Capítulo 60. "Los finales no siempre son un punto final"
Advertencia de contenido:
-Menciones a tortura
-Muertes
-Ejecuciones
Para leer la parte del juicio público, se recomienda escuchar de fondo la canción "Can You Feel My Heart" de Bring Me The Horizon
Bienvenidos al gran final de Siniestra Nebulosa. Espero que sea de su agrado y que supere sus expectativas. 🤍🖤
Pueden encontrar en mi perfil la historia de Lúgubre Alma con la sinopsis y el primer capítulo ya publicados.
Rowan.
El amor de mi vida se queda paralizada en la posición en la que se encontraba hasta hace unos segundos atrás, sin respirar, sin entornar sus ojos grises hacia mí, sin poder hacer nada. Trago saliva al comprender lo que sucede.
Lu no se ha percatado de que hay cierta vulnerabilidad en su sistema que la convierte en alguien débil y manipulable con magia frente a entidades demoníacas. Si yo estoy involucrada en una situación de peligro, mi esposa es capaz de dar su vida por mí, y esto es lo que podría suceder ahora mismo.
Los ojos burlescos de la Reina Alexandra se clavan en mi persona. La curiosidad brilla en ellos al igual que la burla y superioridad. Sé que esta mujer es controlada por su espíritu demoníaco, Darlene Zaridi no es esta persona que tengo frente a mí. Es una persona que ha sanado sus heridas internas, ha formado una familia y ha creado un vínculo precioso con quién es hoy su pareja. Darlene, sin su parte demoníaca, jamás ambicionaría con controlar otras dimensiones más allá de la suya. Alexandra sí lo haría.
Todos aquellos descendientes de demonios del infierno, poseen un «espíritu demoníaco» único. Es la parte de ellos que cae ante los denominados pecados capitales, arrebatándoles la capacidad de razonar, de empatizar o de sentir. Se activa luego de los veinte años de vida y no todos logran sobrevivir a él. Muchos mueren en el proceso, ya sea por algo que el espíritu demoníaco los obligó a hacer, o por ser condenados a muerte tras algún crimen cometido.
—También será menos traumático para ella, Electra —habla en referencia a mi esposa. Detuvo el tiempo incluso para ella—. Es increíble como hasta la persona más poderosa y más temida de todas las dimensiones, tiene sus vulnerabilidades a la vista de todos. Creí que Luciale Meire era más astuta, al menos esa es la reputación que la precede.
—Cuidado con lo que dice, Reina —la interrumpo seria. Enfatizo en ese título honorífico que ella porta que no merece. El trono es de Darlene Zaridi, no de Alexandra Gauthier—. Las palabras pueden condenarnos en ciertas ocasiones.
—Imagino que conoces la razón por la que me encuentro aquí.
—Las dimensiones están en equilibrio, yo lo restablecí al ayudar a que eliminen a todas las amenazas posibles —siseo, cansada de oír sobre ese asunto. Pefther también insinuó lo mismo, fui demasiado bondadosa al dejarlo vivo—. No haga que mi opinión sobre usted cambie. Retírese inmediatamente de esta dimensión o sufrirá las consecuencias de sus actos, Reina.
—No quieras convencerme de mentiras que disfrazas de verdades, Electra. Sabes a la perfección que has cometido un grave error con una de las mayores decisiones que has tomado —señala inexpresiva, me sostiene la mirada como si deseara asesinarme—. Hay muchos motivos para encerrar a las personas en otro plano, ¿Cuál es el motivo de traerlas de regreso?
—Suficiente —murmuro tras llegar al hartazgo.
Su cuerpo se incinera en cuestión de segundos. A pesar de resistirse al efecto de las llamaradas, le es imposible. No puede defenderse contra uno de los hechizos que es la debilidad de Darlene Zaridi. Es el cuerpo de Darlene, Alexandra solo es un huésped que pronto será eliminado.
