4.

Brian se encontraba en la sala de estar del living del rubio, aún en pijama, viendo televisión, mientras que Roger hacía el desayuno en la cocina.

Hizo algo normal, a fin de cuentas Brian no podía empezar a comer de forma contundente de un segundo a otro, tendría que ir de a poco, cual bebé aprendiendo a caminar.

La diferencia era que tendría que volver a comer.

Roger terminaba de hacer un café para disponerse a sacar el pan del tostador, cuando sintió unos cálidos brazos en su cintura abrazándolo por detrás, luego sintió un beso delicado en su cuello. Sonrió enrojecido y se dio la vuelta para abrazar a su novio por el cuello.

— Te había echado de menos —dijo este a lo que el rubio sonrió nuevamente.

— Yo también —respondió.

Se miraron unos segundos más y luego Brian lo besó.

Correspondió y luego de un rato con sus labios unidos, Roger le dijo que debía seguir con el desayuno.

— Hm... mejor quédate conmigo —volvió a abrazarlo el rizado, Roger rió bajo.

— Amor... necesitas comer... —repuso volviendo a lo que hacía.

— Te necesito a ti besándome ahora mismo —volvió a tomarlo por la cintura.

Roger sonrió mirando al suelo, luego miró a su novio y lo besó.

— Ahora sí, debería terminar esto o el pan se va a quemar —dijo a lo que Brian pronunció un "oh..." y se separó no sin antes darle en beso en la mejilla.

Roger volvió a lo que hacía, solo que con Brian a su lado conversándole y diciéndole que lo ayudaría, a lo que Roger se negaba diciendo que quería hacer el desayuno para ambos.

Al terminar, lo llevaron a la sala de estar, donde la televisión seguía encendida, Roger comenzó a comer y miró a Brian de forma nerviosa y algo triste, esperando que hiciera lo mismo.

Brian miraba el plato con el pan de jamón y queso detenidamente, sintiendo como Roger lo miraba.

Lo tomó y dio el primer mordisco, Roger pareció relajarse un poco, puesto que soltó un suspiro de alivio.

Brian tragó y siguió comiendo, pronto Roger lo abrazaba apoyando su cabeza en el pecho del de rizos.

— Gracias —musitó—. Gracias, gracias, gracias...

Brian se limpió un poco la boca y besó la cabeza del rubio, quien sonrió estando por llorar, pero más de emoción que de otra cosa.

Brian lo abrazó de vuelta y se quedaron así, abrazados tras comer, pensando en qué prepararía el futuro para ambos.

(...)

— No... ¿no te quedarás a cenar?

— Lo siento, amor... tengo trabajo...

— Puedes hacerlo aquí.

Roger estaba desesperado, sabía que si Brian se iba de seguro no comería nada, y para el bajo peso que de seguro tenía, debía hacerlo.

— Solo... ¡quédate aquí! Sí, como... como unas vacaciones... ¡o podríamos vivir juntos!

— Roggie...

— Estaremos siempre los dos, será estupendo, amor...

— Roggie...

— O si no quieres dejar tu casa podemos vivir allí... ya sabes, o al menos ir yo por ahora y acompañarte...

— Rog —lo tomó de los brazos—. Tranquilízate por favor... estaré bien.

La mirada cristalina de Roger se posaba en los ojos de Brian mientras el primero negaba con la cabeza.

— No puedo asegurar eso...

Tanto Brian como Roger sabían lo que el primero tenía.

Anorexia.

Sin embargo, Brian no quería admitirlo y Roger prefería no mencionar aquel nombre hasta que fuese oficialmente diagnosticado. Supuso que pediría una hora para su novio en el médico lo más pronto que pudiese.

— Yo sí... —suspiró Brian—. Te prometo que comeré a penas llegue a mi casa.

Roger confiaba siempre en el de rizos, pero ¿por qué ahora presentía que este mentía? No estaba seguro si creerle o no, pero Brian estaba muy convencido de tener que irse.

— Bueno, amor... —suspiró—. Pero por favor, prométeme que vas a comer.

— Lo prometo —mintió el mayor para luego besarlo suavemente a modo de despedida e irse.

Al llegar a casa, simplemente no probó un bocado.

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