

        —Eugene—lo llamó. Tocando con manos temblorosas las heridas para que no saliera más sangre. Un detalle llamó la atención de Eternity y la dejó momentáneamente paralizada.

         Los rizos oscuros de Eugene, bañados en sangre, parecían destellear en su mente con un deja vu dolorosamente familiar. Un destello de recuerdos pasados invadió su mente, como imágenes que habían estado ocultas durante mucho tiempo.

        Eternity vio los rizos oscuros de su hijo, aquellos mismos rizos que habían sido el distintivo de su pequeño. El sonido de risas infantiles y la sensación de amor maternal la inundaron mientras recordaba a su hijo, un hijo que había perdido en circunstancias trágicas mucho tiempo atrás.

         —Mamá está aquí—sollozó mientras lo apretaba contra su cuerpo. Los rizos de Eugene la habían llevado a un lugar de dolor y recuerdos que había intentado olvidar.

        Wednesday llegó a su encuentro junto a la profesora normi.

        —Tenemos que llevarlo al hospital.

         Mientras emprendía el camino con velocidad, Eternity guardó sus pensamientos y emociones en lo profundo de su ser, una parte de ella reconociendo que el encuentro con Euegene y sus rizos oscuros había desenterrado un capítulo de su pasado que estaba destinado a permanecer en la penumbra.

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¡Annyeonghaseyo!
❝안녕하세요❞
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Nuestra querida Eternity fue mamá. Ahora la pregunta es... ¿Cómo lo perdió?

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