10-Derrota

Punto de vista de Tn.

Nos habíamos reunido de nuevo tras salir de la enfermería, la sala había sido reformada un poco y ahora tenía un toque más moderno y colorido gracias a Enid quien sonreía y miraba todo con cierto orgullo.

―Bueno, ¿cuál es el tema de hoy?―preguntó Xavier.

―Asmo tiene algo importante que contarnos―respondí dando paso a este.

El joven tosió un poco para aclararse la garganta.

―Supongo que ya saben de mi condición de excluido―todos asentimos―hace años estuve en Rusia, en Yakutia y ahí las temperaturas son extremas. Por una serie de acontecimientos acabé involucrado con un equipo de cazadores de excluidos de allí. Se me encomendó una misión junto a otros militares...―recordar aquello parecía ponerle algo nervioso―la situación no fue la esperada y acabe junto a un par de supervivientes aislado, en mitad de la nada y con mucho frío. Logramos encontrar un pequeño escondite donde estuvimos a la espera de ser rescatados.

Miré a todos y estaban igual de serios pero Enid estaba con la boca tapada, como si supiera que algo malo iba a ocurrir.

―Ellos estaban algo heridos y finalmente en la noche murieron de frío...yo aguanté un par de días pero el hambre empezaba a afectarme hasta tal punto que me sonaban las tripas. La nieve cubrió el refugio y yo me vi obligado...obligado a...comerme a mis compañeros―todos abrieron los ojos y estaban atentos a las palabras del joven.

―Tener que recurrir a algo así para sobrevivir...―pensé―tuvo que ser muy duro.

―Durante varios días pude alimentarme de su carne y entonces...me convertí en un monstruo...un Wendigo. No pude controlarme y al parecer salí al exterior y me fui a un poblado cercano donde cometí toda clase de asesinatos. Me enteré por los periódicos, al ver las fotos los recuerdos de mi ser en monstruo vinieron a mi mente―explicó―cuando intenté quitarme la vida aparecieron unos hombres. Eran diferentes a lo que había visto hasta ahora.

―¿Te refieres a los del otro día?―preguntó la gótica y este asintió.

―Ellos me aseguraron de que podían liberarme del monstruo, luche para ellos...maté a gente que tal vez no se lo merecía. Luego me dí cuenta de que me utilizaron y cuando quise irme...el líder se transformó en una bestia que no sabría decir que es...pero es muy fuerte. Luchamos a muerte y yo escapé como pude al verme superado pues por unos instantes tuve el control sobre mí.

Era algo muy duro lo que había vivido este chico.

―Al cabo de unos meses aparecieron unos hombres para darme una oportunidad de regresar y trabajar para ellos a cambio de protección. Pero me descontrole de nuevo matándolos a todos...lo peor es que el líder era el hermano del anterior jefe para el que trabajé―contó.

―Y ahora que han dado contigo se han aliado con estos cazadores―Asmo asintió―ya veo.

―Necesitaba contarlo...tenía miedo pero al ver como Tn se armaba de valor, también quería compartir esto con vosotros.

Todos le miramos con cierta tristeza.

―Ahora estás en familia―dije.

―Hay una cosa que necesito saber―Sam parecía preocupado―necesitas comer carne humana o de lo contrario te volverás loco, te he visto comer carne normal...¿o era humana?―mis ojos se abrieron.

―En cuanto a eso...―Lucas quiso hablar―él come carne normal, pero es cierto que tras mucho tiempo necesita consumir carne humana, ahí es donde entro yo.

―¿Cazas vagabundos para dárselos?―Miércoles como siempre se interesaba por esos temas.

―Asmo y yo somos amigos desde nuestra llegada a Nevermore y yo supe de su condición. Sabía que necesitaba ayuda así que logré crear un aditivo con sangre humana que hace que la carne normal tenga las propiedades de una humana. Por ello hemos podido saciar el hambre de la bestia―explicó―sin embargo, necesitamos encontrar una alternativa pues no sé si en algún momento dejará de hacer efecto.

―Respecto a eso tengo una solución―dijo Miércoles―los Wendigo hace muchos años salían de las tribus caníbales. Por suerte soy una experta en el tema y podemos sellar al monstruo.

―¿Sellarlo?―pregunté―¿estás segura?.

