El testigo

Capítulo 5

El día después de su visita al parque, Taehyung se despertó con una inquietud que no podía sacudirse. La marca en la banca seguía apareciendo en su mente, y los fragmentos del cuaderno de Seokjin parecían cobrar vida cada vez que cerraba los ojos. Sabía que debía seguir adelante; las pistas que había encontrado no dejaban de señalar un camino peligroso, pero no tenía opción. Por su hermano, seguiría investigando.

Decidió reunirse con un antiguo amigo de Seokjin, alguien a quien recordaba de las reuniones familiares. Su nombre era Minho, un joven reservado que siempre había sido cercano a su hermano. Lo llamó esa mañana, y, para su sorpresa, Minho accedió a encontrarse con él en una cafetería de la ciudad.

En la cafetería…

Minho llegó puntual, vistiendo una sudadera con capucha, casi ocultándose en las sombras. Parecía nervioso, como si él también guardara secretos que preferiría no revelar. Taehyung lo saludó con una leve sonrisa, pero no tardó en notar el aura de tensión en la mirada de Minho.

Después de algunos intercambios de cortesía, Taehyung fue directo al punto.

—Minho, necesito saber… ¿Sabes algo sobre lo que le sucedió a Seokjin? —preguntó, sin rodeos.

Minho bajó la mirada, jugueteando con la taza de café entre sus manos. Finalmente, suspiró.

—Tae, hay cosas de las que es mejor no hablar. Sé que quieres respuestas, pero… esto va más allá de lo que te imaginas.

—¿Qué quieres decir? —insistió Taehyung, con el corazón acelerado—. Él era mi hermano. No puedo dejarlo así, no después de lo que encontré en sus cosas.

Minho se quedó en silencio por un momento, y luego asintió, como si finalmente se hubiera decidido.

—Tu hermano… estaba metido en algo peligroso —comenzó en voz baja—. Había personas que no querían que hablara, personas que… lo vigilaban, lo acechaban. —Minho hizo una pausa, mirando a su alrededor con cautela antes de continuar—. Una noche, me dijo que sentía que lo estaban siguiendo. Le sugerí que dejara todo, que olvidara lo que había descubierto. Pero no quiso escucharme.

Taehyung frunció el ceño, sus ojos llenos de preguntas.

—¿Qué fue exactamente lo que descubrió?

Minho negó con la cabeza, como si no se atreviera a decir más.

—Lo único que sé es que había algo sobre un grupo… algo oscuro. Tu hermano parecía convencido de que alguien estaba detrás de él, y, créeme, no estaba exagerando. Poco después, empezó a notar que había alguien siguiéndolo.

Taehyung sintió un escalofrío recorrer su columna. Cada palabra de Minho hacía que el miedo creciera en su interior, pero también fortalecía su resolución de descubrir la verdad. Estaba claro que Seokjin había vivido con un temor constante, un miedo que lo había consumido poco a poco.

—¿Tú sabes quiénes eran esas personas? —preguntó finalmente, tratando de mantener la calma.

Minho miró a su alrededor de nuevo, como si temiera que alguien pudiera estar escuchándolos.

—No lo sé con certeza, pero… había algo sobre una “sombra” —susurró—. Seokjin mencionó que esa "sombra" parecía estar en todos lados, siempre observando. Incluso llegó a decir que la sombra tenía ojos en Busan, en el mismo lugar donde empezaste a investigar.

Los ojos de Taehyung se entrecerraron. Era como si cada palabra de Minho abriera más preguntas que respuestas.

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Más tarde, en casa…

Al regresar a casa, Taehyung se sentó frente a la caja de Seokjin, repasando cada objeto que había dejado. Las fotos, el suéter rosado, las cartas. Cada pequeño detalle parecía ahora cargado de una tristeza que no podía ignorar.

Volvió a abrir el cuaderno y revisó las últimas páginas. La letra de Seokjin se volvía temblorosa, casi ilegible, como si hubiera estado escribiendo bajo una presión inmensa. Había notas breves y frases incompletas, pero todas hablaban de lo mismo: el miedo, la "sombra" que lo seguía, y su temor creciente por lo que había descubierto.

“No sé si podré soportarlo mucho más.”

Esas palabras estaban escritas en una de las últimas páginas del cuaderno. Era como si Seokjin hubiera estado atrapado en un laberinto sin salida, asfixiado por algo que nadie más podía ver.

Antes de cerrar el cuaderno, Taehyung notó algo que no había visto antes: una dirección, escrita a toda prisa, como una última pista. Se encontraba en las afueras de la ciudad, un lugar desconocido para él. Sin embargo, sabía que tenía que ir.

No podía ignorar los ecos del miedo de su hermano, no ahora que estaba tan cerca de descubrir lo que había estado oculto todo este tiempo.

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Al día siguiente…

Taehyung se encontraba de pie frente a una pequeña casa abandonada, siguiendo la dirección que había encontrado en el cuaderno. El lugar estaba cubierto de maleza y parecía llevar años sin recibir una visita.

Caminó lentamente hasta la entrada y se asomó al interior, sintiendo cómo la tensión se acumulaba en sus hombros. El aire era pesado y silencioso, como si el lugar mismo guardara un secreto que preferiría no revelar. Entró y comenzó a buscar alguna pista.

Justo cuando estaba a punto de rendirse, su teléfono vibró en el bolsillo. Era un mensaje sin remitente, una sola línea que lo hizo congelarse.

“No sigas buscando.”

Taehyung sintió que la sangre se le helaba. ¿Quién le había enviado ese mensaje? ¿Cómo sabían que estaba aquí? Salió rápidamente de la casa, con el corazón latiendo a toda velocidad, sintiendo por primera vez en carne propia el miedo que había consumido a su hermano.

Se prometió que no se detendría, aunque la sombra pareciera estar cada vez más cerca.

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