VII

Tarareaba una canción caminando por el borde del techo, con los brazos extendidos simulando alas.

Era temprano por la mañana, aún faltaba para el desayuno, quería ver el amanecer así que aquí estaba en el techo del cuartel arriesgándome a una caída.

Caer no es la gran cosa, mientras pueda levantarme todo estará bien. En el transcurso de estos años aprendí a caer y levantarme.

Hay tres cosas importantes en un error.

Levantarse, superarlo y no volver a cometerlo.

Tres cosas sencillas, pero a la vez muy complicadas. Pero aún así trata de no caer.

Han pasado cuatro años de la caída del muro María, de hecho hoy se cumplen cuatro años de la muerte del viejo, al igual que hoy nuevamente es mi cumpleaños, veintidós años, me parece, se supone que soy mayor de edad, pero sigo siendo una chica que le falta por madurar, al menos eso dice Hanji y Petra cuando hago preguntas con respuestas obvios, según ellos, obteniendo respuestas tales como "Cosas de adultos" "Aún eres una inocente para enterarte"

Y cosas similares. Tal vez sea aún inocente pero ya no soy pequeña. Detestó cuando me dicen pequeña, o ser ante los ojos de todos una niña, especialmente ante Erwin, prohibiendo el vino cuando brindamos para festejar algún cumpleaños o fecha especial, dándome jugo de uva.

Bajo del techo dirigiéndome al comedor, el olor a tierra a mojada es de mi agrado, anoche llovió algo fuerte con relámpagos. Así que dormí junto con Petra, sí, aún le temo a los truenos y tormentas de ese estilo. El pasillo estaba algo desolado, normal, aún faltaban por lo menos quince minutos para el desayuno. Seguramente algunos como Hanji siguen durmiendo.

— Buenos días capitán — saludé con nerviosismo bajando la cabeza haciendo el saludo militar, desde que me emborraché no eh vuelto a cruzar mirada con él, me siento muy avergonzada verlo a la cara, a los ojos. En las últimas expediciones eh asesinado sin ayuda de nadie tres titanes, eh mejorado mucho, por lo que no eh sido una carga para el capitán desde hace años.

— Olvídate de formalidades, mocosa, sabes que las detestó — asentí sintiendo mis mejillas arder, vergüenza eso era — Felicidades mocosa — alcé la mirada extrañada con las mejillas color carmesí, ni siquiera Petra sabía la fecha de mi cumpleaños, a nadie en lo absoluto se lo había dicho, ¿Cómo podía saberlo? Todo mi rostro con una mueca de confusión y roja — Elliot lo mencionó en una ocasión.

Dijo al cabo de unos minutos de silencio, mi boca formó una pequeña "o" volviendo a bajar la mirada, mis mejillas seguían ardiendo.

— G-gracias heichou — dije tartamudeando, el me dedicó una inapreciable sonrisa antes de continuar con su caminar, dirigiéndose al lado opuesto de a dónde yo caminaba.

No pasaron ni dos minutos cuando sentí unos brazos tomarme por detrás haciendo que diera un brinco acompañado de un agudo grito del susto. Esto no lo podía causar nadie más que Zoe.

— ¡Te gusta el enano! ¡Te gusta el enano! ¡Te gusta el enano! — cantó con una amplia sonrisa danzando alrededor mío, si antes mis mejillas ardían, ahora podría jurar que estas convertirían en cenizas cualquier cosa.

— ¿Q-qué?

— Aww y se sonroja, ¡tu y el enano sentados bajo un árbol tomados de la mano, mientras...!

— ¡No no no! — agité los brazos, sentía mis manos sudar, seguramente tenía una nube negra sobre mi cabeza.

— ¿Por qué tanto alboroto? ¿Este... Akane estas bien? — apareció Petra algo soñolienta, claro pasar una noche conmigo no es agradable por mis constantes movimientos, golpes y patadas que tiro cuando duermo, con respecto a su pregunta había todo una ciclón sobre mi con tan solo escuchar a Zoe cantar desafinada, no, obviamente no estoy bien.

— ¡A la niña le gusta el enano! — gritó a los cuatro vientos Hanji, una rayo me partió en dos en mi ciclón de vergüenza.

— ¡No es verdad! — alcé la voz con mi copete cubriendo mis ojos. La cara de Petra era de confusión esperando a una explicación por parte de nosotras.

— ¡Claro que sí! Estabas con él a solas platicando y sonrojada — dijo en tono pícaro, mis ojos se pusieron en blanco. Necesito ya una canoa he comenzado a inundarme — ¡Ves! Lo amas.

— ¡Mentira! Es sólo que... — comencé a jugar con mis dedos, en verdad no quiero que nadie sepa mi cumpleaños, pero quiero darle fin lo más pronto posible a esta embarazosa situación, y mentir no se me da — Me felicitó por mi cumpleaños.

Murmuré. Ambas abrieron los ojos de par en par sonriendo ampliamente.

— ¡Felicidades! — dijo dándome un abrazo Petra al cual correspondí de manera gustosa. Mientras que Zoe se quedaba algo pensativo, volvió a sonreír ampliamente.

— ¡Le gustas al enano! — gritó volviendo a danzar alrededor de nosotras que aún seguimos abrazadas, volvió a caerme un rayo. Había revelado mi cumpleaños y la situación seguía siendo igual o peor de embarazosa.

— No — dije cortante con los ojos en blanco. Petra nos miraba muy atenta sin soltarme del todo.

— A mi nunca me ha felicitado por mi cumpleaños — se excusó Zoe — Más bien me golpea o me lanza el pastel a la cabeza.

Reí por debajo. Era verdad, siempre empezaban con insultos, luego a golpes y finalmente alguien salía con pastel en la cabeza.

— Lo hace desde que hiciste estallar un pastel en su oficina — mencionó Petra riendo un poco. Hanji bufó.

— Da igual — le reste importancia volviendo a sonreír con esa sonrisa de maníaca que sólo ella puede hacer — El enano te ama y tu a él.

Mátenme ya.

Me estoy ahogado por culpa del ciclón y no hay ninguna canoa. Ya me electrocute.

— ¡No, no, no! No lo amo, no lo quiero y no me gusta, ¡eso es de adultos! Aparte es completamente opuesto a mi — hoy haré carne asada en mis mejillas.

— Los opuestos se atraen — mencionó juntando sus manos con una sonrisa perversa, de verdad que da miedo. Ya me ahogue. Petra me miraba con vergüenza ajena.

— ¡No! Es tan viejo que podría ser hasta mi padre — agité mi cabeza a manera de negación.

— ¿Tu padre? — esta situación no puede ser peor, Hanji se llevó una mano a la boca para no soltar la carcajada, mientras que Petra estaba igual de pálida que yo. Levi me miraba alzando una ceja, en sus manos llevaba un montón de papeles, papeleo de seguro.

— Erwin es igual de viejo que mi padre — hablé con nerviosismo, Hanji soltó la carcajada.

— Mocosas se va a quedar sin desayuno —  me giré hacia el reloj de la pared, 8:15 ¡hace quince minutos que había iniciado!

Gunther arrasaría con todo si no me apresuraba, hice un par de balbuceos antes de salir corriendo rumbo al comedor, dejándolos atrás.

Maldita Zoe, me las pagará.

Este cap me dio cringe de editar, dies in cringe

odio a mi yo de 14-15 años, daba cringe

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top