18.




Los pies de Derek a penas y tocaban el suelo por lo rápido que estaba corriendo, su respiración estaba más rápida de los normal, escuchaba a sus Betas también correr en distintas direcciones, la noche anterior había estado de locos, con la luna llena, el que Peter hubiera regresado de la muerte y que Matt diera a conocer que era él quien controlaba al Kanima habían sido de las pocas cosas que habían ocurrido, más los problemas no acabaron cuando había regresado a la estación por su manada y sus cosas al ya no estar seguros ahí, sino que un nuevo problema surgió, mismo que traía a Derek cual animal enjaulado y al resto de la manada con los pelos de punta, Megan había desaparecido, había roto las cadenas y Derek no había podido hacer nada tras ser básicamente secuestrado por Lydia Martin.

—¡Sigan buscando! —debían tener cuidado y debían encontrar a la rubia antes que otro le encontrara en este caso los Argent, no solo ella estaba en riesgo, sino que también ellos que a pesar del peligro buscaban con fervor a la sirena.

Derek buscaba por todas partes a la chica temiendo que hubieran llegado tarde, el bosque se encontraba en silencio sin contar sus pisadas y movimientos, más aquello se vio interrumpido por un grito desgarrador, mismo que estrujó el corazón de Derek sabiendo de quién pertenecía aquel grito, corrió más rápido de lo que alguna vez lo había hecho hasta que llego al lugar en el que por fin vio a la chica, más la escena que estaba presenciando le destrozó el alma. Megan se encontraba llorando a todo pulmón soltando varios gritos al moverse, su cuerpo completo al igual que su rostro se encontraban bañados en sangre y justo a su alrededor se hallaban cinco cuerpos todos estos pertenecientes a hombres, la luna había hecho que la chica asesinara sin escrúpulo a cuanto hombre se acercase por su bello canto.

—¡Megan! —Derek no soportó verla de aquella manera y corrió para auxiliarla, pero se detuvo de golpe al escucharla.

—¡No te me acerques! —gritó entre asustada y enojada—. ¡Me mentiste, dijiste que no dejarías que nada malo ocurriría! ¡Te alejaste cuando más te necesite! —sollozó con dolor sintiéndose vacía, completamente sola, como si el de ojos verdes en realidad no estuviera ahí—. Soy un monstruo, soy un monstruo... —se repetía a si misma mientras se abrazaba sintiendo entre sus dedos el líquido espeso que a pesar de las horas parecía seguir fresca, Derek sintió su garganta cerrarse al ver cuan rota estaba la chica, sin importar que esta le gritara o le lastimara se acercó a ella pasando sobre los cuerpos que poco le importaron, su mirada solo se centraba en la chica y en cuanto estuvo a tan solo unos centímetros de ella se hincó y la atrajo hacia su cuerpo en un abrazo.

—No quise alejarme, te lo dije ayer, yo no dejaría que nada malo te pasara, pero no tenía en mis planes ser secuestrado por la loca Martin y mi tío muerto —Megan sollozó queriendo creerle, queriendo creer que en verdad le importaba al hombre lobo—. Yo haría todo por ti Megan, daría mi propia vida si eso te mantendría a salvo —sus palabras calaron hondo en la rubia que se aferró a la ropa del hombre hasta quedar completamente pegada a él llorando cual niña pequeña—. Lo lamento —acarició el cabello de la chica sin importar mancharse las manos, sin importarle que su ropa se manchase de sangre, en esos momentos solo le importaba el bienestar de la chica.

—No vuelvas a dejarme —suplicó entre su llanto aferrándose con más fuerza y temblando ligeramente.

—No lo haré —murmuró abrazándola con cuidado, sintiendo entre sus brazos el cuerpo de la chica temblar provocando que su corazón se estrujara al verla de aquella manera, al verla sufrir nuevamente por su culpa, le había fallado por segunda vez y no quería que hubiera una tercera vez—. Te llevaré al nuevo refugio, les diré a los demás que se aseguren de hacer como si nada hubiera pasado —Megan asintió sin despegar su rostro del pecho de Derek, el hombre lobo cargó a la chica sin esfuerzo alguno, le sostuvo con sumo cuidado—. Lo siento —volvió a disculparse en un susurro antes de comenzar a correr con la chica en brazos.



Megan parecía ida, en su mente se pasaban una y otra vez las imágenes de aquellos hombres suplicando por su vida antes de que ella terminara con esta, mientras que Derek le dejaba en la tasa del baño, minutos atrás habían llegado a la que fue la casa de Derek alguna vez, los betas se preocuparon al ver a la mujer, pero la orden de su alfa fue clara, deberían arreglar lo que Megan había causado en la noche cerca al lago y estos se fueron casi al instante para regresar rápido a asegurarse que la rubia estuviera bien.

