Capítulo 50. "¿Ha regresado su majestad?"

Buenas noches a todossss.
Primero que nada, les debo una enorme disculpa por no poder subir el capítulo ayer, como les había dicho.
Desde el miércoles me encuentro enferma y me duele todo el cuerpo, me agarran ataques de tos, y con el frío que está haciendo en Argentina, no me ayuda mucho a mi estado :(
Espero sepan disculparme, en serio quise traerles el cap ayer 😭

Disfruten el capítulo. Los amooo
Hoy es el viernes de resurrección ♥️

Rowan.

—Haremos el ritual en el templo poco concurrido de Weyt. Griseynna Liels está al tanto, Rowan —habla mientras caminamos, la oigo tan serena e indiferente a lo que sucede y yo no estoy más que aterrada.

La lúgubre expresión en mi rostro lo debe decir todo, no he sonreído tanto en los últimos días y menos en las últimas horas. Una presión en la boca de mi estómago me provoca un cosquilleo imposible de ignorar, se siente como una señal, un recordatorio, un aviso; los nervios y el miedo se entremezclan con la sensación, me recorre de pies a cabeza y es difícil no temblar mientras camino.

Es tan peligroso como complejo invocar la presencia de un Dios Antiguo y Olvidado de Lilium. No por nada fueron desterrados de cualquier registro que contuviera sus nombres y fueron borrados de la historia, no existen para el mundo ni para Skara. Son entes que en algún momento habitaron en este planeta, pero ya no lo hacen ni tienen la capacidad de volver a hacerlo.

Entes. Espíritus ocultos para la visión de muchos, a la espera de personas como yo, que necesitan solicitarles un favor. O de personas como Mon Arino, que desean condenar a alguien por la eternidad.

—Invocaremos a Zhasira y Kerathon Arino, un matrimonio que gobernó Abdrion en sus comienzos y fueron tataranietos de la gran Pauline Arino —me explica a la vez que subimos al carruaje. Un viaje como este resulta imposible de realizar con la teletransportación sin cansarse demasiado—. Fueron los antiguos dioses del amor y la lujuria, pero decidieron romper las normas fundamentales de la Diosa Skara. Permitieron el trabajo esclavo y las matanzas injustificadas, entre otras cosas.

Mi campo de visión recae en ella y su silueta, a diferencia de mí, su atuendo es más vivaz y elegante. Yo parezco la sombra de una muerte anunciada y aceptada por muchos.

Vinavina es una persona enigmática, muy reservada. Es complejo analizar sus expresiones, su lenguaje corporal o sus palabras sin recaer en la pregunta "¿Por qué parece tan indiferente ante todo?". Nunca la terminas de conocer, porque cuando crees que no puede ser más irónica o más ácida, lo es. Lo es y mucho más.

—La Diosa Skara tiene muy claros sus objetivos al crear este mundo, no quiere que se repitan los patrones de la Tierra —comento con cierta intranquilidad.

Los latidos de mi corazón se agolpan en mi pecho, en mis oídos, en cada centímetro de mi cuerpo. Los temblores en mis piernas aumentan, las náuseas se adueñan de mi estómago y lucho por no suspirar con pesadez ante todo lo que siento. El nudo dentro de mí parece querer acabar conmigo.

Yo acabé con la vida de mi esposa para salvarla y para evitarle más sufrimiento. Ella fue consciente de que paralicé su corazón, supo que lo haría y porqué lo haría.

No puedo vivir con esto, no puedo soportar esta culpa que siento por no ser capaz de ayudarla como debería. Sé que ella creía que muchas de las respuestas a su maldición se encontraban en mí por el tipo de magia que poseo, pero ahora mismo me encuentro camino a contactar a unos espíritus que no sé si me ayudarán en esto o empeorarán todo.

Ella me confió su vida, su imperio y su familia. Y yo no me creo capaz de soportar tanto peso sobre mis hombros, tanta carga. Lo único que anhelo con todo mi ser es vivir una eternidad juntas, en armonía y en felicidad, quiero paz para ambas.

