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Capítulo 20

BaiZhan vs QingJing: El duelo de dos maestros.

Disimuladamente un discípulo mayor le señaló a Shen la ventana. Shen miró y ahí vio al Bruto de la Guerra acercarse hacia el salón donde tranquilamente estaba dando clases. Estaba deseando no haberle salvado nunca la vida. De haber sabido que salvarle la vida significaría tener que verlo más seguido por su pico, lo hubiera dejado morir sin meterse en lo más mínimo, como si nunca lo hubiera escuchado golpeándose contra las paredes.

Dos meses. Dos meses llevaba soportando eso y ya quería matarlo. Ahora en verdad que quería hacerlo. ¿Por qué insistía en mostrar su cara por su pico? ¿Por qué no se quedaba en su pico a golpear a sus discípulos?

Eso le pasaba por confiarse en que Liu no recordaría nada. Al final el idiota sí recordó y, lo peor, fue que le contó a Yue Qingyuan quien a su vez lo felicitó en una reunión de maestros de pico haciendo que todos se enteren. No era lo que necesitaba. Tampoco esos pequeños puntos de afecto de algunos de los maestros de pico...junto con los puntos de extrañeza de Shang Qinghua. Puntos inservibles.

—Shen shixiong—dijo Liu Qingge.

Desde hacía dos meses se había vuelto su shixiong. Era tan extraño como no escuchar a Qi Qingqi quejarse de los hombres. Hasta extrañaba que lo tratara mal. Ese nuevo trato era demasiado inquietante.

—Liu shidi—dijo girándose resignado hacia él—, no sé si lo notas, pero estoy ocupado. Cualquier cosa que quieras, bien puede esperar.

—Quiero un duelo, tus discípulos contra los míos—dijo como si no le importara el hecho de que Shen sí se estaba dedicando a dar sus clases.

No como él que dejaba que la naturaleza les enseñara a los discípulos de BaiZhan.

—No—dijo regresando para explicar lo que sus discípulos esperaban que explicara desde que Liu Qingge entró.

—Si ganan prometo hacer que mis discípulos dejen de molestar a los tuyos.

—Eso deberías hacerlo sin necesidad de un duelo de por medio—comentó Shen antes de continuar con lo que explicaba sobre un poema que sus discípulos debían transcribir.

—Tus discípulos ganaron el Duelo Anual de los Doce Picos—siguió el mono bruto—. Mis discípulos merecen pelear con personas que sean dignas.

—Y mis discípulos merecen que los dejen escuchar su clase—molesto, Shen cerró el libro donde estaba el poema—. Si acepto, independientemente del resultado, dejarás de venir a molestar a mi pico.

—¿Durante cuánto tiempo?

—Por siempre—suspiró Shen—, a menos que se trate de un asunto importante.

—Un año—retrucó Liu y Shen no sabía si matarlo o dejarlo seriamente herido.

—Diez.

—Un año—dijo tercamente Liu.

—Diez.

—Uno.

—Diez.

—Uno.

Shen suspiró buscando calma.

—Tres.

—Un año y medio.

Harto, Shen lo golpeó con el libro que tenía en la mano.

—¡Bien! ¡Pero dejas de venir y de traerme animales muertos!—sentenció molesto.

[+50 puntos de afecto de Liu Qingge

...

Este lugar está lleno de masoquistas...]

Al ver que se había salido con la suya, Liu se fue al fin tras decirle que en una semana regresaría con sus discípulos y le permitió a Shen continuar con su clase.

—Shizun—habló Yang Chen cuando Shen dejó de explicar.

—Dime.

—¿Podemos el día de mañana tener práctica con la espada y técnicas de combate? Si vamos a pelear contra BaiZhan, tenemos que estar preparados.

—Este maestro cree que ya lo están, pero si lo consideran necesario, mañana podríamos tener solo práctica de espada y combate.

Muchos de sus discípulos se mostraron de acuerdo ante la decisión. Yang Chen se acercó a Luo Binghe, quien estaba sentado a su lado, y le comentó algo en voz baja que el chico respondió poco después. Ming Fan había sacado papel de sus túnicas y empezó a escribir algo rápidamente. Ning Yingying se acercó a sus compañeras shimei para decirles algo también.

Shen suspiró y dejó el libro a un lado.

—Este maestro ve que están más preocupados por eso que por la poesía de hoy—todos se callaron y lo miraron, viéndose como chiquillos regañados—. Bien, salgamos a entrenar. Pero mañana quiero que le entreguen a Ming Fan la poesía transcrita para que este maestro pueda corregirla.

—¡Sí, shizun!

Y sin más, todos salieron del salón.

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Tras las clases, que más se centraron en entrenamiento físico, Shen fue al bosque de bambú a pasear. Sus discípulos bien podían perder el tiempo en lo que quisieran, ya bastante habían hecho ese día como para exigirles más.

