Capítulo 35

Jogo fue agarrado por el rostro, atrapado en la enorme mano de Mahoraga. Antes de que pudiera reaccionar, el shikigami lo lanzó con una fuerza devastadora, haciendo que su cuerpo atravesara un edificio cercano. El impacto rompió múltiples huesos en su cuerpo.

Mientras caía entre los escombros, del volcán que llevaba en su cabeza emergieron varios insectos ardientes con aguijones relucientes. En un instante, estas criaturas rodearon a Mahoraga y, con un fuerte sonido vibrante, explotaron en una violenta explosión de llamas abrasadoras.

Las llamas envolvieron completamente a Mahoraga. El calor era tan intenso que incluso el suelo cercano comenzó a derretirse. Jogo, jadeando por el esfuerzo, retrocedió mientras activaba su técnica inversa para sanar sus heridas más graves.

Maldito niño... nunca pensé que tendría un as bajo la manga tan poderoso —dijo, con la respiración pesada y el orgullo herido.

Sin embargo, el alivio de Jogo se desmoronó rápidamente. Del humo y las llamas, Mahoraga emergió caminando tranquilamente, sin un solo rasguño. Su rueda, situada sobre su cabeza, giró lentamente antes de detenerse, indicando que había completado otra adaptación.

El corazón de Jogo dio un vuelco.

La respuesta era obvia. Mahoraga había comprendido y neutralizado la naturaleza del fuego, volviéndose completamente inmune a su calor y abrasión.

Enfurecido, Jogo dejó escapar un rugido.

¡Maldito shikigami! —gritó, su paciencia al borde del colapso. Pero entonces, una idea cruzó su mente, una última carta que podría cambiar la balanza a su favor—. A diferencia de los hechiceros, tú no puedes desarrollar una expansión de dominio.

Con una sonrisa confiada, juntó las manos y comenzó a recitar las palabras necesarias.

Extensión de dominio —declaró, mientras el entorno cambiaba rápidamente a su alrededor.

En cuestión de segundos, ambos se encontraban dentro de un volcán activo. Lava burbujeante fluía por todas partes, y el aire estaba cargado con un calor sofocante que podría incinerar a cualquier humano común al instante. El terreno era peligroso, con rocas candentes y ríos de lava saliendo de las paredes y el suelo.

Jogo sonrió al ver la inmensa ventaja que tenía en este lugar.

¡Montaña de ataúd de hierro! —exclamó, alzando su mano para convocar una avalancha de lava que salió disparada desde el suelo, envolviendo por completo a Mahoraga—. ¡Te convertiré en cenizas!

La lava cubrió al shikigami, inundando cada rincón de su cuerpo. Por un momento, parecía que Jogo había conseguido su victoria. Pero cuando el silencio comenzó a dominar el ambiente, algo rompió la ilusión.

De entre la lava, Mahoraga emergió nuevamente. Su cuerpo estaba parcialmente derretido, con piel colgando de sus huesos y partes del mismo completamente carbonizadas. Sin embargo, la rueda sagrada giró, emitiendo un leve sonido mecánico antes de detenerse. En cuestión de segundos, Mahoraga se regeneró por completo, su cuerpo luciendo intacto, y, más importante aún, comenzó a adaptarse a la lava.

El rostro de Jogo se torció en desesperación y rabia.

¡No lo permitiré! ¡No dejaré ni tus huesos! —gritó mientras su volcán brillaba intensamente, convocando un enjambre de nuevos insectos de fuego.

Con un movimiento violento, lanzó más lava hacia Mahoraga, mientras los insectos volaban hacia él. Pero el shikigami, con una fuerza y velocidad imparables, aplastó a los insectos antes de que pudieran explotar. La lava que Jogo había invocado chocó contra Mahoraga, pero el impacto fue inútil. La rueda sagrada giró una vez más, solidificando su inmunidad contra este ataque.

