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Capítulo 26
A un paso de la Conferencia de la Alianza Inmortal
La carta de Yue llegó poco después del cumpleaños número diecisiete de Luo Binghe. Dentro de la misma semana no solo se había festejado su cumpleaños, sino que también había recibido la invitación a la Conferencia de la Alianza Inmortal. Faltaban tan solo dos meses para que fueran a la Conferencia de la Alianza Inmortal y se abriera el Abismo sin Fin. Dos meses para que Luo Binghe se cayera al Abismo y pasara cinco años dentro, planeando una manera de vengarse de él por lanzarlo. No sabía si en esta vida sería igual, si Binghe volvería para vengarse de él o no, pero sabía que debía lanzarlo.
Lo malo de todo era que no podía culpar a Shang Qinghua de traición a la secta porque si lo hacía probablemente no se abriría el Abismo y si no se abría el Abismo él sería devuelto a su primera vida. En palabras más simples: se moría. Así que tenía que dejar que Shang Qinghua siguiera con sus planes secretos y abriera el maldito Abismo.
Lo único que le quedaba a Shen era pensar en algún método no traumático para lanzar al niño y que este no quisiera volver para vengarse. Ni de él ni de sus hermanos marciales. Tenía que buscar una manera de que los demás discípulos no se vieran involucrados en esto, que no lo odiaran por ser un demonio o por ocultárselos. Tenía que pensar en alguna manera, en alguna técnica que le permitiera tirar al niño sin tener que parecer que lo odiara.
¡¿Pero cómo mierda hacía eso?! ¡Tirar a Luo Binghe al infierno mismo era un acto puro de me importas una mierda, muere! ¿Cómo Binghe no volvería para vengarse de su maestro si este lo lanzaba sin darle ninguna explicación? Un momento, ¿volvería para vengarse? Si Shen repentinamente lo arrojara, luego de tratarlo bien por años, ¿no sería más acertado pensar que el chico regresaría para buscar respuestas más que para vengarse? ¿Y para eso volvería a Huan Hua? Si Luo Binghe volvía a Huan Hua, donde estaba el Viejo Asqueroso del Palacio, definitivamente Shen Jiu no volvería a reconocerlo como discípulo. Aceptaba que quisiera irse con otra secta o buscara ayuda en otro lado, pero ¿justamente de ese viejo pervertido que cada vez que lo miraba le daba escalofríos a Shen Jiu? ¡Ese era el verdadero pervertido lascivo, no él!
La vida era tan malditamente injusta.
Durante años había fabricado esta escena en su cabeza. El momento en donde se abriría el Abismo sin Fin, donde él debía arrojar a Binghe ahí y hacerle pasar el infierno. A un niño de diecisiete años. ¿Cómo el niño no iba a querer vengarse de él en su vida pasada luego de que Shen lo arrojara a ese horrible lugar? Aunque, si había que ser sinceros, le extrañaba que Luo Binghe no se lo hubiera esperado. Nunca había sido amable con él, lo odiaba, lo despreciaba, ¿en serio pensó que siendo la escoria que era no lo arrojaría? O Binghe era ingenuo o era idiota. O quizás ambas.
Posiblemente era ambas.
Como fuera, tenía que buscar una forma de que el chico fuera arrojado. ¿Podría pasarle esa tarea a alguien más? Pero si alguien del pico lo arrojaba y él no lo protegía estando ahí presente, quizás Luo Binghe se vengaría igual por no haberlo protegido. O quizás lo mataría por haberlo enviado simplemente a la Conferencia de la Alianza Inmortal. Le reclamaría por haberlo hecho ir y no ser capaz de protegerlo.
Definitivamente no había manera en el universo en que pudiera hacer algo contra Luo Binghe sin que este quisiera reclamarle al volver, completamente traicionado por su shizun. Mierda, no sabía qué era mejor: si haberlo tratado mal por años y hacer algo que cualquiera hubiera imaginado que haría, o tratarlo bien y después tener que lanzarlo.