Intenta utilizar sus poderes de hipnosis contra mí, pero falla en el intento. Mi fuerza y control mental son mucho más fuertes de lo que los demás podrían imaginar, la única capaz de destruirme es mi amada Lu. Solo ella tiene la capacidad de romper cada pedazo de mí si así lo desea, no soy mi versión fuerte con ella, soy mi versión más humana y vulnerable posible.
Reanudo el curso del tiempo con cierta dificultad, dado que no es mi área más desarrollada. Ese tipo de poderes le pertenecen a los Drashkaras, que son descendientes de especies de demonios y por ende, algo de su genética quedó en ellos.
Mi esposa rompe su cuello, sin percatarse de las llamaradas que envuelven a la Reina Alexandra y le impiden reaccionar a cualquier ataque. Debe ser algo que la molestará de sobremanera en un futuro, pero que la mantendrá tranquila por el momento.
No quiero intrusos en mi hogar. Tampoco quiero amenazas cerca. Si debo quebrar el equilibrio entre dimensiones para terminar con ella, lo haré sin problema.
La Reina Alexandra fue expulsada de esta dimensión, sin posibilidad de aparecer otra vez. Sin embargo, sus aliados desconocidos podrían volver a intentar ingresar.
...
—¿Fue una expulsión permanente? —pregunta casi por enésima vez, la preocupación se ha apoderado de sus delicados rasgos faciales y de su lenguaje corporal—. Debemos reforzar las barreras externas, Lilium es una dimensión oculta a todas las demás. Si ella nos detectó, significa que nuestras barreras no funcionan de manera correcta.
—Lu, calma —apoyo mis manos en sus hombros, sus ojos grisáceos me contemplan con angustia y dolor. La preocupación quema su interior, lucha por salir a la superficie y transformarse en ira reprimida que se convirtió en un volcán en erupción. Controlar sus sentimientos para explotar la está matando, pues ella no controla, reprime—. Ella no volverá, créeme. No la he visto en un futuro cercano y yo misma la expulsé de esta dimensión con mis poderes, es imposible que vuelva. Si desea cruzar un portal, se desintegrará en el proceso y su alma dejará de existir. Dudo que la Reina Alexandra desee algo así.
Baja su mirada hasta mis manos en sus hombros, las toma entre las suyas para entrelazar nuestros dedos. Regresa a contemplarme, a través de esa mirada tan suave, tan amorosa y tan dulce, como si quisiera decirme en silencio: te adoro como no tienes idea y por ti soy capaz de acabar con todos. Te amo de ida y vuelta a todo el sistema solar de esta galaxia, de todas las que nos rodean y de las que componen a otras dimensiones.
—Tengo miedo —admite casi en un susurro—. Sé que en otras dimensiones te consideran una amenaza para la existencia de estos mundos ocultos a los ojos humanos. Sería incapaz de perdonarme si algo te sucede, si alguien te daña, si alguien acaba contigo. No podría vivir con ello, Tree.
—Nada me va a pasar —le aseguro con una sonrisa tranquila. Se toma un segundo para suspirar profundo—. En verdad, no lo digo para tranquilizarte. No he visto nada malo en el futuro cercano, solo veo prosperidad y paz.
Sus labios oscuros se curvan en una amplia y amable sonrisa, la cuál enseña sus dientes, pero también enseña esos imperceptibles rasgos que se aprecian cuando ella sonríe de manera genuina. Su frente se arruga un poco en el entrecejo, hay mínimas líneas de expresión marcadas cuando ella achina sus ojos un poco. Son esos detalles tan efímeros y tan pequeños los que me enamoran cada día más.
Yo podría verla sonreír las veinticuatro horas del día, los trescientos sesenta y seis días del año, durante siglos, durante lo que dure la eternidad, y jamás me cansaría. Jamás me aburriría de estar en silencio con ella, hablando con la mirada, como si pudiéramos comunicarnos por telepatía y ser conscientes de que piensa la otra.
