04.
Megan agradecía enormemente a la persona que había inventado los descansos entre clases, aquel día había sido demasiado ajetreado para ella y aquellos pequeños momentos en los que se libraba del trabajo eran gloria para ella. Después de haber llorado en medio del bosque se las había arreglado para llegar a su casa y desde entonces se había encargado de no contestar ningún número desconocido para así evitar hablar con el alfa o algún integrante de la manada, incluyendo a Isaac.
Todo fue de acuerdo a su plan, ya que se había mantenido ocupada con todos los alumnos que llegaban a su oficina, pero aquel día había más alumnos de lo normal y Megan intuía que muchos de ellos solo iban para hablar con ella ya que sus problemas eran demasiado absurdos.
—Este heroísmo nuevo me parece muy atractivo —Megan alcanzó a escuchar a Stiles al estar caminando detrás de él y de Scott McCall al que ahora conocía gracias a Bobby, el entrenador del equipo de Lacrosse que la había interceptado durante el almuerzo para hablar varios temas sin relevancia.
—Cállate —murmuró Scott mientras rodaba lo ojos ante las raras bromas de su mejor amigo.
—No, enserio, ¿Quieres que nos besemos un segundo? Para ver que se siente —Megan no logró aguantar más su risa al oír esto último, tanto Stiles como Scott giraron a ver a la chica, Scott frunció el ceño confundido, no había captado el olor de la rubia hasta que la miro y aquello no era normal.
—Es una lástima, tenía esperanzas de que no fueras gay —Megan se había referido a Stiles y este al notarlo abrió repetidas veces la boca intentando arreglar la situación, pero Megan no le dejo hablar—. Llamabas mi atención, Stiles —bromeó mientras se encogía de hombros y pasaba entre los chicos que no dejaron de verla a pesar de que esta ya caminaba lejos de ellos.
—Sigo sin creer que sea prima de Isaac —murmuró Stiles con una estúpida sonrisa sin dejar de mirar el rubio cabello de Megan, Stiles no podía negar que la chica era guapa y a pesar de que esta le llevaba alrededor de seis años le gustaba en cierta manera.
—Hay algo raro en ella y en su olor —Scott frunció el ceño y al igual que Stiles miraba el cabello rubio de la que era la nueva consejera estudiantil, Scott no podía de pensar que si no hubiera visto a Megan jamás le hubiera notado ya que su olor no se había presentado hasta que sus oscuros ojos dieron con los azules de la rubia; además de que esta desprendía un olor salado, como el mar.
—Yo digo que usa perfume con aroma a vainilla —Stiles seguía con una estúpida sonrisa en sus labios hasta que Scott lo empujó regresándolo a la realidad, los dos ya tenían suficientes cosas por las que preocuparse y no podían aumentarle sospechas poco creíbles.
Megan siguió su camino entre los estudiantes hasta llegar al estacionamiento de la escuela, sus consultas con estudiantes habían terminado por aquel día y ahora solo deseaba llegar a casa para tener un relajante baño de burbujas; pero aquel plan se fue a la basura en cuanto notó que Derek Hale estaba en el estacionamiento recargado en su camaro como si le estuviera esperando.
—Sube al auto —le ordenó, pero Megan ni siquiera lo miro, si sus tacones no le habían detenido después de correr en la hora del almuerzo, Derek Hale tampoco lo haría—. Megan, sube al auto —Megan siguió alejándose hasta que le escucho gruñir provocando que una sonrisa apareciera en los labios de la rubia—. Por favor —murmuró entre dientes, pero aun así Megan logró escucharlo por lo que giró y caminó hasta él.
—Ante todo los modales, Derek —bromeó antes de abrir la puerta del copiloto y subir al auto, en cuanto cerró la puerta de este Derek se recargo en la ventanilla mirando la parte trasera del auto—. ¿Iremos de paseo escolar? —Megan giró a ver lo mismo que Derek encontrándose con tres adolescentes bastante incómodos por el reducido espacio de la parte trasera del camaro—. Hola, Boyd —saludo con una sonrisa al chico que en la mañana había aconsejado, vaya coincidencia.
—Iremos a la pista de hielo —contestó Derek con una seriedad ya común en él—. Menos Erica, tú iras por Stiles y evitaras que llegue a la pista —la chica bajo a empujones por el lado del conductor antes de desaparecer con la velocidad sobrenatural que caracterizaba a los hombres lobo—. Ponte eso —Derek señaló la bolsa que estaba en el suelo del auto justo a un lado de los pies de Megan, el de ojos verdes rodeó el auto antes de subirse en él y encender el motor de este—. Serás mi nueva consejera —el coche comenzó a andar mientras Megan abría la bolsa y sacaba de esta una chaqueta de cuero.