—¿Rowan?

—¿Qué me decías? —limpio la lágrima que se escapó de uno de mis ojos y suspiro profundo, parpadeo para calmar el llanto que se acumula. Ella no aparta su mirada penetrante de mí—. Perdón, estaba pensando en... ya sabes, lo que puede ocurrir.

—Es muy posible que otra Diosa se presente ante nosotras por la relación que guarda con Luciale. Shaperi era la antigua diosa de la oscuridad y la crueldad, ahora ese cargo lo posee Luciale. Es obvio que querrá estar presente en esta sesión, quizás nos brinde su ayuda —señala con cierta preocupación al notar que las lágrimas no dejan de acumularse en mis ojos—. Shaperi es inofensiva, Zhasira no. Ella siempre busca más y más, pero confío en que el alma de Mon Arino la mantendrá tranquila por un tiempo.

—La odian, ¿No? —suelto una risa sin humor.

—Ella se metió con la mujer destinada a ser la esposa de quién los iba a salvar, Rowan. Claro que odian a Mon —sonríe satisfecha—. Y yo también la odio. Su tiempo de vida se acabó, no voy a proteger a nadie que me haya herido.

Sonrío de manera forzada como señal de que estoy de acuerdo con sus palabras.

—Rowan, esto saldrá bien. Después de todo, aquella que tiene el poder sobre el alma de Luciale eres tú. No Herafel, no Zhasira, no Mon, solo tú. Tú paralizaste su corazón y solo tú la puedes traer de regreso —acaricia mi espalda de manera reconfortante—. Estaré contigo todo el tiempo que dure el ritual, necesitas una guía y un apoyo. No estás sola y no ocurrirá nada.

—¿Cómo puedes estar tan segura, Vinavina?

—He hecho este tipo de cosas antes. Las probabilidades de que algo ocurra son muy bajas.

...

Al llegar al templo e ingresar en él, fuimos recibidas por Griseynna Liels en su rol de guardiana del templo y marquesa de Weyt. Ella se mantendrá afuera todo lo que dure el ritual de invocación.

—Vi, no tienes que hacer esto —suplica Mon mientras Vinavina la lleva frente al altar—. Soy tu madre, Vi. Por favor...

—Vinavina —la corrige más que seria. Shinkira se mantiene indiferente ante los ruegos de su madre por vivir—. No puedo vivir al lado de una persona que hizo tantas maldades que yo jamás podré perdonar.

—Vi... ¡Vi, escúchame, por favor!¡Te equivocas!

—Sabemos que usted los invocó, Mon. No es necesario fingir —trato de que se calle, sus gritos podrían molestar la paz que vive dentro de Zhasira y Kerathon. Este templo es su hogar y nosotras somos las intrusas—. Usted conoce cómo funcionan estos eventos y cómo debemos comportarnos para evitar algún daño imprevisto hacia cualquiera de nosotras.

—Tú...

—Respete el hogar de Zhasira y Kerathon, Mon Arino —siseo y antes de que pueda reaccionar, utilizo mi magia para bloquear su capacidad de habla—. Continúa, Vinavina.

—¿Crees que papá te perdonará por esto, Vinavina?¿Crees que la sociedad te aceptará luego de sacrificar a miembros de la dinastía? —suelta Shinkira de manera despectiva una vez su hermana comienza a encender las velas alrededor del altar—. Serás repudiada. No deseamos ese destino para una mente tan brillante como la tuya.

—Esta mente tan brillante es la que acabará con ustedes. No me interesa nada de lo que digan —espeta, termina de prender la última vela roja y sopla el palillo con el que las encendió antes de suspirar—. En teoría, en unos minutos deberían...

—Rowan Electra Becker —habla una voz femenina, grave y ruda, a mis espaldas—. También te llamaron Electra Aelianna Vertiev Koulliov.

Zhasira.

—¿Una Vertiev?¿No habían fallecido todos? —habla otra voz más dulce, la identifico como Shaperi, la Antigua y Olvidada Diosa de la oscuridad—. No quedaba ninguno de ellos...

