Capítulo 10.
♪ Wanderlust - The Weeknd ♪
Capítulo 10.
Parpadeé repetidas veces al intentar procesar el hecho de que Nick se dirigía hacia mi dirección con la tranquilidad y neutralidad que lo caracterizaba. Vestía un suéter de lana color gris oscuro y lo combinaba con un jean negro. Sobre su vestimenta portaba un abrigo negro con capucha y su calzado era deportivo. Aunque su manera de vestir era algo despreocupada, tenía que admitir que se veía increíble.
Mentiría si dijera que no estaba babeando por su mera presencia que llamaba la atención de más de uno en la fiesta. Su belleza casi inmortal y sus ojos grises tan claros y exóticos eran como un imán andante para los mundanos.
—Me encanta este tema —fue lo primero que me dijo al sentarse en el mismo sillón donde yo estaba, manteniendo algo de distancia, lo cual me inquietó un poco.
—¿Verdad? —sonreí con timidez al sentir mis mejillas calientes—. Algunos estudiantes de nuevo ingreso tienen buenos gustos musicales —le dije a través de la música, aunque sentía que mi voz temblaba ante su exquisito aroma.
—Querrás decir, "algunos mortales tienen buenos gustos musicales" —me corrigió al enarcar las cejas, hablando de forma despectiva sobre la mayoría de los que asistían a la fiesta.
—¿Qué? —fruncí el ceño—. ¿Acaso crees que eres alguna especie de ser superior o algo así?
Nick soltó una leve carcajada y apoyó su espalda sobre el respaldar del sillón, mostrándose despreocupado mientras me miraba fijamente sin ningún tipo de pudor o temor.
—Si te afirmara que sí, estoy completamente seguro de que me malinterpretarías. La mayoría de los seres humanos piensan que cuando existe alguien más inteligente y consciente de lo que sucede a nuestro alrededor, entonces, uno es egocéntrico y arrogante —extrajo del bolsillo de su abrigo un cigarro de marihuana y lo encendió con normalidad.
El tema Wanderlust de The Weeknd estaba culminando mientras que yo no disimulaba ni un poco al mirarlo. Sin embargo, Nick sabía que, aunque me lo comía con la mirada, intentaba disimularlo sin éxito ante su presencia. Además, por alguna razón, sentía que mi patética acción alimentaba su ego.
—Entonces, ¿te gusta la música de The Weeknd? —me preguntó una vez que exhaló el humo, sacándome de mi ensoñación en cuanto a él, mirándome fijamente y sin parpadear en el acto. Al parecer, se mostraba interesado.
«¿Cómo podía hablarme con normalidad después de cómo me había confrontado el día anterior en el estacionamiento de la universidad?».
—¿Tampoco me responderás una pregunta tan básica? —frunció el ceño y luego se relajó mucho más sobre el sillón.
—Pues, sí. Es uno de mis artistas favoritos —respondí con cierto fastidio—, pero supongo que eso ya debes saberlo. ¿No es así? La vez que casi tropezamos en las afueras de mi hogar te mencioné un tema inédito y... —fruncí el ceño—. Me respondiste de forma hostil, justo como me has tratado los días subsiguientes, justo como te comportas ahora —le puse los ojos en blanco y le di un sorbo a mi vaso de alcohol.
—Debo admitir que me sorprenden tus gustos musicales —sonrió con sorna, mostrándome su fría mirada a través del ambiente brumoso gracias a su cigarro de marihuana— El hecho de que hayas mencionado un tema inédito de Abel Tesfaye hace que subestime tu atención hacia mí. La mayoría de los mortales en esta fiesta no lo sabrían, Rose.
—Y yo debo admitir que pensé que no continuarías interrogándome en esta fiesta de "mortales" para continuar hablando sobre mí como si yo fuera un ser insignificante —le respondí al continuar sintiéndome valiente gracias al alcohol en mi sangre.
Nick fijó sus grises ojos sobre mis labios y, lentamente, dirigió su mirada hacia el vaso de alcohol que sujetaba como si se me fuese la vida en ello. Era extraño, porque sentía que analizaba cuidadosamente cada uno de mis gestos y movimientos. Era más que evidente que estudiaba mis acciones y mi comportamiento.
—Creo que tengo todo el derecho de hacerlo, cuando eres tú la que ha estado espiándome —suspiró pausadamente luego de darle una calada a su cigarro—. ¿Desde cuándo lo haces? —bufó—. ¿Debería preocuparme de que me acoses, señorita Jones?
—Creo que estás exagerando con tus acusaciones —le dije indignada, aunque, realmente, no debería estarlo, porque él tenía razón.
—La que creo que está exagerando eres tú con esos tragos de más en tu sistema. Sin contar que esa razón es lo que ahora mismo te está haciendo valiente para responderme como lo haces —enarcó las cejas, mirándome fijamente desde su posición.
