Capítulo 52. "Traidor de los cuatro imperios"
Advertencia de contenido:
-Violencia
-Descripciones de tortura
Rowan.
Mi mirada no se aparta del cuerpo de mi esposa. A pesar de la situación, ella no deja de apreciarse tan elegante y dominante como siempre, con esa gabardina larga, que oculta un vestido gris oscuro similar a una túnica de mangas acampanadas. Su tacón izquierdo se encuentra clavado en el pecho del hombre, mejor llamado escoria, en el suelo; es obvio que se le han roto las costillas por ese movimiento y que su vida pende de un hilo.
Un hilo manipulado por las manos de mi esposa, Luciale Meire, emperatriz legítima de Abdrion.
—Luli...
—Ah, no —lo detengo, mis manos se cierran en puños, lo que ordena a sus cuerdas vocales a hacer lo mismo—. Tú no tienes permitido hablar hasta que yo lo diga.
Él desea gritar cuando Lu retira el tacón clavado en su pecho, pero el grito se queda acumulado en su garganta, sin la posibilidad de escapar. Todo su cuerpo se encuentra inmovilizado por hilos invisibles creados por mi mujer, cualquier mínimo movimiento, provocará que los hilos comiencen a quemarlo. Imagino que él no desea eso.
—¿Dónde está Nymra Polvest? —abro mis manos para permitirle hablar, él toma aire con rapidez y suelta un quejido—. Creo que no quieres que lo repita de nuevo.
—No lo sé —miente en un vano intento, ¿Quién en su sano juicio le mentiría a la última ninfa del sol con todas las habilidades de su especie?—. Te juro que no lo sé, Rowan.
—No, claro que no lo sabes —ironizo con una sonrisa burlesca antes de clavar una daga de plata en su rodilla derecha, sus ojos azules se dirigen a los míos para tratar de inhibir mis poderes. No lo logra—. Has perdido esa habilidad, deberías saberlo. Considero que esto te ayudará a recordar dónde está Nymra Polvest.
En pocos segundos, clavo la daga en su otra rodilla, pero más profundo que antes. La sangre, de un tono azabache, brota a los pocos instantes; un charco del mismo líquido se forma debajo de sus extremidades inferiores. Su pecho se mueve con rapidez para controlar el dolor, él sabe que si se mueve, será mucho peor.
—¿Te he refrescado la memoria? —sonrío con diversión, mi esposa se observa de manera atenta—. ¿O quieres que sigamos intentando recordar dónde encerraste a la emperatriz Polvest?
—De acuerdo, apártate —asiento con suficiencia antes de reincorporarme a su lado—. Quita la daga, Rowan.
—Tu petición no incluía eso. Es mejor que hables ahora mismo, usurpador —siseo sin apartar mi mirada de su rostro—. No querrás que utilice mis poderes contra ti.
—Bien —suspira profundo, por error se mueve un milímetro y le es inevitable no quejarse de manera desgarradora—. Está en su habitación, ahora largo.
—Ve por ella con Alimsa, yo me encargo —mi esposa acaricia mis hombros antes de besar mi cabeza.
Yo asiento sin más, dispuesta a buscar a la verdadera emperatriz de Khiat.
...
Forzar la cerradura no ha sido tan complejo gracias a mis habilidades como ninfa del sol, sin embargo, la habitación de Nymra Polvest se encuentra protegida por una especie de barrera originada por la magia de Herafel. Pareciera que él utilizó parte de los poderes de mi esposa, cuando aún se encontraba bajo su influencia, para construir esta especie de barrera.
—¿Qué haremos, majestad? —pregunta Alimsa a mi lado, preocupada—. Necesitamos entrar allí.
—No creo poseer la suficiente fuerza como para romper esto, así que entraré yo sola —le susurro, a pesar de que nadie se encuentra cerca—. No tardaré mucho, Alimsa, pero quédate aquí por si algo sucede y, en ese caso, llama a la emperatriz Luciale.
—¿Es la magia de ella?
Desvío mis ojos hacia la estela violácea y placa que se divisa detrás de las puertas de entrada a la habitación de Nymra.
—Sí. Y yo soy inmune a ella.