Aunque... ¿por qué no dejaba esa tarea en manos de alguien más? Él podría estar en el lado contrario donde Luo Binghe estaba y entonces solo se enteraría del suceso. Él no sería culpable de nada, sería inocente y si Luo Binghe volviera entonces se vengaría de quien lo arrojó. Podría ser un demonio, si era un demonio CangQiong estaría a salvo. Pero ¿cómo podría hacer eso Shen? ¡No había manera en que pudiera manipular las cosas de esa manera sin estar presente!
Suspiró viendo la carta de Yue sobre su mesa. ¡Maldita Conferencia de la Alianza Inmortal! ¡La odiaba! ¡Maldito sistema que lo obligaba a hacer eso!
[En mi defensa, a mí me mandan a hacer esto. No le doy esta misión por puro gusto, usuario.]
"¡Entonces metete tú en lugar de Binghe y arrójate al Abismo!"
[(╯︵╰,) ¿el usuario quiere mandarme ahí?]
"Tú quieres enviar a un niño de diecisiete años, ¿por qué no ir tú?"
[Pero yo no lo quiero mandar (┳Д┳). Yo solo sigo órdenes.]
"¡Ignoraste en más de una ocasión esas órdenes, ignóralas ahora también!"
[No puedo, esto es mucho más difícil de saltarme (╥﹏╥)]
Sistema inútil.
[ 。゚・ (>д<) ・゚。 ]
Shen Jiu solo podía pensar y pensar en qué mierda hacer para arrojar a Luo al Abismo y no morir años después por eso.
Mientras debía seleccionar cuántos discípulos llevaría y entrenarlos para la Conferencia.
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Su estado debió ser muy obvio. Luego de informar a los seis discípulos que llevaría, Binghe comenzó a pasar más tiempo a su lado. Durante las reuniones de los miércoles y viernes, que seguían respetándose a pesar de todo, Luo le llevaba postres muy dulces. Al parecer había notado su gusto por lo dulce y parecía querer alegrarlo con eso.
No iba a lograrlo fácilmente. Los nervios de Shen no se controlarían con postres excesivamente dulces. Menos con cada día que pasaba y que estaban más cerca de la Conferencia de la Alianza Inmortal.
Los seis elegidos eran entrenados por Shen Jiu durante las tardes, luego de las clases habituales. Tenían un entrenamiento intenso para fortalecerlos y ayudarlos a que no tuvieran dificultades durante la Conferencia. Incluso tenían clases extras sobre distintos demonios y cómo enfrentarse a ellos. Shen compartía sus experiencias con ellos, indicándoles las maneras más sencillas de deshacerse de ellos sin necesidad de pelear tanto. También los hizo practicar más sus cultivos de tinta o de la música para aquellos que la usaran porque estarían permitidas durante la Conferencia. Eso les daría ventaja a algunos de sus discípulos, que eran más hábiles con sus instrumentos musicales o sus pinceles que con la espada. Aunque la espada era fundamental que la aprendieran a usar porque era parte de las enseñanzas de CangQiong.
Luo Binghe obedecía cada orden que le daba y aprendía cada cosa en un tiempo récord, todo para correr a hacerle tanghulu y llevárselo junto con el té que le correspondía. El niño era tan atento y tierno que Shen comenzaba a sentirse algo mal por tener que arrojarlo al infierno mismo. No le estaba gustando la idea. ¿Y si consideraba el no tirarlo y ser enviado de nuevo a su primera vida? No, eso no era bueno. Si quedaba el Shen egoísta y resentido de ese mundo, entonces todo su trabajo se iría a la basura. No podía imaginar cómo se sentiría Ming Fan o los otros discípulos si de repente Shen despertara un día y volviera a tratarlos con indiferencia. O Yue. Con Yue todavía estaría resentido, seguramente lo trataría mal.
[Si al usuario le molesta eso, este sistema puede ayudarlo a resolver esa duda.]
"Habla."
[Su alma y el del Shen Jiu de este mundo se fusionaron por lo que se hicieron una sola. Si su alma vuelve a su primera vida, dícese se muere, el alma de este Shen Jiu también lo hace. Como están enlazados, lo que le pase a uno le pasa al otro. Así que, si regresa, entonces muere aquí también.]
Bueno, no era tan malo entonces. Era mejor que saber que quedaría su copia malvada a hacer desastres. Al menos si moría se la llevaría con él y no atormentaría de nuevo a Yue Qingyuan con sus maltratos o arruinaría el trabajo que había hecho en el pico QingJing.
