HURACÁN.

- ¿Estás segura de esto, Yoonji?

- Lo estoy.

- Puede terminar mal, en un desastre, ¿Lo sabes, verdad? Carajo, de verdad no sé porque te estoy ayudando...

- Jinna, hazlo por Jiumin.

- Sí, sí, sé que necesita ayuda. ¿Pero no puede ser de otra forma?, ¡Puedes salir herida!

- No me importa. Jiumin es mi... es mi mejor amiga.

- ¿Harías eso sólo porque es tu mejor amiga?

- Es Jiumin.

- ¡Sé que es Jiumin! Pero, joder... Dime algo, Yoonji, y sé sincera conmigo... ¿A ti te gusta Jiumin?, ¿Estás enamorada de ella?

- ¿Qué? N-no, ¿P-por qué lo preguntas?

- ¿Sabes qué puedo ver a a través del celular? Yoonji, no mientas, por favor. Es tan obvio... El cómo la miras, como la abrazas, como la tocas. Incluso cuando hablas de ella, es como si tu aura sombría desapareciera y, ¡Bam! Yoonji florece como la primavera. Ni siquiera con Jiuna fuiste así, y eran amigas de infancia.

- Jiuna se mudó a Daegu, Jinna. Y no volvió a hablarme... Jiumin es diferente.

- Lo sé, sé que lo es.

- ¿Entonces me ayudarás?

- ...

- ¿Jinna?

- Ah, diablos... ¿A qué hora tengo que estar allí?

📝

Camino por la vereda de cemento, con mis tacones de aguja, unas panties que me llegan a mitad de muslo y mi minifalda a cuadros. Me he vestido como una maldita colegiala sexy.

Lo detesto.

Me pongo mis lentes oscuros, aunque es de noche, y un cigarrillo entre los dientes aunque se me corra el labial rojo. Me he vestido como una jodida puta.

Bueno, tampoco podía vestirme como una monja para lo que planeo hacer.

Diviso el Motel "OMELAS" a una cuadra y apuro el paso, clavando mis uñas falsas en mi bolso, totalmente nerviosa y aterrada. Pero no se me nota. Ahí en el bolso está todo lo que necesito.

Luego siento mi celular vibrar en mi bolsillo de mi chaleco de mezclilla y lo veo. Abro el buzón de mensajes y no puedo evitar desfigurar mi cara en una mueca de asco y repulsión.

Preciosa, estaré allí en cinco minutos, espérame lista.

Tu daddy.

Lo había planeado tres semanas atrás, en donde no hacía más que comportarme como una puta en frente del padrastro de Jiumin para que cayera ante mí.

Todo comenzó cuando me enteré de que el jodido padrastro de Jiumin iba a su habitación por las noches y le tomaba fotos. Jiumin casi se muere cuando vio las fotos en el computador de su padrastro (El muy idiota dejó la contraseña de su computadora anotada en un papel en su escritorio. Se supone que Jiumin haría su reporte, porque su computador se había echado a perder, pero se encontró con otra cosa en la galería de fotos. Era un enfermo repulsivo.)

Lo peor es que yo también me había creído que su padrastro era alguien decente. Con ese esmoquin de hombre maduro y apuesto. Pero estaba obsesionado por las jovencitas, o como las llama él, lolitas.

Y Jiumin y yo somos su perfecto tipo ideal.

Pero lo peor no fue que lo descubriera, lo peor fue confrontarlo. Jiumin siempre era demasiado impulsiva, por lo cual no me sorprendió el hecho de que en ese mismo instante cuando su padrastro llego del trabajo lo confrontó, diciéndole que se fuera de casa.

Pero su padrastro fue más astuto, y cuando Jiumin corrió al segundo piso para mostrarle las fotos a su madre, el tipo ya había roto el computador, haciéndose el desentendido y culpándola a ella. Ocurrió todo demasiado rápido. Jiumin no sabía qué hacer, porque mi cabeza de chicle frutilla a veces era demasiado ingenua y lenta para pensar las cosas con claridad y no dejarse llevar por la rabia.

El tipo era tan bueno mintiendo que su madre le creyó. Sumándole que Jiumin tampoco estaba feliz de tener un padrastro (desde que su padre murió Jiumin rehuía todos los hombres que su mamá traía a casa. Hasta que ese jodido hombre la convenció de que era tiempo que su madre fuera feliz.).

