Capítulo Único (#1)
Sintiendo en Silencio
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Forzaba su sonrisa lo mejor que podía, tragándose las incontrolables ganas que sentía de sujetar al chico que tenía al frente, quien se hallaba parloteando acerca de lo maravillosa que era la vida para él, y, mínimo, arrancarle los dedos con que se estaba atreviendo a tocar a su enamorado por debajo de la mesa.
Desvió su mirada hasta los verdosos ojos que lo llevaban viendo desde hace rato. Compartieron palabras mudas; palabras que solo ellos eran capaces de comprender, y que de a poco, conseguían enloquecerlo. Se relamió los labios y suspiró, sin cortar el contacto visual; en algún momento alguno de los dos debía de ceder, y esta vez no sería él.
- ¿Recuerdas, Colin?
Giró nuevamente su atención al quien le acababa de hablar, encontrándose con los azulados ojos llenos de vida del chico que tanto detestaba. Recapacitó por un instante de qué demonios estaba hablando y, cuando creyó saber cual era el tema central, habló inseguro.
- ¿Lo del patrujalle de la semana pasada?
- ¿Donde se supone que está tu mente, amigo? - bromeó alegre, negando levemente con la cabeza - hablo de lo que sucedió en el bus esta mañana, cuando nos vimos ¿recuerdas?
Oh ¿como olvidar el maldito momento en que tuvo que fingir estar feliz, cuando su corazón le pedía matarlo allí mismo?
Una patada directo a su rodilla le hizo cambiar su respuesta, ya que iba a contestar con una grosería. Supo quien lo golpeó, y eso le causó una gran sonrisa, la cual ayudaba bastante a la situación para aparentar un buen recuerdo.
- ¡Claro! el tipo le quería cobrar más a Jon - complementó la historia, evitando a toda costa mirar al mencionado, que asintió y empezó a reír más, para disgusto propio.
- A mi me pasó eso una vez - contó Maya, la joven morena que acompañaba a los niños en la mayoría de sus aventuras - pero no continuaré hasta que Damián me diga en qué está pensando.
Todos giraron al petirrojo, que yacía mirando a otro lado y, obviamente, perdido en sus pensamientos. Colin quiso saber en qué divagaba, y si tenía que ver con él.
- Tt, no entiendo qué hacemos aquí - confesó, encarando al grupo de pre-adolescentes que le enviaban una mueca curiosa - ¿solamente saben perder el tiempo? yo podría estar haciendo cosas muy productivas.
- Claro, por supuesto. Nadie aquí duda lo productivo que puedes llegar a ser al estar en tu tenebrosa casa, afilando tus amenazadores cuchillos y hablando con tu misteriosa familia - debatió Jonathan, cruzándose de brazos.
- Ni tan mala la familia Wayne - contradijo la niña, mordiendo el labio inferior y rodando un poco los ojos - el hermano mayor está para, incluso, ¡chuparse los dedos!
- Como digas, Maya - rió, enfocándose otra vez en el joven sentado a su lado, que fulminaba con la mirada a la que acababa de bucear descaradamente al acróbata de su hermanastro - ¿que no te parece agradable estar aquí, al aire libre, pasando el tiempo con amigos? creo que nos merecemos un pequeño descanso... ¡hasta Colin decidió dejar sus clases de idioma extra para venir con nosotros!
- Estar con ustedes... es agradable - corroboró el pelirrojo, sin embargo, el único que captó el doble sentido de la frase fue Damián, que empleando una rápida mirada disfrazada de enojo, le hizo saber que opinaba parecido.
Si bien era cierto que la idea de alejarse un poco de las cosas de héroe lucía tentadora, más lo era tener la oportunidad de estar cerca de quien le alteraba el palpitar del corazón. No le importó en lo más mínimo si tenía que estar rodeado de gente chismosa o estuviera lloviendo, con tal de ver esas profundas perlas verdosas, todo lo valía.
- Habla con la verdad, Jon, lo más divertido para ti, es estar cerca de tu noviecito - se burló Ducard, provocando un sonrojo automático en la cara del menor, una sonrisa socarrona en el ex-asesino y un muy mal disimulado gruñido por parte del último chico de la mesa - ¡y ni lo niegues!
- Buenoooo - canturreó aún apenado, bajando la cabeza pero sin quitar la amplia sonrisa.