Ella asiente, poco convencida de dejarme entrar sola, mas no pone peros en ello. Se aparta de mi camino, me deja la libre entrada a la recámara de su sobrina y yo decido cruzar la barrera. La magia oscura de mi esposa jamás me hará daño, no desde que me he vuelto una con ella y su alma se ha fusionado con la mía, como un lazo inquebrantable para toda la eternidad.
El lugar es más grande de lo que imaginé, un inmenso techo acupulado me recibe, junto a una cama tamaño king con un dosel en tono dorado, los detalles de la cama también poseen el mismo color; largos ventanales cubiertos por cortinas de un naranja pastel iluminan un poco la lúgubre habitación. Diviso armarios de roble y un tocador negro, mas no hallo rastros de ninguna persona.
No obstante, al alzar la mirada en dirección al techo de importante altura, encuentro a dos siluetas que cuelgan desde lo más alto.
Una es masculina y se trata del ex regente de Khiat, el tío de Nymra. Él parece encontrarse inconsciente, sus brazos se encuentran amarrados por cadenas de plata que lo suspenden en el aire, y de seguro, le han ocasionado heridas en las articulaciones de sus brazos. Veo manchas de sangre en su camisa blanca y en sus pantalones naranjas.
La otra silueta, más deteriorada que la de él, corresponde a una mujer. Me paralizo al instante al reconocer sus ojos avellanas, casi sin vida, mirándome de manera perdida. Su cabello castaño ondulado se encuentra enmarañado, cos rastros de sangre seca y otros fluidos que desconozco; su traje marrón se halla también manchado por sangre, sus pies descalzos reflejan marcas en sus plantas marcas de lo que parecieran ser látigos. Al igual que su tío, también cuelga de unas cadenas de plata que han comenzado a formar moretones casi azabaches en sus muñecas y manos.
La conmoción me invade a más no poder, mi respiración se entrecorta al mismo tiempo que señalo los cuerpos que en verdad pertenecen a la dinastía que gobierna Khiat. Ramas que sobresalen del suelo rompen las cadenas que los aprisionan y luego una estela de polvo dorado los rodea para dejarlos en el suelo con cuidado.
Oigo una respiración suave provenir detrás mío, no soy capaz de reaccionar antes de sentir algo que quema en mi abdomen, que arde y que provoca que mi sangre se escape por ese lugar. Bajo la mirada para comprobar que una espada, de plata, acaba de atravesarme como si yo no fuese nada ni nadie y como si yo no hubiese podido evitarlo.
—Muchas veces las emociones nublan nuestro juicio, Electra Vertiev —comenta una voz femenina a mis espaldas, la sutileza y la burla en su tono son evidentes. Hunde más la espada en mi abdomen, me es imposible no jadear por el dolor que me provoca dicho metal que compone a dicha arma—. Lo importante para una emperatriz es no dejarse dominar por ellas, ¿No crees?
Una de mis manos toma su brazo izquierdo y consigo tirarla frente a mí, cae sobre su espalda con un suave quejido lastimero. Sus ojos azabaches me asesinan con la mirada, trata de rodear mi cuello con sus manos, pero la inmovilizo al aplastarla contra el suelo.
—Es una tristeza pensar que en algún momento fuimos conocidas, Hilayn —siseo, rozo la cicatriz debajo de su ojo izquierdo en línea vertical—. Tu hermano jamás te defenderá como crees, Hilayn. No desperdicies tu vida por alguien que no vale la pena.
—¿Qué sabes tú de familia? —se ríe con sorna—. Tu padre te abandonó antes de que nacieras, tu tía solo quería alimentarse de tu poder y por ello te maltrató durante años. Nadie de tu familia te quiso, Electra.
Deseo quemarla con llamaradas de fuego, pero mis poderes no funcionan. En cuánto intento quebrar sus huesos con mis pensamientos, una fuerza inhumana me retira de encima de ella y me golpea contra el suelo repetidas veces. No sé quién lo hace, no veo a nadie, pero siento la presencia de alguien; de una entidad superior, desconocida, que anhela matarme con sus propias manos y que posee la capacidad de inhibir mis habilidades.
Es entonces que Hilayn aprovecha para levantarse y retirar la espada de mi abdomen, el movimiento me quema por dentro. El escozor se extiende por cada parte de mí, incluso cuando soy incapaz de moverme dado que alguien más controla lo que puedo hacer y lo que no.
