Capítulo 4 | Remake |

Habían pasado tres días desde que luché con aquella maldición, y me aseguré de mantenerme tranquilo para que todo se calmara. Era simplemente precaución, por si acaso algo sucedía. No quería llamar la atención por nada.

Mientras caminaba por la escuela, vi un aviso pegado afuera, anunciando que todos los estudiantes serían transferidos a diferentes escuelas. Leí rápidamente el papel y, al encontrar mi nombre, vi que me habían asignado a la preparatoria Tohoku.

¡Jefe! -una voz animada me interrumpió.

Miré hacia el origen de la voz y vi a un chico de mi edad, el típico chico popular. Gracias a los recuerdos adquiridos, reconocí que su nombre era Kenzo, un tipo que era una especie de seguidor mío, siempre dispuesto a hacer lo que le pidiera de manera entusiasta y sin pensarlo dos veces.

¡Wow, jefe! Veo que estuviste entrenando mientras no estábamos en la escuela -Kenzo sonrió y levantó el pulgar, mirando mi físico más trabajado-. Nos tocó en la misma preparatoria, ¿vamos de una vez, jefe?

Sí, sí, sí, solo camina -respondí con pereza y comencé a caminar en dirección a la nueva escuela a la que tendría que asistir.

Oiga, jefe, ¿qué le parece si cargo su mochila? -Kenzo preguntó con una sonrisa traviesa. Sin pensarlo, le entregué la mochila, y él la trató como si fuera algo sagrado.

.

.

.

.

.

.

Finalmente, llegamos a la preparatoria Tohoku, un lugar que se veía más como un castillo oscuro que una escuela normal. Alzé una ceja, ya que no se veía como el tipo de lugar al que un estudiante común iría. El ambiente era extraño, casi inquietante.

(Este lugar...) -pensé, observando el edificio mientras sentía una extraña vibración en el aire. Noté que varios estudiantes tenían una "cabeza de mosca" cerca de ellos. -(Joder, es un maldito campo de energía maldita) -pensé, consciente de la aura espeluznante que emanaba del edificio.

Veo que notó el ambiente peligroso, jefe -comentó Kenzo, observando cómo analizaba el entorno.

Kenzo también podía sentir la tensión en el aire, aunque no podía identificar las maldiciones, sí notaba la atmósfera oscura y la energía proveniente del edificio. Sin embargo, a él no parecía importarle mucho. En cambio, su atención estaba puesta en las chicas del campus.

Yo simplemente rodé los ojos. Mi fiel secuaz era uno de esos chicos que solo se preocupaban por "tirarse" a las estudiantes más guapas. No me importaba, en realidad. Estaba más concentrado en la gran cantidad de emociones negativas que se sentían en este lugar. No me sorprendería si una maldición de alto grado naciera aquí o ya estuviera en algún rincón de la escuela.

¿Ambiente peligroso, eh? ¿Sabes algo al respecto? -pregunté mientras metía las manos en los bolsillos, sin apartar la vista del lugar.

No me haga mucho caso, pero en Internet se habla de desapariciones misteriosas e incluso muertes ocurridas aquí -Kenzo habló en voz baja, asegurándose de que nadie pudiera escucharlo-. Pero como es una escuela para niños ricos, todo se cubre. La escuela se encarga de sobornar a las autoridades y la ley para que todo quede en silencio.

(Una maldición...) -pensé, mientras analizaba la información que me dio Kenzo. Con la cantidad de emociones negativas y este tipo de datos, había una alta probabilidad de que una maldición estuviera en este lugar. -(La energía maldita está muy fuerte por todo el lugar, será complicado localizarla) -seguí caminando con una expresión aburrida, pensando en qué hacer.

Realmente no sabía en qué nivel me encontraba en este mundo. Aunque había derrotado a una maldición de grado 2 antes, eso no significaba que pudiera enfrentarme a otra de un nivel más alto, como una de grado 1 o especial. De hecho, una maldición de grado especial probablemente me mataría en un abrir y cerrar de ojos.

Solté un suspiro de cansancio mientras observaba una de las torres de la escuela. Ahora que estaba más cerca, podía sentir que la energía maldita era más densa en ese lugar. Eso podría significar que allí estaba la maldición.

Volveré en un rato, cúbreme -dije mientras me giraba y comenzaba a caminar hacia la torre donde sentía la energía maldita más fuerte.

¿Ya vio a alguna chica que le interese? Bien por ustedes. Yo los esperaré en la sala donde nos darán la bienvenida -Kenzo agitó la mano en forma de despedida, y yo simplemente gruñí, ya que algunos de los estudiantes nos miraron raro.

Con paso firme, me dirigí hacia la torre, sabiendo que algo extraño se estaba gestando en este lugar. La escuela Tohoku no era lo que parecía, y había una maldición esperando en las sombras.

Llegué a una especie de valla que rodeaba la torre, pero sin esfuerzo, salté por encima de ella, como si fuera algo trivial. Solo continué mi camino hacia la torre de manera tranquila, pero sigilosa, ya que, cuando había una valla, era porque no todos podían entrar al lugar. Tenía que ser cuidadoso.

De repente, escuché una voz, una que me hizo detenerme. Parecía venir de alguien que no podía tolerar la presencia de los nuevos alumnos.

Malditos monos, caminan por nuestra institución como si pertenecieran a ella -esa frase me hizo pensar en Geto. Sólo él usaba esa palabra para dirigirse de esa manera a las personas, al menos en mi memoria.