Los busco con la mirada, pero no logro encontrar ni siquiera una silueta fantasmal de ellos. No están presentes en este plano, ellos pueden hablarme y yo a ellos, solo no podemos vernos.

—Solo tú puedes escucharlos, ellos se muestran ante la o las personas que consideran dignas de su presencia y que creen que son quienes los invocaron —explica la muchacha de cabellos rojizos al percatarse de mi confusión—. Yo no significo nada para ellos.

—¿Qué busca la señorita Vertiev? —inquiere Zhasira en mi oído, un escalofrío me recorre de pies a cabeza. Camina a mi alrededor de manera lenta, oigo sus pasos—. ¿Por qué solicitar nuestra presencia? Se supone que ustedes, los Vertiev, nos repudian. Nos odian. Nos arrebataron nuestras vidas.

—En realidad, yo...

—Está unida en alma y espíritu a la mujer que representa mi deidad en la Nueva Corte, Zhasira —señala Shaperi, incluso cuando no puedo verla, sé que sonríe con cierta curiosidad—. La señorita Vertiev no sabe su historia familiar.

—Es un suceso de suma extrañeza —comenta Kerathon a la lejanía. Por lo distorsionada que se oye su voz, diría que está en las escaleras de la entrada del templo—. La historia de los Vertiev ha pasado de generación en generación. Ellos nos mataron y Skara confió en su palabra.

—Ella no fue criada en este mundo —deduce Shaperi, siento su mano huesuda de largas uñas peinar mi cabello hacia mi espalda—. Ha pasado muy poco tiempo desde que te has enterado de toda la verdad y desde que comenzó tu verdadero propósito de vida.

La situación me desespera, aun cuando me esfuerzo por disimularlo. Esta sensación de ser la protagonista de esta situación, expuesta a peligros que no soy capaz de identificar de manera visual, me provoca un sentimiento de vulnerabilidad, de desesperación y de bloqueo. No sé cómo actuar, tengo miedo de hacer algo y que ellos me asesinen.

Son entes más poderosos que yo, en otra categoría, en otro nivel y con diferentes habilidades sobrenaturales.

Las uñas de Shaperi se pasean por mi rostro. A diferencia de las de mi esposa, las cuales me producen una sensación de serenidad y calidez, estas no hacen más que provocarme escalofríos o temblores conforme hacen contacto con mi piel. El filo que poseen lo percibo en cada parte de mí, incluso cuando no fue clavado en mi cuerpo, lo siento en mis pulmones, en mi corazón, en mis brazos, en todo lugar que pertenezca a mi persona.

Vinavina me dedica una mirada preocupada, dispuesta a actuar, mas yo levanto mi mano en señal de que se quede en su lugar. No es momento de que ella intervenga, podría ocasionar que los Dioses se molesten por la interrupción.

—Regresemos al punto de partida, señorita Vertiev —habla Zhasira, con cierta altanería—. ¿Qué necesita?¿Por qué solicitó nuestras presencias?

Su mano se apoya en mi hombro para evitar que yo me mueva lejos de su presencia. Trago saliva sin reaccionar ni hablar, cualquier mínimo acto podría tomarlo como una amenaza y, en consecuencia, no hablarnos.

—Mi esposa y emperatriz de Abdrion por derecho de nacimiento, Luciale Meire, ha sido maldecida desde mucho antes de su nacimiento —hablo fuerte y claro—. Ustedes fueron contactados para proseguir con dicha maldición, Mon Arino fue quien los invocó. Yo les he traído su alma y la de su hija, Shinkira Arino, para que me regresen el alma libre de mi esposa.

—Por muchos años se creyó que la mujer prometida por Skara era Dríhseida Arino, pero siempre fuiste tú, Electra —susurra Shaperi en mi oído, reprimo un grito por el susto—. Todas las mujeres protagonistas de alguna profecía de Skara han tenido un trágico destino, ¿No has pensado en la posibilidad de que tú también lo tengas?

