° ੦ 🕸️┆ CONFIAR EL UNO EN EL OTRO. ೃ

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╰ 06. ┊"= . CAPITULO SEIS 💥🕷️

ESTATUA DE LA LIBERTAD.
¿DÍAS ACTUALES?

BAJO EL CIELO TORMENTOSO DE LA NOCHE, una carga eléctrica parpadeó lo suficientemente cerca de la torre de madera que rodeaba la gran estatua. Por un breve momento, los ojos de Piper se cegaron con tal brillo.

—Hola, Peter.—un hombre apareció en los cielos, sonriendo y volando por encima mientras pequeños rayos salían de su ropa. Maxwell, más conocido como Electro.—¿Te gusta el nuevo traje? Mira, si me das la caja, te dejaré vivir.

Piper estaba esperando unos metros por debajo de la cabeza de la estatua, junto con los otros dos intrusos de ese universo actual. El más joven, que sostenía la caja en sus manos y también el único a la vista de Electro, saltó de la estatua, bordeando el edificio.

El plan había comenzado.

—Mi momento.—el Peter de ojos marrones se puso la máscara, corrió por las tablas y saltó hacia el villano. Solo era una distracción para que el otro Peter pudiera dejar la caja en manos de MJ a través de un portal hecho por Ned.—¡Hola Max, te extrañé, hombre!

Piper se bajó la máscara cuando finalmente notó un movimiento cerca de la orilla; su amigo, el lagarto, estaba allí, saliendo del agua. Antes de que pudiera empezar a correr, él único Peter que quedaba en la plataforma tiró de su hombro.

—Juicio, niña.—advirtió, sus ojos azules brillaron hasta que fueron cubiertos por la tela roja de spandex.—Y, recuerda, curar, no...

—Matar. Sí, lo entiendo, papá.—la rubia rodó los ojos de forma burlona antes de darle la espalda y salir corriendo.

Cuando finalmente se balanceó en el aire y la típica sensación de adrenalina llenó su cuerpo, Piper lanzó una telaraña para asegurarse de no caer y asestó una patada en el pecho del lagarto.

—¡Hey, lagarto! ¿Te acuerdas de mí?—gritó, su risa era amortiguada por la máscara mientras se detenía frente al animal ya recuperado del golpe.—Debo confesar que te extrañé. Estaba preocupada por tu repentina desaparición.

—Niña estúpida.—rugió, su timbre bajo resonaba mientras se preparaba para correr hacia la chica.

Piper levantó la muñeca y disparó otra telaraña, trepando antes de que la criatura la alcanzara. Tal acto fracasó cuando sintió que las pesadas patas del lagarto agarraban uno de sus pies y la obligaban a bajar.

—Ay, ¿qué? ¡Suéltame!—gruñó, pateando la cabeza verdosa de la criatura con su pie libre. Apretó el audífono en su oído para poder hablar:—¡Chicos! ¿Hola? ¿Alguien me escucha? ¡Necesito la cura del lagarto!

—¡Necesito la cura de Max!—el Peter de ojos cafés dijo y, al mismo tiempo, los otros Peter también hablaron a través del comunicador, pidiendo ayuda.

Se estaba gestando un lío extremo. Al no recibir respuesta, Piper resopló y llevó a la lagartija —aún colgada de su pie—, a una de las torres que componían la estructura. Los rayos dispersos por Electro y la llegada del Hombre Arena la dejaron mareada y con los sentidos arácnidos alterados. Los villanos atacaron al mismo tiempo, dificultando la movilidad.

—¡La cura! ¡La cura! ¡Alguien tráigame la cura! ¿Alguna dama araña me escucha?—continuó gritando mientras sujetaba el cuerpo del lagarto en uno de los paneles mientras lo golpeaba.

Los dos que luchaban contra Maxwell aterrizaron a su lado en una maniobra entrelazada, trayendo consigo el violento e impetuoso rayo de Electro. Con una poderosa descarga, el metal se partió y la torre cayó hacia el suelo.

Dejando al lagarto atrás, los tres Parkers atravesaron el edificio en un intento apresurado de deshacerse de Max mientras buscaban a la última araña. Cuando los cuatro finalmente se juntaron, un enorme rayo los golpeó, empujándolos con fuerza hacia uno de los pisos de plataformas.

Piper rodó por la madera, sus brazos protegieron su cabeza de los restos que yacían allí. Algo en su sentido arácnido la estaba poniendo nerviosa, aunque trató de hacer que no le importara. Después de todo, este no era un buen momento para algo de incomodidad.