Durante su caminata escuchó que fuera del bosque de bambú alguien tocaba el guqin. Sabía quién era, Yang Chen siempre se sentaba a los pies del mismo árbol a tocar. Antes usaba un viejo guqin, el mismo que rompieron al luchar contra BaiZhan, pero desde que le regaló uno lo usaba todo el tiempo. Y sabía también que, a su lado, mirándolo como si fuera lo más precioso del mundo, estaría Mu Sheng escuchando su música.

Shen tenía pocos recuerdos de sus discípulos de la primera vida. Una de las cosas que podía recordar levemente fue el hecho de que un día Yang Chen desapareció o algo así cree porque lo único en su mente era Mu Sheng pidiéndole que fueran a buscarlo. Así que no sabe si se fue o lo secuestraron o qué pasó. Había cosas difusas sobre todos ahí, pero recuerda que él no hizo nada por Yang Chen. Al niño cuyo nombre en ese momento no le podía poner cara.

¿Qué había pasado en su primera vida como para que Yang Chen desapareciera y Mu Sheng pidiera que fueran por él? Tal vez nunca lo sepa.

Continuó paseando escuchando a lo lejos a Ning Yingying instruyendo a sus shimei en combate, demostrándole formas de transformar sus debilidades en fortalezas para que no temieran luchar contra los de BaiZhan.

Y llegado al arroyo, vio a Ming Fan y Luo Binghe pescando. Ambos metidos dentro del arroyo y concentrados en atrapar algunos pescados.

—¡Shixiong! ¡Mira, pesqué uno!—dijo triunfal Luo mostrando el pescado en sus manos que se retorcía buscando su liberación.

—Ese es mi shidi—dijo Ming Fan sonriendo—, sal del agua y espera a que shixiong atrape uno. Mientras tanto prepara el fuego, así en cuanto salga lo limpio y lo asamos.

Luo Binghe obedeció y salió del agua. Shen decidió desviarse para continuar con el paseo y no interrumpir el momento de shixiong y shidi.

La relación de Ming Fan con Luo Binghe era en verdad muy buena. Nunca había pensado que podrían tener cosas en común. Al parecer todo este tiempo su discípulo principal había necesitado una buena reprimenda para cambiar y no ser un niño celoso y envidioso que molestaba a los demás. Lo bueno de eso era que no moriría comido por hormigas.

El pico QingJing estaba más en calma de lo que Shen podía recordar. A pesar de que era un pico tranquilo, nunca antes lo había sentido así hasta ahora.

—¿Alguna vez te conté la historia de este bosque de bambú? Es una historia muy antigua, no es interesante, pero...

La voz de su maestro pareció resonar a su lado, recordando viejos momentos. Shen se detuvo y se debatió si debía visitarlo. No era un pensamiento nuevo, pero llevaba demasiado tiempo rondando en su mente. No tenía miedo, pero sí estaba avergonzado por todo lo que había hecho. La duda de si su maestro lo juzgaría estando vivo no dejaba de cruzarse por su mente.

[Creo que el usuario podría ir y desahogarse. Este sistema cree que le hará bien.]

Tal vez...pero ¿qué le diría? ¿Perdón por hacer que destruyan la secta que tanto amabas?

¿Y quedarse pensando en un rincón qué haría? Nada claramente.

Antes de arrepentirse sacó su espada y se fue volando hacia donde las tumbas de todos los maestros de pico estaban. Conocía el lugar, pero nunca había ido porque no consideraba que tuviera algo que hacer ahí.

Era una gran casa de jade, llena de todo tipo de conjuros para evitar intrusos fuera de la secta. Dentro un gran salón con doce puertas que llevaban a las tumbas de los maestros de cada pico. Desde el primero de ellos hasta el último. Quizás algún día llegue ahí.

Caminó a la segunda puerta, cuyo cartel superior decía QingJing. Dentro el color verde predominaba, como el bosque de bambú que rodeaba el pico. Había varias tumbas, pero la más lejana era la de su maestro. Una placa hermosa con su nombre y algunas proezas conseguidas a lo largo de sus años como maestro.

Shen puso una mano sobre la tumba donde seguramente solo quedarían huesos y la espada rota de su maestro.

—Shizun...este discípulo lamenta no haber venido antes—comenzó Shen, su mano temblando porque no sabía cómo empezar a hablar con alguien que seguramente ya no podía escucharlo—. Este...no sabe cómo empezar a hablar.

»Cometí muchos errores, creo que lo sabes o tal vez no. Realmente no sé cómo es la vida después de la muerte...aunque irónicamente sí morí. Bueno, en mi primera vida. Es complicado de explicar. Lo importante aquí es que...este discípulo lo lamenta. Por mi culpa destruyeron toda la secta, todo lo que shizun amó quedó reducido a cenizas. Por culpa del egoísmo de este discípulo, del odio, todo fue destruido. Así que...este discípulo lo lamenta. También...lamento no haber valorado el trato de shizun. Perdón, shizun, por no haber sido un buen sucesor.