―¿Acaso dudas de mí?―levantó el tono algo enojada.

―Muestra más respeto a nuestro líder―dijo Sam con la mirada desafiante.

―No es mi líder, y no debo mostrar respeto por...―se escuchó un click.

―Yo que tú moderaría tus palabras―Ángel la apuntaba con las pistolas.

―Basta―dije haciendo que bajasen las armas―adelante, ¿cómo puede sellarse?―podía palpar la tensión entre ellos.

―Hay un collar que sirve para estos casos. Sería sellar su poder dentro del amuleto y cuando lo lleve puesto no podrá transformarse. ¿Puedes transformarte a voluntad?―este asintió―perfecto, cuando quieras usar ese poder solamente deberás quitártelo. También al sellar su poder no se verá necesitado de consumir carne humana o su defecto, carne con aditivos.

―Pues hazlo―dije―ves preparando las cosas.

Pregunté si había algo más de lo que alguien quería hablar pero nadie dijo nada así que nos levantamos y ellos dos se marcharon los primeros a preparar las cosas.

―Ángel, no tienes que apuntar con las armas―dije.

―Te ha faltado el respeto―replicó serio.

―No te preocupes, es su forma de ser, además nos guste o no es nuestra compañera. En el campo de batalla puede que ella acabe por salvarte la vida―dije mientras le colocaba la mano en el hombro―es hora de ir a descansar un rato.

Para aprovechar el día tan bonito que hacia quise ir a tumbarme un rato en el césped cuando me encontré con Elisabeth quien me dio un abrazo.

―¿Te apetece dar una vuelta?―preguntó con una mirada tierna―hace mucho que no hablamos a solas tu y yo.

―Claro, ¿a dónde vamos?―ella respondió que afuera.

La última vez que estábamos juntos de aquella manera fue hace muchos años. Hablaba de todo lo que había hecho, de alguna anécdota. Quizás teníamos ganas de hablar de aquello, pero ambos preferíamos pasar de ese tema y dejarlo en el pasado.

―¡Tn!―gritó una voz. Enid corría hacía mí―por fin te encuentro―me abrazó con fuerza tirándome al suelo.

―¿Qué ocurre?―ella estaba sobre mí.

―¿Hacemos algo ahora que tenemos tiempo?―me miraba con esos ojos.

Entonces vi como Elisabeth tiraba de ella para levantarla.

―Perdona pero Tn está ocupado conmigo ahora mismo―dijo ella con cierto tono agresivo.

―Bueno, ya has tenido tu momento. Tn debe hacerme compañía―se miraron con unos ojos que los de Miécoles a su lado eran de alegría.

―¿Por qué esperas a otro momento?―Eli seguía hablando con agresividad.

―Porque no me sale de las narices―respondió con una sonrisa falsa Enid.

―Pensé que estabas ocupada oliendo culos de los demás lobos―Eli imitó esa sonrisa falsa.

―¿Tu poder no era saltar?, ¿por qué no saltas por un puente?―preguntó―ops perdona, que lo tuyo es saltar sobre los chicos.

Yo abrí los ojos viendo una faceta de Enid que no había visto nunca.

―¿Acaso buscas pelea?―Elisabeth se arremangó.

―¡Ja, contigo no tengo por donde empezar!―imitó su gesto.

Me puse en medio de las dos.

―Eh, calma, no quiero peleas―intenté tranquilizar a ambas.

―No te preocupes, no es como si está pudiera darme pelea―mostraba mucha confianza la loba.

Elisabeth intentó golpear a Enid pero yo la detuve.

―Ya basta Eli―dije firme.

―Aparta Tn, esto es una pelea de mujeres.

En ese momento apareció Miércoles y suspiré aliviado, seguramente ella podría dar paz.

―Ya está hecho, con su sangre le he realizado el hechizo―comentó antes de preguntar que pasaba.

Al explicarle todo, le pedí que pusiera ella paz de por medio.

―Me parece increíble Enid―dijo.

―¿Ves?―sonreí.

―¿Por qué no me avisas de que vas a matar a está excluida?, con mucho gusto te ayudaría a descuartizarla y enterrarla.

Me llevé las manos a la cara, definitivamente no estaba bien.

―¡Basta!―grité enojado y cansado.

Elisabeth suspiró y dijo que haría caso.

―Me voy, tengo faena que hacer―comentó.

