9| Padre e hijo
La mesa de Dragonstone estaba rodeada por el bando de los negros, Baelon observo a su padre y este a el, soltó una sonrisa de lado y Daemon apartó la mirada.
-Príncipe Baelon, sea bienvenido a Dragonstone- hablo Rhaenyra entrando a la sala seguido de sus hijos, Baelon se levantó e hizo un asentimiento de cabeza hacia la mujer.
-Lamento mi llegada sin avisar majestad, estoy agradecido con usted.
Rhaenyra estiro su mano hacia Baelon y el joven dio un paso hacia atrás, Rhanerya le sonrio dándole confianza y la reina estiro su mano acariciando la mejilla del chico, se acerco y depósito un beso en la frente de Baelon.
-Bienvenido a casa- le habló y se separo de él, Baelon parpadeo ante la actitud de la reina y sonrió un poco. Era la primera vez que alguien le demostraba una muestra de amor- Ellos son mis hijos, Jacaerys, Lucerys y Joffrey.
Rhaenyra se giro y dos bebés de tres años de cabello rubio fueron entregados por su niñera a la reina.
-Y ellos son Aegon y Viserys, tus hermanos.
Baelon intercambio una rápida mirada Daemon y este cruzado de brazos le regreso la mirada. Baelon sonrio mirando a los menores.
-Tu padre y tu deben de tener muchas cosas de que hablar- Rhaenyra se giro dándole una mirada a Daemon- Vamos Valyria, yo también quiero hablar contigo.
Valyria acotó la orden de su hermana y abandono la sala.
***
El silencio nunca había sido una incomodidad para Daemon Targaryen, al contrario, siempre prefirió callar antes de hablar pero en aquel momento se sentía incómodo. Daemon soltó el aire que había contenido y miro hacia el cielo en donde Caraxes volaba y daba vueltas.
-La casa Targaryen es una de las más poderosas- hablo y apartó la mirada de su dragon colocandola en su hijo- Todo mundo me vio siempre como una persona irresponsable- Baelon alzó una ceja ante ello- Y lo fui y mira las consecuencias, un hijo mío solo.
Baelon relajo la mirada.
-Un targaryen solo en el mundo es una cosa terrible- siguió Daemon- Mi naturaleza no es pedir perdón o una disculpas, algo que siempre le enojo a tu tío Viserys. Pero quiero que te quedes conmigo y conozcas a tus hermanas, al igual que tu, mi vida no ha sido sencilla y se que lo que te ha pasado no es más que mi culpa, no buscaré culpables en un lugar donde yo soy el único culpable.
Daemon dejo de hablar sin apartar la mirada de Baelon, luego miro a su dragón. Baelon observo al ser que debía llamar padre, siempre escucho malas cosas de él y su madre lo poco que hablaba eran cosas malas. Cuando Rhaenyra fue la heredera al trono supuso que su padre no lo buscaría, el era un bastardo, el matrimonio de su padre había sido para enfurecer a Viserys, llevarle la contraria.
-¿Alguna vez amaste a mi madre?
Daemon miro a su hijo.
-Nunca lo hice.
Baelon lo miro por algunos segundos y luego sonrio un poco, al menos estaba siendo sincero.
-¿Que tan buen guerrero eres?-pregunto Daemon.
-El mejor-sonrio Baelon orgulloso, si algo le había enseñado su madre era a luchar.
Daemon sonrio de lado.
-¿Crees poder ganarme en un duelo?
-¿Crees poder tu ganarme en el duelo?- le contesto con otra pregunta.
***
Los guardias del reino rodeaban al príncipe Daemon y a su hijo, los hombre gritaban de alegría ante el encuentro amistoso de padre e hijo. Los murmullos no tardo en sonar pero cesaron de inmediato. Jacaerys y Lucerys observaban con emoción la batalla desatada, Baelon le dio vuelta a su espada con una sonrisa. La batalla terminó cuando Daemon coloco la punta de espada en la garganta de su hijo.
-Buen intento Baelon
Baelon soltó la espada y sonrió. Rhaenyra observaba con una sonrisa al lado de Valyria, tomó la mano de su hermana y la apretó.
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