Así que desde ese día, en el que Jiumin había descubierto su lado enfermo y perverso, el tipo le daba miradas lascivas, sucias, cada vez que Jiumin se dignaba a caminar frente a él. O rozar sus dedos ásperos por sus piernas bajo la mesa cuando estaban almorzando. Y Jiumin tenía miedo porque, si decía algo, ¿Su madre la defendería o la ignoraría como antes? Tenía miedo, porque le aterraba descubrir que si le daba elegir entre él y ella, lo eligiera a él sin dudar.

Pero aun no he llegado a lo peor.

Y fue en la noche, horas antes de que Jiumin corriera bajo la lluvia a mi casa ese día.

El tipo había aprovechado que la madre de Jiumin había tenido un inconveniente en el trabajo, por lo cual llegó más tarde a casa, para atacarla. Jiumin era fuerte, y buena en los deportes, porque cuando el tipo quiso entrar a su habitación ella le tiró la lámpara, empujándolo fuera de la habitación. Pero el tipo era más fuerte que ella, (E inteligente, el jodido enfermo la atacó con guantes que cuando le agarró las muñecas no le dejó ni la marca de los dedos) y empezó a tocarla por todas partes, por el pecho, entre las piernas, por el trasero. Cuando Jiumin me lo contó quise asesinarlo. No estoy exagerando. Si Jiumin no se hubiera echado a llorar entre mis brazos lo hubiera hecho.

Le dijo cosas terribles, amenazándola con que la iba a mandar lejos, que su madre jamás iba a creerle porque era una chica mala, que le haría mucho daño a su madre y que la violaría mientras dormía si no se quedaba callada con lo de las fotos y que dejara de insistir en echarlo.

Luego Jiumin le pateó en las pelotas y corrió a encerrarse en el baño hasta que su madre llegó. Y cuando la encontró llorando, y le confesó lo que había hecho su padrastro, (el enfermo se había ido haciéndole creer a su madre que ni siquiera había salido del trabajo) su madre lo único que hizo fue gritarle, totalmente enfurecida y recelosa.

¡Jiumin, deja de mentir!

¡¿Por qué no puedes aceptar que tu madre por fin puede ser feliz?!

¡Tu padre ya no está!

Jiumin no lo aguantó. Huyo a mí casa. Y ahí empezó todo mi plan.

Le mentí a Jiumin diciéndole que iba a estar bien, que su padrastro no le haría nada porque ella no se quedaría callada. Que me tenía a mí. Que yo iba a ir todas las tardes a su casa para que su padrastro no hiciera nada hasta que llegase su mamá y ella por fin podría encerrarse en su habitación con pestillo.

Lo que Jiumin no sabía era que cuando yo iba al baño, en realidad bajaba a la cocina y conversaba con ese tipo asqueroso, mostrando mis delgadas piernas y pavoneandome por ahí con mis cortos shores y mi camisa traslucida del colegio.

Le tengo tanto odio que no me importó exponerme como carne fresca. Y el cayó ante mí incluso antes de interesarse por Jiumin.

Eres tan pequeña, con esa cara tan frágil y tu piel de porcelana.

Serías mi muñeca perfecta, ¿Sabes? Eres preciosa.

Me hipnotizaste desde la primera vez que Jiumin te trajo a casa.

Incluso cuando fui directa con él, diciéndole que me gustaba, porque era tan apuesto y varonil, el imbécil ni siquiera sospechó que le mentía (Además de enfermo, pervertido y asqueroso era un ególatra hasta su diminuto pene). Se creyó todas mis palabras de niña buena, de niña caliente y curiosa, de niña que quería ser mayor, de niña que deseaba experimentar.

Me dio su celular y empecé a enviarle fotos porno que encontraba en los sitios más oscuros de Internet, haciéndole creer que aquella vagina rosada masturbándose era la mía.

El tipo ni siquiera sospecha que cada cosa que me manda lo tengo como evidencia para que lo pongan en la cárcel por meterse con una menor.

Y ésta, este momento, es mi arma final.

No me importa una mierda la mamá de Jiumin. Por mí que se joda. ¿Cómo puede tratar a su hija así? Por mí que se vaya con ese bastardo si deja de hacer daño a Jiumin. Pero Jiumin ama a su madre, por más que no le crea, por más egoísta o ciega que pueda ser su madre. Tal vez la soledad de la mamá de Jiumin la habían convertido en alguien así, tal vez la muerte de su esposo le afectó tanto que tenía miedo a quedarse sola. Porque Jiumin tenía novio, y se iría algún día.