Junta nuestras frentes, su mirada grisácea brillante se clava en la mía. Soy capaz de ver todo a través de esas orbes que transmiten autoridad a los demás y qué atormenta a cualquiera que desee desafiar sus reglas; soy capaz de apreciar cada sentimiento gentil, cada emoción noble, cada minúscula pieza que compone al amor que ella siente por mí. Yo no veo a la versión que todos detestan y temen, yo veo a la mujer que me enamoró con su determinación, su seriedad a la hora de decidir, su manera de resolver situaciones, su capacidad de resiliencia, su humor con cierto toque ácido, su forma de enojarse, y por sobre todo, su intensidad a la hora de sentir. Luciale Meire es todo o nada. Y es capaz de darlo todo por proteger a los que ama.
—Te amo como no tienes idea, y si pudiera expresar una medida de él, diría que es como la ida y vuelta a todas las galaxias que existen, incluidas aquellas que aún no han sido descubiertas —susurra sobre mi rostro, su tono gentil es un arrullo en mis oídos—. Te amo tanto, Tree, y soy capaz de todo por salvarte a ti de otras personas. Eres lo más importante en mi vida, no hace falta que lo diga, ya lo sabes.
—Tú también sabes que soy capaz de lo que sea por mantenerte bien y a salvo, Lu —aseguro en un murmullo, admiro los pequeños lunares que han comenzado a formarse en el puente de su nariz y sobre sus cejas—. No me importa quebrar el equilibrio de esas dimensiones si ello implica mantenerte con vida.
Porque quizá, en algún instante, las palabras de la Reina Alexandra cobren importancia y se vean reflejadas en ese futuro. Hay decisiones y actos que se realizaron y que tienen consecuencias más graves de lo que parecen. Sin embargo, no me importa lo mucho que destruya el orden este universo si con ello pude recuperar la vida y libertad de mi esposa.
...
El día del juicio a las traidoras de Abdrion ha llegado. La mañana que nos recibe es gélida, con bajas temperaturas, un viento no tan suave que mece las copas de los árboles cercanos y una neblina que le otorga cierto toque sombrío al ambiente en el que respiramos en este instante.
Subo las escaleras junto a mi esposa, ambas hemos optado por atuendos que representan los colores de nuestras familias. Ella viste un largo vestido, entallado en la parte del torso, con escote cuadrado, mangas de encaje y falda con diferentes capas de diversas telas, todo en colores violetas, el color que representa a los Meire. Su largo cabello rubio está peinado en una trenza de costado, con pequeñas estrellas Skara que cuelgan de algunos mechones y que resaltan su rostro, al igual que lo hace la corona que le perteneció a su bisabuela Rainna II.
Yo, por mi parte, opté por un vestido rojo y negro. La tela aterciopelada y las mangas acampanadas proporcionan cierta tranquilidad a la imagen que deseo dar. No pretendo ser una persona autoritaria, pero sí alguien a quién se debe respetar por su rango en la sociedad y por sus poderes. No quiero transmitir violencia, solo seriedad.
—¡Atención!¡Con ustedes, sus majestades las emperatrices Rowan Becker y Luciale Meire de Abdrion! —anuncia uno de los guardias antes de reverenciarse, al igual que la multitud.
Continuamos con nuestro andar hasta llegar a los tronos dorados con asientos de terciopelo violeta que se encuentran en el centro de este gran escenario. Mi mujer acomoda la falda de su vestido con serenidad mientras esperamos a que traigan a nuestras queridas ciudadanas que serán juzgadas por su traición a las emperatrices y a Abdrion en sí.
Detecto a la familia Trayshon entre la gran multitud espectadora. Weslyda Tripvoy, la madre de Krissalida, se ha enfocado en mí. Su mirada lanza mil cuchillos que, de estar materializados, podrían herirme de gravedad. Esa mujer me odia por no tener piedad por su hija, ¿Debería tenerla? Nos puso en riesgo a todos.
