Capítulo 51. "Tus pecados pagarás, todo vas a vivir"
Buenas, buenassss.
Primero que nada, les pido mil disculpas por la tardanza. Entre mi gripe y la universidad, no he tenido tiempo para nada. Pero ya está aquí el capítulo.
SE VIENE EL MOMENTO MÁS ESPERADOOOOO, ¿Saben cuál es? 👁️
En mi Instagram dentro de unas horas les voy a subir un adelanto de lo que va a ser Lúgubre Alma, la segunda parte de Siniestra Nebulosa. No se olviden de seguirme, me encuentran como _merqueen y tengo la misma foto de perfil que acá ✨
Ahora sí:
Para una mejor lectura del capítulo, se recomienda escuchar Darskide - NEONI durante la última narración de Luciale.
Disfruten del momento más esperado por este fandom 🫂✨
Luciale.
—Luciale... —masculla Chrystel, su tono es un ruego sutil. Quiere que cambie de opinión con respecto a asesinar a los entes de los Dioses Antiguos y Olvidados de Lilium—. Hay otras maneras de...
—No sé quién de ellos fue, pero pretende el alma de mi esposa —suelto sin ser capaz de guardarlo en mi interior por más tiempo. Mi mejor amiga se paraliza al instante tras escucharme—. No solo quiso robarle su alma, la pretende. Se ha "enamorado", para decirlo en términos más suaves. Hará lo que considere necesario para apoderarse de mi esposa y de su vida, yo no puedo permitir que algo así ocurra.
—¿Y la Corte de Dioses? Si Rowan es...
—Es la reencarnación de la semidiosa Elyssandre —completo por ella. Un cosquilleo incómodo recorre mi pecho, me sofoca a cada segundo que transcurre y lucho por mantenerme indiferente al hablar. Ellos nos ven, mas no tienen la capacidad de oírnos—. La Diosa Skara lo sabe, sin embargo, su esposa la Diosa Versh no. Lo negará ni bien se entere y mientras alguien de la Corte lo niegue, Tree no está protegida. Está a merced de lo que el destino decida para ella.
Por mi rango como deidad de la oscuridad y la crueldad, tengo el derecho a interferir en esas decisiones que tome el destino maldito que nos rige. Hay consecuencias a pagar, no obstante, a mí no me importan sus precios; soy capaz de engañar a cualquier ente con ofrecerle mi alma para luego asesinarlo, de esta manera, evito futuros «accidentes» que podrían acabar con mi mujer.
Mi mujer. Mi compañera de vida, no en un término posesivo ni en un título de mi pertenencia, más bien, la persona que anhelo que me acompañe cada día de mis vidas si así también lo desea. La mujer de veinte años que se ha robado muchas de mis sonrisas y de mis secretos, y que también posee la llave de mi alma, de mi mente, por si quisiese destruirla o amarla con cada parte suya.
Mi emperatriz, el amor de mi vida que gobierna a mi lado por decisión propia; no solo gobierna este imperio, sino que también cada parte de mí que adora cada centímetro de su ser, que admira sus sonrisas y su fortaleza, que contempla su nobleza con un cariño no cuantificable.
Rowan Electra Becker, nacida como Electra Aelianna Vertiev Koulliov, también llamada «Tree» como un sobrenombre cariñoso, es la mujer y emperatriz de mi vida. Es por quien estoy dispuesta a quemar el mundo que nos rodea, destruir la entrada de ellos a esta dimensión y pagar el precio que sea necesario por ella.
—Tengo miedo de lo que pueda pasarte, Luciale —susurra al fin, su mirada se entristece un poco tras los pensamientos que deben pasar por su mente—. Estas situaciones jamás han terminado bien en el pasado, al menos por lo poco que se sabe... No voy a perder a la emperatriz de Abdrion, voy a perder a mi mejor amiga y a mi hermana.
—Me ofende que creas que me dejaré asesinar por uno de ellos así tan fácil —finjo estar ofendida y ella sonríe—. Todo llevará su tiempo, Chrys, pero al final del día ellos tres estarán en otra dimensión. Sin posibilidad de regresar, atados al destino que les prepararé.
