She returns -Cap.2-
Otra mañana aburrida como las demás en la secundaria, en clases -no tenía idea de que materia era- estaba totalmente fuera del universo, solo tenía mi atención puesta en una chica que estaba presentando el profesor -tampoco escuchaba lo que decía el profesor- sólo la miraba a ella y... Ella a mi.
Yo conocía a esa chica y ella a mi..
–Me está escuchando?? –dijo el profesor– en ese instante salí de mi trance.
–No –respondí– ¿acaso no lo notó?
–Sr.Moor le pedí que usted sea el guía de la joven Higgs –repitió algo molesto–
Claro –respondí con un toque de sarcasmo–
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Sonó el timbre y cuándo iba a cruzar la puerta una mano en mi brazo me detuvo.
–Te ibas a ir sin mi? –preguntó– lo había olvidado por completo..
–Que bueno verte de nuevo Sukaina –respondí con una dulce, gran y verdadera sonrisa– estoy realmente feliz de verla de nuevo.
–Lo mismo digo Sebastian, pensé que me habías olvidado... –dijo con una gran sonrisa que luego se convirtió en pequeña– ¿como puedes pensar eso?
–Veo que me conociste muy poco querida Sukaina, yo no olvidaría una rosa tan bonita como tú... Yo no olvido –dije tomando su mano y dejando un beso en ella– No olvido a nadie que se relacione conmigo.
–Me gusta el nuevo tú –dijo con simpatía– Eso es una sorpresa.
–Y a mi me agrada que estés de regreso a mi lado, ¿que te trajo por acá? –pregunté interesado–
–Tan lindo como siempre Sebastian... Mi papá cambió de empleo –Respondió tocando mi mejilla– ¿Será que es el destino?
–Es eso un cumplido? –pregunté sonriendo y mirándola directamente a los ojos–
Ella miró a otro lado y acomodó su cabellera castaña, al terminar volvió su vista a mi.
–¿Me vas a enseñar el lugar? –preguntó– Así que te logré incomodar, interesante..
–Si, soy tu guía después de todo –respondí inerte–
Comenzamos a caminar, después de tanto rato caminando y lograr mostrarle la mitad del instituto –la noté aburrida– decidí sentarnos en unos bancos y platicar un rato.
–Y... ¿Hasta ahora que opinas? –pregunté–
–Me gusta altamente... ¿A ti? –preguntó muy atenta–
–También –respondí–
–¿Te volverás a cambiar? –preguntó observándome– ¿que planeas?
–Quizás, todo depende, pero de momento no –respondí mostrando una sonrisa–
Sin previo aviso me abrazó.
–Te extrañe mucho Sebastian –respondió y me atrajo más a ella–
–También te extrañe Sukaina –respondí dándole un fuerte abrazo–
–¿Te gustaría cenar hoy conmigo? –pregunté emocionado–
–Claro, así nos ponemos al día, no? –dijo contenta y mostrando una sonrisa realmente impresionante– me dejó hipnotizado por unos instantes, luego volví a reaccionar.
–... Por supuesto –dije feliz–
Sonó el timbre y tuvimos que volver a clases, estuve más atento a las clases –e intercambie miradas con Sukaina– las horas pasaron y el timbre sonó. Aumenté la rapidez de mi paso y llegué a la puerta de salida, camine hasta Sukaina.
–Estaré esperando –dije sin detener mi paso–
–No lo haré –dijo poniéndose a mi lado y tomando mi mano–
–Ok –respondí alejandome–
Lo bueno de las presentaciones aburridas y que tanto odio de mi instituto, es que dices absolutamente todo -eso implica dónde vives- así que Sukaina sabía dónde estaba viviendo y viceversa.
Llegué a casa, lo primero que hice fue acomodar la mesa, ya que la casa estaba limpia. Lo segundo fue cocinar, decidí por hacer un Beef Wellington, fui a la ducha.. Me vestí de una manera casual pero especial, me coloque perfume. Puse música relajante, me entretuve jugando en mi celular hasta llegar la hora acordada y escuchar el timbre de mi casa.
Abrí la puerta y allí estaba ella... Tan hermosa como siempre,vestida con ropa de invierno, extrañamente comenzó a nevar –bueno tampoco le presté atención al clima– ella carga una linda chamarra color gris, un pantalón negro y unas botas del mismo color.
–Que guapo! Si vieras cómo está el clima afuera –dijo acariciando mi mejilla, la abracé–
–Bienvenida, estás en tu casa –dije dejándola pasar– ella es tan hermosa...