—El mundo que ustedes han conocido, hoy está en peligro. Herafel, ex Ditnov, domina el alma de mi esposa y es un emperador usurpador del trono de Khiat. Lo único que les solicito, mis alabados y adorados, es su ayuda en esta guerra y su fuerza para romper el lazo que une a mi esposa con ese desgraciado.

Un silencio se forma en el templo, Vinavina me observa expectante. Suspiro profundo a la espera de la respuesta de estas tres personas, que no puedo ver y ellos a mí sí, que han cometido muchos delitos y por ellos han sido olvidados de la historia.

—¿Nos has traído sus almas como ofrenda? —asiento ante la pregunta de Kerathon. Él respira sobre mi rostro, cierro mis ojos por la impresión—. ¿Sabes que se requiere un sacrificio más grande para un acto tan bondadoso como este? Nosotros no nos conformamos con poco, Electra Vertiev. Buscamos más. Siempre. Tu amiga pelirroja te lo habrá mencionado, me imagino.

Vuelvo a asentir, en estos instantes, no soy capaz de hablar ni de pensar una oración coherente. Es como si alguien hubiese bloqueado mis cuerdas vocales o nublado mi mente.

—¿Aceptas el sacrificio más grande?

—¿Y cuál sería ese sacrificio? —pregunto a cambio, oigo su resoplido antes de que se aleje de mí.

Zhasira suelta una risita burlona, no logro identificar a Shaperi: parece que se ha marchado. Por lo que entiendo, ella es la más inofensiva y es la que menos delitos ha cometido por gusto propio. La pareja que la acompaña en este ritual no ha hecho lo mismo, fueron los peores emperadores que Abdrion pudo tener.

Con ellos, el imperio cayó tan profundo que, para Dríhseida, fue difícil el proceso de elevarlo a la cima. Fueron años de trabajo, de cambios radicales y de reestructuración del "sistema de castas".

—¿Qué crees que puede ser, Electra? No es nada que otra persona posea.

No. No. No.

Me niego a aceptar esto.

Yo jamás les entregaría algo tan preciado como lo que vive dentro de mí. Siempre hay otra solución, siempre hay otra opción a todo, ellos aceptarán el espíritu de alguien más.

—No lo aceptaré —dictamino seria—. Debe haber otra opción, ustedes...

—Es la única manera, Electra —se mofa él—. El alma de tu esposa, una de las personas poderosas de esta dimensión, a cambio de algo mucho más poderoso que ella. Luciale Meire no es la más fuerte ni la más sabia, pero precede a la persona con el alma más inmensa de esta dimensión.

—¿La quieres salvar? Tú paralizaste su corazón —sisea Zhasira, camina en círculos alrededor de mí como si yo fuese una presa a la que intimidar—. Tú eres la culpable de que ella esté muerta a los ojos de los demás. Fuiste su esposa y la mujer a la que le confió su imperio, pero la sociedad no creerá eso. Mon y Shinkira lo saben, Electra.

—Rowan... —Vinavina entiende mi silencio, niega con la cabeza repetidas veces—. No lo hagas. Buscaremos algo más. No son los únicos que pueden ayudarnos. Rowan, hablo en serio.

—Tú decides —Kerathon se sienta sobre el altar, por fin se ha dejado ver. Sus colmillos destacan entre los típicos rasgos de los Arino—. El tiempo vuela, Electra.

Su comentario me paraliza, dirijo mi mirada hacia las ventanas del templo. Las nubes corren con rapidez, el sol se esconde de nuevo, la luna sale a su encuentro en cuestión de minutos. Acaba de transcurrir un día en menos de diez minutos, y todo por mis poderes.

Suspiro profundo, este tipo de aceleración del tiempo puede provocar efectos graves en la población o en los eventos previstos para hoy. Cada vez que se modifica el curso del planeta Lilium, un gran acontecimiento desastroso lo precede; eso sucedía con los antiguos legendarios y ninfas del sol hace siglos, por ello es que los consideraban peligrosos para el resto de la sociedad.

