Capítulo 31
Choso apretó los puños con fuerza, incapaz de ocultar su enojo al verme. La conexión que tenía con sus hermanos, Eso y Kechizu, le confirmaba que seguían vivos, pero sabía que de alguna forma los había sellado. No necesitaba explicaciones; solo quería recuperarlos, cueste lo que cueste.
Yo, en cambio, me mantuve tranquilo. Una sonrisa burlona se dibujaba en mi rostro mientras mi Aguja de Brújula permanecía activa, lista para indicarme el primer movimiento de mis oponentes.
A ver, veamos... uno contra cuatro. Para cualquiera, esto sería injusto. Y más sabiendo que todos ustedes son grados especiales -dije con un tono pensativo, llevándome la mano al mentón como si estuviera evaluando la situación.
Kenjaku, siempre observador, mostró una leve sonrisa.
Si viniste aquí sabiendo eso, es porque estás seguro de que puedes enfrentarte a cuatro grados especiales a la vez, ¿no es así? -preguntó, intrigado, pero claramente disfrutando del espectáculo.
Mmm... si pelean todos juntos, quizá me darían algunos problemas. -Me encogí de hombros, todavía sin preocuparme en lo más mínimo por mi situación actual-. Nah, igual ganaría -dije con una sonrisa confiada que parecía irritar a Mahito.
¡Qué divertido! ¿Puedo matarlo, Geto? -intervino Mahito, incapaz de contener su entusiasmo por enfrentarse a mí.
Kenjaku agitó la mano con desinterés, pero dejó clara su advertencia.
No, necesito su cuerpo intacto. Pero puedes enfrentarlo, siempre y cuando no lo mates.
En un abrir y cerrar de ojos, ya estaba en medio del grupo de maldiciones. Antes de que alguno de ellos pudiera reaccionar, activé Borrar.
¡¿Qué demonios está pasando?! -exclamó Jogo, claramente alarmado al darse cuenta de que su técnica ritual había quedado completamente inutilizada.
(no hay que perder la costumbre de papearse a Jogo) -pensé con una sonrisa mientras me preparaba para el ataque-. Puño de Agua que Fluye, Roca Aplastante.
Mis manos se rodearon de un aura azul tenue. Aprovechando que Jogo seguía distraído y desconcertado por la falta de su ritual, me lancé contra él. Empecé a golpearlo con una brutal descarga de golpes en sus puntos vitales, cada uno calculado con precisión.
¿Qué pasa, flamitas? ¿Ya te calentaste? -le dije con burla para luego darle un último puñetazo en el rostro que lo hizo atravesar una pared.
El resto de las maldiciones miraban con desconcierto, pero eso solo hacía la pelea más divertida. El Cazador había llegado, y no iba a ser tan fácil detenerme.
Impresionante. Su fuerza bruta y técnica son admirables -dijo Kenjaku, observándome con interés, completamente desinteresado por el estado de Jogo tras mi ataque.
Me agaché justo a tiempo, y tres segundos después, la Sangre Perforante de Choso pasó zumbando por encima de mí. Una sonrisa apareció en mi rostro mientras me giraba hacia su dirección.
-Muerte Destructiva: Estilo Caos -murmuré, golpeando el aire frente a mí. De inmediato, unas ondas de choque poderosas se dispararon hacia Choso.
Choso retrocedió varios metros al recibir el impacto de la primera onda. Sin darle tiempo para recuperarse, golpeé el aire varias veces más, enviando una lluvia de ondas que lo alcanzaron de lleno, forzándolo aún más hacia atrás.
Interesante... Solo golpeando el aire puede generar estas ondas de choque tan precisas -comentó Kenjaku, deleitándose con el espectáculo.
¡Es mi turno! -exclamó Mahito con emoción, lanzándose hacia mí con una sonrisa amplia y ojos brillantes, Mientras me atacaba con golpes y patadas, añadió de manera burlona: -Oye, nos parecemos. ¿No seremos hermanos?
No lo creo -respondí con calma, usando el Puño de Agua que Fluye para desviar todos sus ataques. Mis movimientos eran fluidos, evitando cuidadosamente que sus manos me tocaran.
(Es inútil... Sus movimientos son impecables, desvía cada golpe sin tocarme directamente. En un combate cuerpo a cuerpo no tengo oportunidad) -pensó Mahito con frustración mientras transformaba su mano en una hoja curva y afilada, intentando cortarme -(Incluso sus sentidos están increíblemente desarrollados) -concluyó al verme esquivar el ataque con facilidad.
Sin perder tiempo, activé Borrar y lo miré directamente. La transformación de su brazo volvió a la normalidad al instante. Aprovechando su desconcierto, lo agarré del rostro, lo estrellé contra la pared, y lo arrastré violentamente por ella, dejando grietas a lo largo del trayecto, antes de lanzarlo con fuerza hacia el túnel.
Juguemos X y 0 -dije frente a Kenjaku, quien mostró una ligera sorpresa por el repentino incremento en mi velocidad.
