Capítulo 26

*Cuatro años después*

Cuando llegó el día en el que pude abrir los ojos me puse feliz, cuando eso sucedió vi a muchas personas encima de mí, viéndome, me agovié.

Esas personas estaban sonriendo y suspirando aliviados, no entendí nada.

Muchas enfermeras me llevaron a hacer muchas pruebas de todo tipo, sí, acababa de despertar y ya me estaban agoviando.

Cuando terminaron me llevaron a mi habitación y todas esas personas rodearon a una doctora, menos dos personas.

- Janet, me alegra mucho que hayas despertado-. Dijo aquel chico.

Sonreí porque pensaba que debería de ser un amigo o algo.

- Una pregunta...-. Me interrumpió.

- Mira, mira como ha crecido Carol en estos cuatro años-. Me interrumpió para subir a una niñita rubia de ojos azules a mi cama.

- Hola mami, te he echo muchos dibujos mientras estabas aquí.

¿Mami? No podía ser, tenía ocho años y me desperté aquí, eso tenía que ser un sueño.

- ¿Quién sois?- Pregunté sin entender nada.

El chico se quedó parado sin saber que decir, parecía que mi pregunta le había cogido por sorpresa.

- No...¿no me recuerdas?- Preguntó desolado.

- Lo siento pero es como si mis recuerdos se huvieran borrado por arte de mágica-. Contesté.

Aquel chico miró al suelo un poco desconcertado y se reunió con aquella doctora, quien la rodeaban aquellas personas que antes de las pruebas estaba conmigo.

Una de aquellas mujeres se apartó de aquel corro, pude percibir que estaba llorando, un hombre la seguía y la sujetaba, se notaba que aquella mujer estaba destrozada.

- ¡No puedo creer que mi hija tenga amnesia!- Pude oir a aquella mujer gritar desconsoladamente, por sus palabras puede que sea mi madre.

Tenía amnesia, aquella doctora me contó todo. Pude morir ahogada. Según la doctora, se metió mucha agua por mis orificios nasales, esa agua llegó hasta mi cerebro, yo intenté defenderme pero al incorporar la cabeza, la persona que me estaba ahogando me la impulsó hacia abajo haciendo que mi cabeza se estrellara con la bañera, salió mucha sangre y por eso estaba así. No recordaba nada.

- ¿Quién me ahogó?- Pregunté confundida.

- No lo sabemos-. Contestó.

Suponía que la policía estaría en ello.

- ¿Cuántos años tienes?- Preguntó.

- Ocho.

Ella me miró y me sonrió con ternura.

- Vamos al baño-, me cogió de un brazo para ayudarme a llegar-, mirate en el espejo, ¿qué ves?- Preguntó.

- A una chica adulta-. Contesté.

- Con lo cual, ¿qué significa?- Preguntó.

- Que no tengo ocho años.

Me ayudó a regresar a la cama del hospital y me hizo más preguntas sacando un libro grande.

- Este es el álbun de fotos de toda tu vida, miralas y si reconoces a alguien de las fotos-. Dijo entregándomelo.

Miré las fotos y lo único que recordaba era a Tanya y a mi hermano, cuando se lo dije me preguntó que si eras personas que habían marcado mi vida, no le supe contestar porque todo lo veía borroso.

Una foto me llamó mucho la atención, aquella foto era de, ¡no podía ser!

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