- No puedo en serio creer que ustedes son pareja, es como tan... imposible - comentó la fémina, dándole un suave codazo al niño que tenía sentado al lado - ¿no es cierto, Colin?
- Supongo.
- ¿Porque no puedes creerlo, Maya? - cuestionó intrigado Kent, observándola detenidamente.
- A ver ¿por donde comienzo?... Tú eres demasiado feliz, él no.
- Tt.
- Tú siempre intentas sacarle un lado positivo a todo, él no.
- Tt.
- Tú prefieres los colores claros, él los oscuros.
- Tt.
- Tú eres vida, él es muerte.
- TT.
- Tú qu---
- ¡Muy bien, entendí tu punto, Maya! - detuvo Jon, colorado hasta no más poder. Damián chirreaba los dientes en dirección a su compañera, que reía y se encogía de hombros.
- Solo digo la verdad.
- Como dicen por ahí, los opuestos se atraen ¿no es así, Dami? - acotó el menor de todos, mostrando un adorable gesto.
- Hay casos donde, en vez de atraerse, se repelan - intervino Wilkes, cruzado de brazos y con el ceño fruncido. Los demás se le quedaron viendo, preguntando el porqué de la brusquedad en su voz.
- Eso dicen - añadió el ojiverde, retándole con la mirada de cierta forma - solo se necesita que alguien cambie los conectores y probar.
- A veces esas cosas pasan solas ¿sabes? los polos que se atraen por un tiempo, tienden a rechazarse entre ellos, y entonces, se tiene que buscar otro polo.
- Tt ¿y que vas a saber tu de ciencias?
- ¡Estoy en la misma clase que tu!
El cómodo ambientes había tomado otro camino, y ahora lo único que era palpable en el aire era la grave tensión que se formaba lentamente. No hace falta decir que la guerra era entre los dos niños, que probablemente se habían olvidado de Jonathan y de Maya, pues no dejaban de mirarse y de comunicarse mil cosas en silencio.
El superhijo se cansó de eso, y decidió cambiar de tema, y ¿qué mejor para hacer eso que obtener la atención de su pareja?
Colin sintió el calor emanar de su cuerpo cuando el superhijo abrazó repentinamente al ojiverde, que lo recibió (muy a su manera) con un brusco apretón. Sabía que eso lo hacía para provocarlo, era un clásico en él, pero no caería, o de lo contrario, todo lo que llevaba construyendo con su persona se derrumbaría en cuestión de segundos.
Tuvo que morderse la lengua para no gritar maldiciones. Únicamente se quedó como un espectador en todo momento; cuando Maya aplaudió ante el castro beso que el kriptoniano depositó en los carnosos labios del moreno, cuando Wayne hizo avergonzar al contrario con anécdotas con un trasfondo sexual, cuando hablaron de lo mucho que dudaría la relación...
Solo miró, después de todo, ya vendría la ocasión para vengarse.
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El fuerte golpe de la puerta abriéndose ante la presión de una patada, resonó en el apartamento. Ninguno se detuvo a cerciorarse de que nada se hubiera dañado.
Sordos sonidos de besos era la única muestra de que verdaderamente había alguien en casa, y no pensaban desaprovechar ese momento, donde se podrían decir todo lo que callaron durante el largo día de únicamente rozarse.
Las ropas fueron cayendo sin control. Camisas en la entrada de la habitación... pantalones en el suelo... la chaqueta en la silla... calcetines en el cabecero... Nada importaba, solamente gozar de la situación.
Con algo de violencia, el pelinegro aventó al otro al colchón, para segundos después acomodarse encima del mismo y continuar con la tarea de repartir caricias en la mayor zona de carne posible. Los suspiros de alivio y placer combinados eran acallados por los hambrientos labios ajenos, que de alguna manera no abandonan ni su boca, ni su cuello, ni la parte superior de su pecho.
Se apresuró a enredar sus piernas alrededor de la cadera del mayor, atrapando sus labios en un rítmico beso y disfrutando de la cercanía que había entre sus cuerpos.
- Estás ansioso - habló contra los delgados labios, devorándolos sin pensarlo mucho - demasiado.
- ¿Porque? - preguntó, separándose un poco y entreabriendo los ojos, mostrándolos acuosos. La perfecta imagen que le daba era eróticamente gustosa; el cobrizo cabello despeinado y de libre voluntad, mejillas enrojecidas por la necesidad, los labios entornados y húmedos, además de la suave capa de sudor que lo comenzaba a cubrir - ¿porque, Damián?
