🗡️ . • . You're on your own, kid ✦
❛ SLAVE ❜
capítulo dos
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La infancia de Austros bajo el señorío de Macrino fue una mezcla de disciplina severa y momentos de un afecto implícito que nunca se verbalizó pero sí se sintió profundamente. Macrino, un hombre de negocios acostumbrado a medir cada paso con precisión, veía en Austros más que a un simple esclavo; veía un proyecto, una inversión, pero también, quizás sin querer admitirlo, una especie de legado.
Desde el día en que Macrino compró a Austros, le dejó claro que no lo veía como un niño cualquiera. Austros, siendo apenas un pequeño de siete años, pasó de la dura indiferencia de los mercados de esclavos a la estricta estructura de la casa de Macrino. Este último le proporcionó comida, techo y ropa limpia, pero el costo de ello era su obediencia absoluta.
Macrino solía sentarse en su estudio, con un cáliz de vino en una mano, mientras observaba a Austros practicar con una espada de madera en el patio.
━━━━Levanta el codo más alto, Austros. Un ataque débil no sirve de nada, ni siquiera para engañar al oponente. ━━━━le decía con voz firme pero sin dureza.
Cuando Austros fallaba, lo corregía con un método calculado: no castigaba con golpes, sino con largas horas de práctica o, a veces, con lecciones que involucraban recitar leyes o estrategias militares.
Macrino no solo entrenó a Austros en el arte de la lucha, sino que también le inculcó conocimientos sobre política y psicología humana.
━━━━Un gladiador fuerte puede sobrevivir, pero un gladiador inteligente puede ganar el favor de un emperador. ━━━━decía Macrino mientras señalaba mapas extendidos sobre la mesa.
Austros, curioso y dispuesto, absorbía cada palabra, aunque a veces cuestionaba sin escrúpulos.
━━━━¿Por qué debería importarme lo que piense un emperador, señor Macro? ━━━━preguntó un día mientras limpiaba su espada.
Macrino se detuvo, mirándolo fijamente antes de responder.
━━━━Porque un emperador tiene el poder de decidir si vives o mueres. Y tú, Austros, no estás destinado a vivir como cualquier esclavo. Eres especial. Algún día entenderás por qué.
Pero no todo era teoría. Macrino fue cruelmente pragmático al preparar a Austros para el Coliseo. Organizó enfrentamientos con otros esclavos jóvenes y, que también eran entrenados por Macrino. Estas batallas eran reales, con el riesgo de lesiones permanentes siempre presente.
El día había llegado. Austros, con apenas nueve años, enfrentaría su primera batalla en el patio de entrenamiento de la casa de Macrino. Hasta entonces, las sesiones habían consistido en aprender posturas, bloquear golpes y esquivar, pero esta vez era diferente. No sería un simple simulacro; Macrino quería ver de qué estaba hecho realmente el niño.
Macrino, sentado en un banco de madera con los brazos cruzados y su acostumbrada mirada severa, observaba cómo los demás esclavos formaban un círculo en torno a los combatientes.
Austros sostenía una espada de madera con ambas manos, intentando controlar su respiración. Frente a él estaba Marco, un muchacho unos tres años mayor, de complexión más robusta, con una cicatriz fresca cruzándole la mejilla.
━━━━¿Estás listo, Austros? ━━━━preguntó Macrino, sin atisbo de suavidad en su voz.
Austros asintió, aunque sentía un nudo en el estómago. No tenía miedo. Sin embargo, esperaba no decepcionar a su amo.
━━━━ Recuerda: no se trata solo de fuerza, sino de pensar más rápido que tu oponente. Si quieres sobrevivir, aprende a usar su peso contra él.
Con esa advertencia, Macrino dio la señal para comenzar.
Marco no perdió el tiempo. Avanzó hacia Austros con pasos rápidos, balanceando su espada hacia un costado para atacar con fuerza.
Austros apenas logró levantar su arma a tiempo para bloquear el golpe, pero la fuerza de Marco lo hizo retroceder unos pasos. El círculo de esclavos murmuraba, algunos riendo entre dientes.
━━━━¿Eso es todo lo que tienes, enano? ━━━━bromeó Marco, lanzando otro golpe directo al torso de Austros.
Esta vez, Austros esquivó hacia un lado y trató de responder con un golpe propio, apuntando a la pierna de su oponente. Pero Marco era más rápido de lo que parecía y bloqueó el ataque con facilidad, empujando a Austros hacia el suelo con un golpe en el hombro.
Desde su asiento, Macrino frunció el ceño. No le gustaban los errores, pero tampoco interfería. Austros tenía que aprender por sí mismo.
━━━━Levántate ━━━━ ordenó Macrino, su voz firme pero controlada.
Austros se puso de pie, los músculos de sus brazos temblando por el esfuerzo. Esta vez decidió no atacar de frente. Recordó las palabras de Macrino: "Usa su peso contra él". Cuando Marco cargó nuevamente, Austros se agachó en el último segundo y, con todas sus fuerzas, golpeó la parte trasera de las rodillas de su oponente. Marco cayó al suelo con un gruñido de frustración.
