4-La amenaza

Punto de vista de Tn.

Fui directo a los dormitorios con un fuerte enojo. En mi cabeza aún sonaban las palabras de Ajax sobre Enid con esa chica. Al llegar a la zona, Sam me saludó con su habitual sonrisa.

―Eh Tn, ¿a dónde vas?―preguntó sorprendido por mis pasos apresurados.

―A matar a Ajax―respondí furioso.

―Ah vale...¡espera!, ¿qué?―se colocó enfrente mío y me paró con las manos en mi pecho.

―Será mejor que te apartes Sam, no quiero lastimarte―advertí.

―¿Vamos a hablar como personas civilizadas vale?―me miró―¿por favor?.

Suspiré y sentí como parte de mi enfado desaparecía. Luego asentí y nos fuimos a su habitación a hablar del tema. Le expliqué todo lo que había ocurrido, sin omitir ningún tipo de detalle. Sam escuchó todo con atención.

―Es una situación delicada, pero entiendo tu enojo y tus ganas de matar a Ajax, a mí personalmente no me cae del todo bien, ha tenido ciertas actitudes...pero la violencia y el usar los puños no es la solución. ¿Qué pensaría Enid?, esto solamente traerá problemas no solamente a ti, sino a ella, recapacita―pidió con sus ojos este.

Tal vez tenía razón, quizás el pegarle era demasiado.

―¿Y un par de golpes suaves?―este se echó a reír.

―No, nada de nada, apoyar a Enid es la mejor idea y solución.

Entonces se escuchó la puerta y Sam dio su permiso. Al entrar, vi a la joven rubia con cara de preocupación. Al parecer, el chico le había escrito mientras caminaba con él hasta su dormitorio.

―¿Enid?―pregunté sorprendido.

―Os dejo hablar―me guiñó el ojo.

Se sentó a mi lado y jugó con sus dedos.

―Sam me ha dicho que quieres pegarle a Ajax pero...por favor, hazlo por mí, no pelees―pidió con esa cara tan tierna―él...él ha hecho ya su vida...o bueno, la está haciendo. La culpa es mía por ser una mujer aburrida, chismosa y charlatana―a medida que hablaba, sus lágrimas comenzaban a salir―ya he involucrado demasiada gente.

―Tú no tienes la culpa de nada pequeña―acaricié su pelo lentamente y ella me miró con los ojos tan rojos que daban mucha lástima.

―¡Sí, soy una persona muy agobiante!―replicó.

―Para mí no, y Miércoles estaría de acuerdo conmigo...a su manera―ella soltó una leve risa antes de sonarse los mocos.

―Parece que siempre sabes que decir.

Saqué de mi pequeña mochila una botella de agua y le di un poco, necesitaba calmarse, eso lo primero de todo. Al beber y respirar unas cuantas veces, se sentía algo mejor.

―¿Me prometes que no le vas a pegar?―alzó su meñique.

Yo la miré durante unos pocos segundos...¿realmente debía prometer eso?.

―De acuerdo...―acerqué mi meñique y apretamos con fuerza―¿y si le parto el brazo?―ella frunció el ceño.

―¡Tn!―dijo riendo.

―Está bien...tú ganas...Sinclair―dije rendido.

―Y eso es otra, me debes llamar por mi nombre―infló las mejillas y se cruzó de brazos.

―Entendido.

Al salir, Sam nos esbozó una sonrisa y Enid le dijo que me había convencido de no matar a Ajax, eso alivió al joven quien suspiró.

Entonces, nos encontramos a Ajax que venía acompañado por una chica, esa joven que tanto odiaba Enid. Pude fijarme que la loba sonreía a Enid con una sonrisa triunfante. Tome a Enid del brazo y salimos de allí antes de que mis instintos hicieran de las suyas y matasen a ambos. Uno por idiota y la otra por ser una arrogante.

Al llegar a la zona del patio solté la mano de la loba que estaba cansada de tanto andar rápido.

―Lo siento, casi le pego―me encogí de hombros―me costará no hacerlo.

―Bueno, hazlo por mí―me esbozó esa sonrisa tan suya, ¿cómo negarme?.

―Lo haré, pero deberías estar descansado―ella dio un bostezo, se la notaba agotada. 

―Sí, será mejor que regrese al dormitorio...con Miércoles―dio otros pocos y la acompañe para que no le ocurriera nada.

Le pedí expresamente que no hiciera nada, ahora tocaba descansar y se tumbó de nuevo. Le dije a Cosa que la vigilase bien de que no hiciera ninguna tontería. Entonces entró Miércoles por la puerta e hice el gesto de silencio.