- ¿Porque qué? - atacó aquellos labios que lo motivaban a mordisquear, imponiendo un movido compás, uno donde fuera él quien llevara la batuta.
- Lo tocabas... abrazabas... besabas... - aclaró, sin dejar de pedir el contacto. Esos gestos del chico que, aparentemente no tenía corazón, lo enloquecían.
- Es lo que hacen los novios, idiota.
La protesta que formulaba en su mente, allí se quedó, ya que su cuerpo le dejó de responder en cuanto el Al Ghul lamió su cuello despacio, humedeciéndolo mediante realizaba la acción, causándole la inquietud que tanto le gustaba al pelinegro sentir de él; se removió en la pelvis de su amado, escuchando una grave expresión gutural en su clavícula.
- No lo soporto - dijo, besando momentáneamente los carnosos labios, deleitándose con el velado roce proporcionado - odio a Jonathan.
- No puedes odiarlo.
- Claro que puedo, está tocando lo que es m---¡MmmMMM!
La audaz pero veloz mordida a un costado de su nuca le silenció nuevamente. Se notaba el disgusto del petirrojo ante la platica durante sus encuentros. No había sido duro, a comparación de otras veces, donde se dedicaba a marcar su piel y dejar impresa la silueta de su dentadura; ahora fue amable, por así decirlo.
- Amo a Kent - habló, chupando un improvisado camino desde su garganta hasta la mitad de su pecho, justo en medio de los pezones - pero a ti te deseo... Tt, lo sabes.
- Lo sé.
Usando una mano, jugueteó con los pequeños botones rosa a la vez que con la otra acariciaba su cara. Lo detalló, tocando la comisura de su boca, desequilibrando la cordura del menor. Colin gimió para el gusto del otro, sonriendo en el proceso y experimentado lo que únicamente sentía junto a él: amor, y del desenfrenado.
- Eres un imbécil - dijo Wayne, sujetando entre sus dedos un pezón del chico y apretándolo, logrando que gimiera por lo bajo - no debes sentir ningún sentimiento hacia mí además del erótico.
Con la profunda voz del ex-asesino resonando en su oído, suspiró al presentir lo que se le avecinaba por incumplir las normas solicitadas. Pero es que ¿como no enamorarse de aquel joven de mal carácter y excesiva masculinidad? Cuando se enteró de que sus preferencias sexuales se inclinaban hacia los hombres, nunca se imaginó que su corazón le exigiera estar al lado del hijo del millonario.
- No me dis-sculparé - aseguró, cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás - e-eres mío, Damián.
- Tt ¿quien es mi novio? ¿Kent o tu? - y alejando su cara del blanquecino cuello, se dedicó a lamer la tetilla, ocasionándole más placer al de abajo, que no pudo contestar gracias al gimoteo que se instalaba en su garganta.
Robin gozó de la excitante vista que le daba su amante, insistiendo en escucharlo suspirar por él. Si, amaba al superhijo y había aceptado a tenerlo como un compañero sentimental, pero Wilkes le alborotaba las hormonas de una manera en que nunca lo haría alguien más. Por alguna razón indescifrable, no se sentía mal por lo que hacía con el pelirrojo, pese a que lógicamente estaba siendo infiel.
- Dilo - ordenó en un gruñido, paseando sus manos por todo el delicado cuerpo - di mi nombre.
- MmM....D-Damián... mmM...
- Que fácil eres, tt.
- Mmm... ¡MmmmamMM!
Colin se aferró a la espalda del mayor cuando distinguió las traviesas manos de su amado colarse por debajo de su cintura, masajeando toda la zona alrededor de su miembro viril, haciéndolo gritar de placer.
- D-Dam-mián - dijo entre cortado, jadeando - q-quiero...
- Paciencia, de igual manera, esto no acaba aquí - una sonrisa maliciosa se dibujo en su cara, dándole a entender al ojiazul sus malos planes - vas a divertirte mucho, te lo aseguro.
Agachándose y bajando las piernas de su cadera, se movió lentamente hasta posicionarse entre la entrepierna del menor, que lo miraba con deseo pintado en el sonrojado rostro. Al Ghul, no dudó ni un segundo en estrangular con rudeza el falo ajeno, escuchando un fuerte gemido retumbar en las paredes; como en cámara lenta, lo introdujo en su boca, deteniéndose para observar las significativas muecas que yacían en Colin.