Pero en ese momento se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla que fue muy sonoro.

―Nos vemos luego―susurró.

Se fue tranquilamente como si nada hubiera pasado.

―Bueno, ¿qué sucede?―pregunté a ambas que miraban a la joven con una mirada que mataría a cualquiera.

Enid se acercó, sacó un pañuelo y lo humedeció un poco antes de pasarlo por la mejilla del beso.

―Ya está, no me gusta que tengas el olor de esa...―se calló―es mala.

―Sí, solamente quiere arrastrarte a su terreno para tenerte a sus pies―añadió Miércoles.

―Eso no va a pasar―replique―ahora, ¿qué querías antes Enid?.

―Pasear y charlar un rato contigo―infló las mejillas―¿acaso te molesta mi compañía?.

―Claro que no, anda, vamos a dar una vuelta los tres.

El paseo le vino bien a ambas para relajarse y así Miércoles no permanecía tanto tiempo en cama pues aunque no lo admitiese, todavía le dolía la herida.

Hubo un momento donde la gótica dijo que necesitaba descansar un poco así que se despidió no sin antes darme un beso en la mejilla. Enid y yo seguimos caminando por la zona donde no solía ir nadie ya que no había nada. 

―Tn―dijo―quiero pedirte perdón por mi comportamiento antes.

―No te preocupes, aunque resulta llamativo verte actuar así.

Entonces me abrazó.

―Te has convertido en una persona muy importante para mí―susurró―no quiero que te alejes...tengo miedo.

―Enid...―le acaricié el cabello y luego la mejilla―no voy a irme.

―¿Me lo prometes?―sus ojos parecían que iban a soltar lágrimas.

―Claro, te lo prometo.

Enid me besó la mejilla y sonreímos algo nerviosos.

―También lo eres para Miércoles, pero no le digas que te lo he dicho o me matará―dijo entre risas.

Al mirar la hora, tocaba regresar, ya se había hecho tarde.


Narrador.

Anderson se encontraba entrenando duramente tras visitar a Asmo para ver como estaba tras recibir el colgante. Este solamente dijo que lo había agotado y por lo tanto necesitaba dormir un buen rato para recuperar fuerzas pero que sentía libertad.

Golpeaba los maniquies que se movía mientras daba saltos de un lado a otro para poder esquivar todos los golpes. Sus reflejos mejoraban y el esfuerzo daba sus resultados. Cuando se cansó apretó el botón y estos se detuvieron.

―Un pequeño descanso―dijo mientras se sentaba a beber agua.

Sentía que todo el esfuerzo realizado le daba más fuerza, se notaba que había pasado tiempo sin entrenar. Pero eso no hacia más que provocarle una leve sonrisa.

―Me pregunto si podremos estar a la altura la próxima vez que nos enfrentemos a ellos.

Descansó unos cinco minutos antes de ponerse en pie y estirar para volver a entrenar. Luego había quedado con una de sus chicas así que tampoco iba a quemarse para después estar a tope y darle a esa mujer el placer que él creía que se merecía. No iba a renunciar a ello tan fácilmente.

En otro lado, Lucas se tomó un pequeño descanso tras lograr su objetivo. Delante suya tenía un gran número de trajes de protección que usarían para poder enfrentarse a los cazadores y así evitar más problemas como los que tuvieron. Eran ligeros, flexibles y resistentes.

―Creo que está vez me he superado―dijo sonriente contemplando su obra.

Guardó todo en un lugar seguro y se marchó a darse una buena ducha pues se lo había ganado.

Alex y Justin estaban en algo importante pues estaban en el almacén junto a la profesora buscando una serie de plantas para fabricar pociones y unos venenos tranquilizantes. Después, con ayuda de la maestra quien tenía autorización de la directora, se pusieron a elaborar todo lo que Lucas les había pedido para atacar a los cazadores.


Punto de vista de Tn.

No teníamos clases ese día y todo estaba muy tranquilo. Hasta que vimos a Elisbeth correr por la parte de fuera en dirección al bosque. Parecía muy asustada y yo mirando a ambas chicas nos quedamos extrañados.

―¡Elisabeth!―dije acercándome corriendo.

―Tn―se paró en seco y volteó atrás.

―Dime que sucede, ¿alguien te...?―no pude decir nada porque me dio un golpe en la nariz.