―Te necesito―susurró al aproximarse a mí.

―¿Ni un café primero?―pregunté con una sonrisa.

―No entiendo de que estás hablando―olvidaba que era una negada en el amor―ahora, si hablas mi idioma, tengo que hablar contigo de una cosa importante.

Salimos al patio donde nadie nos vería y nos sentamos en el césped.

―Cuidaré de Enid pero necesito que respondas unas preguntas―empezó.

―Ya pareces ella con las preguntas―al verla fruncir el ceño y mirarme como si me fuera a matar, detuve las tonterías―adelante, ¿qué quieres saber?.

―¿Qué sabes acerca de los cazadores de excluidos?

―Que como su nombre indican, se dedican a la caza de gente como nosotros

―¿Alguna vez te has cruzado con alguno?.

Yo iba a hablar cuando me quedé paralizado, los recuerdos se formaron en mí y las voces resonaron en mi cabeza provocando un fuerte dolor. Ya lo había olvidado...

―Tn―sacudió mis hombros―¿qué ocurre?.

―A-Alguna vez en el pasado―respondí sudado.

―Tu cara se ha puesto pálida, entiendo que debió ser una experiencia dolorosa para alguien tan débil como tú.

No cabía duda...no tenía tacto alguno para hablar de los sentimientos de los demás.

―Lo siento, ¿qué ocurre con ellos?―pregunté ya algo mejor.

―Dicen que un gran grupo de ellos se ha instalado no muy lejos de aquí, pero solamente es un rumor...o eso espero―explicó en su habitual tono―de ser así tendremos que estar preparados para hacerles frente porque no serán fáciles de derrotar.

―¿Y de qué forma podemos confirmarlo?

―Eso es lo malo...no hay forma alguna salvo que ellos decidan actuar, pero me gustaría prepararme y necesito la ayuda de tu grupo.

Yo asentí, era mejor prevenir.

―Puedes hablar con ellos―dije―seguro que te ayudan.

―Tú eres su líder...aunque me extraña que alguien tan patético, débil y sentimental sea el líder de un grupo tan fuerte―replicó.

―La gente normal suele decir por favor...gracias...ese tipo de cosas, ¿sabes?―ella me agarró de la camisa.

―Yo no soy gente normal―nos quedamos mirándonos a los ojos durante unos segundos, y por primera vez me fije en sus labios.

Tras unos segundos más, nos separamos.

―¿Me vas a ayudar o no?―yo asentí.

―Si, te ayudaré.

Ella se estuvo a punto de levantar cuando se resbaló y cayó encima de mí. Nos quedamos a pocos centímetros el uno del otro.

―¿Te encuentras bien?―pregunté preocupado.

―Por supuesto que sí―se puso en pie enseguida y se limpió la ropa―ahora, mientras voy a hablar con la directora Weems, tú haz tu trabajo.

―Por supuesto―dije sacando el teléfono y escribiendo por el grupo.

Al enviar el mensaje me quedé viendo el cielo que ya era casi totalmente oscuro y en mi mente se formaba ese momento donde tenía sus labios muy cerca de mi cara.

Así hasta que sonó la campana de ir a cenar, tenía varios mensajes del grupo, que hablaríamos del tema en la cena e invité a Enid y Miércoles a hablar de ello en una mesa apartada junto al resto de nosotros. Xavier y Bianca se mostraron preocupados y dijeron que también se apuntaba, los únicos que tardarían en llegar serían Anderson y Eugene, y me imaginaba el motivo de su retraso a la cena.

No queríamos que el resto de alumnos escuchasen nuestra conversación y se alarmasen, había que mantenerlo en secreto. Enid se encontraba mucho mejor, tenía mejor cara. 

―Bien―dijo Miércoles―os quiero en alerta por si os enteráis de algo.

―¿Qué tiene que decir el líder?―Sam me miró, disfrutaba ver mi cara cuando decía esa palabra.

―Yo escribiré a mis contactos de Jerichó, si aparecen o se dejan ver por el pueblo enseguida contactarán conmigo―dijo guiñando un ojo y en un tono de orgullo.

―No sabemos si es cierto o no, por el momento tomaremos las precauciones oportunas durante un tiempo―anuncié―y si alguien sale de la academia que nunca vaya solo.

―Ciertamente hablas como un líder...o un político―al decir esa frase Sam, el resto empezó a reírse a pesar de ser un tema tan serio como ese.

―Estoy rodeado de idiotas―pensé mientras ponía mi mano en la frente.