El enfrentamiento me estaba emocionando. Mi espíritu de lucha se elevó, y con ello, mi fuerza también. Con una sonrisa, desenvainé mi espada de Sangre de Demonio, lista para usarla.
Empiezo yo, y elijo X. -En una fracción de segundo, me acerqué a Kenjaku, trazando dos cortes rápidos y precisos en su pecho. Ambos cortes formaron una perfecta "X".
Bueno, muchachos, la función se acabó. Me encantaría quedarme a jugar más, pero tengo más chamba que hacer -dije con una sonrisa mientras rápidamente tomaba el Gokumonkyo y lo guardaba en mi inventario. -Nos vemos, muchachos.
Con esas palabras, desaparecí del lugar en un instante, dejando intacto únicamente a Dagon, quien seguía siendo, entre comillas, inofensivo. Me ocuparía de él más tarde.
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Unos minutos después de mi partida, los demás comenzaron a recuperarse de la inesperada paliza que habían recibido del Cazador de Hechiceros.
Se llevó el Gokumonkyo -murmuró Kenjaku mientras limpiaba la sangre de su boca, observando el lugar donde antes estaba el objeto. -Debo admitir que es mucho más fuerte de lo que imaginé. Aprovechó que lo subestimamos para darnos unos cuantos buenos golpes.
¡Maldito mocoso! ¿Cómo un humano sin energía maldita puede ser tan fuerte? -gruñó Jogo, literalmente hirviendo de furia, incapaz de aceptar lo que acababa de ocurrir.
Debe ser por una Atadura Celestial, eso explicaría su fuerza sobrehumana... Pero no sus técnicas. Es fascinante -dijo Kenjaku, cada vez más intrigado por el misterio que representaba Tenko.
Es extraño... No sé por qué, pero cuando me miró no pude usar mi ritual -comentó Mahito mientras emergía del túnel al que lo había arrojado, reuniéndose con los demás.
¿A ti también te pasó? -preguntó Jogo, recordando su propia incapacidad de activar su técnica ritual bajo la mirada de Tenko.
Satoru no bromeaba. Ahora entiendo por qué confiaba tanto en ese chico. Sus habilidades son extraordinarias -reflexionó Kenjaku, con el semblante serio. -Tenemos que recuperar el Gokumonkyo.
Este es otro motivo para traer de vuelta a Sukuna. Ese niño, con más tiempo, podría convertirse en una verdadera amenaza para nuestros planes -dijo Jogo irritado, reconociendo el peligro que representaba Tenko. Además de ser tan molesto como Gojo, el hecho de haberlos "derrotado" sin usar energía maldita lo hacía arder de rabia.
Vamos, Jogo, no te preocupes tanto. Nos tomó desprevenidos, eso es todo. Estoy seguro de que incluso sin Sukuna podemos encargarnos de ese mocoso -dijo Mahito, divertido por la situación. Ahora tenía un nuevo objetivo: matar al Cazador, además de a Itadori.
No me importa Sukuna. Encontraré al Cazador y haré que me devuelva a mis hermanos -dijo Choso con voz seria, dejando en claro sus prioridades.
Bien, parece que todos tenemos nuestros objetivos claros, así que vamos por ellos -dijo Mahito de manera infantil, antes de salir corriendo en busca de Itadori y Tenko.
Choso y Jogo no tardaron en seguirlo, cada uno persiguiendo su propia misión.
Incluso las maldiciones se comportan mejor que ustedes, niñas -dijo Kenjaku mientras volteaba a ver a Mimiko y Nanako, quienes permanecían en silencio, observando lo ocurrido.
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Bien, misión: recuperar el Gokumonkyo completada. -Comenté con una sonrisa mientras revisaba mi inventario. Ahí estaba, el objeto que tenía encerrado a Gojo. -Perfecto, luego me encargaré de sacarlo de esa caja. Estar encerrado unas horas no le hará daño
Activé Search una vez más, monitoreando las ubicaciones de los demás. Observé que Itadori y Megumi estaban juntos, probablemente enfrentando al viejo hechicero malvado. Por otro lado, Nobara ya no estaba con Maki, lo que significaba que estaba con… ¿Mika? ¿Mita? Al chile no recordaba su nombre.
Bien, me haré cargo del tipo de los milagros. -Dije con desinterés mientras desaparecía en un borrón de velocidad, dejando tras de mí un leve crujido en el suelo. Mi objetivo era claro: la ubicación de Nobara.
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Nobara estaba aturdida tras recibir un golpe directo de la espada que empuñaba Shigemo, un hechicero malvado de expresión burlona y retorcida.
Debo admitirlo, eres mucho más fuerte que la última vez. —Comentó Shigemo con una sonrisa divertida mientras miraba a Nobara, quien apenas se sostenía . —¿Has estado entrenando?
Nobara no respondió, enfocada en recuperar su equilibrio.
