Capítulo 54. "El tablero completo, ¿O no?"

Advertencia de contenido:
-Escenas sexuales explícitas
-Tortura explícita
-Violencia
-Sadismo

Como ustedes lo piden, ustedes lo tienen 🌚
Preparen las palomitas porque primero tenemos a Luciale y Rowan haciendo el frutifantástico, y después unboxing de tripas del cucaracho

Para ambientar, pueden ponerse alguna canción de Two Feet, The Weeknd o "Love me like you do" de Ellie Goulding. Solo es en la escena de Rowan y Luciale.

Disfruten de la lectura y si quieren más caps así, solo deben pedirlo 🌚

Luciale.

—¿Crees en lo que ha dicho Herafel? —le pregunto a Tree mientras la ayudo a peinar su cabello para dormir.

—No le creo —aclara, se desmaquilla con cuidado—. Yo sé que no miente. A él no le creo, le creo a mis habilidades.

Una sonrisa orgullosa de adueña de mis labios, termino de desenredar su cabello oscuro al mismo tiempo en que ella ya se ha desmaquillado por completo. Me dedica una bella sonrisa a través del espejo antes de colocarse de pie.

—¿Crees que lo más adecuado sería hablar con los emperadores Ditnov para solicitar que nos entreguen a Krissalida y Jessera? —inquiere sin dejar de observarme con esos ojos cafés que tanto me encantan y que tanto adoro.

—Supongo que ellos no saben de la presencia de ellas en su imperio, Tree —jugueteo con los tirantes de su camisón celeste—. Todo a su tiempo.

Besa mis labios con delicadeza, la abrazo por la cintura para acercarla aún más a mí y profundizar el gesto. Ella juega con mi lengua, sus manos toman mi rostro por el mentón, sus dedos acarician mis mejillas de manera lenta.

Muevo los tirantes de su camisón para que la prenda caiga al suelo y me doy la vuelta para que desate las tiras que mantienen a mi vestido en su lugar.

—Me encantan tus lunares de la espalda —susurra sobre mi hombro, le toman varios minutos para desatar los moños de mi vestido. Luego tarda otro par de minutos en acomodar mi cabello hacia un costado—. ¿Puedo hacer algo?

—Claro —respondo un tanto confundida, pero confiada de que ella no me dañaría nunca.

Su dedo índice dibuja algo en el centro de mi espalda, no tengo idea de que sea, mas parece estar muy emocionada por ello y yo no voy a interrumpirla. Me limito a sonreír hasta que ella termina de dibujar sobre mi piel.

—Te hice un tatuaje —explica con serenidad—. Es un corazón negro, pequeño, contenido en la silueta de una estrella Skara. Espero que no te moleste que lo haya hecho sin preguntarte antes.

—No me molesta, Tree. Seguro es muy bonito —sonrío enamorada mientras la recuesto en la cama con suavidad y me coloco por encima—. Todo lo que sea hecho por ti me encanta.

Vuelve a fundir nuestros labios en un beso intenso, cargado de muchas emociones y profundo. Juguetea con mi lengua mientras yo me encargo de dibujar en círculos por sus clavículas, hombros, pechos y pezones. Un pequeño gemido queda atrapado entre nuestros labios, sus ojos cafés adquieren un brillo inusual al mantener el contacto visual conmigo.

—Espérame un segundo —pide, asiento sin más.

Es entonces cuando ella me sorprende. Toma el control de la situación, da vuelta nuestra posición y es ella quién ahora estaba arriba de mí. Me recuesta en la cama con cuidado, acomoda mi largo cabello para que no nos moleste y vuelve a besarme, esta vez con más pasión y decisión que antes.

No me incómoda esta posición, tampoco me molesta el cambio repentino; de hecho, me atrevería a decir que me agrada este nuevo esquema. Sentada sobre mí, con el cabello oscuro que cae por los costados de su rostro, con esa sonrisa pícara y amorosa a la vez, con esas ansias de ser la dominante en esta situación y al final solo termina siendo ella misma: cuidadosa, amorosa, dulce, gentil.