- D-Damián...
Como amaba cuando el petirrojo lo ponía en esas condiciones: gustoso e implorando por más mimos en su cuerpo, y eso que faltaba la parte que más le gustaba de sus actos. Simplemente se dejó hacer a los movimientos que hacía el otro con la lengua en su rabo ¡Diablos, ¿era posible que a los catorce años se fuera tan bueno en eso?! Se encorvó y chilló al momento en qué sus testículos también fueran atendidos por la cavidad bucal de su amigo.
Para aumentar su propio placer, el pelinegro pasó su mano desocupada por su verga, acariciándola con delicadeza, a la vez que besaba la extensión que tenía en la boca con cariño perverso. Se empezaba a notar un líquido transparente saliendo de éste.
- ¿Que quieres, Colin?
El chico ojeó al que le acaba de hablar, con la boca entreabierta y sorprendido hasta cierto punto ¡Eran contadas las veces en que él le llamaba por su nombre de pila!
- A-a ti.
- Habla con e-exactitud - tartamudear se le fue imposible, cuando en su mano unas diminutas gotas del mismo líquido cristalino empezaron hacer presencia - tt.
- D-dentro de mi - rehízo la oración, experimentando unos añorados espasmos. Si le seguían dando amor en su parte intima, no tardaría en acabar - ¡Damián... mMMmmm!
Poca fuerza aplicó en su agarre, pero la velocidad aumentó tanto que a Flash podría darle envidia si se enteraba. Los gruñidos provenientes de Abuse abarcaban un gran área, incluso podía jurar de qué los vecinos estaban enterados de lo que estaban haciendo.
- Hazlo - ladró con autoridad Wayne, incrementando la rapidez con que agitaba su mano, junto con los alaridos de gusto del acariciado - acaba para mi. Tt, ¡ya!
- ¡D-Damián! ¡Mmmammammam....MAMAMM!
Y echando al aire un atragantado grito, la intimidad de Colin expulsó la tan conocida sustancia blanca en la mano del petirrojo, que con una sonrisa de victoria, procedió a lamerse los dedos, sin dejar la postura sensual.
- P-por f-avor - jadeó el pelirrojo, cerrando los ojos y suspirando repetida veces - t-te necesito a-ahora.
- Como digas.
Un dulce beso que demostraba la felicidad de ambos por estar juntos, el ojiverde elevó las piernas del menor e introdujo un dedo con cuidado, sonriendo ladinamente en los labios del otro al escucharlo exhalar. Se separó un poco y le observó a los ojos, mostrando aquellos sentimientos que no podía expresar con palabras, no porque no pudiera, sino porque no sabía cómo.
- ¿P-porque Jonathan? - preguntó de pronto Colin, aún temblando por el dedo en su interior, el cual no paraba de hacer círculitos.
En ese momento, algo dentro de Damián se desconectó, sin embargo, no paró de hacer su tarea, preparando a su amante para no lastimarlo. ¿Porque había escogido a Kent en vez de a Wilkes, cuando éste último lo excitaba más que Superboy?
Tal vez fue una decisión al azar, incluso puede ser debido a que el niño se lo pidió primero. A ambos los conocía desde hace ya dos años, con ambos trabajaba sin problemas y con ambos, aunque no lo admitiera, se la pasaba bien ¿que cambiaba en el ámbito amoroso? ¿porque decidió estar al lado del super?
- MmmMmm... Agh...
Cuando reaccionó, tres dedos ya se hallaban dentro del ojiazul, que se removía en busca de algo más grande y placentero. Era el instante de entrar a la siguiente fase.
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- ¡Hey, Robin! - saludó animadamente el niño, realizando un torpe aterrizaje justo detrás del encapuchado, que ni lo volteó a ver, simplemente chasqueó la lengua.
- Tarde, Superboy.
- Oh, si - no lo veía, pero sabía que bajó la cabeza y su mirada se sombrío, como cada vez que le reclamaba algo parecido - tuve unos inconvenientes con mamá, nada grave, pero me retrasaron. Lo siento.
- Tt, da igual.