Mi inestabilidad interna está estrechamente ligada al transcurso del tiempo y a lo que depara el futuro.

—Tus deseos serán cumplidos,Electra Vertiev.

Antes de que pueda replicar, los cuerpos de Mon y Shinkira Arino aparecen colgados del techo del templo. Sus pies, manos y antebrazos fueron mutilados, sus rostros han sido quemados por los poderes de Zhasira; en sus cuellos se avista una gran X junto a unas iniciales: Z.K.S.

Una fuerza inexplicable me avienta contra el suelo, pareciera que miles de alfileres se clavan en todo mi cuerpo y en mi cabeza, un escozor me quema por dentro, arde como si yo estuviera incendiada. La acidez revuelve mi estómago, unas afiladas uñas intentan rasgar la piel de mi pecho y de mi cuello. La entrada de oxígeno a mis pulmones es bloqueda y la sensación de asfixia se adueña de mi cuerpo.

Trato de apartar a quien sea que me ataque, mas mi magia es débil en estos instantes. Este ente, o demonio, me sostiene de mi cabello y golpea mi cabeza contra el suelo repetidas veces.

Cada golpe me aturde más y más. Mi visión se torna borrosa, no soy capaz de enfocar algo de lo que sucede a mi alrededor, pero sí puedo oír a Vinavina luchar contra alguien imaginario. Otra voz femenina grita mi nombre.

Grita mi apodo «Tree».

Grita un «Mon étoile».

La fuerza que me aprisionaba contra el pecho se ha esfumado, mis respiraciones son entrecortadas, casi inexistentes. Apenas logro tomar bocanadas de aire, la desconexión de mi entorno es inmensa, ya no me pertenezco a mí. Solo soy una espectadora de lo que ocurre.

Percibo un líquido brotar de mis sienes, a juzgar por su tono rojizo, afirmaría que es sangre. Mi sangre. Escapó de mi ser por los golpes de quién sea que me haya atacado, dudo que hayan sido los Dioses Antiguos y Olvidados de Lilium a los que invoqué.

Un perfume floral que reconozco a la perfección, se cuela por mis fosas nasales. Toso un poco mientras soy sostenida por unos suaves brazos que en otros instantes me consolaron, apoyaron, abrazaron y protegieron. Cierro mis ojos con fuerza ante el ardor que invade la boca de mi estómago y parte de mis pulmones.

—Shhh, estoy aquí, mi amada Tree —susurra sobre mi rostro, su cálido aliento mentolado me provoca lágrimas en los ojos. Suspiro profundo—. Estoy aquí, mi querida estrella, y mientras yo viva, nadie te hará ningún daño.

Sus largas uñas acarician mis mejillas con delicadeza, el roce tenue y amoroso tranquiliza a mi corazón acelerado. Mi respiración se pausa, la lentitud se apodera de ella, y dentro de mí, comienza a habitar una sensación de calidez similar a la de sentirse en un hogar.

Besa mi frente repetidas veces, pareciera que desea formar un corazón con sus besos en el centro de mi frente. Sonrío leve ante dicho acto amoroso, me dejo caer en sus brazos, decido descansar en ellos con la seguridad de que jamás me dañaría.

—¿Es un sueño? —murmuro tan bajo que casi es imposible oírme.

Incluso cuando mantengo mis ojos cerrados, sé que acaba de negar con la cabeza y sonreír por mi pregunta. Amo tanto su sonrisa, encantadora, seductora, coqueta y amable; todos le temen por su grisácea mirada letal —que no resulta una metáfora, es una realidad—, pero yo amo demasiado sus iris grisáceas que reflejan fortaleza, resiliencia y una firmeza admirables. Ella nunca podría generarme un sentimiento de miedo en su presencia.

Con mis manos busco su cabello, añoro su textura sedosa y brillante, las finas hebras de su cabello rubio siendo peinadas por mis dedos. Ansío volver a besar sus mejillas y la punta de su nariz, compartir más tiempo con ella, con nuestros hijos gatunos.

