2. Alice Bennett
- Buenas noches, Canis Maior. He estado esperando tu regreso durante muchas lunas ―anunció sonriendo―. Casi pensé que no nos volveríamos a encontrar, pero hoy te vi en el cielo. Las estrellas me anunciaron tu llegada.
Sirius no entendió a la chica en absoluto. Es más, las palabras que acababa de pronunciar le dejaron perplejo. Por un momento temió estar delante de un miembro perteneciente a la legión de criaturas tenebrosas que poseía Voldemort. Quizá ante una mortífaga disfrazada de joven bondadosa, con una sonrisa que escondía en realidad oscuras intenciones. Por precaución, se alejó un par de pasos de su posición inicial.
¿Quién podía ser? ¿De qué lo conocía, si es que lo que había dicho era cierto? ¿A qué se refería con eso de que llevaba muchas lunas esperando su regreso? Miles de preguntas se amontonaban en su interior y por mucho que se esforzara, su memoria no le iba a proporcionar las respuestas que deseaba. Azkabán lo había dejado con más secuelas de las que se observaban a simple vista.
Con frecuencia se preguntaba si el mal estado de sus recuerdos era algo que, de manera indirecta, había elegido él para protegerse de un pasado demasiado doloroso como para permitirse la osadía de mirar hacia atrás. Ladear la cabeza no le estaba permitido, ni tampoco desfallecer. Remus le había hecho jurar que persistiría, que concentraría todas sus fuerzas en un único objetivo: seguir peleando para seguir adelante hasta el final.
Dubitativo aún con el misterioso origen de su escudo protector, oyó de nuevo la voz de su acompañante nocturna.
- Perrito, ¿te has asustado? ―preguntó un tanto preocupada por la supuesta mala impresión que había recibido aquel hermoso animal que se hallaba frente a ella.
Sirius no reaccionó, ni siquiera movió un músculo. Únicamente pensaba en que no le gustaba nada que le llamaran de ese modo. Él no era un perro, era un animago, y odiaba las pulgas por encima de todas las cosas. Soportaba el pelaje que le cubría el cuerpo, pero esos bichos que tenía que aguantar por el simple hecho de denominarse así, eran una tortura constante, a parte de uno de los motivos causantes del odio hacia tal nombre.
Era Canuto, a secas, y cualquier otro apodo le molestaba sobremanera. Siempre había tenido un temperamento potente, y por lo visto, no lo había perdido. Sonrió al comprobar que, por lo menos, su esencia, seguía igual a aquella que recordaba de años lejanos. Comprendió que la chica no había pretendido ofenderle y volvió a acercarse. Ella, alegre al ver el gesto de Sirius, se puso a buscar algo entre sus pertenencias. Revolvió en su bolso.
- Toma ―dijo acercándole algo de comida―. Sé que son alimentos típicos de humanos, pero tengo una amiga que se lo da cada día a su mascota y le gusta mucho. Pruébalo, si quieres, pero tampoco te sientas obliga... ―no terminó la frase. No pudo contener la risa. Estaba hablando con un perro con el mismo trato que daba a las personas. Seguramente se estaría volviendo loca.
Pensó al instante que, si el can pudiera entender lo que salía de su boca, pensaría, sin lugar a dudas, que su salud mental era más bien cuestionable, y no se equivocaba. Tenía razón. Black, en su aspecto de animago, creía que aquella chica estaba loca. Supuso que era una muggle, puesto que si hubiese sido una bruja, hubiera sabido que existen maneras de comunicarse de igual a igual con todo tipo de criaturas.
Sin embargo, le agradó la idea de mantener aquella conversación a uno, en la cual él sólo tenía que limitarse a representar el papel de oyente sin más esfuerzos que el de estarse quieto escuchando a una completa desconocida.
- ¿Sabes qué? ―retomó su monólogo― Me recuerdas mucho a cuando yo era pequeña. Es decir, no a mí, sino a un perrito idéntico a ti que veía cada día, cuando venía con mi padre a pasear antes y después de sus clases ―empezó así, casi sin darse cuenta, a relatar la historia de su vida.