Finalmente, el compañero de Batman se dio la vuelta, encarando al menor. Se acercó con lentitud y, antes de que el otro reaccionara, le mandó un golpe directo a la cara; Jon fue capaz de sostenerlo antes de que impactara contra su mejilla.
- ¡Oye, pe--!
En la posición en la que estaban: con el kriptoniano evitando el golpe y Robin sujetándole el otro brazo, el mayor lo sorprendió robándole un beso, el cual poco a poco pasó a ser más amoroso y hambriento, diciendo claramente: te extrañé.
- Dami... - susurró al final Kent, sonriendo y riendo. El mencionado frunció el ceño - es la tercera vez que tu eres quien me besa.
- ¿Porque las cuentas? - cuestionó, oprimiendo sus labios con los ajenos otra vez - te cansarás...
- Nunca me cansaré de contar tus cosas, cariño.
Jon rió más alto al escuchar como su pareja se quejaba, obviamente enfadado por ese apodo. Robin odiaba con todo su ser cuando lo trataba con un sobrenombre tan cursi y meloso, según él, era mejor que le dijera "imbécil" (pero sabía que nunca pasaría).
- ¿Que mirabas? - preguntó interesado, soltándose de la opresión del moreno, quien lo miró enojado por dejarlo - oye, esos tipos están haciendo a-- ¡Damián! - chilló ahora menos alegre, cuando el ojiverde lo agarró por la espalda y lo puso contra la pared, acercando su rostro.
- No importa qué estén haciendo... de hecho, nada importa.
- Te estas comportando raro - sentenció con un deje de duda en la voz. Wayne no le miró, estaba más interesado en tocar el pecho del retoño de Superman - ¡Damián, basta!
- ¿Acaso no me amas? - interrogó, volviéndolo a besar.
Entonces, y solo entonces, fue que Jon usó la mayoría de su fuerza para quitarse al chico de encima, sin hacerle daño, por supuesto.
- ¡Claro que te quiero, sino, no vendría volando hasta Gotham City a las cuatro de la mañana! - habló, más serio de lo acostumbrado - no entiendo que te pasa, estas actuando diferente.
- Tt.
- Robin, puedes confiar en mí. ¿Que sucede?
- Nada que te importe ¡Lárgate!
Sin embargo, no hizo caso y se quedó con su novio (a una distancia segura, pero con él, al fin y al cabo). No se dirigieron más miradas o palabras, sencillamente se quedaron en esa torre hasta que el sol empezó a hacer su dichosa aparición, dando por finalizada la incomoda cita de los pre-adolescentes.
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Colin apresuró el paso, yendo tras el hijo del millonario, que caminaba en dirección al baño del instituto. Apenas acababan de entrar a clases, por lo que no había casi estudiantes en el pasillo, por lo tanto, no se le hizo difícil divisar esa cabeza de pelo azabeche que tanto amaba.
Ingresó en el baño, con cuidado, avanzando inseguro. No había nadie allí ¿donde había ido Damián? Juraba que lo había visto entrar...
- Tt, ¿porque me sigues, Wilkes? - no hace falta decir que cerró la puerta con pestillo, mientras se cruzaba de brazos y no le permitía escapar de ninguna forma.
- ¡Porque estoy feliz! - admitió, elevando los brazos y dando pequeños saltos. Al ex-asesino, esa actitud le pareció demasiado parecida a las que hacía su pareja - ¡y quería compartirlo contigo!
- ¿Y porque debería interesarme a mi tu felicidad?
- ¡Porque esta felicidad me la crea tu "adorado novio"! - señaló, haciendo comillas con los dedos. Al Ghul prestó más atención.
- ¿Kent?
- ¿Tienes otro?
- Tt.
Los segundos de silencio no duraron mucho, ya que Colin no aguantó más y se abalanzó sobre su enamorado, atacando esos labios que tanto lo embobaban. Al principio no fue correspondido, de hecho, intentó apartarlo, pero al final se rindió y se dejó llevar por los alegres besos.
Retrocedieron hasta que Damián hizo que Abuse se sentara sobre el muro del lavábamos, facilitándole la tarea de repartir caricias sin abandonar la pequeña y delgada boca.
- ¿Que hizo Kent para que estuvieras tan efusivo? - curioseó sin poner tanta distancia. Inmediatamente volvieron a besarse.