Mahoraga, ahora completamente adaptado al entorno del dominio, avanzó implacablemente hacia Jogo. Sus pasos resonaban como un recordatorio de la diferencia abismal entre ambos.

El sudor caía por el rostro de Jogo. Por primera vez en su vida, comenzó a dudar de sus posibilidades de supervivencia.

Esto no puede estar pasando... —susurró para sí mismo, retrocediendo instintivamente mientras buscaba una forma de escapar del shikigami.

El impacto resonó como un trueno cuando Mahoraga apareció frente a Jogo en un estallido de velocidad. Su imponente espada del Exterminio descendió como un juicio ineludible, apuntando directamente hacia el espíritu maldito. Jogo sintió que su vida pendía de un hilo; sus instintos le gritaban que si ese ataque conectaba, sería su fin.

Con una rapidez desesperada, activó la técnica especial de su dominio, Golpe Seguro, haciendo aparecer una horda de insectos de fuego que se lanzaron en picada contra Mahoraga. Los aguijones de los insectos perforaron al shikigami, obligándolo a retroceder por la fuerza bruta del impacto. Con un segundo chillido, los insectos explotaron simultáneamente, envolviendo a Mahoraga en una bola de fuego y caos.

Jogo no desperdició un segundo. Bajó la cabeza y apuntó con su volcán hacia Mahoraga, dejando escapar un rugido gutural.

—¡Muere de una vez!

De su volcán surgió un rayo ardiente de fuego y lava altamente concentrado. El haz avanzó como una bestia furiosa, calcinando y vaporizando todo a su paso. El suelo, las paredes del dominio, y cualquier fragmento que quedara cerca desaparecieron, reducidos a cenizas por la pura intensidad del ataque.

Sin embargo, no pudo evitar que un pensamiento amargo lo consumiera mientras el humo se disipaba:

—Maldita sea... otra vez. No puedo permitirlo. Mi orgullo como maldición está siendo pisoteado, y por un shikigami.

Apretó los puños con frustración, su ira y humillación creciendo. Pero entonces, el techo del dominio comenzó a resquebrajarse. Los ojos de Jogo se abrieron con sorpresa y desconfianza, y antes de que pudiera reaccionar, un enorme agujero se formó en su dominio, forzado desde el exterior.

Por el agujero cayó una figura conocida: Tenko, con una gran sonrisa dibujada en el rostro.

(Es él...) —pensó Jogo mientras su furia alcanzaba un punto crítico. Reconoció al niño que, pese a no poseer energía maldita, lo había tomado por sorpresa anteriormente y les había arrebatado el Gokumonkyo.

El chico aterrizó con ligereza, sin mostrar un ápice de preocupación. Su sonrisa confiada era una burla viviente hacia Jogo.

Este es tu fin, viejo. —Sin más preámbulos, activé Borrar.

En un parpadeo, el dominio de Jogo colapsó como un castillo de naipes, desmoronándose por completo al perder la energía maldita que lo mantenía. Jogo, desesperado, intentó de inmediato reactivar su técnica ritual, pero nada sucedió.

(¡No, no, no! ¡No otra vez!) —pensó, sintiendo que todo estaba fuera de su control.

Aparecí frente a él antes de que pudiera reaccionar y le propiné una patada brutal en el estómago. El impacto fue devastador, retorciéndole las tripas y lanzándolo como un proyectil hacia atrás. Su cuerpo se estrelló contra el suelo, incapaz de reaccionar mientras intentaba, inútilmente, activar su técnica ritual.

—Escucha, papeado, no es personal. Pero hace poco perdí a dos ayudantes y necesito unos nuevos. Tú serás uno de ellos. —Mi voz era tan tranquila como cruel mientras extendía mis manos hacia él.

El chi verde comenzó a envolver mis manos, iluminando el espacio con un brillo etéreo. La energía maldita de Jogo comenzó a drenarse rápidamente, fluyendo hacia mí como un río desbordado. Al mismo tiempo, su cuerpo empezó a transformarse: una capa de material similar al jade verde comenzó a cubrirlo lentamente.