Vamos, di algo. Si no hablas, esto se vuelve aburrido… Ash, las dos son demasiado aburridas. —Bufó Shigemo, poniéndose de pie y, sin previo aviso, apuñaló a Mita, quien soltó un desgarrador grito de dolor.
¡Déjala, bastardo! —gritó Nobara con furia, levantando su martillo.
Shigemo soltó una risa burlona mientras esquivaba su ataque.
¿Y qué harás? Aunque seas fuerte, eso no basta para sobrevivir en este mundo. —Con un movimiento rápido, le propinó una patada que la mandó al suelo nuevamente . —Esto es lo que realmente me divierte: molestar a los débiles. Sí, eso es lo mío.
De repente, una voz cargada de desprecio resonó detrás de él.
Qué patético. Tener que pisotear a los más débiles para sentirte fuerte. Qué lamentable. —dije parado detrás de él.
Shigemo se congeló en su lugar. Un escalofrío helado recorrió su cuerpo mientras un sudor frío comenzaba a empapar su frente. La presencia que ahora sentía era sofocante, como la de un depredador que estaba a punto de devorar a su presa.
Lentamente, con el corazón acelerado y los músculos tensos, giró la cabeza para enfrentar al dueño de aquella voz. Allí estaba Tenko, parado tranquilamente con una terrible aura oscura emanando de su cuerpo.
Shigemo tragó saliva. Sus manos temblaban mientras me miraba, susurrando con pánico:
¿Qué… qué demonios eres tú? -preguntó mientras tartamudeaba al hablar
Antes de que Shigemo pudiera decir algo más, recibió un poderoso puñetazo en el rostro. El sonido repugnante de su cráneo siendo quebrado por el impacto se escuchó claramente. Con una estampida sónica, Shigemo salió disparado hacia atrás, estrellándose con fuerza contra la pared.
¿T-Tenko? —preguntó Nobara, claramente intimidada por la abrumadora presencia de Tenko y su demostración de pura fuerza.
Lo has hecho bien. Ahora me haré cargo de este idiota a partir de ahora. —Dije mientras comenzaba a caminar hacia Shigemo, quien estaba incrustado en la pared.
(Este tipo... me matará. Si no fuera por mi técnica ritual, ya estaría muerto.) —Pensó Shigemo, sintiendo un escalofrío de miedo mientras lentamente se deslizaba fuera del muro y caía al suelo.
Intentó levantarse, pero el golpe había sido demasiado fuerte. Cuando trató de huir, lo agarré del cabello, más específicamente de su cola de caballo.
¿Ya te quieres ir? Pero así apenas estamos comenzando. —Dije con una sonrisa, tirando de su cabello con más fuerza.
Lo tomé del cuello y, sin esfuerzo, lo levanté. Él sonrió débilmente y comenzó a llorar por el miedo.
Antes de que pudiera disculparse o decir algo más, apreté su garganta con tal fuerza que le corté la respiración. Con una sonrisa burlona, comencé a estrellar su cara contra las paredes, el suelo, objetos, todo lo que encontraba a mi alrededor.
Cada golpe lo hacía más débil, agotando poco a poco sus milagros.
Qué patético eres. No siento ninguna satisfacción al darte una paliza. —Dije con aburrimiento, antes de darle una patada tan fuerte que lo hizo atravesar todo el edificio y estrellarse contra otro.
(Vaya, así que esta es la fuerza de Tenko. Nunca pensé que fuera tan fuerte.) —Pensó Nobara, sorprendida al ver cómo había destrozado a Shigemo sin esfuerzo.
Nobara, cuida a tu compañera, yo aún tengo que seguir trabajando. —Dije antes de desaparecer rápidamente del lugar.
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En lo más alto de un edificio, un hombre musculoso de gran estatura y cabellera negra desarreglada observaba la escena. Sus cejas delgadas y la cicatriz en el lado derecho de su boca le daban una apariencia aún más imponente. Sus ojos pequeños transmitían una mirada cansada, pero decidida.
¿Me pides que mate hechiceros, anciana? —Dijo, dando un paso y apareciendo al lado de la hechicera que lo había traído de vuelta. —Tú también eres una, ¿no?
Con una sonrisa, y un simple golpe, mató a la hechicera que lo había resucitado, quien había pensado que su débil nieto podría controlar su cuerpo.
Toji se giró y observó al recién llegado: Tenko. Estaba parado allí tranquilamente, viéndolo con una leve sonrisa, su cabello azul grisáceo moviéndose con el viento frío de la noche.
¿Quién se supone que eres, niño? —Preguntó Toji, mirando a Tenko con desinterés.
Me llamo Tenko Shimura, aunque me conocen más como el Cazador de Hechiceros. —Respondí con una leve sonrisa, viéndolo directamente a los ojos.
Toji Zenin y Tenko Shimura, dos personas increíblemente fuertes, sin necesidad de energía maldita. Ambos con habilidades sobrehumanas, en combate y en el uso de armas. Sería una batalla de pura fuerza bruta y habilidad, y solo uno saldría victorioso.
Fin del capítulo
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