Las lágrimas corren por mis mejillas sin que pueda detenerlas, mi corazón late desbocado por el miedo que me invade. El temor se apodera de mis extremidades, provoca que tiemblen, y también logra que mi razón se nuble. Un inmenso miedo a morir se adueña de mis pensamientos.
No quiero morir. No quiero morir.
La plata no permite que mis poderes curativos sanen la herida, alguien más deberá hacerlo por mí.
—Es cobarde de tu parte atacarla por la espalda —sisea Nymra antes de amarrar a Hilayn con cuerdas que llamean de una manera atemorizante—. Muévete y morirás, Hilayn.
Los ojos avellanas de la emperatriz de Khiat se tornan rojizos, su piel se torna mucho más pálida de lo normal, sus labios tiemblan mientras lucha contra el cansancio que desea impedir que ella me salve. La poca vida que le queda la invierte en lograr que la hermana de Herafel no me mate.
Por unos instantes, veo una figura traslúcida poco definida, de largo cabello blanco, interponerse entre mí y Hilayn. Desprende un brillo blanquecino que ciega la visión de la mujer Ditnova, una oportunidad perfecta que aprovecha la silueta de mi mujer para tomarla del cabello y estampar su cabeza contra el suelo con el fin de dejarla inconsciente.
—A mi esposa... —sisea severa, Hilayn trata de soltarse de su agarre—, no la tocas. No la miras. La respetas.
Es lo último que le dice antes de dejarla inconsciente de un fuerte golpe.
—¡Nymra! —grita Alimsa antes de acercarse a su sobrina y a su esposo, los abraza a ambos como si su vida dependiera de ello.
Lu se aproxima a mí con rapidez, se arrodilla a mi lado para sostenerme en sus brazos. Una de sus manos acaricia con delicadeza mi abdomen, con intenciones de sanar la herida provocada por la espada de plata que me atravesó y que me quitó una gran parte de mi movilidad. Por la magnitud de la herida, moverme aunque sea un centímetro, me duele muchísimo.
—No quiero morirme —susurro con la respiración entrecortada.
—No vas a morir, mi Tree —susurra con amor, algunos mechones de su cabello rubio rozan mi rostro. Su peinado está deshecho por alguna razón que desconozco—. Yo no voy a permitir que mueras. Nunca tuve que dejarte entrar aquí.
Su magia adormece un poco el dolor, una bruma morada con destellos negros cubre mi abdomen mientras me sana con lentitud. Con su mano libre, acaricia mis mejillas para tranquilizarme. Los temblores aún me invaden, soy incapaz de salir de ese estado de alerta dónde creo que voy a morir.
—No sé qué pasó... —comienzo a explicar, a pesar de que ella no me ha preguntado nada. Asiente en señal de que su total atención está en mí—. Lo tenía controlado, iba a matarla y luego... Algo me empujó, me arrastró hasta el suelo, no pude moverme. No sé quién fue.
Sus ojos grisáceos que brillaban con amor y dulzura hasta hace unos segundos atrás, ahora han sido teñidos por la seriedad y la preocupación. Le es imposible no endurecer sus rasgos ni bien oye «Algo me empujó».
—¿Lu? —pregunto al notar su silencio, toma aire sin ser capaz de hablarme—. ¿Qué pasa?
—No vuelvas a separarte de mí, por favor. No eres la única que teme que mueras, Tree —susurra sobre mi rostro. Veo sus orbes grises cristalizarse al momento de dirigirme el contacto visual, aún así, sonríe con alegría en el momento en que mi abdomen está sanado por completo. Pareciera que nunca fui herida—. Yo también temo eso y por ello deseo cuidarte. Voy a protegerte con mi vida si es necesario, mi amor.
Le sostengo la mirada, pareciera que voy a llorar, más que nada de la emoción. Una sonrisa aliviada se esboza en mis labios ni bien dejo de sentir dolor, gracias a sus poderes curativos.
Sus orbes grisáceas se oscurecen un poco al contemplarme, peina mi cabello enmarañado con sus dedos de largas uñas. Una sonrisa encantadora, que enseña sus dientes, se dibuja en sus labios tintados con un labial bordó. Admiro un leve rubor teñir sus pálidas mejillas, la felicidad colorea cada una de sus expresiones.