—Eso espero —sonríe un poco, acaricio sus hombros a modo de consuelo—. De todas formas, si te mueres, Rowan irá por ti. Ella no te dejará ir nunca, Luciale.
—Yo no quiero irme de su vida —respondo muy segura de mis palabras—. Es con quién amaría compartir el resto de mis vidas y la única mujer a la que mis ojos observan, a la que mi corazón admira y mi mente piensa en miles de detalles que podrían agradarle.
Sus ojos se abren un poco más, como si acabara de recordar un detalle muy importante.
—Hoy es su cumpleaños, ¿Qué preparaste? —se interesa en saber, no es buena en disimular su curiosidad cada vez que hace alguna pregunta—. Sueles preparar cosas especiales para ella, nos ha dicho que le encantan tus detalles.
Me es inevitable no sonreír con emoción ante ese comentario, los latidos de mi corazón se aceleran al repetir en mi mente la frase «Nos ha dicho que le encantan tus detalles». Me he prometido a mí misma que haré de cada día suyo uno especial, uno inolvidable y que se mantenga en la eternidad de su mente.
Si alguien ajeno a nosotras me señala que mis detalles son agradecidos por mi esposa y en verdad los adora, entonces yo puedo considerarme una persona más feliz de lo que ya soy a su lado.
—En los últimos días... Envié a Griseynna a la Tierra para que consiguiera un libro de astronomía que a mi esposa le puede interesar, ella ama la astronomía y por lo que he visto en su vida... Admira a una astrónoma llamada Elisabeth Adgler, que también es bióloga marina y botánica. Ella fue quien propuso en la Tierra una teoría sobre un universo donde todo funciona "al revés" y trató de demostrarlo, por desgracia todos sus proyectos fueron rechazados y creyeron que fue muy fantasiosa al creer en la existencia de un universo donde su origen se encuentra en lo que llaman «antimateria» y no en la «materia». Griseynna consiguió el libro firmado.
—Eso es... asombroso —sonríe Chrystel al oírme, parece tan emocionada como yo.
—También incluí en mi lista de regalos un vestido bordado en flores secas y flores hechas de magia, de varios de los tipos de flores que ella ama. Daytara y su hermano han hecho un bello trabajo, pronto lo verás cuando se lo muestre esta noche. Más allá de ello, también me encantaría proponerle adoptar más gatos. Siempre soñó con vivir de la profesión que más ama, tener una familia con alguien y ser una «señora de los gatos».
—Es muy lindo oír cómo prestas atención a lo que más adora y lo que más le gusta. Tú en verdad deseas que sea especial para ella, pocas personas logran separar lo que ellas quieren de lo que la otra anhela —opina con serenidad, sin deshacer su sonrisa amable—. Rowan es muy afortunada de tenerte a su lado y tú a ella.
—Ella es mi estrella más alta y yo soy el universo que la admira. Ella irradia una luz que jamás veré en otra persona, y yo soy quien desea proteger esa luz de cualquier mal —suspiro con una inmensa paz en mi interior. Hablar sobre mi esposa siempre logra tranquilizar cualquiera de mis miedos—. Debo preparar comida para cuando Tree despierte. Nos veremos más tarde, Chrystel.
...
Durante la última hora, mi mente no ha parado de maquinar teorías y diferentes planes donde soy capaz de acabar con los entes de ellos antes de que destruyan a mi esposa.
Los Dioses Antiguos y Olvidados de Lilium nos observan en todo momento. Ellos siempre han poseído la capacidad y el derecho a espiar cada uno de los movimientos de la actual Corte de Dioses, la Diosa Skara consideraba que ese era el peor castigo que podían recibir, y una venganza dulce: vivir como seres invisibles en la sociedad que alguna vez defendiste, que en algún momento adoraste y que en algún instante de la historia te amó, pero ahora ya ni te recuerda por cada uno de los pecados que cometiste.
Nuestra Diosa creadora jamás los condenó a una gran desgracia, tan solo los desterró de este plano, para que sean olvidados, odiados. Para que sus templos sean quemados, destruidos y sus nombres sean denigrados. Ninguno de ellos representó nada bueno para Lilium, ella consideraba que las sociedades de los «cuatro» imperios debían ser conscientes de sus crímenes.
No hay nada peor que la condena social.