Alejándose unos pasos, Shen se arrodilló y se inclinó hasta que su frente tocó el suelo. El hombre dentro de esa tumba había sido el único capaz de valorarlo, de tratarlo bien, de preocuparse por él. Y él no supo valorarlo.

Se levantó y tocó una vez más la tumba. La placa de jade con un nombre: Wang Ping, maestro de pico Wang MingAn.

Por el rabillo del ojo vio el cofre que guardaba las últimas pertenencias de cada maestro de pico. Algo que hubiera sido personal y que representara a cada maestro. Shen se acercó y lo abrió con cuidado, notando que la tapa chirriaba suavemente. Debía ser la primera vez que se abría en mucho tiempo.

Dentro había varios objetos que todavía recordaba. Había pergaminos pequeños, un libro y algunos palillos para el cabello. A su maestro le gustaba coleccionar palillos para el cabello y los que estaban ahí habían sido sus favoritos, ninguno de ellos usados ni una sola vez. Tomó los pequeños pergaminos y los desenrolló. Reconoció a todos. Cuatro de ellos eran dibujos que alguna vez hizo su shizun, dibujos de los que había estado orgulloso. Shen todavía recordaba sus historias. El último no era ningún dibujo de su shizun, fue la primera pintura de Shen, la primera que había hecho y de la que estuvo orgulloso. Pensó que lo había perdido, no pensó que su shizun lo había guardado y había sido dejado en ese cofre.

Admiró la pintura. Había sido algo simple, una mujer tocando el guqin. El estilo de la mujer era simple, no había nada demasiado extravagante en la pintura, pero había sido su primer logro y había estado orgulloso del mismo. No creyó que pudiera haber sido considerado importante para alguien más.

Tomó el libro del fondo tras enrollar de nuevo los pergaminos con cuidado. No tenía título, no tenía ningún dibujo, nada útil para saber lo que decía dentro. Al abrirlo descubrió que dentro había un sinfín de historias de todo tipo, historias que alguna vez su shizun le había contado durante sus noches de insomnio. Todavía recordaba muchas de ellas. Con cada una que pasaba un recuerdo nuevo venía a su mente.

Hasta la página final que no tenía una historia, sino una carta.

Para mi discípulo Shen Jiu.

Shen se sorprendió porque no pensó que su shizun hubiera dejado una carta para él. Menos en el libro donde tenía todas sus historias, todas tan valiosas para su shizun como los palillos para el cabello.

Se acomodó sobre el suelo y decidió leer la carta que iba dirigida para él.

Este maestro no cree que unas palabras plasmadas en papel puedan causar el mismo efecto a una charla, pero como esto será dejado para ti luego de mi muerte no tengo más opción. Solo puedo confiar en que vayas a leer esto y así mis palabras lleguen a ti.

Lo he notado, durante todos estos años, tu renuencia a acercarte más de lo necesario a mí. Creo tener una idea de los motivos que te llevaron a eso y por eso jamás te he dicho nada. Sin embargo, creo que ahora es necesario que te dé unos últimos consejos. Tal vez no te ayuden, tal vez no sirvan o quizás ya es demasiado tarde, pero ¿puedes culpar a este maestro por querer hacerte llegar lo que no pudo en vida? No te preocupes, seré directo y breve.

No sé cuáles son las heridas que lleves en el corazón, solo sé que las tienes y que unas simples palabras no ayudarán a cerrarlas. Pero las cicatrices del corazón no cierran solo con palabras, cierran con amor y tiempo. Mucho tiempo. Y más amor propio que amor ajeno. Si dependes del amor ajeno para sanar las heridas de tu corazón, entonces correrás el riesgo de que esas cicatrices empeoren y jamás vuelvan a cerrar. Pero para valorarte tanto como para sanar, ¿no necesitas pensar en lo bueno de tu ser?

Este maestro ha notado muchas cualidades en ti de las cuales no estoy seguro si estás al tanto. Tienes una astucia increíble, algo que solamente había visto una vez durante mis años como maestro del pico QingJing. Algo admirable, si me lo preguntas, porque nuestro pico promueve la erudición, la inteligencia. Pero ser inteligente no te hace astuto, eso es algo que muchas veces adquieres con experiencia y no leyendo un libro. Y tú realmente lo tienes, una astucia capaz de permitirte salir adelante y sobrevivir.

He notado también tu capacidad para perseverar y adaptarte, aprendiendo cosas que muchos de mis anteriores discípulos tardaron años en aprender mientras que tú lo hiciste en meses. ¿Sabes lo talentoso que eres, Shen Jiu? Un talento natural como el tuyo no es algo que se encuentra todos los días, ¿lo notas? ¿Ves lo increíble que eres más allá del nivel del cultivo? Muchos de tus hermanos marciales podrían regodearse de su cultivo, mediocre y nada más allá de lo normal, pero ninguno de ellos podría alardear el haber realizado un poema exquisito en solo seis meses. Ninguno de ellos podría haber tocado jamás una melodía tan hermosa como lo has hecho tú, en solo un año.