—¿Cuándo acepte serlo? —Megan miró con seriedad a Derek, aquella expresión que descolocó un poco al alfa siendo que la chica acostumbraba a verle con diversión y cierto brillo travieso en sus ojos—. No vine a Beacon Hills para buscar una manada y tampoco está en mis planes entrar a una —Derek pareció pensar su respuesta puesto que tardo varios segundos en contestar.
—Lo sé, solo necesito tus consejos —miró a Megan de reojo antes de regresar su vista a la carretera, Megan miraba la chaqueta que estaba entre sus manos dudando sobre qué debía decidir, pero aquellas dudas se disiparon en cuanto su vista se topó con la de Isaac por el retrovisor del auto.
—Acepto —suspiró antes de colocarse la chaqueta, le quedaba perfecta y agradecía que la blusa que llevaba puesta combinara con la chaqueta.
—¿Por qué ella tiene una chaqueta nueva? —se quejó Isaac sin poder evitarlo, Derek le había hecho entrar a la que había sido su casa a escondidas para sacar su chaqueta y su prima conseguía una chaqueta nueva sin siquiera pedirla.
—Porque soy la adulta aquí, bebé llorón —se burló Megan mientras giraba su cuerpo para ver mejor a Isaac—. Y porque me veo mejor que todos en ella, merezco chaqueta nueva —algo que los Lahey tenían en común era que tenían un ego algo inflado.
—Mirizci chiquitinuivi —Isaac imitó a su prima con molestia y Megan no se quedó atrás comenzandouna pelea entre primos, Boyd los miraba entretenido seguro de que la rubiaganaría aquella pelea y Derek aguantaba las ganas de parar el auto para lanzara los Lahey fuera de su auto.
Megan miraba la pista de hielo con aburrimiento, después de que llegaran al lugar Derek le había ordenado ocultarse para evitar que Scott la viera y el chico ni siquiera la había notado. Ahora veía como Scott se deshacía de Isaac y de Erica sin mucho esfuerzo, aunque estaba algo alejada lograba ver la sonrisa en los labios de Derek, el parecía satisfecho con lo que veía a pesar de que sus betas eran vencidos por Scott.
—Es cierto. Se trata de poder —admitió Derek mientras se acercaba a Scott, los dos hombres lobo comenzaron a pelear, Scott al menos intentaba defenderse ya que Derek había obtenido nueva fuerza y rapidez al ser ahora un alfa.
—Basta, Derek —intervino Megan en cuanto vio la sangre de Scott manchar el hielo, Derek se detuvo solo para mirarla con molestia, cosa que poco le importó a Megan—. ¿Querías que te aconsejara? Pues entonces vámonos, dejaste claro tu punto —Derek dudó en lo que debía hacer, pero al ver la postura firme de Megan decidió hacerle caso, no por nada le había pedido ser su consejera, los tres betas siguieron a su alfa y en cuanto Derek pasó a un lado de Megan le indicó con la mirada que le siguiera.
—La próxima vez no interrumpas —la voz de Derek denotaba lo enojado que se encontraba en esos momentos, aquel hubiera sido el momento perfecto para hacer que Scott se les uniera, pero Megan había intervenido. El alfa ni siquiera miró a la chica, solo subió al auto esperando a que todos entrarán antes de poner el camaro en marcha.
—No me importa si eres un alfa, si creo que algo de lo que haces no es correcto te lo diré y también interferiré las veces que sean necesarias —la tensión del auto aumentaba con cada minuto y que hubiera cinco personas en aquel reducido espacio no servía de mucho—. Me querías como tu consejera y estoy haciendo exactamente eso, te estoy aconsejando; además de que ya no puedes librarte de mí —admitió molesta mientras se cruzaba de brazos recordando lo que su madre alguna vez le había contado; cuando una sirena decidía pertenecer a una manada esta estaría en ella hasta su muerte o hasta que la manada fuera disuelta, ambas opciones eran poco probables por lo que era básicamente un pacto el pertenecer a la manada.
—Por qué siento que ellos son nuestros padres y nosotros los hijos en medio de una pelea —Erica le había susurrado a Boyd aquello, pero para su mala suerte todos la habían escuchado solo que nadie decidió contestarle, otro día en el que Megan se replanteaba el tomar a su primo y huir a New York.
Pelirroja W
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