—Debes bañarte y cambiarte de ropa —Megan no se movió ni dijo nada provocando un suspiro por parte del hombre lobo que al ver que esta no se movería ideo un plan B, salió del baño por unos minutos hasta regresar con una playera suya, una cubeta y un trapo, no podía dejar a Megan de aquella manera—. ¿Voy quitarte la blusa y el pantalón de acuerdo? —tampoco recibió respuesta, Derek anheló escucharla quejarse o decirle pervertido por mucho que le desagradará aquello, pero deseaba siquiera que esta le mirara, más no pasó, quizá Megan había entrado a algo como un estado de shock tras lo ocurrido.

El hombre lobo se acercó a ella con cuidado, pasó la blusa de la chica por la cabeza de esta evitando tocar o mirar más de lo debido, lo mismo pasó con el pantalón, cuando esta estuvo en ropa interior remojó el trapo en el agua tibia de la cubeta y con este comenzó a limpiar los brazos de ella con sumo cuidado, la acción se repitió con el resto de su cuerpo siendo cuidadoso del lugar que limpiaba o miraba, hasta que llegó al rostro de la chica, limpió primero su frente, después los parpados, las mejillas, la barbilla y por último los labios de la chica mismos que se quedó mirando más de lo que le gustaría admitir. Alejó aquellos pensamientos, para comenzar a lavar el cabello de la chica, no le importaba mojar el suelo o mojar su ropa a la hora de mojar el cabello de Megan para quitar los restos de sangre y shampoo antes puesto, al terminar pasó por el cuello y los brazos de la chica la playera que había traído consigo, misma que le quedaba grande.

Secó con cuidado el cabello de Megan, está por fin le miraba más no decía nada ni se movía, Derek terminó de secar el cabello de la rubia y se quedó mirándola de cerca, se perdió en los ojos azules de ella, notó cuan largas eran sus pestañas, acarició la mejilla de la chica y ella aceptó aquella caricia acercando más su rostro a la palma de él, se acercó más a ella, aunque al notar lo que estaba por hacer besó la frente de la chica y sus mejillas, no era ni el lugar ni el momento indicado eso lo tenía muy presente.

—Te has vuelto importante para mí, más de lo que me gustaría admitir en voz alta —admitió sin dejar de acariciar la mejilla de ella y mirándola con ternura—. Megan Lahey te protegeré hasta mi último aliento, esta no es una promesa de hombre lobo a sirena, ni de alfa a consejera, sino que es una promesa de Derek Hale a Megan Lahey —por primera vez se atrevió a abrir una parte de su corazón sintió que debía hacerlo, sintió en ese momento que su mundo brillaría en cuanto Megan estuviera con él y la pequeña sonrisa que ella le brindó se lo confirmó.



Los días habían transcurrido demasiado lentos para la mayoría por el lado de la manda de Derek las cosas no iban muy bien, tanto Boyd como Erica habían hablado sobre separarse y ellos buscar su propio camino con una supuesta manada que habían escuchado cosa que molesto a Derek y preocupo a Megan, misma que había regresado a la normalidad tras días llenos de recuerdos tormentosos, más los había superado gracias a su manada, en especial de cierto lobo gruñón que en ningún momento le dejó sola.

—No debiste ser tan duro, son adolescentes, quizá si aceptaron la mordida, pero eso no quita que tengan miedo o que ahora quieran una vida normal —Derek suspiro ante las palabras de Megan sabiendo que tenía razón—. Además de que los extrañaras, son al final de cuentas tus betas o como yo lo veo, son tus cachorros, pero no puedes retenerlos aquí.

—Lo sé —no dijo otra palabra, Derek tomó un trozo de espejo y lo lanzó a una persona detrás suyo, Megan saltó en su lugar por sus acciones y miró detrás suyo encontrándose con un hombre de facciones parecidas a Derek, este sostenía el espejo centímetros antes de que este tocara su cuello.

—Esperaba una bienvenida más cálida, pero te comprendo —sonrió de lado mostrando el trozo de espejo, desvió su atención de Derek hacia Megan misma que le miraba con el ceño fruncido el aura de ese hombre no le agradaba nada, oscura con manchas rojas por asesinar personas, definitivamente aquel hombre era peligroso, más aún no sabía cuan peligroso llegaría a ser—. Que maleducado soy, Peter Hale —intentó acercarse, pero una mirada y un leve gruñido por parte de Derek le hizo detenerse—. Ya veo —pasó su vista de Derek a Megan un par de veces, la manera en que Derek le hizo detenerse le hizo sonreír comenzando a pensar que aquella mujer de cabellos rubios le importaba a su sobrino más que una integrante de su manada, Peter sonrió al captar el olor a mar en el aire—. Una sirena —la rapidez con la que Peter dijo lo que era sorprendió a ambos, ninguno tenía en cuenta que Peter Hale era impredecible. 






Pelirroja W


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