12.
Megan esperó unos segundos más hasta que el horno de microondas se detuvo por completo, abrió la puerta de este y sacó la tasa que contenía agua, caminó hasta la sala y colocó la tasa en la mesa de centro justo frente a Derek.
—Gracias —tanto él como Megan prepararon su café antes de ponerse cómodos, ninguno estaba seguro de si estaban listos para decir lo que les había ocurrido, pero habían hecho un trato y no podían retractarse—. ¿Qué ocurrió la otra noche?
—Eres curioso, Hale. No lo esperaba —Megan cruzó sus piernas sobre el sillón individual mientras mantenía su tasa entre sus manos, miró su contenido antes de mirar al de ojos verdes—. No es difícil de adivinar. Trauma de mi niñez —soltó un suspiro y se dio fuerza para seguir contando lo que había ocurrido—. Nunca tuve una vida normal, sabes. Mamá siempre dijo que era peligroso que yo interactuara con el exterior siendo que era una sirena de nacimiento y no sabía controlar mis poderes, además de que siempre me inculcó un miedo irracional a los humanos, quizá tenía razón hasta cierto punto, pero para mí aquel miedo se convirtió en odio. Con el paso del tiempo controlé aquel odio y ahora simplemente no me agradan del todo los humanos.
Derek miraba a la chica sin siquiera moverse, escuchaba lo que ella decía y comenzaba a creer que ella se estaba sincerando con él y con el tiempo él debería hacer lo mismo.
—¿Aquello fue lo que te hizo huir la otra noche?
—No. —cortó mientras daba un gran trago a su café sin importar que este estuviera caliente—. Tenía siete años, era una de las pocas veces en las que salía con mis padres, era una niña maravillada por todo lo que veía, en algún momento solté la mano de mi madre mientras ella discutía con mi padre sobre si debíamos regresar a casa, me perdí. Caminé buscando a mis padres, pero al no encontrarlos me quedé en un lugar mientras lloraba como lo que era, una niña —quiso sonreír, pero solo logró hacer una mueca—. Era muy joven, aun creía que los humanos no eran tan malos como mi madre decía, era ingenua. Un hombre se me acercó y me dijo que me ayudaría a buscar a mis padres, el maldito me engaño, me llevó a un callejón e intento violarme —desvió su mirada de Derek llevándola a la tasa notando que el contenido de esta comenzaba a burbujear gracias a ella y sus emociones—. Tenía siete, poco conocía de las habilidades que poseemos y tampoco sabía controlarlas, por lo que inconscientemente utilicé la misma habilidad que utilicé contigo noches atrás. Lo controlé e hice que se suicidara justo frente a mi —la mirada de Megan carecía del brillo que le caracterizaba y Derek lo había notado desde momentos atrás—. La policía me encontró con la sangre salpicada en mi rostro y ropa, nadie sabía lo que había ocurrido siendo que después de las investigaciones no encontraron huellas que me culparan de la muerte del sujeto, mis padres fueron por mí y solo ellos sabían lo que en verdad había ocurrido, después de ese día no volví a pedir salir de la casa.
El lugar se mantuvo en silencio, Megan había terminado de contarle lo que había ocurrido más no le había dado una respuesta a la pregunta que él había hecho, mientras que Derek sentía su sangre hervir el solo imaginar a una pequeña Megan en aquella situación le molestaba, el sentimiento de protección que tenía con cada integrante de su manada le recorría por completo.
—La razón por la que huía aquella vez fue que recordé lo ocurrido, la manera en que te encontrabas y te acercabas hicieron que recordara aquel trauma, por eso hui y no quise que te me acercaras —Megan dijo la verdad sin miramiento, él quería una respuesta y ella se la dio sin saber que Derek sintió como un puñetazo directo en la cara, él le había asustado.
—Lo siento —la voz de Derek resonó en la sala tras varios segundos en silencio—. Mi intención no era lastimarte, solo estallé tras saber que me habías controlado, no sabía lo que había hecho en ese momento de inconsciencia y no pude controlarme —dejó la tasa de café vacía sobre la mesa.