- Oh, me escribió esta mañana para comunicarme lo triste que estaba porque tu no lo querías cerca, y todo porqué negó tu cariño - cada palabra que decía, lo hacía con un canturreó que le provocó gracia al ojiverde, que sonrió de lado - no sé si estar feliz porque lo alejaste, o triste porque le querías dar MIS cariños.
- Tt, no puedes estar celoso. No eres mi pareja, ese es Kent.
- ¿Con quien pasas la mayoría de noches, eh? - preguntó, retándolo, plantándole un pico.
- Al menos con él me beso en publico - contraatacó, profundizando el besito.
Las alocadas manos de Damián viajaron por debajo de la camisa del otro chico, tocando toda la blanquecina carne que tenía al alcanze con gusto, acariciándola y pellizcándola de vez en cuando. El ojiazul se regocijaba del éxtasis al sentir los dedos ajenos jugar con sus pezones ¡Dios, como amaba a ese muchacho!
- Damián - pronunció en el oído del adolescente, quien emitió un sonido de la garganta para que supiera que lo escuchaba - tómame, otra vez.
- Eres un impaciente, Wilkes.
- Y solo por ti - confesó, apegando más el cuerpo al suyo, atrapándolo por la espalda - te quiero dentro de mi, ahora.
- Estamos a mitad de clases.
- ¡Al diablo con eso, quiero que me penetres! - gruñó, restregando su pelvis con la ajena, captando un jadeo en su cuello. Sonrió.
-... Tu lo pediste, Colin.
Oh, la dulce inocencia de actuar sin saber que alguien más te está viendo...
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No solo lo presentía, Sabía que algo andaba mal, muy pero muy mal. Si, el Kent a veces le pedía que lo visitara en Metrópolis, no había nada de raro, puesto que había momentos donde el menor estaba ocupado y no lo podía visitar, sin embargo, ahora era diferente, las verdaderas intenciones estaban escondidas tras un sombrío pedido.
Una ráfaga de malas vibras le aturdieron apenas pisar el espacio de la superfamilia. Definitivamente, algo malo pasaba allí, y tenía que ver principalmente con él. Frunció el ceño y se aproximó a la puerta, pisando la amable alfombra que le daba la bienvenida.
Dos toques y la tranquila señora de la casa le recibió, usando una de sus maternales sonrisas, esas que solo saben dar las mujeres.
- Jon está arriba, me dijo que te dijera - informó, regresando a la cocina - ah, y que primero toques. Creo que está ocupado con algo...
- Bien.
Hizo caso y subió las escaleras, digiriéndose a la habitación de su, probablemente, enfadado novio. Rosó con cierta inseguridad la puerta, como si de un instante a otro le fuera a saltar un león hambriento encima; aunque bueno, algo peor pasó...
- Pase - la voz que habló era ronca y sin energías. Palideció ante la idea de que Batman estuviese amenazando al menor.
Sin embargo, que su padre estuviera allí sería mil veces mejor que lo que se encontró: Jonathan estaba sentado en su computador, dándole la espalda y rodeado de hojas, paquetes y muchas fotografías que no alcanzaba a diferenciar; una repentina sensación de nerviosidad se apoderó de su interior, y el niño fue capaz de darse cuenta de eso.
- Tt ¿que es todo este show, Kent?
- Eso puedo preguntártelo a ti, Wayne.
Se controló a la perfección para no demostrar la sorpresa que le causó que le hablara tan fríamente; nada de abrazos, sarcasmos con cariño, o siquiera una broma... Nada de nada.
- Déjate ya de juegos, Jonathan. ¿Que es este basurero?
- ¡No te atrevas a tocar nada! - ladró con enfado el no-titán cuando vio por el rabillo del ojo que el petirrojo iba a levantar un papel -... no tienes el derecho.
- No comprendo nada.
- Oh, claro que no lo harás, así que te lo tendré que explicar ¿cierto? - la ironía era palpable en el comentario.
Damián levantó las cejas y se cruzó de brazos, observando la cara de Superboy cuando éste le dio la vuelta a la silla.
Yacía con los ojos medio inflamados y rojos, clara muestra de un lloriqueo intenso; además, parecía que su animo se había ido de vacaciones sin avisarle. Su labio inferior tenía marcas de ser apretado con fuerza, a la vez que su cabello no tenía brillo.
- ¿Estuviste llorando?
