Capítulo 18

Pasaron los días y no había noticia de Carol. Cada vez que llamaban por teléfono se encendía algo en mí, pues creía que era la Policía, pero al coger el teléfono y no era la Policía ese algo se apagaba.

No había noche que no soñara con el día de la desaparición de mi hija, siempre me despertaba empapada por mis lágrimas hasta que decidí no dormir, pero eso último era imposible porque los ojos se me cerraban solos.

Veía la preocupación en los ojos de Mario, él también sentía ese algo cuando llamaban por teléfono. Yo le habrazaba y lloraba junto con él. Habia dejado de ir a la universidad y a su trabajo, no quería dejarme sola.

Un día recibimos un paquete. Se lo dije a Mario y éste me miró con cara de no estar esperando nada. Decidimos abrirlo.

Dentro había una carta con recortes de letras de periódico o revistas y un CD de DVD.

"Pasaron ya dos meses de la desaparición de vuestra hija, si quereis encontrarla, tenéis que ver el vídeo"-. Ponía en la carta.

Mario y yo nos miramos con preocupación, tragamos saliva y pusimos el vídeo.

En el aparecía una cuna y dentro de la cuna estaba Carol, de repente aparece una persona tapado de la cabeza a los pies, sólo se podían ver los ojos, esa persona se puso detrás de la cuna y miraba a la cámara.

Aprete la mano de Mario en señal de nerviosismo, sin darme cuenta estaba temblando, en esos momentos me esperaba lo peor.

La persona del video tomó aire de un globo y empezó a hablar con una voz distorsionada.

- Si a vuestra hija quereis recuperar sólo teneis que hacer una cosa muy simple-, tomó aire de aquel globo-, no queremos dinero ni nada de eso, sólo queremos lo que una vez fue nuestro-, tomó aire del globo, otra vez-, ¿no sabeis lo que es?- Con esa pregunta el vídeo se acabó.

Apreté más fuerte la mano de Mario, no sabiamos lo que esos locos querían. Miré a Mario anguatiada y lo vi con el móvil en la oreja.

- ¿Policía? Mire, nos han enviado un vídeo los secuestradores de mi hija Carol-, se hizo una pausa-, ¿qué vayamos? ¿Puede ser ahora?-, otra pausa-, está bien, hasta ahora-. Colgó.

Miré a Mario y nos pusimos a recoger el vídeo y la carta.

"¿Podré abrazar a mi niña pronto?"-. Me preguntaba.

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