Capítulo 16.
♪ Nocturnal - Disclosure, The Weeknd ♪
Capítulo 16.
Durante el trayecto restante hacia la casa de Wesley, no pude evitar recordar el momento en el que vi el cráneo de la víctima del lago. Había sido una experiencia horrífica y perturbadora. Quizá había escuchado muchas historias de terror y de asesinatos violentos, pero ver algo como aquello en persona era otra cosa, como un sentimiento de angustia y temor que se impregnaba en mi cabeza.
«¿Cómo era posible que existieran personas capaces de cometer actos tan atroces como el del lago?».
—Rose, ¿te sientes bien? —la voz de Tiffany interrumpió el pacto de silencio que había hecho en casi todo el trayecto, mientras que Nick manejaba de igual forma, en silencio, respondiéndole a ella en palabras cortas.
—Eso creo —suspiré y continué mirando a través de la ventanilla, observando cómo la lúgubre noche era decorada por los altos árboles de la zona mientras la neblina arropaba las zonas boscosas de la carretera—. Es solo que no me esperaba nada de esto.
—¿Qué cosa? —indagó Tiffany.
«Presenciar los cadáveres de un asesino serial, y tú con Nick...».
—Esto de los asesinatos —suspiré con cierta impotencia—. Desde que accedí a estudiar en la «Universidad Literaria de Wesport» lo único en que se ha basado mi vida ha sido en problemas que no me conciernen —intercambié miradas con Tiffany—. En mi primer día de clases presencié el cadáver mutilado de Paul Davis y ahora esto...
—¿A qué te refieres? —se giró lo más que pudo desde el asiento del copiloto, indagando gracias a mi estado nervioso—. ¿Acaso también viste a Sean?
Tragué saliva y froté mis manos con mis dedos entrelazados, intentando calmar la tembladera que experimentaba mi cuerpo al recordar la grotesca escena del lago. Entonces, asentí lentamente.
—¿Qué viste? —Tiffany engrandeció los ojos, ya que el morbo de saber la dominaba por completo.
—No quisiera hablar de eso —tragué saliva y esquivé su mirada, perdiendo mi vista a través de la ventanilla.
—Lo siento, es que realmente me preocupo, porque te ves muy afectada.
—Estoy bien afectada —le aclaré—. No sé quién era ese tal Sean, aunque los rumores abunden sobre su persona, pero la manera en que lo asesinaron ha sido... —mi respiración se entrecortó al percatarme de que los ojos grises de Nick escudriñaban mi comportamiento a través del retrovisor.
—¿Ha sido qué? —Tiffany insistió, situación que ya me estaba desesperando.
—Atroz...
—Bueno, no sé lo que hayas visto, pero era igual o peor que Paul Davis. Le gustaba abusar sexualmente de las chicas —se encogió de hombros—. Al igual que Paul, siempre se salía con la suya, porque sus padres tenían mucho poder en la política del estado y los encubrían de sus actos para que los chismes no salieran por todos los medios noticiosos y redes sociales.
—Sí, pues, ahora son más que virales en los medios —enarqué las cejas al recordar los cuerpos de ambas víctimas que también tenían víctimas—. Y no de la mejor forma, créeme.
—¿Tan horrible ha sido lo que has visto hoy?
—Solo explícame, ¿qué clase de persona desmembraría a alguien y tiraría los restos en un lago hasta pintarlo de sangre? ¿Qué clase de ser humano le sacaría los ojos a otro? Solo un psicópata o un sociópata. En cualquiera de los casos, es un monstruo igual o peor que las víctimas.
Nick presionó el freno del vehículo de sopetón, causando que nuestros cuerpos se sobresaltaran.
—Oye, ¿qué coño pasa contigo? —froté la zona occipital de mi cabeza, frunciendo el ceño al mirarlo mal desde los asientos posteriores.
—Hemos llegado. ¿Qué más va a pasar? —me avisó al hacer señas con su rostro hacia la casa de Wesley.
De pronto, entendí su intención. Quería que saliera del vehículo para quedarse a solas con Tiffany.
—Bien, como quieras —abrí la puerta posterior y salí con cierta prisa y nerviosismo, a punto de que el enojo se apoderara de mí por completo.
