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Capítulo 6

El ciclo debe terminar

Tras lo acontecido, los discípulos de BaiZhan comenzaron a molestar más a los discípulos de su pico, obligándolos a no rondar cerca de los límites con el pico de los guerreros. Era molesto y por más que Shen fue a quejarse con Yue y Liu, ninguno hizo nada para detener a los incivilizados que solo sabían golpear a sus discípulos.

Tras ver que eso no tendría ningún efecto, Shen decidió enseñarles estrategias de combate a sus discípulos, diciéndoles que podían usarlas para defenderse de los monos brutos que rondaban cerca del pico QingJing. Durante esas clases todos se mantenían extremadamente atentos y tomaban nota de todo lo que sea que Shen dijera. Quizás hacía comentarios innecesarios para anotar, pero de igual manera ellos anotaban todo y retenían todo lo posible de esas clases. Incluso había llegado a escuchar a sus discípulos hablar al respecto después de las clases, discutiendo cómo poner en práctica lo que su shizun les enseñaba. Al menos sabiendo esto no tendrían que emplear planes como el de tres meses atrás, donde habían hasta maquillado a Liu Qingge. Al menos así podrían hacerles frente a esos idiotas y demostrarían que en su pico no solo se criaban eruditos que simplemente sabían pintar o tocar linda música.

—Miren, podemos hacer esto—decía Ming Fan mientras usaba un pincel y una hoja para dibujar alguna de las estrategias que Shen les había enseñado.

A su lado estaba Luo Binghe, mirando atentamente las indicaciones de su shixiong. Rodeándolos había un grupo de diez discípulos que escuchaban atentamente o bien aportaban algunos comentarios.

Parecía ser que en el último tiempo, idear planes para lidiar con BaiZhan y recuperar la paz en su pico se había vuelto prioridad para todos. Incluso había llegado a ver algunos discípulos mayores conspirando con los niños.

Shen aprovechaba que todos los discípulos estaban ocupados para seguir buscando información sobre XinMo o Meng Mo. Lo que sea que pudiera serle útil. También seguía meditando y seguía luchando con sus demonios internos, buscando lograr la paz mental requerida para poder seguir avanzando en su cultivo. Pero aunque pasaron tres meses, seguía sin poder avanzar mucho más. Lo único que podía reconfortarlo, aunque muy ligeramente, era el hecho de que el cuello de botella que sufría ya no era tan intenso, como si pequeños hilos de energía espiritual fluyeran por entre pequeñas grietas. Ya no se tapaba por completo, ahora algo podía pasar. Era un muy pequeño consuelo.

Lentamente comenzaba a encontrar un poco de equilibrio.

Incluso en las visitas de los miércoles y viernes, Shen descubrió que hubo cambios. Anteriormente buscaba mantener la distancia con Luo Binghe, ya que su presencia no le traía buenos recuerdos. Pero con los días y las constantes visitas, eso había cambiado. Incluso ahora podía comer uno o dos bocadillos que el niño hacía para llevar o comía algunas cucharadas del congee que le llevaba a su casita de bambú para el desayuno. Su comida era exquisita, sin lugar a dudas, pero con los recuerdos todavía presentes difícilmente Shen podía disfrutarla.

Al menos ahora podía sentirse más a gusto cuando compartía un mismo espacio con Luo. A pesar de que a veces se sentía asfixiado por el niño.

Era muy pegajoso. Quizás no se le pegaba físicamente, pero estaba todo el tiempo cerca, mirándolo y buscando su atención. Incluso llegaba a insistirle para que comiera más o le servía el té. Ming Fan y Ning Yingying ignoraban ese comportamiento, simplemente seguían hablando o mostrándole a su shizun lo que habían logrado.

Ming Fan mostraba orgullosamente sus planillas de caligrafía, su habilidad con el pincel era muy buena. Tanto los caracteres como los dibujos eran realmente bonitos. Shen veía un gran talento en ese aspecto, pero le insistía para que mejorara en lo demás. Principalmente porque al ser el futuro maestro del pico, tendría que sí o sí dominar las cuatro artes para poder enseñarlas posteriormente. Fue así como terminó practicando guqin con Ning Yingying y espada con Luo.