Cuatro imperios.
Cuatro imperios donde antes existieron cinco, donde antes existió un imperio cuyos ideales sí eran en verdad la paz y no las mentiras, como lo es Zildwi hoy en día. La dinastía Lairovst no es más que una inmensa familia destruida por la ambición, cegada por el poder y creada a base de mentiras. Ellos nunca fueron los que promulgaban la paz en un pasado, eran tan sanguinarios como los Ditnov de Astenont.
Por ello Kairashana Lairovst nunca estuvo en contra del plan de los Ditnov para asesinar y torturar a Nymra Polvest. Para ella nunca existirá la paz, solo las guerras, a pesar de que se esfuerce en demostrar lo contrario.
El quinto imperio fue disuelto hace bastantes años tras la caída del último Dios Antiguo y Olvidado de Lilium, cuyo nombre se desconoce tras la destrucción de los registros de dicho imperio, pero se sabe que fue el compañero de vida de Shaperi.
Se dice que ese joven era un alma tan pura y noble, un espíritu destinado a cambiar la sociedad de su imperio de raíz; una persona que nunca conoció la maldad ni el dolor. Nadie comprende porque se convirtió en todo aquello que juró destruir, aunque algunos historiadores consideran que Shaperi estuvo muy relacionada en su transformación radical.
Para acabar con uno de ellos, hay que destruir cualquier lazo que mantengan con esta dimensión y luego romper cualquier unión que tengan entre ellos. Lo único que debo descubrir es quién fue aquel que anhela el alma de la mujer de mi vida, pues solo así conseguiré llegar hasta el lazo que mantiene con este plano terrenal y al que conserva con quién haya sido su compañero o compañera de vida.
No es tan sencillo como aparenta ser. Podría ser condenada a morir sin posibilidad de reencarnar, a ser maldecida otra vez hasta el fin del mundo, o a ser despojada de mis títulos honoríficos.
Sin embargo, el amor de mi vida es una de las personas más importantes en esta vida. Soy capaz de lo que sea por ella, no me importará convertirme en una Diosa Antigua y Olvidada de Lilium si así ella es feliz, se encuentra en paz y está segura. Su bienestar lo es todo para mí, así como lo es su paz interior.
—¿Lo preparaste para mí? —inquiere una voz suave a mis espaldas mientras termino de acomodar los platos en la mesa del comedor.
Cierro mis ojos por un efímero instante, su voz es como una preciosa sinfonía que estoy agradecida por oír. Me doy la vuelta para apreciarla una eternidad, si me es posible. Sentí tanto terror de perderla, de jamás poder verla otra vez, de ser la causante de su tristeza. Y ahora está aquí conmigo, a pocos centímetros de mí, con una de esas sonrisas tiernas que tanto me enamoró.
Su cabello oscuro, con pequeñas ondulaciones en sus puntas, se encuentra recogido en una trenza de lado. Sus ojos dorados me contemplan con una añoranza que me es imposible describir, un sentimiento tan profundo y tan emotivo, tan intenso como ella lo es a pesar de que pocas veces lo demuestre. Esas bellas iris se cristalizan al teñirse de las lágrimas que le es inevitable dejar ir.
Soy incapaz de apartar mi mirada amorosa de ella. No es dolor lo que siente, es la felicidad y el alivio de tenerme otra vez consigo; de poder disfrutar de los momentos a mi lado por más tiempo.
—Tuve tanto miedo de perderte... —susurra con la voz quebrada, pero una amplia sonrisa serena—. También tuve miedo a morir, Lu. Cuando los invoqué, yo creí que...
—Shhh, mi amada estrella —tomo su rostro en mis manos con delicadeza para secar sus lágrimas. Su sonrisa se amplía aún más—. Estoy aquí, estás aquí. Incluso si yo no estoy en forma humana, siempre te protegeré, mi amada estrella. Tree, no hay nada ni nadie que nos pueda separar. Solo una de nosotras.
—Yo no te voy a abandonar —niega con la cabeza repetidas veces.
Acaricio sus mejillas con mis dedos, mis uñas rozan su piel trigueña. Ella suspira con serenidad, soy consciente de que mi presencia calma cada tempestad que pueda existir en su interior y que mi contacto físico le agrada de sobremanera. La paz que ella respira, es todo lo que necesita mi corazón destrozado en estos momentos.