Al voltear, vi a la fuente de la voz: una chica rubia, bastante atractiva, observando a los nuevos estudiantes con una mirada de desprecio. A su lado estaba un tipo alto que también los miraba con desdén, pero de una manera mucho más calmada.

No se preocupe, presidenta. Le aseguro que ninguno de estos inferiores se le acercará -dijo el tipo robusto, con una voz confiada.

Yo solo rodé los ojos ante la escena. Me acerqué sin hacer ruido y, sin que se dieran cuenta, subí al lugar donde estaban. No me notaron en absoluto. Antes de que pudieran decir algo más, los empujé a ambos. Caíron de cara en la fuente cercana.

Varios alumnos comenzaron a reírse, pero no me quedé a ver más. Aproveché la oportunidad para alejarme rápidamente y seguir mi camino, en busca de la maldición.

.

.

.

.

.

.

Cuando entré a la torre, o más bien cuando abrí la puerta, una oleada de energía maldita me golpeó tan fuerte que me erizó la piel por un momento. Pero rápidamente sacudí la cabeza y me obligué a entrar, sin dejarme llevar por la sorpresa.

(Esto es... un vientre maldito, y está absorbiendo rápidamente las emociones negativas de esta preparatoria. Aún está en formación. Si esta cosa despierta, será, al menos, de grado uno) -pensé mientras sacaba mi katana, preparándome para usar la respiración lunar y acabar con la maldición en formación. Pero luego vacilé-. No, espera... si esta cosa logra sobrevivir, la probabilidad de que utilice su área inata es alta, o incluso que logre expandir su dominio. Sería un dolor de cabeza que, en mi primer día de clases, tuviera que lidiar con un desastre de esa magnitud -dije en voz baja, mientras bajaba mi katana y comenzaba a pensar en el siguiente paso.

Era evidente que un hechicero de jujutsu sería enviado, pero solo después de que la maldición hubiera matado a algunas personas o causado un gran caos. Y la verdad, no tenía ganas de esperar a que otro se encargara de la tarea cuando yo mismo podía hacerlo.

Esperaré a que todos se vayan. Cuando no quede nadie, volveré y me encargaré de este vientre maldito, si es que la maldición no nace antes -dije mientras abría la puerta de la torre y me alejaba del lugar. -Si mantiene ese ritmo de absorción, diría que nacerá en un día más... Creo.

No estaba completamente seguro de eso, pero lo que sabía con certeza es que seguiría absorbiendo emociones negativas para volverse más fuerte.

.

.

.

.

.

.

.

.

Finalmente, con pereza, me dirigí a la sala donde estaban dando la bienvenida a los nuevos alumnos. Kenzo me hizo una seña desde lejos, y yo solo fui y me senté en el lugar que me había guardado.

¿Y cómo te fue con tu chica, jefe? -preguntó Kenzo de manera animada.

¿Por qué rayos crees que fui detrás de una mujer? No me insultes de esa manera -respondí sin prestarle atención al idiota que hablaba. Realmente, conseguir una novia estaba en lo último de mi lista de prioridades. En este momento, lo único que me importaba era ser más fuerte.

¿Te rechazaron? No te preocupes, jefe. ¡Te conseguiré una mejor chica! -dijo Kenzo, aparentemente sin comprender que no quería tener una novia.

Olvídalo, amigo. Ya no importa -respondí, soltando un bufido molesto. Ese tipo que estaba en el escenario no paraba de hablar y me estaba molestando.

Finalmente, después de que el maldito discurso del profesor terminó, nos dijeron a qué salón debíamos ir. Afortunadamente, no tendría que estar en el mismo salón que Kenzo, ya que nos asignaron aulas diferentes. La decepción de Kenzo era palpable, pero eso no me preocupaba en lo más mínimo.

Al entrar al salón, me di cuenta rápidamente de que todos los estudiantes tenían una cabeza de mosca cerca de ellos, lo que indicaba que estaban bajo el efecto de alguna especie de energía maldita. El profesor tenía dos, lo que me hizo pensar que no era tan inofensivo como parecía a simple vista.

(Este es un buen lugar para recolectar EXP... el detalle es cómo hacerlo sin parecer un loco atacando el aire detrás o al lado de ellos) -pensé mientras observaba a mis nuevos compañeros. Era probable que me odiaran por no ser un hijo de papi y mami como ellos, pero en este momento, eso me importaba poco.

¿Tú eres Tenko Shimura, verdad? -preguntó el profesor, mirando hacia mi dirección. Yo solo asentí como respuesta.

Bien, toma asiento en cualquiera de los tres asientos libres -dijo, señalando tres lugares disponibles.

Uno estaba cerca de la ventana, al lado de una chica, el segundo estaba en el medio, entre dos chicos que parecían ser un dolor de cabeza, y el último estaba en el fondo, también cerca de la ventana. Era obvio cuál tomaría.

Me dirigí al último asiento, ya que no quería lidiar con nadie. Si alguien me molestaba, no dudaría en partirle toda su mandarína en gajos para que se afinara.

El profesor notó que me senté y comenzó a dar su clase, pero sinceramente no le prestaba mucha atención. La escuela me aburría profundamente, y mi mente solo estaba enfocada en el verdadero objetivo: el vientre maldito donde se estaba formando una maldición de grado uno, lo más probable. Sabía que el día terminaría pronto y podría ocuparme de lo que realmente importaba.

(Solo tengo que esperar al final del día, y lo bueno empezará. Por ahora, me voy a relajar) -pensé, mientras mi ansiedad por acabar con esa maldición de grado uno crecía cada vez más.















Fin del capítulo Remake

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top