¡¿Qué diablos me estás haciendo, maldito niño?! —gritó Jogo con desesperación, sintiendo cómo su energía maldita era absorbida sin piedad. —¡No! ¡Imposible! ¡Yo no pierdo, yo no puedo perder!, ¡la fuerza lo supera todo, si pierdo nada tendrá sentido! ¡Si me derrota perderé todo por lo que he luchado!

Se movió frenéticamente, tratando de liberarse de la transformación, pero fue inútil. Su cuerpo estaba casi completamente cubierto por el jade. Podía sentir su desesperación, pero yo estaba concentrado. Su vasta cantidad de energía maldita hacía que el proceso fuera más lento, pero no podía escapar de su destino.

Cuando el jade finalmente lo cubrió por completo, el proceso concluyó. Jogo, el espíritu maldito de grado especial, ahora no era más que un tótem inerte en mi mano. Observé la obra con satisfacción mientras el chi que había obtenido de él fluía a través de mí, aumentando mis reservas monstruosamente.

Increíble... —susurré para mí mismo, sintiendo el poder que ahora me pertenecía. El espíritu maldito que alguna vez había sido una fuerza aterradora ahora era solo un instrumento más en mis filas.

Guardé el tótem, mi sonrisa tan amplia como mi victoria.

Uno menos. —Mi voz resonó en el silencio mientras me giraba para enfrentar lo que vendría después.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Frente a mí estaba el General Divino Mahoraga, una presencia imponente cuya sola existencia irradiaba poder y peligro. No era un oponente común; cualquier error significaría mi muerte inmediata. Sin embargo, una emoción salvaje me invadió, una chispa que solo aparece cuando te enfrentas a un enemigo verdaderamente digno.

Mientras Jogo permanecía atrapado en el tótem, Mahoraga aún no se dirigiría hacia Megumi. Eso me daba una oportunidad, pero también me imponía un deber: debía derrotarlo como un elemento ajeno al ritual para invalidar el proceso de purificación.

Apreté los puños con fuerza, mis nudillos crujieron, y con un movimiento fluido desenfundé mi aguja de brújula, su filo brillando bajo la escasa luz. Cerré los ojos por un segundo y activé el Mundo Transparente, enfocando toda mi percepción en Mahoraga. Sus movimientos, su postura, cada detalle de su enorme figura quedó al descubierto ante mi mirada perfeccionada.

Adopté la posición del Puño de Agua que Fluye Roca Aplastante, mi cuerpo relajado, pero listo para desatar un torrente implacable. Canalicé grandes cantidades de Chi, reforzando cada músculo, cada fibra de mi ser, fortaleciéndolo para soportar el impacto y devolverlo con el doble de fuerza.

Mis ojos brillaron con una intensidad feroz, una mezcla de concentración y emoción. Dejé salir toda mi aura de cazador, un despliegue que transformó el ambiente. Mi respiración se ralentizó, y una sonrisa depredadora se dibujó en mi rostro mientras me preparaba para lo que sería un duelo de vida o muerte.

Pero una pregunta cruzó mi mente:
"¿Sería posible convertir a Mahoraga en un Guerrero de Jade?"

Un pensamiento loco, casi suicida, pero la idea de intentar algo tan arriesgado me llenó de una emoción indescriptible.

.

.

.

.

.

.

.

.

Mientras tanto, en otro lugar de Shibuya...

Kenjaku observaba con calma mientras Sukuna se acomodaba en el cuerpo de Itadori Yuji. La maldad pura emanaba del Rey de las Maldiciones, quien parecía disfrutar cada segundo de su regreso.

Y dime, Sukuna, ¿qué planeas hacer ahora? —preguntó Kenjaku con su tono tranquilo y calculador—. Le tomará tiempo a Itadori recuperar el control.

Sukuna lo observó por un momento, una sonrisa perezosa pero peligrosa curvó sus labios.