Aprovechando la caída, Austros se lanzó sobre Marco, como un perro, intentando inmovilizarlo. Pero su oponente tenía más experiencia. Con un movimiento brusco, Marco se zafó, giró y golpeó el costado de Austros con la espada de madera, haciendo que el niño soltara un gemido de dolor y se tambaleara.
El círculo de espectadores gritaba con entusiasmo, algunos animando a Marco, otros sorprendidos por la resistencia de Austros.
━━━━No cedas, Austros ━━━━dijo Macrino, su voz alzándose por encima del ruido. Aunque era una orden, había en ella un matiz de aliento. Un desliz de favoritismo que se notaba de entre sus esclavos.
Inspirado por las palabras de su amo, Austros apretó los dientes y decidió arriesgarlo todo. Lanzó un golpe rápido y directo al brazo de Marco, haciendo que soltara su arma. Sin darle tiempo para reaccionar, Austros apuntó la espada de madera al cuello de su oponente, jadeando por el esfuerzo.
━━━━¡Suficiente! ━━━━declaró Macrino, poniéndose de pie.
El círculo se disolvió y los esclavos regresaron a sus tareas. Marco, aún sentado en el suelo, miró a Austros con una mezcla de sorpresa y respeto.
━━━━Buen trabajo ━━━━ murmuró, el niño de cabellos negros, aunque con un dejo de frustración. Austros asintió, conectando levemente su mirada con la suya.
El rubio bajó la espada, dejando escapar un suspiro de alivio. Sus ojos buscaron los de Macrino, quien se acercó con calma.
━━━━No fue perfecto, pero lograste pensar rápido. Usaste tu tamaño como ventaja. Bien hecho, pero aún eres demasiado predecible. La próxima vez, ataca desde un ángulo inesperado.
Austros asintió, sintiendo que, a pesar de las palabras duras, había ganado algo más que una batalla: la aprobación de Macrino.
Esa noche, mientras limpiaba las heridas en su pequeña habitación, pensó en cómo ese día marcaba el inicio de un camino que lo llevaría mucho más lejos de lo que podía imaginar.
Austros aprendió pronto que debía ser rápido, astuto y despiadado si quería sobrevivir. Las cicatrices que acumuló durante esos años fueron testimonios de su crecimiento. Cada vez que vencía a un oponente, la expresión severa de Macrino se suavizaba por un instante.
Aunque nunca lo decía abiertamente, Macrino mostraba su afecto por Austros en pequeños gestos: un trozo extra de pan en la cena después de un día duro, un vendaje puesto con cuidado tras un enfrentamiento particularmente brutal, o una mano firme en el hombro tras un entrenamiento extenuante. Austros, por su parte, comenzó a ver a Macrino como algo más que su amo.
━━━━Gracias, señor Macro -le decía cada noche antes de acostarse, aunque no siempre supiera cómo expresar lo que sentía.
━━━━Duérmete ya, muchacho. Mañana será un día largo ━━━━ respondía Macrino, sin mirarlo, pero dejando una vela encendida junto a la cama del niño para ahuyentar la oscuridad.
Cuando Austros cumplió los doce años, Macrino comenzó a entrenarlo distinto. Esta vez, eran combates a muerte, dejándolo de lado a los otros esclavos, más tarde, con gladiadores experimentados.
━━━━La sangre es el mejor maestro, muchacho ━━━━ decía Macrino, entregándole una espada real por primera vez.
El sol abrasaba la arena del patio de entrenamiento, donde los gritos de los esclavos resonaban como un eco constante. Austros, con mucho menos músculos que su contrincante, estaba a punto de enfrentar su primera batalla a muerte.
Macrino había tomado la decisión: ya no era suficiente con entrenamientos o peleas simuladas; Austros debía probar su valía enfrentándose a un rival real, uno con la experiencia y el instinto asesino de un gladiador curtido en combate.
Su oponente era Castor, un hombre corpulento de treinta años, conocido por su destreza con la espada corta y su implacable agresividad.
Había servido a Macrino durante años como uno de sus gladiadores más confiables, pero había llegado a cuestionar la autoridad del amo. Para Macrino, esta lucha era tanto una prueba para austros como una lección para castor y el resto de los esclavos: la lealtad no era opcional.
Austros entró al círculo de combate con el corazón latiendo a mil por hora. Llevaba una espada corta y un escudo pequeño, demasiado ligero para alguien de su complexión, pero Macrino había insistido en que aprendiera a pelear con velocidad y precisión, no con fuerza bruta.
Castor, por otro lado, sostenía una espada más pesada y un escudo de madera robusto. Su rostro mostraba una sonrisa burlona mientras observaba al muchacho
frente a él.
━━━━¿De verdad, Macrino? ━━━━ se burló Castor, girando la espada en su mano con despreocupación━━━━.¿Quieres que mate a este cachorro? Pensé que querías entretenerme, no aburrirme.
