10| Dragones dormidos
La idea de Daemon no era tan descabellada como Rhaenyra pensaba, Valyria pensó que dentro de toda su locura era una gran idea, así que bajo la mirada inquisidora de su hermana voto por la idea.
-No- negó Rhaenyra
-Si- sonrio Daemon- Nyra, es nuestra oportunidad, tenemos dragones pero necesitamos más-miró a la mujer-Los verdes hacen lo mismo, no solo necesitamos casas aliadas sino que también dragones. Existen muchos que han ecolosionado de los huevos y ahora están dormidos. Los necesitamos.
Rhaenyra miro a Daemon y asintió con la cabeza.
-Bien, pero Lucerys no va.
-Pero madre...
-Sin peros, la última vez creí que habías muerto, no voy a volver a arriesgarte-negó Rhaenyra.
Aemond paso su mirada de Rhaenyra a Lucerys.
-Podria sernos de mucha ayuda- soltó Aemond y todos lo miraron- Podria ir conmigo si te preocupa.
Baelon soltó una risa por lo bajo y la mirada de todos se poso en el, el joven los miro sin dejar de sonreir, sus ojos lilas brillaban con diversion.
-¿Por qué me ven así? Lo mandaran con la persona que lo iba a matar- señalo a Aemond.
Aemond coloco la mirada en Baelon.
-Fue un accidente- soltó con lentitud y tono amenazante.
-Claro, casi se lo traga tu dragón y aun lo vemos como accidente- le sonrio- Entonces, tu ojo también fue un accidente.
Aemond golpeo la mesa y acto seguido se levantó, Baelon imito su gesto y se puso frente a él. Dos personas que se creían diferentes pero eran muy parecidos, ambos se observaron de forma desafiante.
-Ya basta-hablo Daemon con tranquilidad, tanto que asustaba.
-¿Por qué debemos confiar en ti?- pregunto Aemond ignorando la orden de Daemon- Eres un desconocido para nosotros, puedes traicionarnos cuando se te plazca.
-¿Y por qué deberíamos confiar en ti?- repitió la pregunta Baelon- Eres uno de los verdes, querías matar a un niño y ahora te haces el bueno solo porque portas lo colores negros del bando.
-Basta- ordeno Rhaenyra al ver lo mucho que se acercaban, los dos se giraron hacia ella- Creo que pueden ser un gran equipo, existe un dragón llamado Canibal en una de las cuevas, sería interesante que alguno de los dos lo despertara y pudieran traerlo a casa.
Valyria miro a ambos jóvenes. Aemond asintió con la cabeza y abandono la sala, Baelon sonrio mientras se alejaba y luego abandono la sala por el mismo camino.
-Son competetivos- negó Rhaenyra con cierta preocupación.
-Uno de ellos es mi hijo, ¿Que esperabas?- sonrio Daemon.
Rhaenyra repartió a cada uno los lugares donde encontrarían más dragones que podrían aceptar estar de su lado.
-Vayan con ellos- pidió Rhaenyra mirando a Heleana y Valyria, Heleana miro a sus mellizos- Yo los cuidare.
Helaena le sonrio y asintió con felicidad. Hacia mucho tiempo que no volaba en Draeamfire y eso le emocionaba. Valyria asintió con la cabeza.
***
El gran terror negro oculto el sol de la tierra ante su paso, Dreamfire era un bebé a su lado pero era muy veloz algo que Balerion carecía. En el trayecto descubrió que su hermana Heleana era más amigable de lo que creyó, una princesa que amaba a su pueblo y a su hermana.
Valyria sonrio al ver a Vhagar y ambas se colocaron a la altura de los dos dragones.
-¿Ustedes que hacen aquí?- pregunto Aemond frunciendo el ceño.
-Rhaenyra nos ha mandado con ustedes, supongo que con el temor que se maten.
Baelon soltó una risa al escucharla.
-Lo mucho que puedo hacer es dejarlo parejo-miró a Aemond -Dejarte sin el otro ojo.
Aemond apartó la mirada de Baelon.
-Hagamos esto emocionante- propuso el príncipe- Quien llegue primero a la cueva, será quien despierte al dragón más grande y cante la canción.
Baelon sonrio aceptando la apuesta del tuerto y los cuatro volaron hacia las cuevas. Valyria sonrio ampliamente ante la adrenalina correr por sus venas por la velocidad que iba Balerion, apretó la escamas del dragon y el animal dio algunas vueltas haciéndola sonreír.
La cueva se alzó frente a los ojos de Valyria y sonrió ampliamente los tres dragones descendieron al mismo tiempo.
-Canibal llegó primero- hablo Baelon mientras descendia por las escamas del animal.
-Vhagar tocó primero tierra- contesto Aemond
-Ambos están mal, yo llegue primero- le siguió Valyria.
-¿Van a seguir discutiendo o vendrán a ver a los dragones? Hay uno que escupe fuego azul
La fina voz de Heleana hizo que los tres la miraran.
-¿Como sabes eso?- pregunto Aemond mirandola.
Heleana sonrio.
-Porque yo entre primero a la cueva- se giro con la antorcha en la mano-Ah y yo gane.
Valyria fruncio el ceño y luego siguio a su hermana con otra antorcha en la mano, miro a Fuegosueño en la entrada de la cueva y entendió, su dragón era pequeño pero eso no le quitaba la velocidad que poseia, sonrio y se adentro.
El ronquido de los animales hizo que los cuatro jóvenes miraran a los gigantes animales.
-Tenemos que despertarlos- bajo la antorcha Aemond al piso aun prendida.
-Canta la cancion- hablo Heleana y los tres la miraron- Así lo hizo Daemon.
Valyria miro a los grandes dragones dormidos.
-El canto individual no despertara a todos, debemos hacerlo al mismo tiempo.
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