Desde este ángulo, creo que puedo apreciar cada centímetro de su piel tan perfecta, de su rostro redondo de ojos cafés brillantes y de hoyuelos en las mejillas cada vez que sonríe; creo que soy capaz de observar cada lunar de su cuerpo, cada cicatriz que la hace ser ella en su totalidad, cada característica de su ser, y creo que puedo sentirla en cada instante. En mí. En ella. En nosotras. En nosotras juntas, como esposas, como amigas, como compañeras y como emperatrices del imperio más temido de este mundo.

Sus labios se mueven contra los míos, la ayudo a profundizar el beso. Mis manos descienden por su cintura hasta sus muslos, ella jadea en el proceso mientras intenta acorralarme contra la cama: sus manos están a cada lado de mi rostro, su sonrisa dulce me enamora cada vez más. Puedo verla sonreír en todo momento y jamás me cansaría de admirarla.

—¿Segura de que no te incomodo? —pregunta en voz baja a pocos centímetros de distancia de mí.

—Para nada —aseguro, mis dedos acarician su vientre bajo y ella jadea casi en un susurro—. Puedes seguir con lo que planeabas, tú guíame.

Asiente sin decir nada más, rodeo su cintura en cuánto ella me indica que lo haga. Comienza a moverse en círculos sobre mi centro y yo me limito a enganchar mis piernas con las suyas, disfrutando de la fricción del movimiento entre nosotras.

—Creo que tal vez antes no disfrutábamos de placer a la vez, así que pensé alguna opción para que podamos hacerlo —susurra sobre mí, su voz se oye más seductora de esta forma. Mi mano izquierda se centra en darle atención a sus pechos, ella gime bajo—. No quiero ser la única que disfruta, Lu.

—Y no lo eres, porque yo disfruto mucho verte de esta manera —afirmo con una sonrisa pícara, ella se ríe un poco antes de dibujar círculos sobre mis costillas, vientre y debajo de mis pechos—. Rowan...

Mis mejillas adquieren una temperatura más elevada que el resto de mi cuerpo. Por primera vez en mi vida, gemí el nombre de la persona que amo, de mi mujer de bellas sonrisas y amables palabras, de la señora que gobierna Abdrion junto a mí, y que además del imperio, también gobierna en mi corazón.

—Me gusta que gimas mi nombre, Lu —sonríe de manera amplia—. Déjate llevar y disfruta de la experiencia, no lo pienses mucho.

Continúa con su jugueteo por mi piel, yo me encargo de besar su cuello, clavículas, hombros y el comienzo de sus pechos, dejando a mi paso algunas marcas que tardarán días en irse. Ella aumenta la velocidad de sus movimientos, en círculos, sobre mi centro; ambas llegamos al clímax en cuestión de minutos, jadeantes y deseosas por mucho más.

—Mi alma te pertenece solo a ti, Luciale Meire —susurra antes de gemir al sentir mi dedo pulgar sobre su clítoris, acaricio con lentitud para aumentar sus ansias de más—. No le pertenezco a nadie más y cuando hablo de pertenecer, no lo digo en un sentido posesivo, lo digo en un sentido amoroso; en el sentido de que nadie más tendrá este tipo de demostraciones de amor de mi parte.

—Lo sé, mi Tree, porque yo siento lo mismo —beso sus labios antes de introducir dos de mis dedos en su interior para hacer movimientos de tijeras con ellos. Ella gime dentro del beso.

Me separo de sus labios para bajar hasta su cuello, dejo mordidas sobre el y continúo bajando hasta llegar a sus pechos. Mi lengua juguetea con sus pezones, mi esposa gime más alto e intenta moverse contra mis dedos, por lo que decido mover mi pulgar sobre su clítoris en círculos.

—Luciale... —gime contra mi oído, jadeante—. ¿Te han dicho que eres muy buena en esto?

Sonrío por su comentario, seguimos en esta posición unos minutos más hasta que ella llega al clímax junto a mí. Su respiración acelerada se calma al cabo de unos instantes, descansa su cabeza en mi hombro a la vez que suspira.

—¿Puedes aguantar un poco más o así estamos bien? —murmuro sobre sus labios.