Su única discípula mostraba un gran talento con la música. Era sensible a los sonidos y eso hacía que lograra llevarse mejor con los instrumentos musicales que con el resto de las cuatro artes. El guqin era su instrumento favorito, aunque también estaba aprendiendo a tocar la pipa y la flauta. Para fortuna de Shen, no se veía particularmente apegada a Luo Binghe, sino que se comportaba como su shijie y no como una niña enamorada encandilada por la belleza de su shidi. Realmente sería una mujer fuerte, capaz de proteger a los que quería. Su cultivo, incluso, se estaba consolidando de manera segura y veloz. Aunque no se lo decía, Shen estaba orgulloso de ella.

—Me quedaré aquí con shizun, como debí haber hecho hace tiempo. Shizun...gracias.

Había veces que Shen Jiu no podía evitar recordar aquel momento. Aquellos últimos minutos con Ning Yingying antes de que tanto él como ella murieran. Todavía recordaba su rostro dulce y amable con una sombra triste que la cubría. Ella no era feliz, no podía serlo mientras supiera lo que le estaban haciendo a su shizun, lo que le habían hecho al pico que la acogió como parte de su familia. La culpa había devorado su corazón y la consumió hasta provocar su fin.

Y él no quería volver a verla de esa manera.

—Shizun—llamó Luo Binghe mientras "disimuladamente" acercaba un bollo a su mano.

Los había hecho él mismo y estaban rellenos de crema dulce. A Shen le había gustado, pero no había comido más de uno.

—¿Qué?

Luo Binghe sonrió feliz cuando se giró a mirarlo. Podía escuchar a Ning Yingying y Ming Fan practicando con el guqin a menos de dos metros de ellos.

—Este discípulo quiere saber si shizun puede ayudarlo con su caligrafía.

—¿Tienes tus planillas aquí?—Luo asintió— Bien, déjame ir por tinta.

Luo sonrió y comenzó a sacar de un pequeño bolso sus planillas. Shen fue por tinta y al regresar comenzó a explicarle sus errores y cómo podía corregirlos. Luo escuchó atentamente y al momento de empezar la práctica, lo hizo lento y cuidadosamente. Shen lo observaba, analizando si su postura con el pincel podía ser mala o no pero el niño no tenía más que pequeños errores que iría corrigiendo con la práctica. Cuando se lo dijo, Luo comenzó a escribir mal y Shen le dio con el abanico en la cabeza.

[+100 puntos de afecto de Luo Binghe

...

Este sistema se sorprende con la facilidad con la que Luo Binghe le brinda puntos de afecto...]

Sí, Shen también se sorprendía a veces. Luo Binghe parecía tener alguna fascinación con que su maestro lo golpeara con el abanico en la cabeza. Muchas de las veces que lo hacía le sumaban puntos de afecto.

Ning Yingying y Ming Fan seguían practicando con el guqin aunque Shen Jiu tenía la sospecha de que ambos estaban atentos a lo que ocurría con él y Luo. Aunque solo eran sospechas porque ninguno de ellos había demostrado nada. Parecían estar seriamente hablando respecto a los problemas que Ming Fan tenía para conseguir una melodía armoniosa.

Mientras observaba a sus dos discípulos, no se dio cuenta de que Luo estaba más cerca de él hasta que la pierna de su discípulo estaba tocando la suya propia. ¿Por qué ese pequeño tenía que ser tan pegajoso? ¡No necesitaba estar pegado a él para practicar su caligrafía!

Sin que se notara su molestia, Shen se levantó y fue a ver lo que Ming Fan y Ning Yingying hacían. Casi de inmediato Luo se levantó y fue tras él.

—¿Shizun?

Deliberadamente lo ignoró.

—Creo que Ming Fan tiene problemas para avanzar, deja que este maestro lo ilumine, Ning Yingying—dijo arrodillándose al lado de su discípula para estar frente a su discípulo principal.

—Este discípulo también necesita ser instruido con el guqin—dijo Luo arrodillándose al lado de Ming Fan.

—Lo que necesitas es ser instruido en caligrafía—dijo Shen mirándolo—. Ve y sigue con tus planillas.

—Pero mi técnica con el guqin es mala—refutó el niño.

Shen frunció el ceño.

—Tu caligrafía también. Ve a practicar.

—¡Pero...!

Antes de que pudiera quejarse, Ming Fan se levantó y cargó a su shidi como un fardo de paja y lo dejó en el lugar donde estaban sus planillas de práctica. Luo infló las mejillas y se cruzó de brazos, pero Ming Fan lo obligó a agarrar el pincel y pellizcó sus mejillas infladas.

—Deja de ser tan mimado. No hagas enojar a shizun.

—Shixiong, eso duele—se quejó Luo intentando quitarse de la cara las manos de Ming Fan.