—De nada, Rose —me dijo cuando bajó la ventanilla mientras me alejaba.
—Vete a la mierda, ¿me oíste? —me giré y lo miré con una furia inexplicable que nacía en mi ser—. No te pedí que vinieras por mí, pero hubiese estado más agradecida si no fueras una mierda de persona con tu actitud —exploté—. Eres de lo peor y no tengo dudas de eso.
—¿Qué has dicho? —aunque se mantenía neutral, sus ojos parecían amenazantes y ofendidos.
—Lo que oíste —puntualicé—. Eres despreciable.
—Rose, pero...
—Lo siento, Tiffany —la interrumpí—. Realmente, mi sentir por Nick no es tu culpa. Gracias por preocuparte por mí y hacer que tu amigo te llevara hasta mí. Disculpa las molestias.
Cuando me giré sobre mis pies para continuar mi camino y entrar a la casa de Wesley, Tiffany me alcanzó y sujetó mi mano con insistencia.
—¡Rose, espera, espera! —me detuvo, sonriendo con ironía y negando con la cabeza, como si no se pudiese creer mi reacción—. Creo que no estás entendiendo.
Fruncí el ceño y sentí que mi cuerpo flaqueaba de tanto temblar por los nervios.
«Quizá debía tomarme otra dosis de mi medicamento prescrito para calmarme».
—¿Entender qué? ¿Qué tú sí eres agradable y que Nick es despreciable? Eso lo entiendo perfectamente.
—No, no —negó con la cabeza y presionó los párpados por unos segundos—. Me refiero a que, claro que me preocupé por ti cuando te fuiste de la fiesta, pero fue Nick quien me sugirió que te buscáramos.
Aunque me quedé helada por un momento, sintiendo cómo la vergüenza volvía a dominarme, miré a Nick desde mi posición cuando salía del vehículo con normalidad. Este no dudó en fijar sus ojos en los míos, situación que hizo que quisiera salir huyendo.
—Yo... —no tenía palabras—. Lo siento, los dejaré a solas —rápidamente, les di la espalda a ambos y accedí a la casa de Wesley, perdiéndome entre el tumulto de estudiantes que continuaban bailando, tomando y drogándose por cada esquina.
«Mierda, ¿qué había hecho? ¿Por qué le dije todo eso?». Mentalmente, me lamenté de mi actitud, pero no podía negar que su frialdad y su pedante comportamiento me sacaba de quicio.
Avergonzada y sin ganas de verlo más, continué adentrándome entre cuerpos que bailaban al ritmo de Nocturnal de Disclosure & The Weeknd.
♪ My demons are blocking out the light. ♪
♪ And my mind is about to lose the fight. ♪
♪ Why can't I find peace, when a caracal could sleep tonight? ♪
♪ Yeah... ♪
♪ Your absence isn't something that I choose. ♪
♪ Choose, choose, choose... ♪
♪ But the truth is you were never mine to lose. ♪
♪ Lose, lose, lose... ♪
♪ Spending half my life just tryna get away from you. ♪
♪ Oh, baby, oh... ♪
Cuando me encontré con Wesley en la cocina, me alegré de verlo y le expliqué todo lo que había ocurrido para que se quedara lo más calmado posible mientras Maddie y Brandon regresaban.
—Entonces, ¿viste la cabeza sin ojos de Sean? —le dio un sorbo a su vaso de alcohol, aunque realmente parecía espantado por los detalles.
—Sí, y... —froté mi frente y suspiré—. Ha sido lo más asqueroso que he visto en mi vida. Ya de por sí la escena en general era grotesca —me quejé—. Ojalá pudiera borrar la imagen de mi cabeza.
—Ay, amiga —sujetó una de mis manos y la presionó—. De verdad que siento mucho todo esto —me dijo con sinceridad.
—Tranquilo, no es tu culpa ni de ninguno de nosotros —suspiré—. Aunque admito que aquí me siento más segura que donde estaba.
—Tómate tu tiempo para volver a calmarte y sírvete lo que gustes aquí en la cocina, ¿sí? Yo debo atender a unos amigos, pero en cuanto hable con ellos, regresaré contigo. ¿Está bien?
Asentí y tomé varias bocanadas de aire al sentir un poco de paz.