—Damos por comenzada la sesión —anuncia Lu, calmada. Finge sacudir un poco la falda de su vestido antes de continuar—. Traigan a Krissalida Trayshon y Jessera Dissett, por favor.
Un grupo de guardias no tardan en aparecer frente a nosotras, dejando a Krissalida y Jessera encadenadas con plata y los brazaletes que inhibirán sus habilidades sobrenaturales hasta que decidamos retirarlos.
—A Krissalida Trayshon, ciudadana célebre de Abdrion tras ser nombrada Líder de la élite de los Quishenas y miembro de la reconocida familia Trayshon por sus antiguos puestos en la política, es acusada de traición a esta nación y hacia la corona de oro de Abdrion. Se han encontrado pruebas fehacientes de conversaciones que ha mantenido con los líderes de otras dimensiones con el fin de atacar el mundo en el que vivimos. Bajo ningún concepto aceptaremos este tipo de comportamientos en nuestro imperio —lee el documento de la sentencia de Krissalida, la frialdad en su voz provoca que la hija mayor de los Trayshon suspire profundo—. ¿Cuál debería ser el veredicto final?
—Culpable de traición —susurro casi inaudible, Lu sonríe ante mis palabras—. Se le otorgará la oportunidad de redimirse a la ciudadana Krissalida Trayshon. ¿Alguien se encuentra en desacuerdo con dicha decisión?
Los ojos aguamarinas de Krissalida se voltean a observarme con atención, con una enorme incredulidad tras mi sentencia en su situación. La sorpresa invade su expresión conforme procesa lo que acabo de anunciar.
No será ejecutada. No aún.
—De acuerdo, si nadie objetará nada, proseguiremos —afirma mi esposa, toma los documentos de la sentencia de Jessera—. A Jessera Dissett, ciudadana del Reino Celestial y miembro más joven de la familia de ángeles guardianes Dissett, expulsada del Reino Celestial por diversos motivos, es acusada de forjar lazos con los líderes de otras dimensiones, de ingresar a Lilium cuando se le había denegado la entrada, de atentar contra la vida de su majestad la emperatriz Rowan Becker de Abdrion, y de traicionar, con total consciencia de ello, a la corona de oro. Dado que la ciudadana Dissett se encuentra en Abdrion al momento de su expulsión del Reino Celestial, su lugar de residencia, se le considerará como una ciudadana aridiense y será juzgada de acuerdo a nuestras leyes. ¿Cuál es el veredicto final según ustedes?
El silencio se adueña de la multitud que nos observa con atención, no creen tener el derecho de juzgar y condenar a una persona cuyas nacionalidad no corresponde a ninguna de las de esta dimensión.
Jessera se voltea a dirigirme la mirada, suplicante, como un ruego silencioso para que salga a su favor y le deje vivir. Las cadenas de plata resuenan con cada movimiento que realiza, sé que en sus ojos color miel se encuentra la esperanza de que yo tendré en cuenta todos los años que he vivido a su lado, los momentos que compartimos, nuestras charlas profundas, nuestros chistes tontos que solo nosotras entendíamos. Ella espera que yo no olvide el amor que alguna vez le tuve, la amistad que alguna vez forjamos.
Me coloco de pie, Lu se desconcierta al verme acercarme a Jessera. Un impulso más fuerte que yo me guía a aproximarme a ella, a mirarla a los ojos color miel que tanto adoré en algún momento. La necesidad de acabar con cualquier amenaza para mi familia es más grande que yo, que mi racionalidad, que mis sentimientos y que mi empatía.
Tomo su rostro entre mis manos, como si quisiera apretar con suavidad sus mejillas al igual que en el pasado, cuando jugábamos a parecer un pez globo. Ella sonríe, aliviada de que he decidido dejarla vivir. Sin embargo, eso es lo que ella cree.
Coloco mis uñas en sus sienes de un rápido movimiento y una descarga eléctrica es enviada a través de mis dedos, directo a su cerebro. Inspiro profundo, su mirada asustada me atormenta, me hace dudar de lo que haré, de si es necesario esta decisión.