Eres talentoso, astuto, inteligente y perseverante. Este maestro lo notó cuando te tuvo como discípulo y, por esa razón, te volví mi discípulo principal. Sinceramente, no creía que alguien más que tú pudiera tener ese papel. Mis hermanos marciales me dijeron que había sido un error, que tu nivel de cultivo era deficiente y que fueras el futuro maestro de QingJing podría ser un error. Pero ¿por qué a este maestro tenía que importarle lo que ellos dijeran? ¿Cuándo escuchó este maestro a personas como ellos que son incapaces de ver más allá de sus propias narices?

Este maestro no se equivoca en su elección. Sé que algún día podrás sanar las heridas de tu corazón, si no lo has hecho ya, y dejarás ver el jade puro y brillante que eres. No importa cuánto te tome o qué hagas para conseguir tu paz, lo único que desea este maestro, por sobre cualquier otra cosa, es que consigas deshacerte de los demonios que te atan al odio y seas libre de ellos. Este maestro estará feliz de que lo logres.

No creo tener más consejos para darte, creo que los demás te los he dado en vida y estoy seguro de que aprendiste otros como maestro de QingJing por tu cuenta. Lo último que me queda decirte es que estoy muy orgulloso de ti, Shen Jiu. Más de lo que tú mismo te puedas imaginar. Y espero que algún día tú también puedas sentirte así contigo mismo.

Por favor, sé feliz y recuerda que tu presencia fue un regalo del cielo para este maestro.

Wang Ping.

P/D: Quédate el libro, tal vez alguna de sus historias puedan serte útiles en el futuro. En lo personal, creo que La historia de la princesa Hua podría llegar a gustarte mucho.

Al terminar de leer Shen se quedó con el libro abierto entre las manos, sobre su regazo, mientras miraba la caligrafía conocida en las viejas hojas del libro. Sonrió con una mezcla de burla y tristeza.

—¿En serio estarías orgulloso de mí si supieras todo lo que hecho?—preguntó al viento.

Y por un instante, sintió un apretón suave en su hombro. Uno que le resultó familiar. Y a su oído una risa suave y gentil junto a unas palabras.

—¿Por qué no?*

Y Shen sonrió.

El libro en sus manos se sintió cálido.

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Shen había esperado a Liu luego del almuerzo a que llegara con su manada de monos salvajes sin correa. Sus discípulos estaban preparados, esperando mientras hablaban sentados cómodamente en el césped. Ninguno se veía seriamente preocupado y Shen creía que era lo mejor. ¿Por qué tendrían que estar preocupados de todas maneras? Pelear con BaiZhan no era gran cosa ahora, ya sabían cómo lidiar con esos salvajes.

Pronto los vieron aparecer. Todos se levantaron, Ming Fan acercándose a él para quedarse a su derecha, recto y educado, como solo podía verse un discípulo principal. Shen abrió su abanico y cubrió la mitad de su rostro, más por costumbre que por querer ocultar su expresión. Era claro que no estaba feliz de tener que interrumpir sus clases solo por esta estupidez.

—Shen shixiong—dijo Liu Qingge cuando estuvo frente a él—, he estado pensando...

—Veo que los milagros sí existen, Liu shidi—interrumpió Shen Jiu, Liu se cruzó de brazos.

—Combate solo con espada, no con las demás técnicas que usan tus discípulos. Creo que es justo.

—En el mundo real no puedes pedirle al enemigo que pelee solo con espada para que sea justo. El enemigo usará cualquier técnica que tenga para ganar—comentó Shen mirando al Dios de la Guerra como si fuera un niño tonto—. Pero lo entiendo. Tus discípulos no son lo suficientemente fuertes. Así que está bien. Discípulos de QingJing, ya escucharon, solo combate con espada. Y sean piadosos, no queremos asustar al pico BaiZhan.

Liu frunció los labios en disgusto al considerar a sus discípulos de esa manera.

—Mis discípulos no son cobardes. Ellos podrían ganarles a los tuyos incluso solo a puño limpio. Pero si vamos a tener un combate justo entonces solo sería bueno que sea como la secta enseña, la dualidad hombre-espada.

—Shidi entendió mal a este shixiong. No traté a sus discípulos de cobarde—Shen cerró el abanico para no ocultar la sonrisa burlona en su rostro—, solo de incompetentes.

Liu Qingge apretó los labios. Antes de que pudiera decir algo, Shen decidió guiarlos hacia donde se llevaría a cabo el combate. Si terminaban con eso de una vez sus discípulos tendrían un pequeño descanso antes de la cena.

En el camino llegaron también discípulos de QianCao quienes habían sido solicitados el día anterior. Era consciente de que algunos discípulos no saldrían ilesos. Ya de qué pico serían, no podría saberlo con exactitud.

Cuando se pactó que sería un combate uno a uno, se enviaron a los primeros discípulos a luchar. Ming Fan fue el primero, como discípulo principal decidió tomar la iniciativa y subir, su espada BaiYe ansiosa por ser desenvainada. Hacía unos meses que habían ido a WanJian para conseguir su espada y, desde entonces, Ming Fan se veía orgulloso de tenerla. Incluso lo había visto compartiéndola con Luo Binghe para que el niño se acostumbrara al poder de una espada de verdad y no solo a las de práctica.