–Que caballero! Gracias.. –dijo cuando le quité la chamarra y la coloqué en el perchero–
–Debes sentirte congelada todavía... Espérame un momento –dije dejándola en el sofá para ir a la cocina hacer chocolate caliente y dejarle uno en sus manos–
–¿Quién eres tu y que hiciste con Sebastian? Gracias.. –dijo a modo de broma y riendo, no pude contener la risa y acompañarla– vaya.. Eres radiante cuándo sonríes
–Nada, sigo siendo yo.. –dije parando de reírme–
–Pero yo no recuerdo que fueras tan caballeroso –dijo pensativa–
–Mejor.. Vamos a comer –dije llevándola a la mesa y sentándola–
–Wow que romántico! Tu hiciste eso? –preguntó al ver las velas y el Beef Wellington– algo me dice que no te esperabas esto, me quedaré con tu corazón a este ritmo
–Estoy dudando si eres la misma chica que conocí en el jardín de niños, que estudió primero y tercero de secundaria conmigo.. –dije riéndome y sirviendo la comida en nuestros platos–
– Jajaja.. Claro que si! Sólo que me sorprendes, pero cuéntame.. ¿Como va tu vida todo este tiempo? Las chicas, ni preguntar... Seguro están a tus pies –preguntó riendo– que hermosa risa, tenía mucho sin escucharla
–Todo ha estado bien desde que nos vinimos de Montana, las chicas... Son agradables, pero si te interesa,no no tengo novia –dije degustando mi rico Beef Wellington– eres tan indescifrable que me alegro por esa pregunta..
–Entiendo... Hey! Cocinas muy bien, mejor que yo –dijo haciendo puchero y disfrutando la comida–
–Y los señores Higgs cómo están?... ¿Que sabes de los chicos? –pregunté interesado–
–Mis padres están bien, gracias. Bueno... Después de que te fuiste de Georgia, cada uno se fue. Uno para Rusia, otro para Bulgaria, otro para México, otro para Dubai, otro para Ecuador y otro para Turquía.. Cada uno agarró un rumbo diferente, no estoy segura si se fueron a esos países, eso fue hace mucho tiempo –dijo pensativa– interesante...
–Mmm entiendo, esta bien –respondí–
–¿Quieres un poco de vino? –pregunté–
–Por favor –respondió, para llenar las copas y disfrutar un poco más de la magia de la noche–
–Tus padres... Cuándo regresan? –preguntó– parece que estás nerviosa, aquí no pasará nada que tu no quieras
–Sinceramente no lo sé, ellos no me dijeron cuándo regresarían –respondí sincero–
–No deberías estar solo tanto tiempo en casa Sebastian... –dijo preocupada– estás preocupándote por mi?
–Ya estoy acostumbrado, es algo normal –dije dejando ver una sonrisa genuina–
–No vas a cambiar verdad? –preguntó burlona–
Después de unas horas estábamos sentados en el sofá comiendo un sándwich de malvaviscos y tomando chocolate caliente. Después de un rato tomé su mano y dejé un beso en ella, ella apretó mi mejilla sonriendo –lo cuál también me hizo sonreír– era increíble ver a esa niña que iluminó mis días en la niñez, lo hiciera en los primeros años de secundaria y ahora en los últimos también. Lo extraño es que por extraña casualidad, siempre en algún momento coincidimos en hora y lugar, ese hecho me hace sentir raro de alguna manera.
Nos pusimos al corriente de las demás cosas, su padre estaba haciendo unos negocios en Washington y su madre estaba con ella, su padre estaría en casa antes de noche buena. La compañía de Sukaina era lo único que necesitaba, podíamos hablar de cualquier cosa, jugar, dibujar, pintar y era de lo más divertido, no sé si era estar con ella o que las cosas a su modo son divertidas.
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Me cambie de ropa y nos fuimos a esquiar, era una noche espectacular.. El cielo estaba lleno de estrellas y nosotros patinabamos al ritmo de la música. Sukaina estaba tan distraída viendo las estrellas que se resbaló, por suerte estaba yo y evite su caída sosteniéndola, podía sentir nuestras respiraciones agitadas debido a la cercanía, luego de un rato así, la ayude a ponerse completamente derecha y seguir patinando. Luego fuimos al boliche, fue realmente divertido.. Los dos eramos pésimos jugando.
Volvimos a casa vimos unas películas de terror, jugamos poker, bailamos, contamos chistes... Hasta que se tuvo que ir, la acompañe a su casa. Saludé a su mamá y me puse al día con ella, al parecer habían tenido unos problemas en su viejo vecindario y se habían comunicado con mis padres y la inscribieron en el instituto dónde estoy. Él señor Higgs no volverá hasta enero, surgieron unos cuantos negocios más y no se pudo resistir, estaba en Washington y ahora está en New York, después estaría en otra parte.
Después de despedirme, me fui.. Camino a casa, regresé recorriendo los lugares a donde había estado con Sukaina, podía vernos platicar, bailar y jugar en la pista. Pasé cerca del bosque recordando la otra noche en el parque, la sangre, los gritos, la luna, ese extraño sueño, después de reflexionar un rato sobre eso fui directo a mi casa.
Estando en la sala, recogí la mesa, guardé todo en su lugar y subí a mi habitación, fui al baño me lave la cara y me vi en el espejo viendo mi rostro con sangre una vez más y dándole mi sonrisa más maliciosa al espejo.
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