Pero es necesaria para entrar a su mente en su totalidad, ella jamás dejará que yo la lea y sería difícil romper su control mental. No puedo permitirme ningún error, ninguna amenaza, ningún cabo suelto para el futuro. Y ella es una desde el momento en que sirvió en las tropas de la Reina Alexandra del Infierno.
Las pequeñas descargas eléctricas enviadas a su cerebro me transportan a distintos recuerdos de su pasado, algunos más recientes que otros, algunos más distantes, algunos donde incluso yo me encuentro involucrada en ellos. Soy capaz de ver y sentir cada acción, cada sentimiento, el odio que comenzó a crecer en su corazón y que iba dirigido hacia mí o hacia mi esposa, la obligación que comenzaba a sentir al hablar conmigo, al protegerme, al notar que nuestra amistad parecía romperse. Ella jamás me amó como amiga de la manera en la que aseguraba, solo deseaba mi muerte.
"—Electra Vertiev no sospecha nada, su majestad. Conozco cada uno de sus puntos débiles y de sus reacciones, es imposible que ella oculte lo que siente a los ojos de sus personas de confianza. Implanté en ella la duda de sus verdaderos orígenes y su familia biológica, solo así llegaremos a nuestro objetivo.
—Es un placer escuchar algo así, Jessera —la felicita la Reina Alexandra—. Mantenme al tanto de la situación. Brindame cualquier información sobre Electra, ella es la única capaz de destruir nuestras dimensiones, nuestro orden, la organización que hemos mantenido durante siglos.
—Es impulsiva, majestad. Jamás llegará a nada. Tal vez muera en Lilium al cruzar el portal. ¿Cree que en Abdrion o Astenont la aceptarían? La ejecutarían cuánto antes como han hecho con todos los humanos que cruzaron el portal. Ella no tiene sus poderes activados, es solo una humana más destinada a morir y nosotros nos encargaremos de que reviva, pero para drenar sus habilidades.
—Me gusta como piensas, Jessera, pero no debes adelantarte a los sucesos. Tampoco subestimar a las personas"
Regreso a la realidad como si me hubiesen golpeado de mil maneras diferentes y el dolor inmenso no me permitiera moverme. Mi corazón se quiebra en mil pedazos al percatarme de la mirada suplicante de quién alguna vez creí que fue mi mejor amiga, mi mejor compañía, mi confidente, mi cómplice, aquella que me ayudaría a ocultar un cadáver si fuese necesario. No deja de mirarme, como si quisiera negar lo que sucede.
Pronto la sangre comienza a brotar de sus sienes y de sus labios. Se retuerce un poco hasta que cae inmóvil en mis brazos, con la mirada perdida, pero viva. Ya no puede moverse, tampoco hablar, reaccionar y dentro de unos segundos ni siquiera podrá verme. No recibirá más oxígeno.
Su cerebro morirá. Las áreas cerebrales responsables del movimiento voluntario han sido destruidas por el uso de mis poderes sobre su cerebro, pronto las demás áreas restantes también dejarán de funcionar y cesará toda actividad cerebral.
Acabo de asesinar a mi mejor amiga. Aquella que decía amarme, pero me clavaba un puñal por la espalda y me conducía a una muerte segura, aquella que deseaba matarme sin que yo le hubiese hecho algo antes. ¿Cuándo la ataqué o le hice algún daño?¿Por qué odiarme tanto?
Lo único que hice fue amarla, quererla, acompañarla y apoyarla. Confié en ella en su momento, era de las pocas personas que conocía algo verdadero de mí.
Suspiro profundo al sentir las lágrimas arremolinarse en mis ojos, no es el instante adecuado para llorar y menos frente al pueblo que debería respetarme. Esta decisión me dolerá toda la vida, pero era necesaria para mantener la paz y el equilibrio en Lilium.