Después de eso, empezamos a comer y entonces Asmo, que era de pocas palabras me preguntó.

―¿Qué hacemos en caso de toparnos con alguno de ellos?―todos le miramos y luego ellos voltearon a verme.

―Si podéis noquearlos y luego traerlo para interrogarlo sería lo ideal, pero sino...tratad de al menos no matarlos y escapar, no quiero derramar sangre―respondí serio.

―Pero ellos pueden matarnos―se quejó Lucas.

―Eso es lo que nos diferencia de ellos, no somos asesinos Lucas...y no nos convertiremos en lo que quieren hacer ver al resto de la gente.

Todos guardaron silencio durante unos breves segundos.

―Ángel, ¿sabes algo acerca de ellos?―él se terminó el queso de la pizza y se chupó los dedos.

―Algunas veces han intentado darme caza, pero todos han terminado entre rejas y yo con dinero en mis bolsillos―colocó los pies encima de la mesa.

―Baja los pies, muestra educación―pedí al chico.

―A sus órdenes mi líder.

Bianca decía que sería difícil que fueran a un lugar como Jerichó porque estaba muy alejado de la grandes ciudades al igual que la academia. Xavier asintió, estaba de acuerdo con ella hasta que Miércoles intervino.

―Cuando se trata de dinero, esa gente no tiene reparo en viajar grandes distancias―comentó con su tono tan frío que hasta el café de Enid se enfrió.

―En fin, vamos a comer y dejar el tema, creo que ya ha quedado suficientemente claro―dije antes de seguir con mi comida.

Antes de irnos a nuestras habitaciones, Miércoles me contó que la directora había hablado con los de Jerichó así como otros contactos por si se enteraban de algo. Aunque resultaría muy difícil pues esa gente era muy experta en ello.

Antes de meterme en mi cuarto, paré a Lucas.

―Oye, ¿podemos hablar en mi cuarto?―pregunté.

Él asintió y ya dentro con Eugene, empezamos a hablar.

―A ver si lo entiendo, ¿quieres que haga pulseras para localizarnos?―preguntó serio.

―Si, las llevaremos cuando salgamos de Jerichó y mediante una App controlaremos que todo vaya bien. Si pasa algo, apretamos el botón de auxilio―dije―me gusta tan poco como a ti este control sobre la privacidad...pero es necesario.

―Lo haré, pero solamente si el resto está de acuerdo―yo lo escribí por el grupo y aunque la idea les pareció excesiva, acabaron aceptando. Bueno, fue Miércoles que les dijo que era eso o la muerte por los cazadores.

Después de eso, todos nos quedamos en nuestras habitaciones hasta la hora de dormir.

A la mañana siguiente salí del cuarto y lo primero fue ver a Enid con mi desayuno, decía que era en agradecimiento por haberla ayudado tanto.

―Que tierna―dije tomando los bollos―¿y la asesina de Nevermore?.

―Está en el patio leyendo unas cosas...que prefiero no leer―contestó con cierto asco.

―Ya veo, ¿hoy que bragas llevas?―pregunté como si nada para ver si se percataba y estaba despierta.

―Llevo unas color rosa que...¡espera!―se enfadó y se colocó enfrente mía.

Su mirada era de enojo pero su cara era tan sumamente tierna que no asustaba.

―¡Deja las bromas respecto a mis bragas!―se cruzó de brazos―no tienen gracia.

―¿Y tiene dibujos de ositos?―alcé la ceja.

―Oh no, hoy conejitos que...¡TN!―empezó a pegarme en el pecho de manera infantil.

No sabemos como pero durante las clases todo el mundo hablaba de que un grupo de personas armadas cazaban excluidos. Luego nos enteramos por Bianca que algunos excluidos veteranos habían sido asesinados y colgados en lugares públicos. Al principio pensamos que tal vez tenían antecedentes o eran excluidos asesinos pero...eran inocentes, todos ellos tenían familia y Enid lloraba desconsolada mientras decía tener miedo.

―Tranquila pequeña loba, aquí estás a salvo―besé su frente―nos tienes a nosotros.

―Oh, nuestro amado líder ha encontrado a su media naranja―comentó Tezozo.

Justo cuando fui a reprochar, Xavier dijo que le había llamado su padre.

―Me ha dicho que han aparecido más víctimas, y que siente que algo malo ocurrirá―al decir eso, todos dejamos las bromas.

Lucas nos entregó a todos las pulseras, las tendríamos a mano para salir al pueblo, aunque Enid contó que muchos habían cancelado sus planes para ir a Jerichó.

