07.




La combinación de ropa mojada con asientos de piel era lo más incómodo que Megan había vivido en aquel día tan extraño, cada movimiento que hacía provocaba un sonido irritante tanto para ella como para el hombre lobo que estaba a su lado, tanta era la desesperación de Megan por no poder moverse que pensaba seriamente la opción de lanzarse fuera del camaro aunque tuviera que caminar hasta su casa.

—Sabes, pude quedarme y pedir un taxi cuando mi ropa estuviera seca —miró a Derek ya algo fastidiada por lo irritante que era no poder moverse, el de ojos verdes solo la miró de reojo para después regresar su vista al frente para no provocar algún accidente.

—Solo deja de moverte, ya casi llegamos —Megan suspiró resignada mientras se cruzaba de brazos y se recargaba en el asiento, aquella noche había terminado revelando varios de sus dones que no utilizaba con frecuencia, pero había algo que no dejaba de rondar por su mente, estaba segura de que había visto antes el aura del Kanima -aquel nombre que había escuchado por parte de Derek en cuanto se encontraron con Scott- ella podía asegurar que no era la primera vez que veía aquella aura rojo oscuro, pero quizá solo eran cosas de su imaginación ya que solo había visto un pequeño destello del aura—. No sabía que controlabas el agua —la voz de Derek hizo que Megan regresara de sus pensamientos.

—No acostumbro a utilizar mis poderes, de hecho, no suelo utilizar nada con mi naturaleza de sirena, no apropósito al menos —admitió mientras miraba por la ventana los árboles que pasaban, no le gustaba admitirlo en voz alta, pero Megan no tenía completo control de sus habilidades y eso provocaba que muchas veces utilizará estas sin siquiera quererlo un ejemplo de esto era que con solo hablar podía hacer que cualquier persona hiciera lo que ella quisiera.

—No deberías reprimir lo que eres.

—Es fácil decirlo para ti, los hombres lobo pueden controlar sus instintos y ocultarlos de los demás, las sirenas por otro lado no pueden ocultarlo, nuestro aspecto, nuestra voz, todo hace que las personas se sientan atraídos hacia nosotras, nosotras no tenemos la culpa. Pero aquellos estúpidos cuentos y leyendas que crearon los humanos de nosotras provocaron que nos creyeran peligrosas y por ellos estamos al borde de la extinción —Megan apretó sus manos contra su pantalón, hablar de aquel tema le ponía sensible sobre todo si le recordaba a su infancia, aquella infancia que nunca disfruto al mantenerse encerrada evitándole algún contacto con el exterior, era esa la razón por la que después de cumplir ocho años había dejado de tener contacto alguno con Isaac, sus padres le habían alejado de todo y de todos por miedo a que ella no controlara sus habilidades.

—Quizá no seamos parecidos, pero hay algo que tanto sirenas como hombres lobo tienen en común, somos seres sobrenaturales que aprendieron a vivir entre las sombras para no ser asesinados por humanos y cazadores —por fin llegaron a la casa de Megan, la rubia no se atrevía a ver a Derek, él tenía razón, pero su terquedad le provocaba creer que aun así los hombres lobo habían vivido con más libertad que las sirenas—. Descansa, Megan —Derek suspiró sabiendo que no recibiría respuesta de la chica.

—Gracias —agradeció mientras abría la puerta del auto—. Debo advertirte que soy algo terca y que quizá mi terquedad te meterá en problemas un par de veces —bajó del auto y cuando estuvo por cerrar la puerta del auto Derek la detuvo.

—Tu terquedad me salvo la vida hoy, gracias —tan pronto como dijo eso cerró la puerta del copiloto y arrancó dejando a Megan en la banqueta frente a su casa completamente sola y con una sonrisa en los labios, estaban progresando.



—Solo te la he comprado porque quedaste libre de cargos y porque gracias a ti llegaré algo tarde a mi trabajo.

En el asiento del copiloto estaba su pequeño primo que desde temprano le habían sido retirado los cargos y ahora podía ir de allá para acá sin miedo a que le arresten, cosa que alegró a Megan de sobremanera, tanto que se había atrevido a abrazar al Sheriff Stilinski y después había salido corriendo con Isaac detrás suyo al notar que llegarían tarde a la escuela.

—Te amo —Isaac besó su mejilla antes de regresar a su asiento, Megan le había entregado una bolsa de regalo cosa que conmovió a Isaac ya que hacía tiempo que no recibía un regalo; cuando sacó lo que había dentro no pudo evitar sonreír como un niño pequeño, Megan le había comprado una chaqueta de cuero.

—No le digas a los demás cachorros, sentirán que eres el favorito —bromeó la rubia mientras escuchaba a Isaac reír por tal comentario, el chico Lahey no había tardado en ponerse su nueva chaqueta y aunque no lo dijera en voz alta en verdad atesoraría aquel regalo—. Aunque tienes algo de ventaja por ser mi primito —sin despegar su vista de la carretera estiró su mano hasta tocar el cabello de su primo y comenzar a despeinarlo consiguiendo quejas de Isaac por tal ataque.