Desde la sombra de un pórtico, Macrino cruzó los brazos y respondió con frialdad:━━━━Subestima a Austros y te enterrarán aquí, Castor. Tal vez sea joven, pero tiene algo que tú perdiste hace tiempo: hambre.
La sonrisa de Castor desapareció.
Los demás esclavos, que formaban un círculo alrededor del patio, guardaron silencio. La tensión era palpable, casi asfixiante.
━━━━Empieza. ━━━━ordenó Macrino.
Castor no perdió tiempo y cargó contra Austros con un golpe descendente que el muchacho apenas logró bloquear con su escudo. El impacto fue brutal y lo hizo retroceder varios pasos, levantando una nube de polvo.
Castor rió al ver la inexperiencia de Austros, pero el joven no se dejó intimidar. En lugar de responder con un ataque directo, Austros optó por esquivar el siguiente golpe, moviéndose con rapidez a la izquierda y buscando una abertura.
Su espada rozó el costado de Castor, dejando un corte superficial que apenas lo hizo reaccionar.
━━━━¡Eso es todo lo que tienes! ━━━━gruñó Castor, lanzando una patada que impactó en el pecho de Austros y lo arrojó al suelo.
Austros jadeó, el aire escapando de sus pulmones.
Desde su lugar, Macrino gritó: ━━━━ ¡Levántate! La arena no perdona a los que se quedan en el suelo.
Con esfuerzo, Austros se puso de pie, sus manos temblorosas sujetando la espada y el escudo. Esta vez, en lugar de esperar el ataque, él tomó la iniciativa, lanzándose hacia Castor con una velocidad inesperada. La espada del muchacho impactó contra el escudo de Castor, pero Austros utilizó el rebote para girar y atacar con el borde del escudo, golpeando la mandíbula del hombre mayor.
Enfurecido, Castor lanzó una serie de golpes rápidos y poderosos, obligando a Austros a retroceder y esquivar. El círculo de esclavos vitoreaba, algunos animando a Castor, otros impresionados por la resistencia del joven.
Austros aprovechó una distracción: cuando Castor levantó su espada para un ataque final, el joven se agachó y lanzó un tajo directo a la pierna de su oponente. La sangre brotó de la herida, y Castor cayó de rodillas, soltando un rugido de dolor. Pero aún no estaba vencido.
En un movimiento desesperado, lanzó su espada hacia Austros, rozándole el brazo y dejándole un corte profundo.
Con ambos jadeando y cubiertos de sudor y sangre, la lucha parecía estar en un punto muerto. Austros, conociendo sus límites, sabía que no tenía la fuerza para un enfrentamiento prolongado.
Necesitaba terminarlo.
Recordando las enseñanzas de Macrino, Austros optó por la estrategia. Fingió un ataque directo, levantando su espada como si fuera a lanzar un golpe descendente, pero en el último segundo giró sobre sí mismo y clavó la espada en el costado expuesto de Castor. El hombre gruñó, su mirada de furia apagándose lentamente mientras
caía al suelo, muriendo.
El silencio en el patio era absoluto.
Austros dejó caer su espada y se tambaleó, apenas pudiendo mantenerse en pie. Desde su asiento, Macrino se levantó y caminó hacia el centro del círculo.
━━━━Hoy hemos visto dos cosas ━━━━dijo, mirando a los esclavos━━━━. La fuerza bruta no gana batallas, y la lealtad es lo único que mantiene a un hombre con vida en mi casa.
Macrino se acercó a la ronda, los esclavos abrieron su paso y Austros, con cansancio y sangre en su rostro, sonrió sin mostrar los dientes, inocente, reprimió su impulso de abrazar a Macrino. El moreno. Notando su casi accionar, se limitó a revolver los largos cabellos rubios de Austros, con un asentimiento. Colocó una mano en el hombro del niño, con una mezcla de orgullo y severidad.
━━━━Buen trabajo. Pero recuerda: esto es solo el comienzo.
Con el tiempo, la relación entre Austros y Macrino dejó de ser simplemente la de amo y esclavo. Macrino lo moldeó para ser un gladiador letal, pero también un estratega y un hombre que supiera leer a las personas. Las lecciones de Macrino le enseñaron que cada batalla, ya sea en la arena o en la vida, era un juego de poder.
Cada día en la casa de Macrino fue un equilibrio entre la dureza y el cuidado. Aunque sus roles estaban definidos por una sociedad que los separaba, había un vínculo entre ellos que iba más allá de las palabras. Austros creció con cicatrices, sí, pero también con una fuerza interna que no todos podían comprender. Una fuerza que, algún día, lo llevaría a conquistar mucho más que la arena del Coliseo.
MATTT'S NOTE:
HOLA HOLA, ya se, capítulo corto, pero no menos importante que el resto, me parece importante profundizar la relación paternal de Macrino y Austros porque sera MUY importante en el futuro.
Espero que les haya gustado 🤍👐🏻 ya saben que son libres de decirme cualquier duda, critica, opinión, comentario. En el próximo cap ya tendremos más de Austros y Geta así que tranquis.
Nos vemos en el siguiente cap. Abrazos.
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