Capítulo 49. "Preparativos"

Buenas, buenassss. Discúlpenme la hora de actualización, pero quería traerles el capítulo el jueves, como les prometí.
Es un capítulo corto, pero muy importante por la info que hay. Lean y presten atención a cada detalle, incluso el que les pueda parecer más irrelevante.

Este capítulo vuelve a narrar Luciale *gritos de emoción*
Disfruten su parte del cap. Va a hacer cositas que nos gustan a todos (como herir al cucaracho, por ejemplo)

Me disculpan si hay faltas ortográficas, revisé el cap, pero siempre se me escapa algo :(

Los amooo. Gracias por su apoyo 😭✨

Luciale.

Morir.

Una palabra de cinco letras, pero que conlleva un gran valor. Un significado inmenso e indescriptible, nadie es capaz de aceptar que ya no pertenece al plano terrenal y que quizá su tiempo de reencarnación ha concluido. Incluso yo misma soy incapaz de reconocer que ya no respiro dentro de esa dimensión donde se encuentran mi familia y mi esposa, soy incapaz de reconocer que mi silueta humana ya no me pertenece.

Al menos por ahora. Al menos por el momento en que dure todo esto.

Ser espectadora de una situación donde el amor de mi vida y de mi eternidad debió ser responsable de mi muerte para evitarnos un sufrimiento pero a todos, es horrible. Me paralicé por completo al oír a mi madre hablar con Tree sobre ese tema.

Ella era la única que se atrevería a ponerle fin a mis latidos en el mundo terrenal. Más allá de que nadie más posee un poder tan inmenso como mi esposa, ninguno de ellos —de aquellos que me aprecian o me aman— llevaba dentro de sí mismos el valor de colocar un punto final a mi historia.

Morir es algo así como un punto final en una historia que lees. Aunque creo yo que quizá eso solo aplica a vidas humanas de la Tierra, pues para nosotros, morir significa un punto y coma: estarás en el limbo hasta que alguien decida traerte de regreso a esa dimensión o hasta que reencarnes de nuevo.

Soy consciente de que Herafel habría hecho hasta lo imposible por asesinar a mi alma, ocupar mi cuerpo humano y fingir ser yo para robarse mi corona. Quizá, en el más trágico de los escenarios, él me hubiese asesinado para que nadie pudiera tener acceso a mi espíritu otra vez.

Pero Tree evitó eso. Luego de que ella paralizara mi corazón, es la única persona que posee el derecho y la oportunidad de regresarme a la vida de nuevo. Nadie más que ella, la dueña de mi alma y de mi corazón, la única mujer a la que pertenezco y le perteneceré por la eternidad. Mi amada estrella, mi amado corazón noble.

—Me sorprende tu perseverancia, nadie de los Ditnov mencionaba esa característica sobre ti —murmuro al oír sus pasos, si bien pareciera que estoy en una habitación cerrada donde soy espectadora de todo, él puede entrar y salir cuando desee—. No sé de dónde sacas el valor para tratar de matarme, Herafel. No vas a destruirme a mí y tampoco a mi imperio.

Las marcas que han dejado las raíces que pude utilizar hace unos días, se alzan sobre sus brazos descubiertos por la camisa de manga corta, y por su cuello. Pareciera que se trata de graves quemaduras que pronto necrosarán la piel de no iniciar algún tratamiento medicinal.

Es el poder de mi esposa, de la mujer de sonrisa tierna y ojos expresivos, de aquella que me enamoró con su sensibilidad, su amabilidad y su amor por los gatos. Tree es la única persona en este imperio cuyos poderes podrían quemar vivo a alguien con habilidades sobrenaturales que provienen de la oscuridad, como yo, como los Arino y los Meire, o como Herafel en este último tiempo.

Aún no logro comprender cómo es que tuve acceso a parte de sus habilidades como ninfa del sol. Es tan extraño, un caso sumamente raro, pero imagino que debe ser el efecto de fusionar nuestras almas: comenzamos el proceso de unión el día de nuestra boda, para borrar cualquier rastro de Herafel en mi espíritu. Si él no está enlazado de ninguna manera hacia mí, la posesión sobre mis habilidades desaparece y vuelve a ese rango de ciudadano débil que siempre ha sido.

—La perseverancia te lleva por el camino donde se cumplen tus deseos y metas —aparece frente a mí y, sin que yo lo espere, rodea mi cuello con su mano derecha para asfixiarme—. ¿Nunca pensaste en esa posibilidad?