Enid le gritó y vi a Lucas correr hacía nosotros.

―¡Me ha robado planos de armas!―gritó este alcanzando nuestra posición.

Sam apareció enseguida, no sé por donde salió. Ahora la tenían acorralada y la gótica me puso en pie.

―¿Qué significa esto?―pregunté confundido y enfadado―ella esbozó una sonrisa.

Elisabeth soltó una gran carcajada.

―Todo iba bien hasta que ese chico abeja me pilló entrando a la habitación de Lucas―su voz era escalofriante.

―¿Eugene?, ¿qué le has hecho?―sentía un gran enfado.

―Le he dado una simple paliza, es muy débil―se encogió de hombros.

Lucas se acercó hasta mí.

―Los planos...los tiene...―recobraba el aliento.

―Tarde, ya los he enviado a mis camaradas, ya nada me retiene aquí―comentó sonriente.

―Tn...¿entiendes lo qué pasa?―le miré sin saber que decir―no es ella.

Elisabeth adoptó otra forma y era una chica con muchas cicatrices, pelo negro y ojos desafiantes con una indumentaria de mercenaria.

―¡Adiós panda de idiotas!―echó a correr y de pronto sacó un aparato para volar elevándose poco a poco.

―¡Tn, se escapa!―Enid me zarandeo y yo miré como se marchaba.

―No lo creo―camine por la zona donde ella lo sobrevolaba.

Un grito sonó por el lugar y vimos caía hacia el suelo. Logró aterrizar herida y comenzó a arrastrarse por el suelo.

―Se pensaba que se iba a escapar―dijo una voz.

―¡Ángel!―la loba sonrió al verlo aparecer con las pistolas.

Nos acercamos y enseguida la tuvimos acorralada. Estaba herida en la pierna y parte del aparato volador estaba estropeado, no podía huir.

―Ángel―le acerque la mano―la pistola, yo me hago cargo.

―¿Tn?―preguntó Enid sorprendida.

―Toma―la tomé y apunté a su cuerpo.

―No puedes matarme...así...a sangre fría―dijo asustada.

―Creo que si que puedo.

Ella dijo que lo hizo por dinero, que ellos mandaron al hombre que nos atacó a Enid, Miércoles y yo. Nos soltó todo lo que sabía pero que la localización de los cazadores no lo sabía.

―Gracias por la información―quité el seguro de la pistola.

―No, Tn...no lo hagas―pidió Enid.

―Hazlo―dijo Miércoles.

―¡Tn!―al mirar vimos a Weems aparecer―veo que han dado con ella. Encontramos el cuerpo de Elisabeth hace un rato no muy lejos de la zona...lo siento.

Al mirarla tragó saliva, ahora estaba aterrada.

―No dispare―ordenó Weems―no es usted un asesino. Tn...baje el arma...

Yo lo bajé.

―Llama a Asmo...que se la coma, seguro que tendrá hambre―sentía un enorme placer imaginando a ella siendo devorada lentamente.

―No, la llevaremos a prisión.

El sonido de un disparo sonó y ella dio un grito al sentir el tiro en la otra pierna.

―Así no podrá escapar―sonreí―le devolví el arma a Ángel y me marché de la escena, ahora tocaba llorar en mi cuarto la muerte de mi amiga.

Eugene estaba a salvo, pero no solo eso, sino que Xavier también fue atacado aunque no corría peligro. Lo mejor es que tuvo un sueño y dibujo un lugar, la localización de los cazadores pero era un lugar tan común que no se podía saber donde estaban. Había que esperar a que tuviera más sueños así para tener una pista clara de ellos.

Tuve que reconocer mediante videollamada el cuerpo de Elisabeth en la morgue pues era peligroso ir al pueblo. Yo acabé llorando como un crío por no haberme podido reunir con ella después de tanto tiempo. Al parecer el coche fue detenido, ella asesinó a ambos y el que le trajo fue un cómplice, un cazador que la dejó en la academia y se marchó.

Enid estuvo consolándome junto a Miércoles toda esa tarde noche hasta que pude ir a dormir después de tomarme un relajante. Les agradecí enormemente todo el cariño que recibí.