El aroma floral que ella desprende llega a mis fosas nasales, toma una de mis manos para entrelazar nuestros dedos y acariciar el dorado. Nuestras respiraciones se sincronizan sin que nos demos cuenta, la atmósfera de temor ya ha desaparecido, solo estamos rodeadas por el alivio y el amor.
A pesar de todo, algo de duda todavía habita en mí. No sé qué habrá sido lo que me empujó, pero Hilayn no fue. Tampoco Nymra ni su tío.
¿Entonces qué?
¿O quién?
—Eres parte fundamental de mí, Tree —apoya su frente contra la mía antes de besarme.
Une nuestros labios en un beso suave y cálido, ella toma mi rostro entre sus manos mientras profundiza el beso. Yo me limito a abrazarla por el cuello para pegarla más a mí, amo este tipo de gestos con ella, amo a mi esposa y la complicidad que tenemos.
Tras separarnos, ella me carga en sus brazos para que no tenga que caminar. Incluso si ya estoy sanada por completo y no siento débiles mis extremidades inferiores, considera que es lo mejor para mí.
Una de sus manos se coloca en mi cintura y la otra detrás de mis rodillas para cargarme de forma más cómoda. Yo me aferro a su cuello y hombros sin colocar todo mi peso en ella para no incomodarla.
—Ponte cómoda, recuerda que no soy humana —susurra en mi oído con lentitud. Su voz suena más seductora de esa manera me es inevitable no ruborizarme un poco—. Hablo en serio, Tree. No me molesta que te apoyes en mí, ¿Si?
Asiento sin apartar mi mirada de su rostro pálido, casi tan pálido como el mármol y con aspecto tan mortecino. Las ojeras debajo de sus ojos han desaparecido, una buena señal para su condición, y el color en sus iris ha renacido. Su aspecto cansado ya no se avista por ningún centímetro de su ser: ahora cada parte de ella rezuma ese poder, esa elegancia y esa dominancia que la caracteriza. Ahora ella brilla más que nunca, como siempre debió ser.
—¿Y él? —inquiero al percatarme de su ausencia.
—Logré colocarle unos inhibidores que lo debilitan. Ahora es custodiado por nuestros soldados y los soldados leales a Nymra —me explica con tranquilidad al mismo tiempo que se aproxima a la familia de Khiat—. Majestades.
—Rowan... —susurra Nymra en mi dirección, trata de acercarse a mí, pero se tambalea en el proceso. Es sostenida por sus tíos para que no caiga al suelo. La palidez en su rostro es aterradora y su cansancio también—. En ocasiones las estrellas mueren.
—¿Nymra? —cuestiono extrañada. Todos la observamos sin comprender.
—Y toda estrella que muere está destinada a convertirse en una nebulosa. O tal vez no...
Pareciera no ser ella quién habla, sino que algún ser superior a través de ella. Pronto cae hacia el frente, es sostenida por Alimsa y su esposo para evitar que se haga daño. Ambos se la llevan hacia la puerta una vez nosotras también nos vamos en la misma dirección.
Lu y yo compartimos una mirada cargada de confusión por la frase de Nymra. No logro comprender a qué se refirió, aunque sé que será importante para el futuro que nos espera.
Incluso cuando hemos apresado a Herafel, todavía quedan ciertas presencias allá afuera que nos destruirán en pedazos.
—Guardias, lleven a Hilayn Ditnova con su hermano, por favor. Nosotros daremos un discurso para el pueblo khiatiano.
...
Una multitud angustiada nos recibe ni bien salimos frente al Palacio de Khiat. El bullicio armado por ellos se detiene al vernos delante de las puertas y custodiados por los soldados del Ejército de Khiat.
—Ciudadanos de Khiat —habla mi esposa en un tono fuerte y claro—. El hombre que se ha proclamado como emperador de Khiat, Herafel, exiliado y desheredado de la familia Ditnov de Astenont por sus crímenes, ha sido derrocado. Su legitimidad como emperador jamás será reconocida por ustedes ni por las demás dinastías de este mundo. Nosotras, emperatrices de Abdrion, hemos atacado a este traidor de las naciones de Lilium.