—¡Megan! —tardó un poco, pero logró quitar la mano de Megan de su ahora despeinado cabello—. Debes respetar a las personas más altas que tu —se enderezó mostrando la diferencia de alturas que había entre los dos e intentó arreglar su ahora desastroso cabello—. Además, no toques mi cabello —puntualizó mientras Megan solo le imitaba en silencio sin distraerse demasiado al estar estacionando su auto.

—Tu altura no demuestra nada, yo soy la que tiene un auto así que eso me hace superior —los dos bajaron del auto, Megan tomó sus cosas del asiento trasero—. Y como buena prima puedo tocar cuantas veces quiera tu cabello —le empujó un poco antes de que comenzaran a caminar a la par, con cada paso que los primos Lahey daban los alumnos parecían notarlos más sobre todo al recién llegado y no tardaban en hablar sobre los dos a sus espaldas. Megan miraba a su primo de reojo y notó que a este no parecía importarle en lo más mínimo lo que los demás pensaban de él por lo que la chica prefirió no decir nada al respecto, el chico podría librar sus batallas y Megan siempre estaría a su lado para ayudarle si era necesario—. Te veré en casa, quiero que comas algo decente y duermas en un lugar que no sea el vagón de la estación —Isaac sonrió antes de asentir y entrar a la que sería su primera clase; Isaac no podía evitar sentirse feliz, después de mucho tiempo sintió que alguien se preocupaba realmente por él y eso le provocaba sentirse a gusto.



Megan estaba que ni el sol le calentaba, cada recipiente de agua que esta cruzaba o tocaba comenzaba a calentarse hasta el punto de estar hirviendo tal y como ella sentía que su sangre hervía por lo furiosa que estaba. Se estacionó frente a su casa, azotó la puerta del auto y caminó hasta la puerta de sus vecinos, los McCall.

Justo después de que Megan había dejado a Isaac en su primer clase se había encargado de todos los alumnos que habían hecho cita con ella aquel día teniendo como ultima alumna a Lydia Martin con la cual solo logró hablar de moda; pero aquello no era lo que había hecho enojar a Megan sino que después de que Lydia se fuera decidió tomar algo de café para despejar su mente, pero al tomar un trago de aquel amargo líquido cayó totalmente paralizada por suerte no se había golpeado con algo al caer y solo pudo recordar el estúpido plan de Derek con el veneno de Kanima, él le había hecho la prueba a pesar de ya haberle demostrado que ella no era el Kanima.

—Abre la puerta, Stiles —su voz había sido grave y demostraba aquel enojo que guardaba, Stiles le miraba por la ventana y en cuanto vio que la chica estaba molestaba no pudo evitar sentir algo de miedo, Megan realmente daba miedo al estar enojada y por ello Stiles no tardó en abrir la puerta para dejarla pasar—. Baja esa ballesta antes de que te haga soltarla —miró a Allison Argent e intentó no ser grosera con ella, la chica le agradaba, pero aquel no era uno de sus mejores momentos—. ¿Lydia está aquí? —los dos adolescentes se miraron entre sí dudando en si debían contestar con la verdad o no, ya que la chica a pesar de no ser mala pertenecía a la manada de Derek Hale—. No vengo a lastimarla, Derek no sabe que estoy aquí. El idiota me hizo la prueba para saber si yo era el Kanima, a pesar de haberle salvado ayer de ese lagarto.

—Está arriba —Stiles no pudo ocultarle la verdad a la chica tras escuchar que Derek le había traicionado, lo que le llevó a recibir un codazo por parte de Allison por lo débil que el chico había sido ante la chica.

—Puede que esté traicionando a mi manada, pero ellos iniciaron esto. Ustedes acaban de cambiar el plan de Derek, él creía que se quedarían en la escuela y así tanto Erica como Isaac lograrían deshacerse de Lydia, pero ustedes fueron más inteligentes, se los reconozco; aunque eso no quita que mi manada este en camino —los rayos del sol dejaron de traspasar la ventana mostrando que este comenzaba a ocultarse—. ¿Tienen un plan? —Allison negó mientras Stiles asentía, los dos se miraron y esta vez Stiles negó mientras que Allison asintió—. Pues será mejor que pensemos en uno, están aquí —advirtió Megan al sentir el aura de los integrantes de su manada, la rubia se acercó a una de las ventanas y su mirada se posó en Derek, el cual en cuanto sintió una mirada buscó a la persona que le miraba y se encontró con Megan, cosa que no le gustó en lo absoluto; Megan Lahey contra Derek Hale, eso no terminaría bien.






. . .

Mi bebé Isaac ha pasado por mucho.




Pelirroja W


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