—Creo que puedo resistir un rato.

...

Peino mi largo cabello rubio en una coleta alta, acompaño a Vinavina a la celda donde se encuentra recluido Herafel. Ella pidió que yo la llevara al lugar donde tenemos a esa escoria y no me opuse, cuando la traje al Palacio junto a nuestros primos, les prometí que ellos también lo torturarían llegado el momento.

Soy una mujer de palabra, me enfoco en cumplir mis promesas.

—¿Tiene peligro de muerte? —inquiere, abre la puerta con un aire despectivo—. Es decir, ¿Puedo casi matarlo?

—Como poder, puedes. El tema es si Chrystel aceptaría sanarlo. En caso de resucitarlo, Tree y yo nos encargaríamos de ello, pero sanarlo es una tarea de Chrystel —explico indiferente, Vinavina se tensa un poco por lo que oye—. Aunque quizá pueda investigar con mi esposa si ella puede sanarlo, Chrystel jamás aceptaría hacer algo así.

—Porque Chrystel preferiría que se muera de una vez —agrega con cierto tono de obviedad en su voz, ignoro ese detalle—. De acuerdo, no lo dejaré tan moribundo.

Tan.

Imagino que debo desconfiar de su palabra y asumir que sí lo dejará lo suficientemente moribundo como para que alguien deba sanarlo con habilidades de druida o morirá y tendremos que revivirlo. Sea lo que sea, no la dejaré sola con él.

Al entrar al recinto, Herafel se congela al divisar a Vinavina a mi lado. Traga saliva con cierta preocupación por la presencia de la joven de cabellos rojizos que reconoce a la perfección, no es ningún secreto que durante todos años mantuvo contacto con Mon Arino y su hija mayor. Vinavina jamás quiso saber nada de él luego de enterarse lo sucedido con Laissa.

—Que amable manera de recibirnos —ironiza la muchacha a mi lado antes de sentarse frente al cuerpo del hombre que cuelga del techo a punto de morir—. Me habían dicho que eras alguien que le daba la bienvenida de buena manera a sus conocidos, ¿Por qué ser tan descortés en este momento?

Él no responde, por lo que Vinavina decide utilizar sus poderes como hada de la tierra y crea raíces que sobresalen del sueño para rodearlo con ellas. Reconozco las raíces como aquellas que le pertenecen a una de las plantas más venenosas de todo este planeta, un solo toque a ellas desprende una toxina capaz de matar a tus órganos, pudrir tu piel y provocar retención de líquidos a largo plazo. Puede matarte en cuestión de días o semanas. No hemos descubierto un antídoto a esta planta.

—Sé que no eres estúpido, así que sabes que es lo que te conviene en este momento —sonríe divertida antes de ejercer más fuerza con las raíces. Él suspira profundo—. Vas a cortar todos los lazos con Laissa o te mataré ahora mismo. Créeme que una muerte por envenenamiento es horrible.

—¿De verdad piensas que Luciale te dejaría que me mates? —se ríe un poco, pero termina en una tos que lo obliga a escupir sangre.

—¿Quién te ha dicho que no? —finjo interés en mis uñas, sonrío de manera tétrica—. Hazle caso a mi prima si deseas vivir y morir de manera digna.

—No tengo ningún lazo con Laissa —asegura antes de recibir una descarga eléctrica por parte de Vinavina—. No miento, en serio.

—No está mi esposa para comprobarlo, así que no puedo creer en tus palabras —suelto una risita antes de asentir en dirección a Vinavina.

Esto estará bueno.

Una de las raíces se transforma en una punta afilada, similar a una espada. Se aproxima al ojo izquierdo de Herafel para clavarse en él. La sangre emana del hueco vacío, y el globo ocular cae al suelo. Son indescriptibles los gritos de este pedazo de escoria al momento en que Vinavina retuerce el filo en la carne, dispuesta a deleitarse con sus quejidos de dolor.

—Ups, un ojo menos. Tal vez me sobrepasé un poco —se burla antes de retirar la raíz del ojo y acercarla hacia su abdomen—. No te preocupes, todavía te queda un ojo.

