21| Planes maestros

Huevos de dragon.

Era lo que más necesitaban el bando de los negros. Los ojos lilas de la princesa se posaron en los aposentos de su madre, Helaena abrió la puerta y la cerró una vez que entró, toml asiento y espero con paciencia.

Unos tacones hizo que Helaena se girará, miro a la mujer que le decía madre servirse vino en una copa. Alicent soltó un suspiro y se dio media vuelta, dio un respingo al ver a su pequeña hija y sonrió.

—Helaena — exclamó con una sonrisa, dejó la copa sobre la mesa y se acercó a su hija con los brazos extendidos.

Helaena alzó la mano con la palma extendida y Alicent detuvo su andar, entreabrio los labios para hablar, Heleana le sonrio.

—¿Sabes lo que has provocado?— pregunto Helaena con lentitud— Una guerra madre, las decisiones de mi abuela y tuyas han desatado una danza.

—¿Una danza?— pregunto Alicent confundida.

—La danza de dragones— contesto Helaena— Nos llevará nuestro fin, la casa caerá. Deja de escuchar a Otto y acepta lo que por años has negado. Apartate junto con Aegon y denle el trono a Rhanerya, termina esta guerra.

Alicent negó con la cabeza.

—No puedo hacer eso— contesto la reina— Si tan solo pudiera hacer algo, lo haría.

Helaena soltó una pequeña risa y negó con la cabeza

—¿Que te detiene? Eres la reina.

Alicent se quedó callada y Helaena sonrio más.

—Siempre has estado al servicio de todos los hombres. Mi padre, mi hermano y mi abuelo...— se levantó y se acercó a su madre, murmuro— ¿Nunca te has imaginado a ti misma en el trono de hierro?

Alicent miro a su hija recitando las mismas palabras que le había dicho Rhaenys.

—Tu no eres mi reina— continuo Helaena— Eres una mala persona.

—Solo hice lo correcto para nosotros...— estiro sus brazos hacia su hija y Helaena negó con la cabeza, alzó su brazos y se giro hacia la ventana— No tenia opcion— hablo y una lágrima cayó de su mejilla— Cuando la reina Aemma murió, tu abuelo me ordeno a hacer todo lo posible para ser la reina.

—Te dejaste manipular— le soltó Heleana regresando su vista de golpe a su madre.

—Solo era una niña— señalo Alicent dejando caer más lagrimas— Como tu, mi vida.

Heleana negó con la cabeza. Una vez más su madre usaba el chantaje y lágrimas para intentar convencerla.

El sonido de las tropas hizo que ambas mujeres miraran hacia la ventana, Heleana sonrio al ver a Aemond robando los huevos de dragon. Se apartó de la ventana y se giro hacia su madre quien tenía una daga en la mano mirando a su hija.

—Te amo Heleana— soltó Alicent.

Heleana fruncio ceño y su madre se acerco a ella con el cuchillo en alto, la joven princesa detuvo a su madre y ambas forcejearon con el cuchillo, en un movimiento, Alicent jalo el cuchillo y este se enterró en el pecho de su hija. Heleana la miro y una lágrima se derramó por su mejilla.

Alicent soltó el mango del cuchillo y dio un paso hacia atrás, Heleana se detuvo al borde la ventana y cayó de espaldas.

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