Binghe le llevó esa noche la cena y unos tanghulu de postre. El niño pasó y dejó la bandeja en la mesa, frente a él, una sonrisa suave en su rostro. No sospechaba nada de que pronto tendría que ser arrojado al Abismo sin Fin.
—¿Shizun necesita algo más?—preguntó amablemente Luo.
—Sí—dijo mirando el plato de congee—, llama a Ming Fan, quiero hablar con él.
Binghe asintió y se marchó sin decir ni mostrar nada más. Era raro, el niño solía mostrar más expresiones en su rostro ante cada pedido. ¿Por qué se comportaba tan recto? ¿Era por los nervios que Shen no podía evitar exteriorizar?
Ming Fan no tardó mucho en aparecer. Shen no tocó su comida y cuando el chico ingresó lanzó un talismán a la puerta para que el chismoso de Binghe no quisiera escuchar lo que hablaban.
—¿Shizun?
—Por favor, siéntate—pidió Shen señalando la silla a su derecha.
Ming Fan se sentó, mirando extrañado a su maestro.
—Shizun, ¿ha pasado algo?
—Este maestro quería hacerte unas preguntas y espera que respondas con sinceridad.
—Por supuesto shizun.
Shen miró el congee en su plato, sus dedos jugando con la cuchara.
—¿Qué opinas acerca de la responsabilidad de ser discípulo principal? Cuando este maestro te eligió para serlo, no te preguntó si era lo que querías. La verdad, solo te elegí por despecho, porque varios de mis hermanos marciales tenían discípulos principales así que quería ser como ellos. Pero no tomé en consideración si era lo que querías o no, solo asumí que sí y no te di otra opción.
Ming Fan bajó la mirada a la mesa, Shen podía notar que buscaba las palabras adecuadas para responderle.
—Yo...Este discípulo se sintió honrado de ser elegido discípulo principal, era un honor que mi familia esperaba que obtuviera, aun y cuando no sabía lo que significaba del todo ser discípulo principal. Cuando...cuando shizun me regañó por mis tratos este Ming Fan se dio cuenta de sus errores y se preguntó qué era realmente ser un discípulo principal. Pasé días enteros pensando e intentando entender qué era ser un discípulo principal para poder ajustarme a lo que shizun esperaba de mí. Al principio no fue fácil, este Ming Fan reconoce que no estaba acostumbrado, pero...me gustó. Si esto es ser discípulo principal de QingJing, entonces me gusta mucho.
[El niño ha madurado bastante.]
Sí, lo había hecho. El Ming Fan de su primera vida había sido un idiota en todos los años que vivió antes de caer a un pozo lleno de hormigas. Lo único que evolucionó de él fue su nivel de idiotez. Al menos ahora no lo era y se acercaba bien a la imagen de un discípulo principal de QingJing.
El chico siempre tuvo potencial, pero Shen se negó a verlo y ayudarlo a sacarlo solo porque no le importaba. Incluso recuerda haberle importado poco su muerte cuando se enteró.
—¿Y qué piensas respecto a tus hermanos marciales?
—Al principio este Ming Fan no valoraba a sus hermanos marciales, pero luego de aprender a ser un discípulo principal logré conocerlos bien y encariñarme con ellos. Mis hermanos marciales son la mejor familia que este Ming Fan puede tener.
—Vi que, de todos, eres más apegado a Luo Binghe—comentó, sus dedos todavía jugando con la cuchara.
—Oh, es que Luo shidi es muy adorable. Este no tiene hermanos de sangre, no sabía lo que era tenerlos. Pero cuando Luo shidi llegó pude saberlo. Me gusta mucho ser el shixiong de Luo shidi.
Shen vio el brillo de felicidad en los ojos de Ming Fan. Era un brillo que no había visto antes. Había algo en él, algo que en su primera vida nunca estuvo presente. ¿Felicidad genuina quizás? ¿Alivio de hallar una familia en este pico?
—¿Y qué hay de Ning Yingying?