¿Acaso me voy a morir?

¿Por qué siento todo esto?

—Estoy aquí, ma impi dit selsh —su voz suena un poco ronca por el acento aridiense similar al francés de la Tierra—. Estoy aquí, en cuerpo y alma, mi amor eterno.

—Te amo —susurro, ella intenta hablar, pero yo coloco mi dedo índice en sus labios. Abro mis ojos por fin, soy testigo de su mirada grisácea tan rota como la primera vez que nos conocimos, pero tan brillante como en el día de nuestra boda—. Te amo tanto, Lu. Lamento todo, lamento haber tenido que...

Un líquido viaja por mi garganta hasta llegar a mi cavidad bucal, toso un poco por la sensación de ahogo que me invade. No logro detener el momento en que mi boca expulsa ese líquido que me quema por dentro.

Lu palmea mi espalda con delicadeza y sostiene mi cabello para que sea manchado por la sangre oscura que escupo. Mi respiración agitada se entremezcla con los pequeños jadeos adoloridos que suelto sin percatarme de ello, solo me paralizo con horror al captar que se trata de la sangre de mi esposa.

La sangre de mi esposa.

¿Cómo...?

—¿Qué hicieron? —le recrimina a Vinavina, quien levanta las manos en señal de inocencia en todo esto—. ¿Saben la envidia que corre por las venas de Shaperi desde que supo que alguien más ocuparía su lugar en la Nueva Corte de Dioses?

—Era la manera más factible de devolverte a la vida —toso un poco, pequeñas gotas de sangre rojiza escapan de mis labios. Ahora se trata de mi sangre, no de la de ella—. No podíamos esperar más tiempo, Lu...

—El ritual de invocación es un evento demasiado peligroso para alguien de tu especie, Tree —acomoda mi cabello en una coleta baja gracias a su magia. Besa mi frente con suavidad—. Pudiste haber muerto, mi estrella. Yo jamás me perdonaría por permitir algo como ello.

—Estoy viva —aseguro con una sonrisa dulce antes de volver a toser, el ardor en mi garganta es insoportable—. Estoy viva, Lu. Lo estoy...

—Debes descansar, mi corazón —susurra sobre mí antes de acariciar mi mejilla derecha—. Vamos, iremos al Palacio.

—Alimsa Wellezpve lidera el ejército que irrumpirá en el Palacio de Khiat, pronto recibiremos un mensaje de ella para entrar al Palacio —le recuerdo, ella asiente sin decir nada al respecto—. No puedo dejarla sola, Lu. Es nuestra oportunidad de ejecutar a Herafel. ¿No es eso lo que deseábamos?

—Alimsa tardará varias horas en llegar a Khiat, Herafel ha puesto guardias en el pasadizo que ella cruzará. Le tomará su tiempo acabar con ellos y mientras eso suceda, aprovecharás esas horas para descansar —me explica, me sostiene de la cintura con delicadeza para cargarme en sus brazos—. No sé quién de ellos quiso entrar en tu alma.

—¿Cómo? —se horroriza Vinavina—. Nos hemos protegido, Luciale.

La incredulidad ingresa a mi cuerpo junto con una sensación de temor que hace tiempo no percibía en mis entrañas. Me siento observada, juzgada y amenazada por una presencia que no logro identificar, tampoco ver, pero que sé que se encuentra presente entre las sombras.

—Ninguna protección es suficiente contra un Dios Antiguo y Olvidado, Mon Arino conoció ese término a la perfección cuando fue atormentada por Zhasira y Kerathon —detalla, el ruido de sus tacones sobre el suelo me tranquiliza en cierto modo. La calidez que emana de su cuerpo me lleva a ser rodeada por un sentimiento de seguridad y protección—. Si mis padres hubieran sido conscientes de esto, ellos jamás les hubiesen permitido salir del Palacio. Quizá las hubiesen ayudado a evitar algo mortal.