Bueno, planeaba masacrar a todos los humanos en Shibuya, menos a dos en específico —respondió mientras se cruzaba de brazos, como si estuviera considerando sus opciones.

Antes de que Kenjaku pudiera responder, una voz femenina resonó desde la oscuridad:

—Eso parece muy natural en usted, mi señor. Era de esperar que su primera acción fuera masacrar a los humanos de esta ciudad.

Sukuna giró lentamente, curioso por la interrupción. Ante él, estaba una mujer con una apariencia única. Delgada, de estatura promedio, con un cabello liso y corto que caía por debajo de su mentón. Una mancha oscura decoraba la parte trasera de su cabeza, mientras un flequillo recto enmarcaba su rostro.

Vestía un kasaya tradicional, su donka clara contrastando con el zen negro que llevaba encima. Había un aire de reverencia en su postura, una devoción absoluta reflejada en sus movimientos.

¿Y tú quién eres? —preguntó Sukuna, su tono severo, aunque con una pizca de curiosidad.

Soy Uraume, mi señor —respondió la mujer sin atreverse a mirarlo directamente a los ojos, como un acto de respeto hacia el Rey de las Maldiciones.

Sukuna la observó por unos segundos antes de reír suavemente.

Ohhh, ya te recuerdo. Aunque tu voz y tu apariencia ahora son algo más femeninas. —Su sonrisa se amplió mientras volvía a mirar por la ventana, sintiendo las tensiones que se acumulaban en la ciudad.

En fin, como dije, pensaba masacrar a todos los humanos aquí, pero algo más interesante está ocurriendo. Esta era es muy intrigante... demasiado divertida como para ignorarla —declaró, sus ojos brillando mientras consideraba unirse al caos que estaba a punto de estallar.

.

.

.

.

.

.

.

De vuelta con Mahoraga, el ambiente era eléctrico. Ambos nos observábamos con intensidad, midiendo cada movimiento, cada respiración.

Finalmente, decidí dar el primer paso, impulsado por mi energía acumulada. Lancé un golpe directo, que fue interceptado por el puño masivo de Mahoraga.

El impacto fue devastador. Una onda de choque reverberó por el área, creando un cráter masivo bajo nuestros pies. Mi puño dolía, y sentí cómo varios de mis dedos se fracturaron por la colisión. La fuerza de Mahoraga era abrumadora, claramente superior a la mía en términos físicos.

Apreté los dientes mientras retrocedía, pero en lugar de desanimarme, una emoción ardiente creció en mi interior. Mis ojos brillaron con la intensidad de un cazador que acaba de encontrar a su presa más desafiante.

Esto será divertido —susurré, mi sonrisa creciendo mientras me preparaba para el siguiente intercambio.

Mahoraga avanzó con pasos pesados, su rueda girando lentamente como una sentencia de muerte, y su presencia llenando el campo de batalla con una presión aplastante.

"Si voy a salir de esta con vida, tendré que usar todo lo que tengo..."

Me posicioné nuevamente, mi cuerpo relajado pero listo para desatar una tormenta. Esta batalla apenas comenzaba.

___________________________________________________

Sigo vivo cabrones, y bueno, la razón por la cual no actualizaba ninguna de mis historias era porque:

1- me robaron el teléfono, pero como tenía dos no hubo pedo en cuanto al teléfono, el pedo fue recuperar las cuentas que tenia ya que se me habían olvidado las contraseñas ya que el segundos celular solo lo usaba para jugar y el primero para escribir.

2-estuve 2 días sin luz, al tercero tuve que hacerla de chalan y arreglar el problema que era de la instalación eléctrica de mi casa y bueno, me di un toque sote y no de los chidos.

3-cundo finalmente tuve luz de regreso se jode el Internet de mi casa

Y esas han sido las razones de mi desaparición, pero ya todo está normal, asique vuelvo al horario normal de subir un capítulo, dos o incluso tres capítulos si ando motivado, en un día.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top