Ning Yingying rio al verlos. Shen los dejó ser, viendo la peculiar escena.

En el pasado, Luo Binghe jamás habría tenido un acercamiento tan grande hacia Ming Fan. Lo único que los hacía interactuar eran las veces que Ming Fan lo molestaba o impartía los castigos. Fuera de eso no había más. Ni de lejos estaba la posibilidad de llevarse bien, menos llevarse como hermanos marciales. Era casi un imposible.

Pero ahí estaban, siendo shidi y shixiong respectivamente. Cada vez que los veía, ambos solían estar juntos. Mayormente Ming Fan protegiendo a Luo o instruyéndolo, tomándolo como shidi favorito. Y Luo seguía bastante a Ming Fan, como un pollito perdido que buscaba a su hermano mayor.

¿Y si eso era lo que Luo Binghe había estado necesitando? ¿Un hermano, una familia que estuviera para él? Si lo pensaba, Luo llegó luego de la muerte de su madre lavandera. Estaba solo y lo único que buscaba, era un lugar donde poder vivir tranquilo y honrar a su madre. Un lugar donde sentirse seguro.

Sin embargo, solo encontró un infierno no muy diferente al Abismo Sin Fin. Un lugar donde sus hermanos marciales lo molestaban, le daban tareas sin fin y no le guardaban comida. Su único consuelo había sido la única niña del pico, quien con su ingenuidad e inocencia lo ayudaba a aguantar en ese lugar.

Ning Yingying había sido para Luo Binghe lo que Qiu Haitang había sido para él.

Como una epifanía, Shen Jiu se dio cuenta de algo que estuvo siempre frente a sus narices y nunca pudo reconocer.

Luo Binghe y él no eran muy diferentes en realidad. Ambos habían luchado por conseguir un lugar seguro, un lugar en el cual vivir tranquilos. Sin embargo, por diferentes motivos, ambos terminaron en un infierno humano. Ambos fueron humillados y azotados, golpeados hasta no sentir el cuerpo, y encontraron consuelo en una niña ingenua e inocente.

Shen Jiu se había convertido, sin darse cuenta, en Qiu Jianluo. De ser la víctima torturada, paso a ser el torturador. De ser el niño pobre y escuálido que luchaba por no morir con cada paliza a manos del adulto con poder e influencia, pasó a ser ese mismo adulto abusando de un niño. Solo por envidia, solo por odio.

Y al igual que Qiu Jianluo, ambos encontraron su fin a manos de aquellos niños a los que torturaron por años. Sus motivaciones habían sido diferentes, pero coincidían en algo: la envidia.

Shen había envidiado la suerte de Luo Binghe. El niño tuvo una madre, había entrado en la edad justa para cultivar, era naturalmente talentoso y su inocencia seguía intacta en su mente porque no se había encontrado con personas como Wu Yanzi.

Qiu Jianluo, por su parte, envidiaba a Shen Jiu porque él podía tener lo que Jianluo jamás podría: casarse con Qiu Haitang. Era enfermo y al principio Shen no había creído que fuera así, pero una noche, cuando compartía forzosamente la cama con ese monstruo, mientras estaba dolorosamente dentro, lo escuchó susurrar su nombre. El nombre de su hermana. Y fue repugnante.

No tardó en unir puntos: él y Haitang eran parecidos físicamente, no tanto como para pasar por hermanos, pero sí como para que Jianluo pudiera engañar su mente. Ambos tenían la misma edad y, a raíz de esto mismo, sus voces no diferían mucho.

Era un reemplazo. Qiu Jianluo había querido que fuera el esposo de su hermana, había arreglado el matrimonio, solo porque así podría tenerlo para siempre en su casa. Podría estar con él en reemplazo de su hermana, con quien no podía estar porque sería inmoral, incorrecto en muchos aspectos.

Qiu Jianluo había sido un monstruo y en lugar de ser diferente, Shen Jiu se volvió igual a él. Lo único que no había hecho con Luo había sido abusarlo sexualmente, ¿pero era necesario eso para hacer que el niño lo odiara hasta el punto de volverlo una vara humana? Shen estaba seguro que no. Como también estaba seguro de que Luo Binghe estaba siguiendo sus pasos. Había pasado de ser un inocente loto blanco a ser un bastardo de dos caras capaz de asesinar a quien sea. Y esa actitud había hecho que se ganara muchos enemigos, solo que la diferencia con Shen o Qiu radicaba en el hecho de que ninguno de ellos dos era tan fuerte como Binghe.