Lo poco que recordaba de su primera vida, Ming Fan había estado tan enamorado de la única discípula femenina del pico QingJing que, al igual que un pavo real, intentaba mostrarle sus plumas para cortejarla. No había funcionado y Luo Binghe le había ganado.
Ming Fan se sonrojó y comenzó a jugar con sus dedos de manera nerviosa. Aun así, estaba intentando mantener la seriedad y compostura en su cara.
—Es una gran shimei y una dulce hermana marcial. Nos entendemos bien, a ambos nos gusta practicar nuestros nuevos cultivos juntos—dijo sin atreverse a mirar a Shen.
Parecía que toda la sangre de su cuerpo se había pasado a su rostro. Era tan divertido que a Shen le estaba costando no reírse.
—Ning Yingying se volvió una mujer fuerte e independiente, sin dudas debes cuidarla. No me extrañaría que algunos hombres ya se hayan percatado de su belleza.
Ming Fan asintió, el rojo persistiendo en su rostro.
—Ning shimei es capaz de espantarlos. Ya lo ha hecho varias veces—comentó, si seguía jugando con sus dedos como lo hacía se los quebraría.
[Este niño está tan enamorado de su shimei ♡(。-ω-), es tan dulce.]
Sí, tal vez. Pero a Shen solo le importaba que no la hiciera sufrir...o ella a él. Nunca se sabía cómo podían tornarse las cosas. Ning Yingying era una mujer de dieciocho años y Ming Fan tenía diecinueve. Estaban en la edad justa para casarse, tener hijos y establecerse. Pero como cultivadores eso siempre se podía posponer.
La pregunta ahora sería si Ning Yingying volvería a elegir a Luo Binghe o no. Solo esperaba que, a quien eligiera, la viera como el tesoro que era.
—Una última pregunta, Ming Fan—el chico asintió, su rostro dejando de ser tan rojo—. ¿Crees que todos los demonios son malos?
El chico lo miró extrañado por la pregunta y, esta vez, en lugar de responder sin cuestionar, preguntó:
—¿Por qué shizun me hace todas estas preguntas?
—Este maestro solo quiere saber tu opinión al respecto.
—¿Hay algo que le inquieta a shizun?
Shen pensó en evadir la pregunta, pero no creyó que fuera bueno teniendo en cuenta que le había pedido sinceridad a Ming Fan.
—Sí, hay algo que no deja tranquilo a este maestro.
Ming Fan no indagó más y simplemente decidió pensar en su respuesta.
—La verdad, este discípulo no puede dar del todo una respuesta precisa. Con los demonios que se ha encontrado, solo han sido malos así que no sabría decir si hay o no demonios buenos—Ming Fan se calló un momento, pensativo—. Posiblemente sí. Así como hay humanos buenos y humanos malos, debería haber demonios buenos y demonios malos, ¿no? Pero hasta el momento, este discípulo no ha conocido demonios buenos así que no puede responder con exactitud.
Shen dejó de preguntarse qué hubiera pensado Ming Fan en su primera vida. ¿Acaso importaba eso? A la mierda con el Ming Fan de la primera vida, ese chico ya estaba muerto, solo tenía que preocuparse por este Ming Fan, el que todavía respiraba y tenía un gran futuro por delante.
—Es un buen razonamiento—asintió Shen dejando de jugar con la cuchara—. Ming Fan, en la Conferencia de la Alianza Inmortal por favor, cuida bien de tus hermanos marciales. Este maestro quiere regresar con los seis discípulos que mandará todavía respirando.
Aunque sabía que posiblemente volvería con cinco porque uno de ellos, aunque terminara respirando, terminaría en el fondo del Abismo.
—Shizun no tiene de qué preocuparse, este discípulo cuidará de todos sus hermanos marciales y hará sentir orgulloso a shizun—Ming Fan se levantó y mostró sus respetos.
Shen quiso decir algo más, pero en su lugar dejó ir a su discípulo.
Esa noche no pudo comer nada.
La pregunta es... ¿Ming Fan logrará conquistar el corazón de Ning Yingying? En este ff ¿logrará que ella lo vea como esperó durante años?
Todo eso y más en los siguientes capitulos jajaja
Mañana capítulo 27: La Conferencia de la Alianza Inmortal: Se abre el Abismo I
Nos vemos! besos :D
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