—¿Por qué lo dices así? ¿Acaso crees que debería temerte o algo así por el estilo?
Nick sonrió de manera vacilante. Él estaba más que consciente y seguro de sus palabras. No obstante, la realidad era que nunca había dejado de acosarlo, pero el hecho de que lo haya descubierto, fuera consciente y se burlara de mí, me causaba mucha vergüenza. Incluso, me avergonzaba porque sus acciones me trasmitían que lo estaba disfrutando. Era un poco inquietante.
—En fin, señorita Jones, ¿ya estás lista para aceptar ante mí que te gusto y que por eso no dejas de acosarme?
—Yo no...
—Lo correcto sería que pienses mejor tu respuesta —me interrumpió—. Creo haberte mencionado que odio las mentiras, así que espero que tu contestación no me haga sentir disgustado —enarcó las cejas al observarme con una expresión misteriosa.
«¿Acaso era una amenaza?». Fue lo que pensé al sentir que mi mandíbula caería sobre el sillón en el que estábamos sentados. «¿Qué carajo?».
—Te vi, Rose —confirmó con seriedad al darle una calada a su cigarro de marihuana—. Te he visto en el baño de mujeres antes de hacérselo a Tiffany. Pensé que saldrías de tu escondite y que serías capaz de darme la cara, pero fuiste una cobarde y preferiste mantenerte escondida hasta que me dio la gana de terminar.
—Yo... —negué con la cabeza, sin saber qué responder—. Bueno, es que...
—Y como si eso no fuera suficiente para ti, fuiste capaz de tocarte por mí —una vez que terminó su cigarro de marihuana, se levantó del sillón y se acercó a mí, observándome desde arriba con una mirada grisácea y engreída.
Levanté la mirada desde mi posición y tragué saliva al tenerlo muy cerca de mí, enfrentando su altura con mi rostro cerca de su abdomen.
—Tu obsesión por mí me ha llevado hacia la ofuscación, razón por la cual puse mis letras en acción —posó su dedo pulgar sobre mi barbilla y me hizo mirarlo a sus fríos ojos—. Así que, por favor, dime la verdad de una jodida vez.
Lentamente, tragué saliva mientras sentía mi cuerpo temblar como gelatina. Aunque su belleza era fascinante y resaltaba entre las masas, su leve sonrisa me resultaba algo espeluznante. Sin embargo, sus par de pupilas dilatadas y el color gris llamativo de sus ojos eran como un imán que me atraía hacia él. Mi cerebro quería usar la lógica en cuanto a lo que me pedía, pero mi corazón quería dejarse llevar y responderle tal y como él lo deseaba. Aun si eso le causaba riesgos a mi dignidad y mi poca seguridad.
—Estoy seguro de que quieres decirme la verdad —zanjó con seguridad mientras sus ojos penetraban los míos. Era como si me estuviera haciendo caer en algún tipo de manipulación que solo él sabía, ya que su manera de actuar me estaba convenciendo.
Mis manos sudaban al intentar sujetar mi vaso lleno de alcohol. Mis mejillas calientes por el rubor me delataban ante sus ojos. Mi labio inferior temblaba ante su mínimo tacto sobre mi barbilla. Intentaba tomar bocanadas de aire para apaciguar los nervios que gobernaban en mi sistema.
—Por la manera en que me miras, diría que me has acosado en más ocasiones. ¿No es así? —presionó sus labios levemente.
Con el corazón acelerado, asentí lentamente, consumida por la vergüenza y por la forma tan plausible en la que me hablaba.
—Entonces, ¿qué te parece si comienzas a ser valiente? —se relamió el labio inferior, acción que me hizo sentir aturdida.
—Bueno, yo... —tragué saliva al ver que Nick entreabrió levemente sus labios al observarme desde arriba con superioridad—. N-No sé por dónde empezar. La verdad es que yo... —miré de reojo hacia la entrada de la casa cuando la puerta se abrió de sopetón.
Nick frunció el ceño cuando aparté mi barbilla de su pulgar. Sin embargo, aunque parecía disgustado por no terminar de sacarme las palabras de la boca, le extrañó mi repentina acción.
—¡Nick! —Tiffany se acercó, mostrándose alegre y segura de sí misma con una sensual vestimenta que le quedaba a la medida—. Sabía que te encontraría aquí. Disculpa que me haya tardado afuera. Es que me quedé hablando con unos amigos y estaban diciendo que hubo otro asesinato en la universidad.
—¿Qué? —engrandecí los ojos y me levanté del sillón.
Nick no dejaba de observarme con neutralidad. Al parecer, mi nueva actitud evasiva lo había disgustado por completo y podía notarlo en la fría expresión de su rostro.
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