Porque ella reconstruye cada parte rota de mí, la pinta de otros colores y la cuida como si de eso dependiera su vida. Ella lo hace feliz, con amor, con ternura, con gentileza, pues ella adora cada pedazo de mi ser, y yo amo cada pedazo del suyo.
—Yo tampoco te voy a abandonar, Tree.
Funde nuestros labios en un beso intenso, cargado de sensaciones como la nostalgia, el alivio, la paz, la dulzura, y de sentimientos como el amor, el afecto. Ella mueve sus labios con ligereza, como si quisiera ganar esta guerra que todo el tiempo pierde sobre quién puede "besar mejor". Rodeo su cintura con suavidad, la he extrañado tanto que poder besarla otra vez es sentir que llegué al paraíso.
Ella es mi cielo en esta dimensión terrenal, mi ancla a tierra, el motivo por el que deseo un mundo mejor y mi vida entera. Es la razón de mis latidos, de mis suspiros, de mis sueños más alegres y de mis sonrisas. Ella lo es todo para mí, y he jurado cuidarla incluso si eso pone en riesgo mi vida. Lo único que anhelo más que a nada en este mundo es su felicidad, porque también es la mía.
Ella profundiza el beso, sus labios se mueven con más experiencia que la primera vez que nos besamos. Le sigo el ritmo, con los latidos a mil por hora por la sensación de volver a besarla otra vez, de abrazarla, de sentirla a mi lado y ser víctima de sus encantos. Su sonrisa tan tierna y amable me ha robado el corazón, es divina en todo sentido.
Sus orbes doradas brillan, me admiran con esa pasión y ese amor que he visto tantas veces en ella, con esas ansias de abrazarme para no soltarme jamás; con esa intensidad que le permite besarme, jurarme que me ama y no separarse de mí nunca más.
Rodea mi cuello con sus brazos, sus manos acomodan parte del cabello rubio de mi nuca. Sonríe al separarse un segundo antes de volver a besarme, disfrutando del sentir y del sabor a menta de mis labios.
Yo, por mi parte, soy incapaz de apartar mi mirada de ella. Soy incapaz de dejar de apreciarla, admirarla, se ve tan bella como el primer día que la conocí. Y tan fuerte como siempre, con esa resiliencia que la caracteriza.
—No te voy a abandonar nunca, mi amada estrella —susurro sobre sus labios, sus iris doradas me contemplan con una sonrisa dulce—. Es más que una promesa, ma impi dit selsh. Es un juramento para toda la eternidad, ma sievts.
«Mi emperatriz del sol. Mi estrella»
—Yo tampoco, ma Sheneira —asegura contra mi rostro, con esa dulzura propia de ella. Peino su cabello entre mis dedos—. Eres mi diosa de la oscuridad para la eternidad y eres el amor de mi vida para todas las vidas.
—Feliz cumpleaños número veinte, ma sievts —le digo al oído antes de alejarme un poco para chasquear mis dedos. El libro que he ordenado que traigan a este universo, descansa en mis manos tras unos segundos.
Su expresión es teñida por la sorpresa y la incredulidad de lo que ve. Sus labios se entreabren, sus ojos se agrandan un poco más y el color dorado en ellos brilla con mayor intensidad que antes.
El libro que descansa en mis manos es de un tamaño similar a una enciclopedia, de tapa dura, con una portada negra con una imagen de lo que es el Sistema Solar, sobre la cuál reza "La teoría de los universos paralelos: Un universo donde todo se originó al revés" - Elisabeth Adgler. Tendrá un aproximado de setecientas páginas.
—¿Es para mí?¿En serio? —pregunta desconcertada, pero sin ocultar la emoción que se adueña de sus expresiones faciales.
—Y está firmado por Elisabeth Adgler —aseguro, extiendo el libro en su dirección y ella no duda en tomarlo—. Puedes comprobarlo si así lo deseas.