La incredulidad me invade por completo en cuánto reconozco la túnica que porta: una túnica larga en demasía, de un tono azabache, con las costuras de hilos dorados y el símbolo de la bandera de Khiat tanto en el pecho, como es muy seguro que en su espalda. Solo los emperadores y emperatrices de Khiat pueden utilizar esta reliquia de la dinastía Polvest. Cualquiera que ose vestir algo tan preciado como esta pieza, desafía las leyes de dicho imperio y podría ser considerado un alto traidor al imperio de la destrucción.

Una corona dorada, de piedras naranjas y marrones, similar a la que he visto en otras ocasiones con Nymra, se alza sobre su cabeza.

Lo ha conseguido.

Logró romper la estabilidad de Nymra para usurpar su trono, lo más probable que haya inventado miles de decretos, argumentos y conversaciones falsas dónde ella le cedió su derecho al trono ante alguna incapacidad.

Él habrá roto a Nymra por dentro, tanto que quizás se apoderó de algunas de sus habilidades sobrenaturales como ninfa del sol. No sé qué es lo que habrá hecho con ella en específico, pero no lo hará conmigo ni con nadie más.

—No, jamás lo pensé —siseo, mis uñas se alargan bastante, quizá llegan a medir medio metro. Mi dedo índice atraviesa su garganta con una sencillez impresionante, él jadea con horror ante el acto—. La perseverancia puede nublar a las mentes débiles, Herafel. Y a veces, aquellos deseos cumplidos que uno ve, son solo un espejismo. Eso cualquiera lo sabe, querido.

Retiro mi uña con lentitud, su rostro se contrae por el dolor del filo en su carne y, tras haber retirado por completo mi arma letal, él cae al suelo. Su respiración se dificulta, su cavidad bucal se llena de sangre y alrededor suyo se forma un gran charco con su líquido vital.

Sonrío satisfecha.

—Nos veremos pronto, Herafel. La única diferencia será que aquí no nos veremos, porque ya no tienes permiso para entrar en mi espacio mental.

...

Rowan.

«Su amigo más cercano», esa frase ronda en mi cabeza ni bien somos espectadores de la ceremonia de coronación de Herafel como el nuevo emperador de Khiat. Él, al igual que su prima Einer Ditnova, posee el don de la palabra y la manipulación; su labia es casi una verdad, él en verdad logra cómo embaucar a los demás o cómo manipularlos para llegar a sus objetivos.

Él no es amigo de nadie, ni es familiar de nadie. Solo es una persona que, en algún momento, perteneció a la importante familia imperial Ditnov. Solo eso.

—Sabemos que hay otras sociedades que nos consideran una amenaza por nuestras creencias, costumbres y tecnología —continúa su discurso, con la vista hincada en la multitud que lo observa—. No toleraremos ni un segundo más que intenten destruir nuestro imperio para quedarse con nuestras tierras, así como hicieron con el quinto antiguo imperio.

Mis ojos se detienen en una cicatriz vertical, con un aspecto violáceo y rojizo, que se encuentra en el centro de su cuello. Pareciera que yo lo hubiese herido, mas no he tenido contacto alguno con él.

Luciale.

La culpable de esa cicatriz fue mi esposa. La zona del cuello es uno de los lugares de los cuerpos de los Ditnov, pertenecientes a la especie de los Draskharas, más frágiles que ellos pueden poseer. Son su punto débil, un ataque en esa zona es capaz de asesinarlos si se utiliza la suficiente magia como para hacerlo.

La única persona en conocer esa información y poseer el valor de jugar con ella, es Luciale Meire, Sheneira para los seres de la oscuridad, primera de su nombre y actual emperatriz de Abdrion por derecho de nacimiento. Solo ella supo de esa debilidad de los Ditnov y ahora la utiliza a su favor, sin importarle las consecuencias que puedan existir.

Y un ataque cómo ese solo puede significar una cosa:

Luciale logró liberarse de una parte de la influencia de Herafel sobre ella. Ahora es el momento perfecto para romper por completo el lazo que los une y liberarla de la maldición que la condena por la eternidad.

—Creo que... —murmuro con dificultad.

—¿Crees que mató a Nymra? Sí, yo también lo creo —habla Vinavina, con cierto recelo por las declaraciones de Herafel—. La pregunta sería cómo y cuándo... El porqué ya lo sabemos.

—Él siempre ambicionó con ser un emperador.

—Exacto, Rowan. Y no dudó en tomar cualquier oportunidad que se le presentara —suspira, más seria de lo normal—. Hay que hacer el ritual cuánto antes.