—Ellos no nos hubiesen dejado ir —murmuro, recuerdo lo que he visto en mis visiones. La figura de Dríhseida firme y seria al momento de expresar su desacuerdo en esta terrible idea, Vorkiov la acompañaba en dicha opinión—. Yo no quise que ellos supieran, casi nadie lo sabía. Solo...

—Chrystel —completa por mí, acomodo mi cabeza en su hombro para una mayor comodidad—. Sé que ella no está de acuerdo con este ritual, pero accedió a ser la persona de confianza que las protegería si lo necesitaban. Aparecí antes que ella.

—¿Por qué? No comprendo cómo llegaste hasta aquí —suelto con notable confusión.

—Yo te seguí como un espíritu todo el tiempo. Nunca pudiste verme porque no lo quise, pero yo me aseguré de que nada sucediera en el ritual —admite, con una sonrisa—. Por desgracia, no pude prever que ellos intentarían dañarte. Creí, por un efímero instante, que respetarían tu postura sobre no entregar tu alma a sus deidades olvidadas. No fue así. No tengo idea quién de ellos habrá sido, pero quisieron doblegarte en tu espacio mental ni bien terminó el ritual y yo desperté. Sin la influencia de Herafel, con tus iniciales en mi cuello tatuadas en tinta blanca y tú ahora llevas las mías cerca de tus clavículas.

—Ellos pudieron...matarte, Lu —susurro, me aferro a su cuello y paso mis dedos por el lugar donde yacen mis iniciales: E.A.V.K—. Yo estaba dispuesta a morir por ti si era necesario.

—Y yo estoy dispuesta a matar por ti si es necesario —asegura de manera autoritaria, sin perder ese toque dulce que la describe cada vez que habla conmigo—. No me iba a importar comenzar una guerra entre las Deidades de la Nueva Corte y las Deidades Olvidadas. Ellos no debieron atacarte, sin embargo, reconocieron su error y se marcharon.

—Soy una persona difícil de doblegar —bromeo un poco para aligerar la tensión del ambiente.

—Muy difícil —concluye Vinavina en el mismo tono, me alivia que haya roto su silencio. Supuse que la culpa la carcomía por apoyarme en esto—. Yo iba a intervenir si esto se salía de control, Luciale.

—Lo sé —asiente—. Intervine yo, solo por el hecho de estar cerca.

...

Luciale.

Su dolor me llamó, me atormentó esos minutos en los que alguna de esas deidades deseó corromper su alma para un fin mucho más grande de lo que podríamos pensar.

La quemazón que la invadía, recorrió toda mi alma en cuestión de segundos y fue el doble de fuerte que lo que ella percibía en su interior. Casi no pude actuar, mi mente se nublaba por las sensaciones que se adueñaron de mi ser.

Anhelé tanto suplicarle que no invocara a esos Dioses Antiguos y Olvidados de Lilium. Ellos me persiguieron en los últimos días gracias a la influencia de Herafel, él deseaba que yo me reconociese como una mujer miserable que solo ocupaba el lugar de alguien en este mundo. Él ansiaba que yo me viese como una persona que reemplazó a otra, como alguien que vivía para suplir un vacío en esta sociedad.

Jamás logró quebrantarme en ese ámbito de mi vida. Sé quién soy, sé mi valor y mi lugar en esta sociedad. Nadie vendrá a hacerme creer lo contrario.

Ni bien pude recuperar el control sobre mi cuerpo humano, me enfrenté al ente de uno de ellos. Mis sospechas me llevan a creer que se trataba de Shaperi, la Antigua Diosa de la oscuridad y la crueldad. Ella fue reconocida en su tiempo por sentirse atraída a las almas nobles, al punto de asesinarlas y ordenar sus ejecuciones o torturas; todo dependía de su estado de ánimo.

Nunca pudo aceptar que existían seres más poderosos y más amados que su figura tan infame en la Corte de Dioses. Skara, al momento de enterarse de sus crímenes, la destituyó de sus títulos para, en la posterioridad, ejecutarla sin otorgarle la posibilidad de reencarnar.