Al principio Shen pensó que Luo tendría problemas al tomar a BaiYe. Las espadas con dueños difícilmente dejarían que otros las usaran. Se requería, para ese propósito, que el dueño original confíe en la otra persona. De lo contrario la espada no colaboraría y se volvería difícil de dominar. Sin embargo, Luo Binghe podía usar a BaiYe con libertad.

El discípulo de BaiZhan con quien se tuvo que enfrentar Ming Fan era varios años mayor que él y era el típico mono musculoso de cabeza vacía que solamente sabía usar sus puños para golpear. A diferencia de su discípulo, que era unos diez centímetros más bajo y tenía veinte kilos menos de músculo, el chico se veía como un muro.

Pero en QingJing no se valían de los músculos para ganar.

Ming Fan logró dar una buena batalla, siendo ágil y astuto. Con su espada había logrado repeler a la otra, que parecía dispuesta a romper huesos, y había burlado más de un ataque con éxito. Sin embargo, cuando el mono tonto vio que ganar no estaba en sus posibilidades, comenzó a atacar con ira y fuerza bruta. Ming Fan se había sorprendido al primer golpe, ya que no lo había esperado, pero se recompuso rápido y cambió su postura. Si antes parecía jugar con ese idiota, ahora peleaba completamente en serio. Shen no tenía dudas de que, si Ming Fan hubiera podido usar su cultivo de tinta, ese idiota no hubiera durado mucho. La habilidad de su discípulo era muy buena y con un solo tigre a su lado hubiera conseguido la victoria.

Ming Fan esquivó uno de los ataques por muy poco, pero el segundo ya no pudo evitarlo. Fue una patada realmente peligrosa y Shen solo pudo escuchar el crack que hizo el hueso del brazo de su discípulo al romperse. Por el rabillo del ojo notó a sus demás discípulos tensarse y dar un paso al frente. Pero Ming Fan se tragó el dolor y cambió a BaiYe de brazo para continuar el combate, usando su energía espiritual para enviar una onda que alejara al mono idiota de BaiZhan.

Sabía que, con tal de no dejar mal a QingJing, Ming Fan seguiría peleando aun con el brazo colgando inerte a su costado. Pero Shen no iba a permitirlo. En el momento que el discípulo iba a contratacar, él intervino usando su abanico para desviar el ataque y alejar al muro tonto de BaiZhan.

—Shizun...—dijo Ming Fan viéndose agraviado por su intervención.

—Te rompieron el brazo, no permitiré que te lo arruines continuando con esta pelea sin sentido que solo acepté para que dejaran en paz a QingJing—sentenció Shen mirando a su discípulo—. Ve con los discípulos de QianCao para que lo curen.

Ming Fan bajó la mirada y, aun inconforme con tener que dejar la pelea a la mitad, asintió.

—Si todavía podía luchar, debiste dejar que lo hiciera—dijo Liu Qingge—. Si quieres que sean fuertes, entonces...

—Mis discípulos son fuertes—lo interrumpió Shen—. Sé que era capaz de continuar y ganar la pelea, incluso si tenía un brazo roto. Pero no iba a permitir que continuara luchando, menos en un combate sin importancia como este.

—Yo sí puedo seguir luchando—dijo el mono tonto que había peleado con Ming Fan—. Podría luchar contra todos tus discípulos y ganar.

Shen frunció el ceño y miró a sus discípulos, una pregunta muda que todos comprendieron. Y a pesar de que muchos dieron un paso al frente, fue Luo Binghe quien se adelantó a todos para ser el siguiente. Shen puso una mano en su hombro y susurró algo antes de alejarse.

—Demuéstrale que se equivoca.

Y lo demostró hábilmente. Con éxito vengó a su shixiong y, para devolverle el favor, le rompió uno de sus brazos solo usando una de las espadas de práctica. Shen sonrió orgulloso y permitió que Luo Binghe continuara luchando hasta que considerara que fuera suficiente.

El chico era hábil, rápido y fuerte. Como si eso predijera lo que sería en un futuro, lo que su sangre ocultaba a los demás. Shen sabía que, en un futuro, Luo sería capaz de arrasar con toda la secta si eso quisiera y ningún discípulo de BaiZhan sería capaz de luchar contra él. Incluso dudaba que Liu Qingge hubiera podido de estar vivo.

Dos discípulos de BaiZhan cayeron con éxito bajo la espada de Luo Binghe. Shen estaba orgulloso del niño.

—Ese niño hubiera estado perfecto en BaiZhan—comentó Liu Qingge admirando el combate de Luo—. Es una lástima que eligiera QingJing.

—En tu pico se hubiera arruinado. El chico es más que solo fuerza y rapidez.

—Mmn—apreció Liu—, me gustaría probarlo.