Pero lo vuelvo a decir, que se joda la mamá de Jiumin.

Todo lo que hago es por ella. Mi vida es Jiumin. Mi corazón es Jiumin, y si ella sufre yo también.

Por eso cuando llego a la habitación que ha rentado el tipo, no me echo para atrás ni huyo, sino que le pongo play a la pequeña grabadora que tengo en la mano y me la coloco entre los pechos. Con el relleno que llevo puesto, ni siquiera se nota.

Le mando un mensaje a Jinna.

Y sonrío cuando tiene todo preparado.

📝


Ni siquiera alcanzo a sentarme en la cama cuando el tipo abre la puerta, dejando ver su mirada lasciva, su sonrisa torcida y el como se relame los labios como si yo fuera un pedazo de carne fresca.

- Hola, pequeña. Veo que te has puesto bonita para mí.

- Hola, daddy. ¿Quieres que juguemos un juego?, ¡Quiero jugar un juego con daddy!

El hombre cierra la puerta con pestillo detrás de mí. Trago saliva dificultosamente, pero sonrió como la niña ingenua que quiero personificar. Las manos me tiemblan, así que las meto entre mis muslos dándome una imagen más inocente.

- Me encantaría jugar con mi pequeña, si es que ésta se ha portado bien, ¿Te has portado bien, bebé?

El hombre se acerca a mí, a pasos lentos, como si yo fuera a huir. Y eso hago, corro por la habitación como una niña pequeña y eso parece excitarle, porque sonríe tan suciamente que me da un escalofrío. Logra atraparme por la cintura y puedo sentir su erección en mi espalda. Me rió, tratando de ocultar mi espanto y el terror que estoy sintiendo.

- ¡Daddy, no, suéltame, me haces cosquillas!

- Mi bebé se está portando mal... es hora de que le enseñe a ser una niña buena.

Mierda. Mierda. Trato de escabullirme de sus brazos, pero es jodidamente más fuerte y alto que yo, el triple, y me toma de las muñecas y puedo sentir su aliento podrido en mi cara. Me rió nerviosa, sudando por todas partes y me tira a la cama.

Se lleva las manos al cinturón. Y omito un chillido, temblando como una gelatina.

- Daddy, Yoonji no ha sido una chica mala. Yoonji sólo quería jugar.

- Lástima, bebé. Daddy va a enseñarte a ser una chica buena.

Este hombre estaba enfermo, ¿Ahora le daba al sadismo? Mierda... Me quedé quieta acostada en la cama, porque en un abrir y cerrar de ojos el tipo se sacó el cinturón y se abalanzo encima de mí. Chillé, y él pareció disfrutarlo más. Estaba disfrutando el verme aterrada, envuelta en pánico.

Va a violarme, mierda, mierda.

- P-por favor... n-no estoy preparada.

Balbuceo, mientras él se pone a horcadas encima de mí, me agarra las muñecas fuertemente con una mano y empieza a subirme la falda con la otra, acariciándome las piernas con brusquedad. Sé de antemano que tendré moretones. Ni siquiera está siendo dulce, parece un animal hambriento.

- ¿Pero qué dices, mi bebé? Has estado enviándome esas fotos, provocándome hasta el cansancio, ¿Y dices qué no estás lista? Ni siquiera te negaste cuando te dije que nos viéramos aquí, no seas tímida. Daddy te hará sentir muy, muy bien.

Su aliento en mi cara era asqueroso. Y lo era más el hecho de que empezara a pasar su lengua babosa por mi cuello, y que de un movimiento brusco de sus piernas separara las mías, dándole más espacio para que sus dedos hurgaran por mi intimidad. Estaba tan aterrada que las lágrimas empezaron a brotarme de los ojos. Lo había subestimado demasiado; pensé que era un enfermo, pervertido y psicópata callado, no violento. La idea central era sacarle información y cuando empezara a pasarse de la raya, irme corriendo y ser recogida por Jinna. Pero estaba siendo tan agresivo que no lo aguante más y empecé a moverme de un lado a otro, tratando de cerrar mis piernas, hasta que le di un cabezazo en la frente y me soltó las manos llevándoselas a la cabeza.

Todo se había salido de control. Me miraba con una ira ciega.