- Preferiría omitir eso - acotó rápidamente, poniéndose de pie e imitando la grosera pose del mayor.
- ¿Me vas a decir que demonios está pasando? ¿porque luces tan deplorable?
- ¿Como puede decir eso luego de tanto daño que me hiciste? ¿¡Que derecho crees que tienes para criticarme!? - de no conocerlo, Al Ghul pensaría que los ojos ajenos estaban incendiándose; de igual forma, el paso de azul a rojo en las perlas de Jon no significaba nada bueno.
- ¿Cuando te he dañado yo?
- ¡Y aún tienes el descaro de decir eso! - gritó en mediana voz el niño, con nuevas lagrimas descendiendo por sus mejillas. Las limpió antes de que Dami pudiera hacer algún comentario - ¡eres un idiota, Wayne! ¡yo te di todo! ¡TODO! ¡y aún así me hiciste eso!
- ¡Yo nunca te he hecho nada para que me reclames, super-llorón, y mucho menos para que me alces la voz!
- ¿Ah no? ¿AH NO? - entre el desorden, pescó una imagen, la cual puso enfrente del de ojos verdes - ¿Entonces QUÉ ES ESTO?
Sin importarle demostrar su angustia, dejó caer la mandíbula y el peso del engaño cayó, luego de tantos meses, sobre sus hombros, haciéndole jadear. La fotografía daba en un angulo perfecto para mostrar como él se comía a besos con Wilkes en el baño del colegio en Gotham.
- ¿Porque le crees a esa estupidez? - reclamó, arrebatándole la foto y rompiéndola en pedacitos - ¡claramente es un photoshot!
- ¡Por que no es una! ¡son docenas y docenas!
Dicho eso, le tiró vacíos sobres y bolsas con imágenes donde el pelirrojo le besaba, abrazaba o, incluso, se retorcía de gozo ante sus juguetonas manos que entraban por debajo de la ropa del otro.
- Tt.
- Damián - ahora, el tono que usaba era bajo, como resignado a las cosas - dime que no es verdad... dime que tu y Colin no... - en cuenta nueva, el llanto volvió a surgir.
El silencio que el petirrojo extendió, consiguió que las piernas del retoño de Superman flaquearan y lo tumbaran sobre la silla frente al escritorio, soltando los sollozos que se había aguantado durante toda la discusión.
Robin, por otro lado, se sentía más que cohibido. De un segundo a otro, la casa que tanto lo acogió ya no la sintió como suya, como si ya no fuera digno de estar ahí. Observó con cierto afán al niño, que no paraba de llorar con las manos cubriéndole el rostro, y optó por hacer algo que, seguramente, le costaría la amistad de alguno de los dos héroes menores.
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Negó lentamente, no queriendo aceptar lo que oía. Debía ser un sueño, no podía ser verdad que él... el amor de su vida... le estuviera pidiendo que...
Volvió mover la cabeza de derecha a izquierda, alejándose de lo que quería que fuera una pesadilla. Pronto tendría que despertar y correría a los brazos del chico que le miraba retroceder, abrazándolo con fuerza; harían el amor y olvidaría las horribles palabras que estaba escuchando.
No podía ser verdad...
- Dami ¿que es lo que estás diciendo? - sonrió nervioso, pensando que confundió las palabras. El ceño fruncido del mayor le aseguró lo contrario.
- Kent es mi pareja sentimental, no puedo continuar fallándole.
- P-pero lo que tenemos, Dami... el amor que nos tenemos... ¡digo, el deseo! - corrigió con un nudo en la garganta, sentándose nuevamente y tomando la morena mano - ¿que no vale?
- Como acabo de decir ¡tt! - chasqueó la lengua, librándose del contacto - Kent es mi pareja, y si tengo algún deseo, debo de cumplirlo con él, no contigo.
- ¡Pero!
- Ya lo escuchaste, Colin - intervino el centro del problema, acercándose con una mueca que disimulaba sus ganas de reír y saltar - de verdad, no entiendo como tu... una de las personas que más confianza le tengo, pudo hacerme esto - miró a su reconciliado novio - eso te incluye.
- Tt, cállate.
- Pero Colin - añadió el kriptoniano, sonriendo ladino - quedamos como amigos ¿cierto? por esto, no significa que deje de apreciarte mucho.