Clava la espada en el abdomen de Herafel para extraer parte de su piel y algún órgano que sea indispensable para vivir, como lo puede ser el apéndice, por ejemplo. Él evita gritar para no activar el instinto sádico de la jovencita pelirroja. Sin embargo, es en vano su silencio, pues ella prosigue con su cometido: hace superficiales cortes desde la parte superior de sus piernas hasta los tobillos. A pesar de que los cortes no son profundos, tardarán en sanar y es muy posible que le duela siquiera moverse por reflejo.

—¿Qué deseas conservar?¿Tus manos o tus pies? —inquiere con una falsa dulzura.

—Mátame —suplica, derrotado.

—Todavía no es el momento, no te apresures —se niega antes de suspirar profundo—. Supongo que tus manos son menos importantes.

De un corte limpio, la mano izquierda de Herafel cae al suelo junto a chorros de sangre que salpican gran parte de la habitación y del cuerpo de mi prima. A pesar de ello, ella no se inmuta, solo desea continuar con su tortura.

—¿Sabías que en el pasado a los ladrones de Abdrion se les cortaban las manos? Eso cambió cuando Dríhseida y Vorkiov asumieron el poder. De lo contrario, tú serías considerado un criminal y los aridienses estarían dispuestos a matarte ellos mismos —comenta con tranquilidad, toma un pañuelo de seda para limpiar un poco la sangre que la salpicó en la cara—. Que desastre, no esperaba que perdieras tanta sangre. ¿No mueres hasta que atacan tu cuello?¿Me equivoco?

Herafel se limita a negar con la cabeza en silencio. Su respiración se vuelve cada vez más lenta, una señal de que pronto caerá desmayado por el dolor y la gravedad de sus «pequeños» golpes.

—Vinavina, fue suficiente —la detengo antes de que siquiera piense en clavarle una aguja en el cuello—. Vámonos.

...

Regresar al Palacio no nos toma mucho tiempo, sin embargo, el olor que desprende el vestido azul cobalto manchado de sangre que lleva la mujer a mi lado, transformó nuestro pequeño viaje en uno insoportable. La sangre se oxida, se seca, y cada vez es más difícil estar junto a ella, aunque pareciera no importarle en lo absoluto ese asunto.

—No tengo los sentidos tan desarrollados como tú —aclara como si leyera mis pensamientos, caminamos juntas hasta la entrada—. De hecho, puedo decidir qué sentidos bloquear y en qué momento. Fue una cortesía de mi padre.

—Perfúmate o no entrarás al Palacio —siseo, rueda los ojos antes de suspirar con condescendencia.

Pronto el aire es inundado por un aroma a rosas azules con un toque amaderado. Peor es nada, así que no opinaré sobre ello.

Ni bien ingresamos al salón principal, Chrystel se levanta de uno de los sofás aterciopelados y se acerca con rapidez a nosotras, pareciera encontrarse bastante preocupada por mí. O por Vinavina. Quizá incluso esté preocupada por ambas.

—¿Es tu...? —pregunta al ver a la muchacha de cabellos rojizos, quien intenta peinarse un poco para disimular el desastre que es luego de torturar a Herafel.

—No, no es mi sangre. Es de Herafel —responde, Chrystel hace una mueca de disgusto—. Iré a cambiarme, no piensen mucho en eso.

—¿Hasta cuándo lo van a torturar? —susurra mi mejor amiga, dirige su mirada a la dirección en la que Vinavina camina.

Alzo una ceja con cierta curiosidad, mi esposa y los demás Arino nos analizan desde los sofás. Chrystel mantiene su semblante sereno y su sonrisa gentil, a la espera de una respuesta de mi parte.

—Hasta que consideremos que haya sufrido lo suficiente. Descuida, todos podrán torturarlo en algún momento. Yo no seré la única —hablo sin darle mucha importancia al asunto, ella no pregunta nada más y se retira, camino al comedor donde, lo más probable, se encuentren Kelly y Klay.