Shen lo miró frunciendo el ceño.

—¿De qué hablas?

Liu lo ignoró y, luego de que su discípulo se alejara, se puso frente a Luo Binghe desenvainando a ChengLuan. Luo Binghe lo miró confundido, pero no se alejó, dispuesto a aceptar el desafío.

¡¿Qué mierda pensaba hacer ese bruto de BaiZhan?! ¡Iba a matar a su discípulo!

[Adiós, Luo Binghe, se te quiso mucho (o^―^o)ノ]

"¡¿No que tiene un halo de la suerte?!"

Rápidamente Shen intervino, poniéndose frente a Luo Binghe para cubrirlo.

—¿Qué es lo que estás haciendo? ¿Acaso eres idiota?—dijo molesto Shen— Mi discípulo tiene catorce años, por más entrenado que esté no está preparado para pelear contra un maestro de pico. Menos el maestro del pico de los salvajes.

—Está lo suficientemente entrenado como para sobrevivir a esta batalla.

—Se supone que nuestros discípulos iban a combatir de manera justa. Ellos no usarían sus otras técnicas, solo la espada por pedido tuyo. Esto es lo mismo a que ellos usen sus cultivos de tinta y música contra tus discípulos que solo tienen sus espadas y sus músculos.

—Te burlaste de que éramos cobardes e incompetentes por eso. ¿No transforma esto a QingJing en lo mismo?

Shen apretó el abanico, ¿es que Liu era imbécil o solo se entrenaba para serlo?

—Luo Binghe, vuelve con tus shixiong—el niño quería negarse, pero al final aceptó alejarse—. Si tanto deseas pelear, entonces este maestro será tu oponente.

Liu Qingge apretó los labios en desacuerdo. No estaba interesado en pelear contra él, Shen lo sabía, pero no iba a permitir que lastimara a sus discípulos solo porque era un idiota incapaz de controlar sus problemas mentales.

—Bien. Pero si gano, pelearé contra tu discípulo.

Shen aceptó solo con un asentimiento antes de apretar su abanico con fuerza. No iba a perder, no iba a dejar que Liu peleara contra Luo Binghe ni contra cualquier otro discípulo de QingJing.

ChangLuan salió de su vaina y brilló, su dueño ansioso por pelear. Shen sacó a XiuYa con un sello, lista para ser usada. El silencio era profundo, nadie se atrevía a decir nada, todos expectantes por esta pelea.

Un pájaro montó vuelo en lo alto, liberando unas cuantas hojas de los bambúes. En ese momento, ambos maestros se lanzaron al frente para comenzar la lucha.

Shen usó su abanico impregnado en energía espiritual para defenderse de los ataques de Liu Qingge mientras su otra mano dirigía a XiuYa para atacar. Un golpe tras otro, un ataque tras otro. Shen esquivaba los golpes con la agilidad que había aprendido durante sus años, incluso durante los años antes de entrar a la secta. Sobrevivir brindaba buenas habilidades, incluso un maestro como Wu Yanzi podía enseñar buenos trucos para sobrevivir a personas deshonestas como él. Si uno no se adaptaba, no podía sobrevivir. Y él debía hacerlo, siempre tuvo que hacerlo. ¿Cómo alguien como Liu Qingge podría llegar a entenderlo alguna vez?

Los golpes de Liu eran fuertes, dignos del Dios de la Guerra. Pero Shen era un erudito, un estratega, ¿cómo podía no estudiar a su oponente en una batalla? No hacerlo, en su caso, sería un error. Solo estudiando a tu oponente podías ganar.

Liu Qingge era fuerte y sus golpes no tenían error alguno. Pero sus golpes siempre se centraban en la parte superior, casi como si se olvidara de que sus piernas podían usarse para golpear también.

Era una ventaja. Usando su energía espiritual, hizo volar unas cuantas hojas caídas para atacar los brazos de Liu Qingge. Como se esperaba, Liu se defendió de las hojas e ignoró sus piernas. Fue cuando Shen se agachó y usó sus propias piernas para patear las de Liu y hacerlo tropezar. Barreó con éxito el suelo y logró desequilibrar al Dios de la Guerra, quien se quejó de sus trucos sucios.

—No puedes esperar a que el enemigo juegue limpio, shidi—dijo Shen antes de hacer un sello para llevar a XiuYa hacia Liu.

Liu rodó a tiempo y evitó el ataque para levantarse y volver a atacar a Shen. Él abrió el abanico para defenderse, enviando una ráfaga de energía hacia su shidi que fue repelida sin problemas. Los ataques brutos, los golpes con fuerza, todos detenidos con el abanico o XiuYa. Su pobre abanico soportaba cada uno de ellos, cubierto con su energía espiritual difícilmente se rompería, pero eso no quería decir que no pudiera conseguir grietas.

Uno de los ataques de Liu pasó cerca de él, tan cerca que terminó cortando la manga de su túnica. Shen usó un par de hojas para lanzarlas a él y devolverle el favor. Pero no lo logró porque Liu repelió todas sus hojas sin problemas.