Abre con rapidez la primera página, donde se encuentra escrito, con una caligrafía quizá un poco desprolija: "Para Rowan. Espero que la lectura sea un viaje inolvidable de sentires y espero que también creas en mis fundamentos. "
Una preciosa sonrisa feliz se esboza en sus labios amarronados, cierra el libro y comienza a hacer un pequeño baile de la victoria. Sonríe con una felicidad tan admirable, tan contagiable, que me impulsa a bailar con ella.
—No tengo idea de cómo agradecerte, Lu. ¡Muchas gracias por esto!¡En serio! —chilla emocionada, apoya el libro en la mesa para abrazarme con fuerza. Al estar tan contenta, no mide la presión que ejerce sobre mis costillas, pero no me importa—. Gracias, de verdad que muchas gracias. Toda mi vida soñé con tener un libro escrito por ella y leer sus fundamentos sobre su teoría, sobre lo que ella decía...
—No hemos terminado todavía —beso su cabeza con cuidado. Ella alza su mirada para conectar con mis ojos—. Hay otras sorpresas que tengo para ti, Tree.
Sus orbes doradas se encienden con notable curiosidad, se aparta un poco para dejarme respirar. Libero el aire que he contenido en mis pulmones desde que ella empezó a presionar mis costillas con una fuerza inexplicable, que no me ha hecho ningún daño, mas no comprendo de dónde ha salido.
Sin desperdiciar más tiempo, chasqueo mis dedos de nuevo para que frente a nosotras se imponga un vestido largo hasta el suelo, con una falda no tan ostentosa como la moda que se lleva en Abdrion.
El vestido es de una tela similar a la seda, en un tono celeste, como su color favorito. Las mangas son tres cuartos, abultonadas en la parte de los hombros y de una tela transparente con encaje. El torso, de un escote en forma de corazón, está cubierto de pedrería a juego con el color del vestido, y la falda tiene otra tela encima semejante al tul. Miles de flores secas y otras hechas con magia, de tamaño pequeño, han sido bordadas a la falda brillosa.
—Woow, es... impresionante —habla asombrada por el trabajo del vestido—. ¿Fue hecho a mano? Digo, el bordado...
—Sí, con varias de tus flores favoritas. Me he tomado un tiempo para investigar qué flores te atraen más y porqué, cuáles te gustan menos y cuáles no te agradan en lo absoluto —explico, sin lograr mover mi mirada de su rostro emocionado y alegre—. Están ordenadas según tu nivel de preferencia, en lo alto de la falda se encuentran tus favoritas de toda la vida y luego en el final las que te gustan, pero no tanto.
—Yo no.... no sé cómo agradecerte, Lu —repite, impresionada por la tela, por el diseño y por las sorpresas—. Es celeste... Mi color favorito.
—Como el cielo de la Tierra —indico al recordar el motivo por el que le llama la atención esa tonalidad.
—Y como el cielo que representas tú —agrega, vuelve a mirarme con esa admiración que he apreciado en ella en otras ocasiones—. Porque tú eres el cielo en esta vida, Lu.
Se acerca a mí para besarme otra vez, es más suave que antes y es más que nada un gesto cargado de ternura. Correspondo a la acción, la abrazo por la cintura antes de suspirar sobre sus labios. Ella no dice nada más, solo sonríe de una manera tan feliz, es indescriptible su felicidad.
—Feliz cumpleaños número veinte, mi vida entera —susurro antes de besar su nariz—. Los demás también te han preparado más cosas, imagino que en unas horas te las...
Un haz de luz a nuestro alrededor me paraliza por completo, un polvo lleno de destellos dorados y anaranjados levita en la habitación. No descifro cuál es la razón de esto. No obstante, a juzgar por la expresión atemorizada del amor de mi vida, no es nada bueno.
—Alimsa Wellezpve ingresó al Palacio de Khiat —rompe el silencio que se había formado en este espacio, arrugo las cejas sin comprender—. Es la señal que acordaríamos que ella enviaría en el momento exacto en el que burle la seguridad del Palacio.
—¿Qué piensas hacer con exactitud? —inquiero intrigada por su indescifrable mirada, que ha adquirido su tonalidad café natural de nuevo—. ¿Vas a...?
—Sopesé por bastante tiempo los pros y los contras de un movimiento como este, mi emperatriz —susurra, segura de lo que dice. Un coraje tan admirable se entremezcla en sus palabras casi inaudibles—. Si llegabas a morir, yo me prometí destruir el alma del culpable de tu muerte, mi Lu. Sin embargo, estás aquí y esa es una carta que usaremos a nuestro favor.