Inspiro profundo para tranquilizar los latidos acelerados de mi corazón. Me tiemblan las manos y las piernas, mi rostro se contrae por el enojo que invade mi cuerpo, y por la impotencia que siento por dentro.

No pude salvar a mi esposa, al amor de mi vida, y tuve que paralizar su corazón para que no sufriera más. Si Herafel se apoderaba de su cuerpo otra vez, nuestros destinos serían mucho peores que ahora.

Tampoco pude salvar a Nymra. Me aseguré de que no la vieran como una asesina, sino que como una víctima más de Herafel. Ella solo es una muchacha de dieciocho años que cayó ante la manipulación de un hombre de casi treinta años, por más que Nymra sea considerada una adulta para su imperio, solo es una joven sin mucha estabilidad luego de tantas pérdidas en su vida.

—¿Qué hizo con mi...? —la voz de Alimsa resuena a nuestras espaldas, en la entrada del comedor. Se quiebra sin poder terminar su pregunta al escuchar a Herafel decir «La emperatriz Nymra Polvest no regresará a la gobernación hasta nuevo aviso»

—Alimsa —me acerco a ella antes de que decida romper el holograma de Herafel con magia—. Nymra está viva.

—¿Y cómo sabes eso?¿La viste hoy? —pregunta entre largas respiraciones para tranquilizarse.

Alimsa Wellezpve se quebró por última vez el día en que su hermana menor, la emperatriz Zarahíe de Khiat y madre de Nymra, murió tras ser ejecutada por su pueblo. Siempre se culpó de lo sucedido, pues su hermana menor jamás había tenido la oportunidad de elegir con quién casarse, y de haberla tenido, no hubiese seleccionado a Nathior Polvest como esposo; todos sabían cómo era él y cuál era su carácter al momento de perder el control.

Ella siempre creyó que, parte de la culpa de la muerte de Zarahíe, le pertenecía. Por no hacer nada. Por miedo a que su familia no la aceptara más. Por temor a que la sociedad se sublevara de peor manera. Pudo haber evitado ese matrimonio entre Zarahíe y Nathior, habiendo evitado así la muerte de Zar, pero no lo hizo.

Todos estos años, la culpa la persiguió. Cada día que observaba a su sobrina Nymra, veía a Zarahíe en ella y el sentimiento de impotencia la invadía.

Ser testigo de cómo esta mujer que perdió a su hermana, que cuidó a su sobrina con su vida y la defendió en todo momento, y que gobernó un imperio como Khiat que jamás le perteneció, es doloroso. Es una imagen indescriptible, llena de intensas emociones.

—No, hoy la vi. Pero la vi hace muy poco, no está muerta. Solo... —me callo al notar el rumbo de la conversación—. Iremos por ella, ¿De acuerdo? Pero necesito que ya mismo armes un mapa con los lugares desde lo cuáles se puede ingresar a la capital de Khiat, o en su defecto al Palacio, sin que seamos vistos. Como habíamos acordado, Alimsa.

Ella asiente sin más, se pasa las manos por el rostro y toma una última respiración larga antes de dirigirse a la mesa para escribir un mapa con magia.

—Laissa —la aludida me dirige la mirada—. Avísale a Paularah que debe preparar nuestras tropas ahora mismo. No tenemos tiempo que perder.

—De acuerdo, Rowan —se retira del comedor sin decir nada más.

—Nos encontramos en busca y captura de Krissalida Trayshon y Jessera Dissett, ciudadanas de Abdrion y el Reino Celestial respectivamente —la voz de Herafel irrumpe en el silencio incómodo que se había formado entre nosotros—. Cualquier acto que se considere un atentado hacia los emperadores de Khiat, amerita una sanción. O una ejecución.

Frunzo el ceño al escuchar sus palabras, comparto una mirada confundida con Vinavina y Chrystel. Todos aquí pensábamos que él había sido quien se las llevó, nunca encontramos algún rastro de lo que sucedió.

Y si no fue él, ¿Entonces quién?

—Alimsa, ¿Ustedes no habían apresado a Krissalida Trayshon y Jessera Dissett? —inquiero con un mal presentimiento.

—No —niega con la cabeza mientras sus dedos esbozan líneas sobre la mesa con polvo dorado—. Nunca logramos encontrarlas, eso fue algo que golpeó a Nymra de sobremanera, majestad. Ella creía que ustedes las habían ejecutado cuánto antes para evitar conflictos entre imperios.

Muerdo mi mejilla por dentro para no hablar de más. No la distraigo de lo que hace, mi mente se queda pausada en el «Nunca logramos encontrarlas». Mi mujer y yo creímos que Nymra había dado con ellas, que Herafel se encargaba de ese asunto y al parecer no fue así.