—Ese truco ya lo conozco bien, shixiong—se burló Liu Qingge.

Bien, entonces usaría otro que el idiota no conocería.

Lanzó su abanico al aire y se quitó el palillo del cabello para lanzarlo hacia la cabeza de Liu Qingge, la corona cayendo al suelo. El bruto lo esquivó, moviendo la cabeza a un costado. El ataque había sido obvio, pero ese había sido el objetivo. Shen usó el palillo y, junto con XiuYa, lo movió para que atacara a Liu Qingge. El abanico que caía directo a su mano estaba por ser recibido.

Estaba, porque Liu Qingge, harto de sus jueguitos, envió una onda de energía que mandó a volar su abanico hacia el bosque de bambú. Shen frunció el ceño, su cabello cayendo en cascada libremente y enmarcando su rostro. Guio a XiuYa para que atacara a Liu Qingge y lo distrajera en lo que conseguía su abanico, pero ¿cómo el Dios de la Guerra lo dejaría alejarse?

Pronto tuvo a Liu Qingge frente a él, XiuYa clavada en el suelo tras ser repelida. Shen frunció el ceño, una batalla sin espada contra Liu Qingge no era ventajoso para él quien, a pesar de todo, no tenía la fuerza física para enfrentarse a alguien como el maestro del pico de BaiZhan.

—Creo que es mejor si te...

Shen estaba seguro de que nadie se esperaba su siguiente movimiento, ni siquiera alguien tan experimentado en batalla como Liu Qingge. Pero ¿quién se esperaría que Shen QingQiu tomara la corona caída que usaba en el cabello y golpeara con ella el rostro del Dios de la Guerra? Fue un movimiento arriesgado porque bien pudo ser detenido, pero Shen se arriesgó. Usando un poco de energía espiritual elevó la corona hasta su mano y la usó. Pero no se quedó quieto, esperando que respondieran el golpe. Usando las técnicas marciales aprendidas a lo largo de los años, saltó y pateó el pecho de Liu Qingge.

La lucha no iba a terminar así, sabía que el maestro de BaiZhan difícilmente sería derrotado así, pero Shen solo necesitaba tiempo para recoger su palillo para el cabello y usar eso en lo que pensaba cómo recuperar su abanico. Aunque ese palillo no era rival para ChengLuan, quien en el cuarto ataque lo partió a la mitad. Pero al menos Shen había conseguido el tiempo suficiente para atraer el abanico y hacerlo volar hacia él. Aunque para tomarlo tuvo que recibir una patada en el estómago que le quitó el aire. Nada que no pudiera manejar, por supuesto. Había sido golpeado de manera más salvaje, esa simple patada no era nada.

Volvió a usar el abanico para defenderse, pensando en cómo haría para ganar. Sabía que ganarle a Liu Qingge no era sencillo, por más que su cultivo fuera mejor que antes eso no quitaba la diferencia en sus fuerzas. Por lo tanto, tenía que pensar en algún truco que lo ayudara a ganarle. Algo que le diera la ventaja.

Las hojas estaban descartadas porque eran un movimiento obvio. La corona se había abollado y dudaba que pudiera servir para otro golpe más. El palillo estaba roto y XiuYa estaba siendo reservada para el momento preciso. Tenía que conseguir un método rápido porque no quería quedarse para siempre en ese punto muerto. Sin contar que tampoco podría durar tanto, tarde o temprano se cansaría, después de todo, él no acostumbraba a la lucha como ese mono bruto. Además, su túnica se estaba cortando por varias partes, la hermosa y delicada tela arruinada por un idiota que no sabía controlarse.

Un momento...su túnica.

Era un movimiento arriesgado, lo sabía. Liu estaba atacándolo sin cesar y hacer lo que pensaba podría ser peligroso, pero si no se arriesgaba podría llegar a perder. Y perder significaba que Luo Binghe tendría que pelear con Liu Qingge. No iba a dejar que el idiota de BaiZhan usara a su discípulo para golpearlo como si fuera uno de sus perros salvajes. No los dejaría pelear...hasta que al menos Luo se hiciera más fuerte. Ahí se sentaría a ver el espectáculo con gusto.

Golpeó a ChengLuan y fue ahí donde encontró una ventaja pequeña. Con habilidad y porque su túnica era más harapos que túnica, se la quitó y la lanzó sobre Liu Qingge. Eso obstruyó su vista, pero aun así logró darle un golpe tan fuerte que arrojó a Shen al suelo. Sea como sea, la distracción había sido buena.

Cuando Liu Qingge se precipitó hacia él tras quitarse la túnica de la cara y le puso la espada en el cuello, Shen había logrado sacar a XiuYa del suelo con un sello. La reluciente y blanca espada brillaba peligrosa contra el cuello de Liu Qingge.

Todo quedó en silencio antes de que Shen fuera quien decidiera hablar.

—Creo que esto es un empate, shidi—para marcar sus palabras hizo que XiuYa se acercara un poco más a Liu.