Jessera, en su estado de miedo, hubiese cometido actos mucho peores de los que hizo con la Reina Alexandra. En cambio, Krissalida, solo sentirá pánico y preferirá vivir que morir condenada como una desgraciada, preferirá ser fiel a sus emperatrices antes que ser abucheada por su propia familia y su reputación sea arruinada.
Dejo caer el cuerpo de Jessera, Krissalida se encarga de sostenerla con un gran temblor en sus brazos. Maté a la mujer que amaba, a la reencarnación de Trayvanna Belttigeh, su mejor amiga de la cuál estaba enamorada y jamás pudo confesarle sus sentimientos.
—Culpable por traición y por atentar contra la vida de una de las emperatrices de Abdrion —digo al fin, con la mirada perdida, sin ser capaz de asimilar la muerte de Jessera—. Meydila Liweul correrá el mismo destino que Krissalida Trayshon, no es necesario que el pueblo decida sobre ello.
Al alzar la mirada, me encuentro con la multitud reverenciada ante mi persona. Hincan sus rodillas en el suelo y mantienen la cabeza baja en señal de respeto.
—¡Larga vida a la semidiosa Rowan Becker, emperatriz de Abdrion!
Conecto miradas con la mujer de mi vida, el brillo incrédulo en sus ojos grisáceos no me sorprende. Nadie en este recinto esperaba que yo tomara esa drástica decisión, mucho menos ella, que es consciente del vínculo que tenía con Jessera Dissett.
Un dolor punzante me lleva a cerrar los ojos con fuerza. Al abrirlos, descubro que no me encuentro junto a mi esposa ni tampoco junto al cuerpo sin vida de quién algún día fue mi mejor amiga.
Analizo el lugar donde me encuentro. Las paredes blancas y el suelo de mármol indican que es la residencia de alguien muy importante para el imperio de Abdrion, o al menos eso parece. La iluminación de los candelabros dorados es tenue y cálida, pero el frío que inunda al ambiente es aterrador.
Una joven Dríhseida Arino entra por la puerta de la habitación donde me encuentro, acompañada por su ahora esposo, Vorkiov Meire, y por su mejor amigo, Ver Dreim, mi figura paterna. Juraría que sus edades rondan entre los veintitrés y veinticinco años.
—¡Nilu! —grita horrorizada al encontrarse con el cuerpo inerte de Nilu Willekster, su mejor amiga, en un rincón de la habitación.
Todos corren hacia el cuerpo paralizado de la Condesa Nilu Willekster. Ver Dreim la sostiene en sus brazos mientras Vorkiov Meire y Dríhseida Arino la examinan para encontrar signos de violencia, tortura o algo por el estilo.
Sin embargo, cuando Dríhseida examina su cabeza, encuentra rastros de sangre que la llevan a observar sus sienes. Un delicado hilo de sangre escurre de las sienes de Nilu, quién yace con la mirada perdida en algún punto de la habitación, sin la capacidad de moverse, reaccionar o hablar. Sus áreas cerebrales morirán por completo en cuestión de segundos.
—¿Qué...? —balbucea Dríhseida, impactada por encontrar a su mejor amiga de la infancia en ese estado.
—No es posible... —murmura Ver mientras niega con la cabeza—. No es malditamente posible.
—Fue torturada para extraer información de su cerebro —le explica Vorkiov a Dríhseida, el pesar en su voz es notable—. Sus áreas cerebrales fueron destruidas en el proceso y pronto su cerebro dejará de mostrar actividad.
—Podemos sanarla, ¿Verdad? —pregunta esperanzada, al borde de las lágrimas.
—No, no es recuperable ni se le puede sanar —las lágrimas caen de los ojos de Ver al contemplar el cuerpo sin vida del amor de su vida, de la única mujer que amó de manera romántica—. En su especie, su punto débil es su cerebro. Al dañar esa zona, ya no hay marcha atrás. No es posible curar un daño tan grande como aquel que es efectuado en el alma.