Existen dos posibles escenarios en este momento:

Kairashana Lairovst, emperatriz de Zildwi, se las llevó para evitar una ejecución pública y para tratar de conservar la paz entre todo este planeta.

Los mellizos Ditnov se las han llevado para utilizarlas en nuestra contra. Hay algo en sus auras, en sus energías y en la manera en como me analizan a cada instante, me lleva a desconfiar de ellos. No son personas leales a nosotras, es más que evidente.

Einer y Einar Ditnov solo son fieles a sus ideales, a nadie más.

—Majestad, está es la ruta para ingresar a la capital sin ser descubiertos —indica sobre la mesa, me acerco a Alimsa para apreciar más de cerca el gran mapa que ocupa toda la mesa rectangular—. Partimos de alguno de los Condados cercanos a la frontera con Khiat, como Kriast, Wayzet y el otro Condado cuyo nombre no recuerdo, pero usted sabrá a qué me refiero. En dichos Condados, al llegar a la frontera de Khiat, hay túneles por debajo de nuestras barreras protectoras de picas. Fueron construidos por Nathior Polvest tras su sueño de conquistar Abdrion. La idea es, usted elige uno de esos Condados y yo guiaré a las tropas por dichos túneles antes de que se activen las barreras protectoras. Llegaríamos a la capital en un día, no podríamos utilizar magia, dado que esto alertará al Palacio por los radares ubicados dentro de los pasadizos.

—Iremos por Kriast —decido después de unos minutos de silencio. Chrystel me dedica una mirada preocupada por mi decisión, ese Condado podría ser un peligro si se rebela contra la corona de Abdrion—. En cuánto la Ashtare de Abdrion se presente, Laissa te guiará hacia ella y ambas planearán la entrada a Khiat. Yo llegaré cuando estén en el Palacio, como hemos acordado con anterioridad.

—De acuerdo, majestad —asiente.

Me detengo a observar el mapa hecho con polvo dorado. Las líneas trazadas corresponden a lo que se conoce como América del Sur en la Tierra. Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela son tierras de Abdrion y corresponden a: Leerralde, Kriast, Wayzet y Drestik respectivamente.

Brasil, Chile, Argentina, Bolivia, Uruguay y Paraguay, son tierras de Khiat. La capital se encuentra en Brasil, precisamente en el estado de São Paulo. Cruzar todo ese camino hasta la capital es complejo, pero no imposible.

Lo lograrán. No son humanos, son seres sobrenaturales con una resistencia física mayor a la de cualquier persona de la Tierra.

—Necesito que lleguen lo antes posible a la capital, Alimsa —apoyo mi mano sobre su hombro en señal de confianza—. De esto depende la vida de tu sobrina.

...

Cierro mi gabardina con los botones dorados y suspiro. En realidad esta prenda ni siquiera es mía, es de mi Lu, pero usar algunas de sus cosas me recuerda que no estoy sola y que podré traerla otra vez a la vida.

No me importará el precio a pagar. Mi diosa de la oscuridad merece vivir en paz, disfrutar de sus años por aquellos que le fueron arrebatados, sentir la armonía y la tranquilidad recorrer su cuerpo, y disfrutar de dormir a mi lado. O al lado de Perséfone, Klay y Kelly si no estoy.

Peino mi cabello con mis dedos para alisarlo un poco. El clima en Abdrion ha estado lluvioso y mi cabello absorbió demasiada humedad, parece una esponja. Este tipo de clima no se avistaba desde la Guerra de Arino, la última Guerra que libró este imperio.

El cielo llora por la ausencia de nuestra emperatriz y de mi amor, Lu es aquella presencia que ilumina cada lugar al que acude. No importa si ella se encuentra triste, enojada, seria o indiferente ante alguna situación, su sola presencia provoca que cada lugar brille, y que las personas a su alrededor también lo hagan.

Muchos la verán como una mujer de temer y una persona peligrosa, mas para mí es una mujer de bellas sonrisas y preciosos detalles románticos. Amo que sea tan detallista y amo su pasión por defender sus ideales, por ser gruñona, irónica, seria, indiferente, por controlar tan bien sus emociones ante situaciones donde se sufren altos niveles de estrés; la amo por como ella es, incluso cuando bebe vino y yo odio ese tipo de bebidas, incluso cuando ni ella misma se soporta, o cuando admira obras de arte y las analiza con sus conocimientos. Amaría verla patinar, es una de sus más grandes pasiones y no he tenido la oportunidad de apreciar su arte.