Lo peor era que los planos de las armas que habían robado estaban completos y eran muy poderosos. Tezozo maldijo el no haber estado vigilando. Justin, Alex y Anderson se mostraron preocupados pues ya sabían algo de las armas que estaba Lucas desarrollando. La directora dijo que ahora no importaba, que no se podía hacer nada.

―Vengan conmigo―dijo.

Todos la seguimos hasta llegar a una especie de mazmorra oculta bajo la academia. Era una gran sala de reuniones. Ella nos contó que lo usemos para reunirnos. Por fin la había podido terminar de limpiar todo. Ese día trasladamos todo el equipo hasta allí abajo y tenían instaladas cámaras de seguridad. A cambio nos pidió la fidelidad prometida.

Ahora tocaba lamernos las heridas y continuar con el plan de prepararnos. Hasta ahora un empate y dos derrotas, pero todavía quedaba tiempo para darle la vuelta a la situación.

Ya habiendo empezado de casi de cero me encontraba en mi habitación pues Eugene estaba en la enfermería, Enid acudió a mi cuarto.

―Hola―saludó ella.

―¿Qué ocurre?―la hice sentarse a mi lado.

―Estaba preocupada por ti―dijo―¿cómo estás?.

―Mal, no he podido verla de nuevo...

Ella me dio un beso en la mejilla, luego se puso encima mía.

―Tn...no cargues esto también...no es tu culpa...―nos miramos durante unos segundos.

Yo asentí y tenía ganas de llorar.

Fue en ese momento cuando me besó. Yo la rodeé con los brazos y seguimos besándonos lentamente cuando me separé.

―Lo siento...yo...ahora no...

―Lo entiendo...lo siento

―No, no te disculpes...me ha gustado―ella sonrió.

Me dio otro beso corto.

―¿Cuándo esto acabe?―asentí―entiendo, te quiero Tn―me besó de nuevo y luego se marchó no sin antes decirme que me quería de nuevo y decirme que ahí estaba para lo que necesitase.

Me tumbe en la cama y suspiré.

Esa noche llovía fuertemente de nuevo, pensaba en todo lo sucedido...que ciego había estado.

Sam acudió un rato también, me dio algo para relajarme y estuvimos hablando largo y tendido hasta que sentí que necesitaba dormir. Las cosas se habían salido de control. Agradecí que Sam me ayudase a superar la situación. Desde que le conocí nos habíamos vuelto muy buenos amigos además de siempre ser la voz de la razón evitando que hiciera algo de lo que luego podría arrepentirme toda la vida.

Eugene y Xavier en la enfermería, Justin y Alex trabajando en unas pociones que ayudarían a vencer a los cazadores, bueno, unos tóxicos más bien. Miércoles casi recuperada y afilando sus armas, Asmo ya con el control sobre su transformación, Anderson estaba listo para luchar, Ángel, Sam y Tezozo decían que iban a ir con todo en la siguiente vez. Y Enid y Bianca hablando con sus contactos para intentar averiguar algo. Lucas fue el más afectado y trabajaba duro para enmendar sus errores aunque no fueran culpa suya.


―Bueno...es hora de seguir adelante―pensé.

En mi cuarto me había puesto una foto de Elisabeth que encontraron en sus redes sociales. En ella se veía la felicidad y alegría de su sonrisa que ahora se había apagado. El mundo ahora sonreía un poco menos.

―Voy a proteger a mis amigos, yo...yo...―sentía los ojos humedecerse―Asmo, Miércoles, Enid, Lucas, Eugene, Bianca, Justin, Sam, Ángel, Xavier, Tezozo...¡todavía los tengo a ellos!―tragué saliva―¡yo no volveré a perder a nadie más!―me juré a mí mismo.

Me sequé las lágrimas y salí de la habitación rumbo a las clases donde afuera me esperaban Enid y Miércoles. La gótica se acercó, me dio un beso en la mejilla cuando nadie miraba y esbozó una sonrisa.

―Acabaremos con ellos―dijo―estamos aquí para ayudarte.

―Gracias...

―De esto ni una palabra eh―amenazó.

Luego entró a clase y Enid me guiñó el ojo mientras estaba algo roja.

Cuando esto acabase, me despediría de Elisabeth como tocaba. Ahora tocaba vengar una víctima más de los cazadores.

Puede que nos hubieran derrotado en dos ocasiones...pero la guerra no estaba ganada.

Continuará...

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