Un silencio sepulcral se apodera de la multitud, incapaces de hablar ante estas revelaciones de la emperatriz Luciale Meire de Abdrion.
—La emperatriz Nymra Polvest fue manipulada y hechizada por Herafel. Ha hecho cosas imperdonables contra la emperatriz de Khiat y contra las demás dinastías, por dicho motivo, será juzgado de acuerdo al Tratado Internacional de delitos y siguiendo las líneas generales de las leyes de Abdrion —anuncio, se oyen varios aplausos a pesar de que el pueblo no simpatiza del todo con Nymra—. No queremos la guerra, queremos la paz. Por ello les recordamos a ustedes: no somos sus enemigas, no hemos atacado a su imperio como les han hecho creer. Las palabras de Herafel no fueron más que viles mentiras que ahora ustedes saben.
—Dado que la salud de la emperatriz Nymra no es la más adecuada para gobernar, la ex regente de Khiat, Alimsa Wellezpve, y su esposo, gobernarán el imperio en la ausencia de la emperatriz legítima —aclara mi esposa, sin perder esa seriedad que la describe cuando se encuentra en este tipo de situaciones protocolares—. Son libres, ciudadanos de Khiat. Ya no se encuentran bajo la influencia de Herafel y su hermana, Hilayn Ditnova. Traidores de los cuatro imperios de Lilium, dictadores y criminales que serán juzgados de acuerdo a sus crímenes que atentaron contra vidas inocentes. No se preocupen, el veredicto será público y se dará a conocer para todos los imperios.
—Que la Corte de Dioses nos ampare y, ¡Larga vida a la dinastía Polvest de Khiat! —los impulso a apoyar a la familia imperial, la simpatía en mi voz ayuda a que ellos empaticen con quién hoy me ha salvado la vida.
Nymra Polvest jamás fue una victimaria, fue una víctima más de las garras de Herafel. Ella nunca deseó atacarnos a mí y a mi esposa, solo actuaba de acuerdo a las órdenes de Herafel que impartía sobre ella debido al poder de hipnosis que poseía.
Ahora todos conocen qué papel jugó la emperatriz de la destrucción en esta guerra y son conscientes de su inocencia.
...
¡Buenas, buenassss!
¿Cómo se encuentran?
Esta semana fue un capítulo corto, pero con cosas muy importantes.
Ya el próximo tendremos el unboxing del cucaracho, no se lo pierdan 👁️👁️
El unboxing se va a extender en los capítulos, no podemos matarlo en uno solo. Tiene que sufrir por los 50 capítulos que nos hizo llorar, sufrir y enojarnos 🤠🔪
¿Quién creen que atacó a Rowan? 👁️
¿Fue un espíritu superior? 👁️👁️
¿Creen que Hilayn se arrepienta de sus actos? Lo que dijo Rowan es cierto, además de que Herafel nunca la vio como hermana ni nada, solo como alguien que lo ayudaría en sus metas por la "lealtad familiar"
En fin, Herafel hdp. Me destruyó a Nymra 😭😭😭
Dios, mi nena va a sufrir mucho en su libro :(
Nymra, te amamos
Luciale defendiendo a su esposa 🛐
Luciale me enamora, gente. Imagino que a ustedes también 🛐😭♥️
Cómo habrán visto en mi Instagram (y si no vieron, vayan a seguirme por ahí, estoy como _merqueen), Tree y Lu van a ser mamis de dos niñas.
Las niñas se van a llamar Ireena y Vayannah (por el momento)
¿Qué opinan de la frase de Nymra?
Se viene la explicación de porque el libro se llama Siniestra Nebulosa 👁️👁️ ✨
Estoy muy emocionada por poder mostrarles como es la segunda parte de esta historia 😭
Nuevamente, les agradezco por el apoyo, los comentarios, votos. Gracias por amar a Siniestra Nebulosa, yo amo escribir esta historia y poder compartirla con ustedes
Nos vemos la próxima semana con el unboxing del cucaracho (ahora sí)
Besos y abrazos 🫂✨
Armen sus teorías de lo que va a pasar en Lúgubre Alma, porque se viene fuerte todo
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