Un silencio se adueña del inmenso salón principal. Soy incapaz de moverme hacia alguno de los sofás y sentarme, solo me quedo parada, con la mirada perdida en el lugar donde Chrystel y Vinavina se fueron hace unos minutos atrás. Solo no sé qué pensar al respecto, tampoco sé si creer en mis presentimientos.

Conozco a Chrystel, más allá de ser mi mejor amiga, es como una hermana para mí. Sé cuándo algo le emociona, pues sus ojos brillan mucho más que cualquier día, así como también sé que si se preocupa por alguien, es de su total agrado.

—¿Qué tanto me perdí mientras Herafel utilizaba mi cuerpo? —inquiero con cierta dificultad por las palabras que escupo. Mencionarlo no es nada bueno para mi persona.

—Chrystel se escapó para asegurarse de que a Vinavina no le sucediera nada cuando fuera a ver a su padre, ¿Eso dice bastante? —suelta Laissa, concentrada en el bordado del saco tejido que ha hecho para Kraya.

—Vinavina regresó mucho más tranquila de la visita a su padre, siempre que ve a su madre se molesta y esa vez no sucedió —agrega Kraya antes de beber su café en su taza negra con lunares blancos.

—Jikston Wellezpve despertó cuando tú estabas dormida, Lu —explica Tree para que yo comprenda a qué se refieren—. Tu madre aceptó traerlo al Palacio en cuanto él pueda caminar y yo también accedí a ello.

—¿Eso quiere decir que a Chrystel le gusta Vinavina? —cuestiono estupefacta.

—En efecto —concuerda Normelt mientras lima sus uñas—. A Chrystel le gusta mucho la persona que es Vinavina.

—A Vinavina le agrada la compañía de Chrys, solo es un poco ruda, pero le agrada pasar tiempo con ella —asegura mi esposa con serenidad—. Es cuestión de tiempo para que la señorita Arino acepte sus sentimientos por la heredera de Abdrion.

—Wow, una gran historia de amor —opina Martz mientras se sienta junto a sus hermanas—. ¿Te vas a quedar ahí parada, Luciale?

—No... ya iré a... —me callo de repente al percatarme de un sobre negro, con el sello de Astenont, levitar a la altura de mi cabeza.

—Muy bien, ya empezaron mis problemas —ironiza mi mujer antes de levantarse y acercarse a mí para leer la carta que se encuentra dentro del sobre.

1 de marzo del 699.
Región de Eisterh, Astenont.

Querida Rowan:

Como ya te habrán dicho, hija mía, mis planes no han salido como estaban previstos. La persona que te informó sobre dónde se encontraban Krissalida Trayshon y Jessera Dissett, me ha traicionado. Ha decidido romper el juramento que firmó con sangre y con su vida.

Por desgracia, todo en esta vida se cumple. Soy un hombre de palabra, y dado que él rompió su lealtad, yo decidiré que es momento de que tengamos una conversación familiar. Podrás resolver todas tus dudas y, si es posible, podré entregarte con vida a tu ciudadana aridiense y a tu ex mejor amiga, así cómo quieren ustedes, las emperatrices de Abdrion.

Para que te sientas más segura, en nuestra conversación estarán presentes Venni Lairovst y Rheilla Varsiova. Yo jamás te haría daño, hija mía.

Si deseas rechazar esta petición, no me opondré. Sin embargo, no tendré voz ni voto en posible ejecución que enfrentarán Krissalida y Jessera.

Atte.
Pefther Koulliov
Duque de Eisterh.

...

¡Buenassss!

Uyuy, lo que fue ese final de capítulo 👁️👁️

¿Creen que Rowan quiera hablar con Pefther?

¿Cómo están esta semana?

Nos acercamos al capítulo finaaaal 😭🫶🏻
Próximamente les estaré dando adelantos sobre el primer capítulo de la segunda parte de SN

¿Teorías de lo que se viene?

¿También aman el shipp de Vinavina y Chrystel? 👁️👁️

Ese momento entre Rowan y Luciale 🛐
Próximamente 50 sombras de Rowan 🌚
Ahre

Nos vemos el próximo jueves, no olviden que los amo y que siempre los leo. Sus comentarios, votos y lecturas me levantan mucho el ánimo siempre <3

🫂✨

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