Y si el ciclo continuaba, ¿no llegaría un día alguien que pudiera derrotar a Luo Binghe y lo matara luego de años de tortura? ¿Y si esta persona hacía lo mismo? ¿No sería un ciclo de abuso sin fin?

En lugar de cerrar el ciclo, Shen no hizo más que continuarlo. Y esa herencia pasó a Luo. La pregunta era ¿a quién seguiría pasando? ¿Cuándo llegaría a su fin? ¿Cuando todos estuvieran satisfechos con sus venganzas, cuando mataran a todos?

No. Shen lo notó en ese momento: el ciclo de abuso debía terminarse ahora. Aunque lo había revertido hacía meses, al volver al pasado, no lo había pensado muy detenidamente hasta ahora.

No había reconocido hasta ahora que la locura de Luo Binghe, su reinado de terror y todo lo relacionado con él había sido consecuencia de sus propios errores. Por su culpa, no solo había condenado a un niño inocente al odio, sino que también había llevado a la muerte a muchas personas que no tenían relación alguna con sus problemas. Había llevado a la muerte a Qi-ge. Si tan solo hubiera aceptado su vida, aceptado que no estaba mal en que otros tuvieran lo que no tuvo, nada malo hubiera pasado.

Miró el guqin frente a él, mientras escuchaba a Ming Fan todavía intentando convencer a Luo Binghe de practicar su caligrafía. En su corazón, le pidió disculpas al Luo Binghe del pasado por ser un mal shizun.

—Déjalo que venga, Ming Fan. Tal vez ambos puedan lograr avanzar en algo—dijo cortando la "pelea" que se generaba a pocos metros de él.

Luo sonrió feliz y se lanzó prácticamente hacia donde Shen y su shijie estaban. Ming Fan lo siguió, suspirando exasperado, pero con una sonrisa.

Tranquilo como nunca antes había estado, Shen comenzó a tocar el guqin.

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Al otro día, Shen logró avanzar un poco en su cultivo con su meditación. No fue demasiado, pero había sido mejor que en días anteriores. Su mente, aunque no estaba en completa paz, se hallaba mejor que en el pasado. Más liviana, libre de cierta manera. Darse cuenta de algo, que había estado enfrente de él todo ese tiempo, pero siempre ignoró, fue una revelación liberadora. A pesar de que antes había notado sus errores con Luo Binghe, fue recién el día anterior en que se dio cuenta realmente de cuál fue su error.

De haber notado este ciclo de abuso antes, Shen probablemente no hubiera terminado como terminó. No hubiera maltratado a Binghe ni a ningún otro discípulo bajo su cuidado. Tampoco hubiera descuidado a su pico como lo hizo, o posiblemente sí pero no hubiera maltratado a sus discípulos. Quizás así Luo no hubiera buscado venganza, no lo hubiera transformado en una vara humana.

Pero todos esos eran hubieras que no valían la pena pensar porque en este presente los estaba realizando. En esta oportunidad descubriría esos hubieras, sabría lo que pasaría de haber sido un maestro diferente.

Su meditación se vio interrumpida abruptamente cuando alguien tocó la puerta de su casita de bambú con demasiada fuerza.

[Misión: Asegúrate de que tus discípulos se encuentren bien.

Recompensa: 250 puntos B]

¿Qué?

Se levantó de un salto y abrió la puerta. Ning Yingying estaba ahí, parecía agitada, como si hubiera corrido hasta su casa. Estaba más blanca de lo que naturalmente era.

—Shizun, por favor, tiene que venir. Los discípulos del pico BaiZhan nos han atacado.

Shen apretó su abanico con fuerza. Si no mataba a Liu Qingge, entonces estaría cerca. 


Los discípulos de QingJing tomando nota de todo lo que Shen dice me recordó a Genos anotando todo lo que hacía Saitama jajaja

Shen cuando Yingying fue por él: here we go again

Voy a subir el capítulo que sigue solo porque siento que este quedó demasiado corto :v Además el que sigue es mejor JAJAJAJA

Me gustó hacer este paralelismo de las vidas de Luo Binghe y Shen Jiu. Ambos pasaron por cosas similares, claro que las situaciones y el contexto cambiaban, pero no dejaban de ser casos similares. Siento que el que Shen Jiu notara esto y reconociera que era muy malo era un paso más a su problema de cuello de botella. 

Nos vemos pronto en el próximo!!! 

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