—No... —niega ella, llora de la impotencia—. Algo podremos hacer, ¿Verdad? Sé que algo podremos hacer, por favor. Ella no puede morir de esta manera.
Dríhseida fue una de las primeras personas en encontrar sin vida a Nilu Willekster. A su alma gemela en forma de amistad, a su otra mitad, su mejor amiga, su cómplice, a aquella que fue la primera en apoyarla en su revolución y en su relación con Vorkiov.
El recuerdo se desvanece frente a mí para dar lugar a una visión del futuro, en un lugar más sombrío, donde la iluminación permite que la oscuridad se apodere de estas paredes de piedra y de este territorio tan inhóspito como lo es la mansión en la que habitan Rheilla Varsiova, Venni Lairovst y Pefther Koulliov.
El cuerpo de Venni Lairovst descansa sentado en la mesa donde hablé con Pefther Koulliov días atrás. Sus ojos plateados brillan a la luz de los candelabros ya sin vida, vacíos, tristes, pequeños hilos de sangre se acumulan en sus mejillas y su perfecto cabello blanquecino es manchado por el color rojizo de su sangre.
No observo que respire, su pecho no se mueve, se encuentra en la misma posición en la que fue hallada Nilu Willekster al momento de su muerte. La mirada perdida en alguna pared de la habitación, las piernas cruzadas, las manos cerradas en puños, incluso las mismas venas se han sobresaltado tras el estado de nerviosismo que la ha atormentado en sus últimos minutos de vida.
¿Acaso...?
¿Acaso Pefther Koulliov sería capaz de asesinar a Venir Lairovst de la misma manera que a Nilu Willekster?
Mis ojos viajan hasta una de las paredes que es alumbrada por el candelabro plateado. Una bruma oscura, similar a la sombra de la última visión que me involucraba, se escurre por las paredes hasta desaparecer. Deja tras ella un rastro de oscuridad, de hollín y manchas en las paredes como si se hubieran incinerado por horas.
Es un espíritu.
Uno que ha regresado a este plano, creyendo que nunca debió salir de aquí, pero lo cierto es que jamás debió existir.
FIN.
...
¡Buenas, buenaaas!
¿Cómo quedaron tras ese final? Uyuy, se viene con todo la segunda parte (que no es tan segunda parte, ya que no es obligatorio leerla si no lo desean. Creo que este final puede ser bastante cerrado si lo piensan)👁️👁️
No me van a alcanzar las palabras para agradecerles todo el amor que le dieron a Siniestra Nebulosa y lo mucho que su apoyo me ayudó a seguir. Estoy agradecida con cada comentario que hicieron, con sus votos, sus lecturas, con darle like a mis tiktoks o compartirlos.
Como les dije antes, cuando empecé Siniestra Nebulosa en 2021, jamás imaginé llegar a esta altura y tenerlos a ustedes cómo apoyo. Gracias, gracias por todo. 🤍🖤
Espero que hayan disfrutado de Siniestra Nebulosa en su totalidad y que el final haya sido de su agrado, la historia de Rowan y Luciale "continúa", pero diez años después y con vidas completamente distintas. Por ello, si no desean leer Lúgubre Alma y continuar con los demás libros de la Saga (que son independientes), pueden hacerlo. El final está hecho para que lo puedan tomar como un final cerrado si así lo desean.
Recuerden que la Saga Divina Inmortalidad no termina acá, faltan muchas historias que he anunciado y otras que todavía las tengo en borradores.
Y sí, para aquellos que quieren una historia de la Reina Alexandra, la tendrán. Ella es la protagonista de "Cuando el sol se apague", que está en mi perfil. La historia se encuentra pausada por el momento y es muy probable que la ponga en borradores ya que quiero reescribir su historia, esa reina se merece mucho más. 🫶🏻
Nos vemos en el epílogo, en Lúgubre Alma y en Silencioso Preludio. ¿Listos para seguir este viaje? Tienen que conocer a Ireena y Vayannah Meire Becker. <3
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