―Creo que el punto de encuentro si vienen...será ese local en el que tuvimos la pelea―comenté.

―Buena idea, Enid, dile a tus amigos que vigilen el lugar―ella asintió―por fin tienes un plan decente Tn―la gótica me miró fríamente.

Pensé un rato en que podíamos hacer y en el método para hacerles frente.

―Miércoles, quiero que junto a Ángel y Lucas, preparéis armas defensivas para hacerlos frente―dije―estoy seguro de que algo se os ocurrirá.

―¿Y nosotros?―Anderson decía que con su fuerza le bastaría.

―No subestimes a los cazadores, son muy fuertes y hábiles―dije―expertos Anderson, expertos.

―Parece que los conoces muy bien―Xavier que estaba poyado en el pilar me miró con cierta curiosidad.

―No quiero hablar de ello ahora, es cosa del pasado. En cuanto a ti Asmo...¿te importa hacer de vigilante por las noches?―pregunté―tienes visión nocturna, ¿me equivoco?―el asintió.

―Me haré cargo―dijo serio y tapado como siempre.

―Te lo agradezco.

Luego quedaban Eugene, Alex, Enid, Sam y yo.

―Nosotros nos turnaremos para vigilar los pasillos. Sam, tu junto a Enid controlad las redes, Alex, perfecciona tus hechizos y en cuanto a ti Eugene...―el joven me miró―ayuda a Miércoles y al resto con recolectar hierbas medicinales.

―Entendido―dijeron todos―solamente queda permanecer unidos.

Esa misma tarde dio inicio el plan de vigilancia. Estaba tumbado en mi cama, pensando en todo lo sucedido en mi pasado, aquello no podía repetirse, no lo iba a permitir. Eugene entró y me dijo que era nuestro turno.

―Voy―dije―¿ya has hablado sobre las plantas?.

―Si, pero no necesitan de momento mi ayuda, si lo requieren, me escribirán.

Al cabo de un rato de ir de un lado a otro, aburridos pero prestando atención, apareció Enid y se unió dando relevo a Eugene que había quedado con la joven.

―Ay el amor―dijo ella―que bonito es...hasta que cortan contigo y se van con la primera perra en celo que encuentran―el tono fue subiendo a rabia.

―Calma Enid―dije.

―Perdón.

Ella caminaba en silencio hasta que decidió romper el hielo.

―¿Sabes?, has captado la atención de Miércoles, ¿no has visto como te mira?―ella sonreía.

―¿Cómo si me fuera a arrancar los ojos?―se echó a reír, era increíble su capacidad de cambiar de un estado de ánimo a otro.

―Ha investigado tu pasado y no encuentra nada...es como si lo hubieran...¿borrado?―yo me detuve.

―¿Por qué ha hecho eso?―pregunté serio.

―Ella investiga a todos, quiere saber con quien se rodea. Pero tranquilo, le caes muy bien.

Me miró a los ojos con curiosidad.

―¿Qué esconde el líder?―yo negué.

―Nada, ahora sigamos―pero ella se acercó a mi oído.

―No es la única chica que ha puesto sus ojos en ti―susurró de una forma que se me erizó la piel.

―¿Quién más podría?.

Guardó un momento silencio y se acercó de nuevo.

―Puede que...yo también haya fijado mis ojos en ti―nos miramos al separarnos y pude ver un pequeño rubor en sus mejillas―quizás porque...hemos pasado mucho tiempo juntos desde que llegaste―dijo en un tono vergonzoso.

―Enid...

El teléfono sonó y fuimos llamados por Miércoles a una de las habitaciones donde podríamos reunirnos y prestada por Weems siempre que no hiciéramos algo malo.

―Ya estamos todos―comentó al vernos a todos allí reunidos alrededor de una mesa grande―adelante Sam.

―Voy―contestó apretando unos botones de la pantalla en la mesa.

Todos nos quedamos sin habla y sorprendidos...era real, la amenaza es real y nosotros, los excluidos de Nevermore salvo Yoko, Ajax, Divina y muchos más que al parecer no eran de su interés estábamos en peligro.

―Al menos sabemos que vienen por nosotros―Miércoles se cruzó de brazos.

Todos nos miramos unos a otros mientras que Enid se aferraba a mi brazo.

Ahora lo único que podíamos hacer era prepararnos contra esa amenaza...todos teníamos un precio...

Continuará...

Con este capítulo da inicio la Saga de Los Cazadores de los excluidos.

PD: No se pierdan el próximo post que haré :)


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