—Sí, sí —me reí un poco nerviosa—. No te preocupes por mí. Yo me serviré un trago y me quedaré aquí mientras vuelves —me encogí de hombros y, aunque no era una chica de tomar, la necesidad y el miedo, hicieron que procediera a preparar un nuevo vaso con alcohol.
En cuanto asintió y se marchó, no dudé en darle un sorbo a mi vaso de alcohol, sintiendo cómo el líquido calentó mi garganta en un santiamén, pero experimentando un alivio momentáneo mientras el tema Nocturnal culminaba y el bullicio fuera de la cocina se mostraba más eufórico.
♪ My shadow doesn't show in the dark. ♪
♪ The night time is inclined to my heart. ♪
♪ The emptiness I felt from the start. ♪
♪ Will follow me 'til I fall apart. ♪
♪ Nocturnal, nocturnal. ♪
♪ Nocturnal, nocturnal. ♪
♪ Nocturnal, nocturnal. ♪
«En definitiva, esta no había sido una buena noche para mí». Fue lo que pensé y recordé que había traído mis medicamentos prescritos en un frasco por si ocurría alguna emergencia en cuanto a mí.
Justo cuando lo busqué entre las cosas de mi pequeño bolso, hice ademán de abrirlo hasta que...
—No puedo ayudarte si vas a mezclar alcohol y drogas, Rose —la voz ronca y suave de Nick interrumpió mi intención.
—Son mis... —lo miré con cierto recelo y luego esquivé sus ojos grises al guardar el frasco de medicamentos—. Para ti serán drogas, pero en realidad son mis medicamentos.
—Pero cuando pretendes mezclarlos con alcohol para usarlo para otras circunstancias no prescritas, lo podríamos catalogar como drogas —le dio un sorbo a su vaso lleno de alcohol, mirándome fijamente a los ojos.
—¿Qué pretendes?
—Ayudarte, ya te dije.
—"¿Ayudarme?" —bufé y le di un sorbo a mi vaso de alcohol, sintiéndome valiente—. ¿No fue suficiente tu sugerencia de buscarme?
—Me alegra que te hayas enterado de cómo realmente sucedió, ya que te gusta imaginar cosas de mí sin saber.
—No eres nada comunicativo, así que es muy fácil asumir de ti por tus acciones.
Me sonrió levemente, aunque su expresión se tornaba irónica. Eso era tóxico y malditamente sensual por su parte.
—¿Siempre te reirás de mí?
—¿Ya me dejarás ayudarte? —enarcó las cejas al volver a darle un sorbo a su bebida.
—¿Ayudarme a qué? —bufé—. Ya no necesito tu ayuda.
—Todavía falta que te ayude con tu poema, para que lo presentes como se debe en la clase de Poesía —sus ojos grises me intimidaban al no parpadear ni una vez, esperando mi respuesta.
—Sí, sobre eso... —carraspeé y rasqué mi nuca—. Quizá en la universidad podamos buscar ideas para que me nazca la inspiración.
—Ya te dije que haré que te nazca. Solo debes asegurarme de que aceptas mi ayuda.
Me quedé callada por unos segundos, rechistando ante su propuesta que me había sugerido desde que lo hablamos en el baño.
—Bueno, está bien —mis mejillas se calentaron—. ¿A qué hora quieres que nos reunamos el lunes en la universidad? Podemos reunirnos en la biblioteca y...
—No, será hoy —me interrumpió.
—¿Qué? —me reí con incredulidad—. "¿Hoy?" ¿Ahora? ¿Aquí en esta fiesta?
Asintió con seriedad.
—¿Hablaremos sobre poesía en una fiesta de "mortales", como dices?
Asintió y me dio la espalda.
—Dentro de un rato, búscame en el segundo piso y te ayudaré con tu inspiración, señorita Jones —me dijo al mirarme por encima del hombro.
Cuando Nick se perdió entre el bullicio y la oscuridad que caracterizaba su misteriosa personalidad, solté el aire que estaba conteniendo en mis pulmones sin darme cuenta, ya que él lograba que con su mera presencia me sintiera nerviosa.
«¿Lo que me agradaba?».
Qué estaría cerca de él.
«¿Lo que me disgustaba?».
Qué no quería que volviera a ayudarme en alguna situación y que se molestara por eso.
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