—Nadie sabe que estoy viva, salvo ustedes —concuerdo, ambas asentimos al mismo tiempo, gustosas del rumbo de nuestra conversación—. Como Herafel no tiene ni idea de que yo no estoy bajo su poder, sería una sorpresa verme en persona allí.
—Dispuesta a derribar la corona sobre su cabeza que él ha usurpado —deposita un beso suave en mis labios—. Llegó tu tiempo de actuar, mi amada emperatriz de la oscuridad. El momento que tanto has anhelado desde hace años, ha llegado por fin.
Una sonrisa maliciosa se dibuja en mis labios al término de sus dichos. Ella repite la misma acción que yo, con sus orbes cafés cargadas de algo similar a la satisfacción, el alivio de una venganza y la realización de una promesa. Una promesa que ella se hizo en su momento, sin darle importancia si podía llegar a morir.
...
Rowan.
Mi plan era perfecto, pensé en los pros y los contras en todo momento, me aseguré que las partes positivas se impongan sobre las negativas con mayor fuerza. Debían ser más en cantidad y debían ser muy buenas razones. Era, en efecto, demasiado perfecto para ser real y posible.
Un detalle tan importante como el hecho de que llegar hasta el Palacio de Khiat sin magia era una cuestión de días. Y utilizarla podía debilitarnos, o al menos a mí, en gran manera.
Me es increíble pensar en mí como una persona que olvida las cosas más importantes de un asunto. De hecho, era primordial detenerme en ello, pues se suponía que este plan lo iba a llevar a cabo incluso si Luciale no regresaba. Sin la ayuda de ella, Herafel me destruiría.
El espíritu de Luciale ha reencarnado con todo el magnífico esplendor de su vida pasada, y con todo ese poder dentro de ella. Es un alma casi indestructible para cualquiera que intente acabar con ella, tan protegida por la Corte de Dioses, que cualquier ataque hacia su persona será devuelto con el doble de intensidad al atacante.
Allí radica su rango de deidad. Representa una figura tan majestuosa como Sheneira, la diosa de la oscuridad y la crueldad. La antigua mujer que ocupaba dicho nivel, Shaperi, fue la más respetada y temida entre los ciudadanos de su imperio; se dice que, al igual que mi esposa, ella poseía la capacidad de lograr que vivieras tus peores temores en carne propia, de reducirte a unas simples cenizas si así lo deseaba.
Los seres de la oscuridad son una de las especies más extrañas y poderosas de esta dimensión, por dicho motivo es que solo abundan en Abdrion y no en otros imperios. Todos temían a sus habilidades que provocaban estragos hasta en diferentes deidades. Al igual que los brujos de sangre y las ninfas del sol, fueron cazados, torturados y masacrados.
Nadie tenía idea de lo valiosos, amados, estimados, que eran los miembros de dicha especie para la Diosa Skara. Fue la primera ofensa que provocaron hacia ella, una de las tantas que siguieron a lo largo del tiempo.
Yo, a diferencia de mi esposa, no he logrado reencarnar con todo el poder y magnificencia de mi antigua vida. Fui la semidiosa Elyssandre hace siglos, pero hoy en día no poseo ni la mitad de su poder; mis poderes como ninfa del sol se han visto opacados por la otra especie que habita en mi interior.
No soy tan fuerte como ella, no soy tan indestructible como su ser, y por ello es que existe esa gran posibilidad de que sea la más debilitada en esta guerra que se desatará a continuación. Si no estuviera a mi lado, las probabilidades de mi muerte incrementarían mucho más.
Es algo que he ocultado por tanto tiempo, incluso del amor de mi vida. Si alguien conoce mis debilidades, estas se esparcirían por la sociedad y yo sería un blanco más fácil para una persona como Herafel.
—Nos tomará un par de minutos llegar al Palacio de Khiat con mis habilidades de teletransportación —explica mi mujer, con una sonrisa victoriosa por lo que haremos.