El maestro del pico BaiZhan entrecerró los ojos antes de comenzar a alejar lentamente a ChengLuan de Shen Jiu, quien a su vez hizo lo mismo con su espada.

—Sí, fue un empate—reconoció Liu Qingge, ofreciéndole una mano para que se levantara.

Un empate. Si lo pensaba detenidamente, Shen nunca antes había siquiera empatado contra Liu Qingge, siempre perdiendo vergonzosamente. Esta vez, había logrado igualarlo.

La realización llenó su pecho de un sentimiento cálido. Fue agradable.

Tomó la mano que le ofrecían y se levantó, tomando a XiuYa para envainarla.

[+60 puntos de frescura

+80 puntos de afecto de Liu Qingge

+200 puntos de admiración del pico QingJing]

—Ahora toma a tus discípulos y váyanse. Por un año y medio no quiero verte por aquí, ni a ti ni a tus discípulos a menos que sea por un caso de extrema urgencia.

Liu Qingge iba a replicar, quizás porque quería que sus discípulos siguieran luchando. Pero Shen frunció el ceño, cansado y ya deseando regresar a su casita de bambú. El abanico en su mano se veía débil, como si la madera se hubiera ablandado entre tantos golpes. En el suelo también yacían una corona magullada y un palillo para el cabello roto. Y Liu Qingge se iba intacto de la batalla.

Al menos tenía el consuelo de que habían empatado.


*—¿Por qué no?  
Esta pregunta sería más un: ¿Por qué no estaría orgulloso de ti si, al final de cuentas, aprendiste de tus propios errores y buscaste cambiarlos?
No es que el shizun de Shen estuviera orgulloso de que abusara de un niño, sino el hecho de que aprendió de ello y buscó cambiar, sanando sus heridas en el proceso. Hubiera preferido que no llegara a lo que llegó, pero no podía hacer mucho y sabía que era mejor dejar que el karma alcanzara a su discípulo para enseñarle. Solo dependía de Shen saber si decidía mejorar y avanzar o bien retroceder veinte mil pasos y seguir siendo un idiota. Por suerte eligió lo primero. 

Yo sé que muchas querían que Shen ganara pero aqui mis razones para hacer el empate en lugar de hacer que Shen ganara:
A pesar de que Shen avanzó en cultivo, sus tecnicas de combate no eran tan buenas y avanzadas como las de Liu Qingge. Liu estaba acostumbrado a la batalla y era una eminencia en combate, solamente superado por Luo Binghe adulto. Shen era astuto, sí, pero aunque su astucia podría salvarlo en una batalla, eso no quería decir que pudiera ganarle en una pelea a Liu. Al menos considero que no era capaz de ganarle en una batalla donde la muerte no era una opción. En este caso, la pelea se ganaba incapacitando al otro sin necesidad de matarlo o dejarlo muy malherido. En ese aspecto, creo que el empate era la mejor opción, porque no creía que Shen fuera capaz de ganarle en eso a Liu. Pero si fuera una batalla donde se debe matar al oponente para ganar, si me arriesgaría más a que Shen Jiu gane, ya que tiene trucos que podrían ayudarlo. Por ejemplo, en el momento final de la tunica, tranquilamente podría haberle cortado la cabeza a Liu Qingge un poco antes de que llegue a él, sin embargo, solo puso la espada en su cuello. 
En conclusión: En un combate pacífico, creo que Shen es capaz de empatarle sin problemas a Liu ahora que su cultivo mejoró. Pero en un combate a muerte, tengo más fe en que Shen gane que en que Liu gane, ya que Shen priorizaría su vida y no el honor, como Liu Qingge hace. 
Así que lo siento, pero el empate me pareció mejor. Además, así ambos demostrarían que están al mismo nivel, solo que con diferentes tecnicas, las distintivas de sus picos :3

La espada de Ming Fan se llama BaiYe 白夜, no sé si en chino será algo más estando juntos, pero sus significados son, literalmente, Blanco y Noche. Así que puede decirse que BaiYe es La Noche Blanca, un mal nombre, lo sé, pero en chino suena más bonito jajaja

Algunos apellidos o nombres tienen sus caracteres en chino, porque los pensé de esa manera. No sé si alguno quiera que lo ponga en el próximo capítulo, no tendría problema uwu Como el nombre del shizun de Shen, ese me lo inventé yo, intentando usar un lindo significado, no fue muy al azar. 

En SVSSS el maestro de Shen Jiu no es nombrado, se sabe que tiene uno y que lo eligió porque le gustó su forma de ser espinosa, o algo así había sido. No se sabe más al respecto ni como fue el trato que su shizun le dio. Todo lo que yo escribo al respecto es inventado, principalmente porque este ff está desde el punto de vista de Shen Jiu y consideré que era bueno agregarlo para su pasado. 

Mañana capítulo 21: Un loto blanco insolente

Sí...Luo Binghe se va a mandar una, ya verán jajaja

Nos vemos mañana! Besos :D

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