—Estás aquí —se emociona Chrystel al verme por el comedor. Dejo la copa de vino sobre la mesa para poder corresponder a su abrazo, uno tan fuerte que me presiona demasiado mis costillas—. ¿Cómo?¿Dónde está Rowan?

—Tree está bien, preferí dejarla descansar después del estrés al que se vio sometida estos días —besa mis mejillas con una amplia sonrisa emocionada, yo rodeo su torso para abrazarla. La extrañé tanto como a mi esposa—. Mañana es su cumpleaños, Chrystel... Desearía tanto que ella viviera su cumpleaños como se debe, con una gran fiesta entre nosotros y que descanse todo lo que no ha podido dormir en días. Un día especial que recordará para siempre, eso quisiera para ella.

—¿Qué pasó? Estás... diferente. Distante y apagada, Luciale —entrecierra sus ojos con preocupación, el recelo se cuela por todo su lenguaje corporal—. Algo me ocultas.

—Sé que ella sería capaz de poner en riesgo su vida por la mía, y eso es algo que jamás me perdonaría —suspiro profundo al separarme de su abrazo—. Herafel intentó asfixiarla, Shaperi casi se apoderó de su alma, ¿Qué es lo que sigue? Yo solo deseo felicidad para mi esposa, Chrystel.

—Ella sabe lo que hace —apoya sus manos en mis hombros para calmarme—. Podrás creer que es muy joven, pero a sus casi veinte años, cuenta con una sabiduría y una racionalidad admirables. Si ella decidió invocarlos, fue porque lo consideró factible y conocía a la perfección las consecuencias. Luciale, no temas por ella, es muy poderosa. Sabe cuidarse, créeme.

¿Cómo le explico que esta opresión en mi pecho no huye de mi alma? Continúa allí, como un veneno latente que instala la culpa en mi sistema para que yo crea que soy la culpable de sus últimas desgracias. No pude actuar cuando Herafel la asfixió y casi la asesinó, no fui capaz de reaccionar a tiempo cuando Shaperi —o quien haya sido— la atacó casi de manera mortal.

Prometí cuidarla, protegerla y brindarle paz en su vida. Prometí que viviríamos una vida llena de felicidad, de amor, que seríamos una familia en serenidad. Quiero cumplir mis promesas.

—Confía en ella, Luciale.

—Uno de ellos quiso robarle su alma, Chrystel. ¿Sabes lo riesgoso que es si eso ocurre? Todos estaríamos muertos y el alma de mi esposa no la podría recuperar. Destruirían cualquier rastro de ella en la historia, tomarían sus poderes como suyos. No puedo permitir que eso ocurra —hablo horrorizada, respiro profundo de nuevo para no llorar. Presiento las lágrimas arremolinarse en mis ojos—. Confío en ella, pero debemos acabar con los culpables de este asunto cuánto antes. Le daré el derecho de matar a Herafel, pero yo asesinaré a los entes de ellos.

—Luciale...

—Es una decisión mortal, asumo los riesgos —afirmo segura de mis palabras—. No me importará matar por mi esposa si eso impide que alguien del otro lado entre a esta dimensión.

...

¡Buenassss!

¿Cómo se encuentran esta semana?

¿Qué opinan de este regreso icónico? Nomás imagínense a Luciale peleando con el ente de uno de esos hdps, ahí con magia y todo. ✨Iconic✨

¿Quién creen que atacó a Rowan?

¿Rowan y Vinavina cometieron un error al invocarlos?

¿Saldrán bien los planes para ingresar al Palacio de Khiat?

Rowan moriría por Luciale y Luciale mataría por ella 😭♥️

Amamos a esta pareja enamorada, que vivan las esposaaaas y sus futuros hijitos

Próximamente les estaré subiendo en mi Instagram un adelanto de lo que será Lúgubre Alma (la segunda parte de Siniestra Nebulosa). ¡No se lo pierdan!

Los amoooo <3

Nos vemos el próximo jueves con el ataque hacia Herafel

Besos y abrazos 🫂✨


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