- Resulta que mi padre era un gran científico, profesor y catedrático de la Universidad de Londres, que está justo aquí al lado. Pertenecía al Departamento de Física i Astronomía. Era uno de los mejores astrofísicos del siglo XX, o eso creía yo hasta que vi los programas de Carl Sagan en televisión ―rememoró melancólicamente―. Pero, de todas formas, para mí era un genio, un modelo de inspiración y una persona muy querida por todos aquellos que tuvieron el placer de conocerle. Como siempre estaba muy ocupado, aprovechaba cualquier excusa para pasar tiempo conmigo. Fue un muy buen padre y me lo enseñó todo, empezando desde una edad muy temprana. Era entonces cuando me llevaba a pasear por este parque. A veces nos sentábamos aquí debajo ―indicó la zona donde estaba aposentada―, y hablábamos mucho rato. Tanto, que creo que, en dos o tres ocasiones, se olvidó de impartir alguna de sus clases...
Sirius, al ver que la cosa iba para un rato largo, se aproximó a la pelirroja, situándose a tan sólo unos centímetros de ella, y acomodando su cabeza sobre el bolso de la chica, que reposaba sobre la húmeda hierba.
- Pero la cuestión es que su mayor legado fue la pasión por la ciencia, en concreto, por la astronomía ―confesó mientras una lágrima caía por su mejilla. Echaba de menos a su padre, quien había fallecido hacía ya tres años―. Él me enseñó a leer el cielo; me enseñó a soñar y a imaginar figuras en el aire. Desde entonces, éstas me han inspirado, y me han dado refugio en momentos de debilidad. Las constelaciones son mis compañeras de viaje; mi rumbo y mi destino. Por eso ahora estoy aquí. Tengo que entregar un trabajo en una semana para la asignatura de Cosmología, y te aseguro que no es nada fácil. Necesito inspiración, los viejos consejos de mi sabio padre ―se detuvo un instante―. A veces me pregunto si el máster en Física Espacial es tan difícil y emocionante en las demás universidades europeas... ¿Tú qué crees? ―preguntó mirando a Sirius.
Este no respondió nada, como era lógico prever, pero, no obstante, señaló con el hocico el cúmulo de papeles que la chica tenía encima de sus piernas, en colocación cruzadas. Eran unos dibujos extraños que no alcanzaba a comprender. El patrón general consistía en puntos gruesos que se unían entre sí formando distintas formas. La chica entendió enseguida la duda del animal.
- ¿Quieres saber lo que estoy dibujando, no es cierto? ―Canuto asintió―. Entonces mira arriba, allí, donde descansan las estrellas. ¿Ves que este dibujo es la misma imagen que hay en medio de la oscuridad? ―apuntó mientras mostraba su cuaderno de notas, para que Sirius viese a lo que ella se refería. Era una constelación hermosa y representaba con claridad a un perro―. Pues esta noche brilla con especial intensidad y eso significa algo.
Sirius estaba atónito, no podía parar de pensar si aquello era una mera casualidad o si, por lo contrario, era una señal de su llegada a Londres, de su huida de aquel castillo horrible en el que estuvo doce inviernos encerrado. Tenía miedo de que eso ayudara a los Dementores a finalizar su búsqueda.
- Pero tranquilo, perrito ―habló ella en el momento más oportuno, de tal forma que parecía que hubiese leído los pensamientos del ser que la miraba tan atentamente―. Sólo yo sé leer las estrellas, por eso supe que vendrías hoy a verme. Donde algunos ven líneas, yo leo mensajes ocultos que únicamente yo puedo descifrar.
Canuto, por algún motivo ilógico, suspiró aliviado.
- Tendrá que ser nuestro secreto, ¿vale? A partir de hoy serás el único que se beneficiara de mis poderes ―bromeó irónicamente―. Podrás presumir delante de tus compañeros peludos de ser el fiel amigo de Alice Bennett. Y yo, por mi parte, podré presumir con mis colegas de facultad de tener un conocido, bautizado desde este preciso instante, con el nombre de Canis Maior. Te llamarás igual que la constelación que en su recorrido en el firmamento, persigue a Orión, debido al movimiento diurno que influye a los astros. Serás, tú también, un Gran Cazador.
Canuto no salía de su asombro. Aquella muchacha pelirroja tenía cuerda para rato. No se le agotaban las palabras ni la imaginación.
- Dime, ¿qué te parece? ¿Te gusta tu nuevo nombre?
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Os dejo un enlace para que entendáis mejor a lo que se refiere la chica cuando llama a Sirius "Canis Maior". Se trata de una bonita constelación con curiosas carcaterísticas. Link: https://es.wikipedia.org/wiki/Canis_Maior
¡Nos vemos pronto! ¡Un abrazooooo! <3
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