Asiento sin comentar nada. Me siento embelesada por el poder que emana su sonrisa, ella se impone con su sola presencia y desprende un aura de firmeza absoluta. Sus expresiones serias son para temer, su tono de voz decidido es una clara advertencia de que no la contradigas o tu final será mucho peor del que has imaginado.
—Tus padres se encargarán de mantener a la población tranquila. Es inevitable que ellos se enteren de la entrada al Palacio de Khiat y se alarmarán —indico lo más tranquila que puedo estar en estos momentos. Me aferro a su mano, con los dedos entrelazados a los suyos—. También debemos encontrar a Nymra Polvest, no la heriremos ni nada por el estilo, ¿De acuerdo? Ese fue el trato con Alimsa para que nos llevara al Palacio.
—No voy a herir a una inocente, Tree. Soy consciente de que Nymra solo fue una víctima más en esta situación, Herafel habrá hecho algo muy terrible para tomar su corona —aclara pensativa, acomoda su gabardina violeta oscuro con una elegancia envidiable.
—¿En qué piensas? —me intereso al notar su seriedad.
—¿Has pensado en la posibilidad de que agotes tu energía al teletransportarte? —cuestiona, su mirada se fija en mi rostro y me paralizo. Sé que no es una crítica ni nada por el estilo, solo hallo preocupación en su voz—. Como mencionaste que habías planificado esto por si yo no regresaba, ¿Qué pensabas hacer en mi ausencia?
Sus palabras me dejan helada, sin capacidad de hablar o responderle con un simple monosílabo. Mi respiración se lentifica, se vuelve más pesada, más monótona, más pausada. No deseaba que ella notara ese detalle, mas es difícil que ello no ocurra; es mi esposa, la mujer que más me conoce en esta sociedad y era claro que se percataría de lo que sea.
—De acuerdo, lo tomaré como que no has pensado en ese asunto —se acerca a mí para besar mi frente—. No estoy molesta ni nada parecido, Tree. Me preocupa lo que podía llegar a suceder si yo no estaba aquí.
—Supongo que he dejado que las emociones nublen mi juicio —sonrío suave para no tensarme más. Ella besa mis labios con delicadeza—. ¿Ya nos iremos?
—Toma mi mano con fuerza y no te separes. Aparecemos en el pasadizo secreto de Alimsa, luego yo iré hasta donde se encuentra Herafel —vuelve a besar la cima de mi cabeza, acomoda mi cabello con suavidad—. Actúa acorde a tu plan en todo momento, Tree.
...
Al llegar al lugar donde nos espera Alimsa, el ejército que la acompaña se reverencia ante nosotras. En cambio, la señora Wellezpve, no lo hace, ya es que incapaz de ocultar su desconcierto al reconocer a la mujer que me acompaña.
—Majestades —nos saluda al acercarnos a ella, dibuja una sonrisa amable y sorprendida—. Creí que solo vendría usted, emperatriz Rowan.
—¿Dónde se encuentra Herafel, señora Wellezpve? —pregunta mi esposa sin dejar de analizar a la tía de Nymra en todo momento.
—En el salón de los tronos. Se encuentra acompañado de una cantidad inimaginable de soldados de nuestro ejército, majestad —señala con cierta incomodidad—. He escuchado gritos, majestad.
—¿Gritos de una mujer o de un hombre? —hablo con un mal presentimiento en mi pecho, la opresión se vuelve cada vez más fuerte dentro de mí.
Toma aire por unos cuántos minutos, como si deseara serenarse antes de romper en llanto.
—Eran gritos de mi sobrina, majestad —responde por fin, su mirada se pierde en algún punto del suelo.
—Iremos por ella —asegura Lu, la firmeza en su tono envuelve a sus palabras para que sean aún más creíbles—. Entraré yo y unos minutos después, irán ustedes. ¿De acuerdo? Ataquen solo a los soldados que estén marcados como súbditos de Herafel, a los ciudadanos o soldados sin marca déjenlos libres.
...
Luciale.
Tras haber dejado a Tree con la tía materna de Nymra Polvest, tomo una profunda respiración antes de introducirme de manera invisible en el salón de los tronos del Palacio de Khiat.
El techo es de gran altura, de puro cristal tintado de un tono naranja, con paredes lisas color crema, sin ventanas, candelabros de oro colgando del techo y dos tronos en la cima de unas escalinatas de mármol.