—¿Qué pasa, gente?—el Peter de ojos chocolates se quitó la máscara, su cabello marrón se balanceó con el viento.—¡Los llamé: Peter 2, Peter 2, Peter 2!

—¡Pensé que tú eras Peter 2!—se quejó el otro, indignado.

—¡Dejen de discutir los dos! Escuchen a Peter 1.—gritó el menor, también quitándose la máscara.—¡Miren, está claro que no somos buenos en esto!

—¡No recuerdo los números! Esto es tan confuso.—Piper se agarró de un pilar debido al viento extremo que había en el lugar, un tornado de arena se elevó y rodeó la estatua.—¡Somos basura! No sé trabajar en equipo.

—Yo tampoco.—asintieron al unísono los Peters mayores.

—Pues yo si. He estado en un equipo, ¿de acuerdo?—el Peter más joven dijo.—No quiero presumir, pero lo haré. Estuve en Los Vengadores.

—¿Los Vengadores?—el hombre de ojos azules preguntó con una sonrisa.—¡Eso es genial!

—Gracias.

—¿Qué es eso?

—Esperen, ¿no tienen a los Vengadores?

—¿Es una banda? ¿Estás en una banda?—preguntó el otro Peter, sorprendido.

—¿Es una banda de rock? ¡Apuesto a que es una banda de Rock? Pero el nombre no es muy lindo...—la rubia se encogió de hombros, una mueca graciosa estalló en su rostro.

—No, no estoy en una banda.—el Peter más joven negó apresuradamente.—No, Los Vengadores son los héroes más poderosos de la tierra...

—¡¿Cómo eso ayuda?!

—Miren, no es importante. Todo lo que tenemos que hacer es concentrarnos, confiar en nuestro hormigueo y coordinar nuestros ataques, ¿de acuerdo?

—Si. Bien. Elijamos un nuevo objetivo.—el de ojos azules comunicó la nueva idea.

—Los sacamos del tablero, de uno en uno.—Piper levantó los brazos, complacida por su sugerencia. Todos estuvieron de acuerdo de inmediato.—Perfecto. Nos renombraré: ¡Peter 1, Peter 2, Peter 3!—señaló a cada uno y esta vez cada uno trató de no olvidar su número.—Y yo soy Peter 4.

—Los números son para los que se llaman Peter. Eres Piper, no necesitas un número.—el Peter de ojos cafés habló de manera obvia, haciendo que la rubia lentamente dejara de reír.

—¿Por qué nunca puedo ser incluida en los juegos?—ella gimió, sus grandes ojos destellaban hacia los tres Parker.

—Está bien, Peter 4.—cedió el más joven, viendo cómo los labios de Piper se volvían a levantar mientras festejaba internamente.—¡Vamos, vamos!

—No, ¡Esperen, esperen, esperen, esperen!—llamó Peter 3, tirando de los brazos de sus compañeros. Hubo un breve silencio antes de que el hombre soltara las palabras atascadas en su garganta:—Los quiero, chicos.

—Gracias...—los otros dos respondieron confundidos, intercambiando miradas.

—Yo también los quiero. ¡Te quiero tanto!—Piper corrió y saltó al regazo del Peter que anteriormente había expuesto sus sentimientos, envolviendo sus brazos alrededor de sus hombros.—Los quiero a los tres.

—Este momento es realmente hermoso, gente... pero debemos irnos.—advirtió el mayor, notando que el viento se intensificaba cada vez más.

Piper se apartó del abrazo aún sonriendo hacia todos. Se colocó la máscara sobre su rostro sonrojado. Esta era una historia que la acompañaría por el resto de su vida. Sin duda era un día absolutamente inolvidable.

Uno al lado del otro, las cuatro arañas corrieron por el largo pasillo de tablones, esta vez más confiados el uno en el otro y también más comprometidos que antes. Después de todo, ahora tenían un plan sólido y no había lugares para errores.

Uno tras otro, aterrizaron sobre las tuberías sueltas de una de las plataformas, cada Parker en su típica pose de batalla. Detrás de sus cuerpos cubiertos de spandex rojo y azul, la luna llena iluminaba el cielo tormentoso de la noche interminable.

Había llegado el ansiado momento en que debían luchar hasta quedar exhaustos, para defender a los ciudadanos y llevar a los villanos de vuelta a los universos a los que pertenecían. Después de todo, los amigables vecinos necesitaban proteger el vecindario.

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