- ¡Era porque quería que dejaras de mirar a Jiumin, jodido bastardo hijo de puta!

Le grité, incapaz de seguir la farsa por más tiempo. Le patee el estómago y traté de levantarme de la cama y correr, pero el desgraciado me tiró de las caderas otra vez a la cama, debajo de él, y me pegó una cachetada tan fuerte que me rompió el labio.

- ¡Bájame el tono, puta! Eres mi bebé y te enseñaré a ser una chica buena para Daddy, ya sea por las buenas, o como me encanta a mí, por las malas...

Empecé a gritar por ayuda, a todo pulmón. Sentía encima de mí todo su cuerpo apresandome y asfixiándome hasta quedarme sin aire. Sentía tanto pánico y miedo que mi mente se nubló. Lo único que sentía era asco, vacío, dolor. Y la inconsciencia luego de que el padrastro de Jiumin me pegara otra vez, más fuerte, para dejarme inconsciente en la cama.

Lo último que recuerdo fue la cara de Jiumin, riéndose y cantándome una canción con su voz suave y angelical para que no tuviera más pesadillas.

📝



- Jinna... dime exactamente qué pasó... d-dime que... d-dime que no le hizo lo que creo que le hizo.

- Jiumin... L-lo siento... n-no sé qué tanto le habrá hecho... Cuando llegué estaba semidesnuda en la cama y él... encima de ella... N-no lo sé... los policías actuaron tan rápido que yo sólo fui a ver si seguía respirando...

- ...

- Jiumin... l-lo siento...

- ¡¿C-cómo p-pudiste dejar que hiciera una c-cosa a-así?!, ¡Por Dios!

- Jiumin, baja la voz... vas a despertarla.

- ...

- Sé que... sé que no debería decir esto... pero ella lo hizo por ti.

- ¿Qué?, ¿D-de qué estás hablando?

- Ella quería pruebas para meter a tu padrastro a la cárcel, Jiumin... Yoonji... ella me dijo que lo hacía por ti.

- ...

- Jiumin...

- N-no puedo, Jinna. No p-puedo con esto...

- Jiumin...

- ¿C-cómo pudo pensar...? No puedo, yo... dios...

- Jiumin, ya no llores... Jiumin...

- V-voy a m-matarlo, voy a matarlo...

- ¡Jiumin! Él ya está en la cárcel, basta... Jiumin...

- Déjame... déjame a solas con Yoonji, por favor...

- Está bien... Volveré más tarde...

Escucho una puerta que se cierra, y siento una mano cálida aferrarse a mí mano fría. Me siento tan adolorida y anestesiada que no abro los ojos. Sólo puedo escuchar a Jiumin llorar despacito, de seguro se está tapando la boca para no llorar estruendosamente como siempre lo hace.

- Yoonji... estúpida dulce YoonJi... Voy a matarte cuando despiertes, ¿Sabes? No sé como pudiste hacer esto... ¿Quién te crees que eres?, ¿De verdad crees que me importa más mi bienestar que el tuyo?, ¿Qué sería yo sin ti? Eres la persona más importante para mí, eres mi hermana, eres mi amiga, ¿Cómo pudiste siquiera pensar en hacer una cosa así? Perderte... pensar en perderte... N-no p-puedo... Si lo hubiera sabido... s-si l-lo hubiera s-sabido...

Se echa a llorar más fuerte. Me suelta la mano y escucho sus pasos por la habitación. Puedo imaginármela caminando de aquí para allá, aguantando los sollozos y secándose las lágrimas. Trato de abrir los ojos, para decirle que estoy bien, que si ella está bien yo voy a estarlo. Pero me pesan tanto los párpados que tardo un mundo en siquiera abrirlos un poco.

Y cuando lo hago, lo primero que veo es a Jiumin, su cabello rosa y sus labios rojos rebuscar entre mi mochila. Ve mi celular bloqueado, mi maquillaje, un cuchillo (que lleve por si acaso, aunque me olvidé de él en ese momento), dinero y lo más importante.

Mi jodido libro de composición.

Iba a gritarle que no lo viera. Que no lo abriera, que no leyera, que no...

Pero era demasiado tarde.

La vi sentarse en la silla. La vi leyendo la primera página. La vi llevarse la mano a la boca, totalmente incrédula.

La vi levantar su mirada hacia mí.

Y luego me quede profundamente dormida.



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