Mi campo de visión se detiene en una silueta masculina que se alza desde lo más alto de las escalinatas, tras levantarse del trono dorado en el que estuvo sentado todo este tiempo. Sus ojos azules parecieran asesinarme con el pensamiento, pero en realidad no es a mí, sino a uno de los soldados que se encuentran detrás de mí.
Él no puede verme, tampoco sentirme. Sin embargo, yo sí puedo.
Una corona dorada con gemas de los colores de la bandera de Khiat, se cierne sobre su cabeza. La sonrisa de suficiencia que se apodera de sus labios no me provoca más que náuseas y repulsión hacia su persona, cualquiera que no conoce sus pecados diría que es un ciudadano célebre, honrado y respetado. Un habitante de Astenont que representa a la familia Ditnov, un pobre hombre al que desterraron sin motivo alguno.
Termina de bajar las escaleras sin emitir ningún comentario despectivo a los guardias que custodian esta sala, solo suspira de manera pesada. Su andar es severo, con pisadas fuertes, bruscas y con un movimiento de hombros que acompaña al ambiente lúgubre que se mezcla con las cenizas de lo que algún día fue la feliz familia Polvest, la dinastía que gobernó Khiat.
Al pasar por mi lado, se detiene en seco, mis ojos grisáceos lo mantienen en su lugar ni bien aparezco a su lado. El asombro se vislumbra en sus orbes teñidas de un azul profundo, tan oscuro como la ira que reprime al ser testigo de mi presencia.
—Muévete un solo centímetro y te rebano la garganta —siseo, mis largas uñas afiladas se apoyan en su yugular. Ejercen un poco de presión que le arrebata el aliento, alza sus manos en señal de inocencia—. Ha pasado tanto tiempo desde que nos vimos en persona.
—Esto es imposible... —masculla, más que paralizado..
Unas ramas con flores violetas emergen del suelo y atrapan sus pies para lanzarlo al suelo con violencia. Aparto mis uñas para no desgarrarle la garganta antes de tiempo, su quejido lastimero es un deleite para nosotras.
—Tú... —murmura al divisar la silueta de mi esposa.
Tree se acerca a pasos tranquilos y confiados, el dedo índice de su mano derecha señala el cuerpo de Herafel. Tras ese movimiento, las ramas ejercen más presión sobre sus pies y suben sobre sus piernas para disminuir la circulación de su sangre. Él jadea por la presión que comienza a incomodarle, y en el peor de los casos, a adormecer sus extremidades inferiores.
—¿Te gustó o te impresionó? —pregunta burlona, la ironía en su voz es más que palpable. Sonríe divertida por la expresión de horror que se plasma en el rostro de Herafel—. Me esforcé mucho para que nuestro saludo por el emperador de Khiat sea bien recibido y sea uno que él jamás olvidará. ¿Cree lo mismo, emperador?¿O debería llamarlo usurpador?
—Suéltame ahora mismo o...
—¿O qué? —el filo de mis uñas presionan sobre su yugular, él traga saliva—. Cuide su tono, usurpador. A mi esposa, la emperatriz Rowan Becker de Abdrion, se le respeta.
Aplasto su pecho con una fuerza descomunal, sus costillas se quiebran tras dicho movimiento. Él jadea por el dolor, mas no se mueve ni un milímetro. Sabe que, si se mueve, yo lo asesinaré para así comenzar su tortura.
...
¡Buenassss, buenas!
El momento más esperado por todo el mundooooo
*Gritito*
¿Cómo se encuentran hoy después de este capítulo? Yo me siento emocionada por lo que se viene 🤠🔪
El cucaracho las va a pagar todas, se los prometo
Me disculpo nuevamente por tardar en actualizar, ya la próxima semana sí que les actualizaré el jueves. Y esta vez lo voy a cumplir 😭😭😭
No se olviden de pasarse por mi Instagram (_merqueen) para ver el adelanto sobre la segunda parte de SN. ❤️🩹
Dejen sus teorías, comentarios y buenos deseos 🫶🏻
Nos vemos la próxima semana con el unboxing de tripas del cucaracho 🫂✨
Besitos y abrazos. <3
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