Abuse contempló la mano que se le ofrecía, sin embargo, en vez de aceptarla y resignarse al puesto de "amigo", la manoteó y se levantó, encarando al menor. Jonathan, pese a que esperaba eso, sintió algo romperse en su corazón; su amigo lo estaba rechazando.
- Te interpusiste entre Mi Dami y yo, y eso nunca te lo voy a perdonar, Kent ¡nunca! - los dientes chirreaban, demostrando el enfado que se tragaba - si querías guerra, la tienes, porque de ahora en adelante, tu - le punteó el pecho sin amabilidad - eres mi enemigo.
La pareja se quedó en silencio, viendo como su compañero se iba a paso rápido, limpiándose la cara y refunfuñando maldiciones a diestra y siniestra. Justo cuando Superboy iba a lamentarse de algo, Robin le sujetó la mano y entrelazó los dedos, besando el dorso blanquecino.
- Es un idiota por no aceptarlo de buena manera - acotó, regalándole una diminuta sonrisa, una que únicamente pudiera ver él - vamos, Ducard nos espera.
- ¡Es cierto, vamos! - canturreó el otro, saltando alto y abranzando al Wayne, que simplemente se dejó hacer - ¡oh, querido, estoy tan feliz de estar aquí contigo!
- Tt.
Sin esperar más, Jon le plantó un beso a su chico, que muy lejos de golpearlo por esas escenas en publico, le agarró de la cintura y profundizó el gesto, trasmitiendo el sentimiento de placer al estar junto a su persona.
- Dami...
- ¿Hmp?
- Cuando... - de pronto, la mejillas del niño ardieron. El petirrojo deseó besarle - ¿cuando me harás eso que hacías con Colin?
- ¿Quieres? - la cara de Jon parecía completamente un tomate.
- ¡No! ¡digo, si! ¡bueno, si pero no! ¡quiero dec--!
Los carnosos labios de Damián callaron los balbuceos del ojiazul, quien en secreto lo agradeció mucho, ya que estaba pasando más vergüenza de lo que imaginó. Al separarse, el mayor le apretó un cachete, sacándole protestas de dolor.
- Me encargaré de que tu primera vez seas conmigo, Jonathan.
- Bien, entonces esperaré.
- No lo esperes, idiota, o no será sorpresa.
- De acuerdo, entonces no lo esperaré.
Nuevos comentarios y risas los acompañaron en su camino hasta el parque de diversiones, donde quedaron encontrarse con Maya, ya que la niña planeó una pequeña fiesta por la reconciliación de su OTP favorito.
En serio, Damián hablaría fuertemente con el super por las cosas que le decía a la morena.
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- ¿Entonces? - un beso en los labios.
- Solo disimula, imbécil.
- Contigo no es fácil hacer eso.
- Para ti nada es fácil.
Besillos fueron impartidos por el blanquecino pecho, ocasionándole suspiros de placer.
- Me encanta cuando hacemos el amor.
- Eres peor que una mujer.
- ¿Y tu novio? ¿que haremos con él?
- Tt, ¿importa?
Damián se montó sobre Collie, que le observó cual dios, detectando sus lascivas intenciones, y ciertamente no se opondría a ninguna petición.
- Kent no lo tiene que saber.
- Vendrás terminando con él.
- Jmp, ya veremos...
Antes de que saliera el sol, ambos amantes consumieron su amor entre las sabanas, en silencio, sin interrupciones, sin nada... solo ellos deseando.
Wilkes sabía que esa era su perdición, porque lo que sucedía en la intimidad, allí se quedaba, pues luego tenía que morderse la lengua para no maldecir cuando veía a su enamorado disfrutar con su enemigo.
Él seguiría sintiendo en silencio, con tal de tenerlo. Por él, todo valía la pena.
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"Si no disfrutan tanto el capítulo como yo escribiéndolo, es su problema".
Hola a tod@! ¿Como están? Espero que muy bien.
¡Estoy tan feliz por subir este one-shot! llevo horneándolo como desde hace un mes, y es que la verdad, siempre me ha gustado el triangulo amoroso que hay entre Damián, Colin y Jonathan, y aunque creo que es más probable que exista el DamiánXJonathan, me gusta imaginar el DamiánXColin.
Doy gracias a todo aquel que se haya tomado la molestia de llegar al final. Sé que no soy la mejor redactando o usando sinónimos, pero lo hago con el corazón para entretenerlos.
Las amo.
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