—No tienes que disculparte, no debí usar mis poderes, siempre que los utilizo pasa algo malo —se encogió de hombros, pero aquello no dejó satisfecho al hombre lobo.
—No te arrepientas de haberlos usado, yo jamás puse alguna regla y también debes defenderte con tus poderes, ellos son parte de ti, de tu esencia y no puedes solo reprimirlos —Megan observó largos segundos a Derek hasta que sonrió ligeramente y ahí estaba el brillo que caracterizaban sus enormes ojos azules—. Tu turno
—¿Hablabas en serio?
—Haz la pregunta antes de que me lo piense mejor —gruñó antes de cruzarse de brazos, sin la chaqueta de cuero se notaban perfectamente sus músculos, lo cual no pasó desapercibido por Megan, pero nadie podía juzgarla con un hombre como Derek frente a ella.
—Ahí está el Derek que conozco —Derek gruñó provocando la risa de la rubia—. Buen chico. ¿Quién es Peter? Escuché aquel nombre en una conversación de Stiles y Scott justo después de que Stiles dijera "El psicópata tío de Derek, Peter" —Derek suspiró mientras masajeaba el puente de su nariz, Stiles era un boca floja.
—Como ya sabes es mi tío, pero nos causó muchos problemas. Mi familia murió en un incendio que básicamente fue culpa mía, no quiero hablar de ello, mi hermana mayor, mi tío y yo fuimos los únicos Hale con vida tras ese día, pero Peter resultó con quemaduras demasiado graves y cayó en coma, pero resulto que no fue así, al menos solo por un tiempo —se recargó en el respaldo del sofá—. Él fue quien convirtió a Scott, quiso que él estuviera en su manada a la fuerza y yo caí en sus juegos, le ayudé hasta que llegó el momento y lo asesine —se encogió de hombros como si nada, era una historia resumida de lo que realmente había ocurrido, pero no tenía demasiado tiempo para alargar aquella historia, necesitaba que Megan le ayudara a planificar lo que harían en la noche de luna llena.
—De esa manera te volviste un alfa —aclaró Megan—. Y yo que creía tener traumas familiares —comenzó a reírse y Derek en vez de gruñir, bufar o mirar mal sonrió ligeramente, era gracioso lo jodida que estaba su manada, pero se las arreglarían, ellos podrían con su pasado—. Deberías sonreír más —en cuanto Megan había notado su sonrisa este la quito y rodó los ojos haciéndose el chico malo nuevamente.
—Como sea, andando —Derek se levantó y miró a Megan no parecía con intención de ponerse de pie—. ¿Ahora qué?
—Nada, solo que no me has dicho a dónde quieres ir, de hecho, ni me has preguntado si quiero ir —una sonrisa traviesa se asomó en los labios de Megan, definitivamente su humor había mejorado y comenzaba a comportarse más como ella.
—No es verdad —gruñó Derek mientras rodaba los ojos—. Bien, iremos a la estación debemos preparar todo para la luna llena —Megan saltó en su lugar al escuchar que la luna llena se acercaba, aquello no solo era malo para los hombres lobo, sino que para ella también era una mala noticia—. Por favor dime que lo controlas.
—Me gustaría decir que sí, pero no. A las sirenas nos afecta un poco más la luna llena que a los hombres lobo, es el momento perfecto para las sirenas para atraer hombres y tomar parte de su juventud —su explicación aumentó los nervios de Derek—. Tranquilo se controlarme ligeramente, solo necesito mantenerme lejos de hombre que no sean de la manada, estar en la estación me ayudara, así que andando —comenzó a caminar hacia la salida.
—Megan, tienes pantuflas de conejo —le recordó Derek, Megan miró sus pies que eran cubiertos por unas infantiles pantuflas de forma conejo gris.
—¿Y? Son cómodas y no subiré así que mueve tu trasero lobuno antes de que me piense en regresar a mi cuarto y no salir de ahí —salió de la casa con Derek detrás suyo, el hombre lobo intentaba contener una carcajada por ver a la rubia con pantuflas caminando hacia su auto, definitivamente Megan era una caja de sorpresas.
. . .
Por fin pude actualizar la historia, llevaba buen rato abandonada y espero poder actualizarla con más frecuencia.
Pelirroja W
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