Pero podré hacerlo cuando regrese. Yo sé que sí.

—Es triste que... crean que estoy muerta —habla una voz cálida a mis espaldas, mis ojos buscan su silueta en el espejo frente a mí y la encuentro—. Yo jamás me dejaría asesinar tan fácil.

—Yo sé que no estás muerta —le sonrío un poco. Su cabello castaño parece enredado, sus ojos avellanas poseen ojeras violáceas debajo de sus ojos y ya no tienen ese brillo de seguridad en ellos—. Yo sé que estás viva, Nymra. Y tu tía también lo sabe.

—Sé que crees que has podido convencerla, pero en realidad sigue con la idea de que estoy muerta, Rowan —señala agotada—. Y quizá me hubiese venido mejor morir.

—Nymra...

—Varias de las respuestas que buscas las encontrarás en Pefther Koulliov. Incluidas las respuestas a la pregunta de "¿Por qué dejaron viva a Venni Lairovst y que planean hacer con su hija?". No pospongas más lo insostenible, Rowan. Tarde o temprano, todo caerá y antes debes saber la verdad.

Aparece a mi lado como si se hubiera teletransportado. Diviso una gran marca en su cuello, como si hubiese sido asfixiada por algo o alguien. Ella sonríe con cierta tristeza.

—No sé si lograrás salvarme, pero sé que lo harás con ella. Hazlo antes de que sea tarde. Y visita a Pefther, él sabe más de lo que imaginas y está mucho más involucrado en esta guerra que los hermanos Ditnov.

Sus manos sostienen las mías y colocan un pequeño collar entre ellas. Su silueta se esfuma en el aire antes de que pueda objetar algo al respecto, mi atención viaja al objeto entre mis dedos.

La fina cadena de plata reluce a la luz de los candelabros, un dije con el símbolo de la bandera de Astenont cuelga de la pequeña cadena. Este collar perteneció a Venni Lairovst por su matrimonio con Pefther Koulliov y luego a Eirene Vertiev, mi madre.

—No comprendo porque me ayudaste a huir, si dijiste que no me amabas —habla Venni Lairovst, su cabello blanco se encuentra recogido en un moño elegante—. Te casaste con alguien más, eso dicen, ¿No?

—Te ayudé a huir porque te aprecio como persona, Venni —responde Pefther, una sonrisa amable se esboza en su rostro—. Sé que en Zildwi no eras feliz y creo que todos somos merecedores de felicidad, al menos un día de nuestras vidas.

—Te lo agradezco —ella le sonríe un poco—. Prieshra no iba a descansar hasta ejecutarme sin que nadie lo supiera. Ella solo desea que sus hijos estén en el trono.

—Ese trono no le corresponde, Venni. Tarde o temprano, tú estarás sentada en él y ninguno de tus futuros sobrinos podrá impedirlo.

El recuerdo se esfuma ante mí sin que pueda detenerlo. Suspiro profundo, una sensación extraña se apodera de mi cuerpo, como un vacío persistente en el tiempo que no he sentido desde hace años; como si algo dentro de mí faltara y a la vez supiera que no todo está bien, que esta guerra no fue iniciada solo por Herafel.

Los Ditnov también están involucrados, quizá Kairashana en igual manera. El único que jamás deseó una guerra, a pesar de rechazar cualquier Tratado de Paz, fue Abdrion. Nosotros siempre estuvimos al margen de cualquier conflicto interno en otro imperio, Luciale se encargó de ello por años.

Y en este tiempo, con estas situaciones, todos los secretos de los cuatro imperios comienzan a salir a la luz. Ha terminado el tiempo en el que los líderes sólo respiraban entre la verdad.

—Rowan —me llama Vinavina, volteo a observarla—. ¿Iremos a comenzar el ritual o te arrepentiste?

—No, estoy lista —aliso la gabardina antes de suspirar—. ¿Laissa ha ido por Shinkira y Mon Arino?

—Sí, nos esperan en el templo —me dedica una sonrisa emocionada—. Créeme, ellas servirán como sacrificio a los Dioses Antiguos y Olvidados de Lilium. Ya que Mon Arino ha decidido invocarlos hace más de veintitrés años, es tiempo de terminar con lo que ella misma ha empezado.

...

¡Buenassss!

¿Cómo se encuentran esta semana?
Yo estoy matada por la uni, me mandan cada cosa para leer y casi no tengo tiempo para nada, pero me aparté unas horas para escribirles el capítulo que les prometí.

¿Les gustó el cap a pesar de que es corto?
El próximo va a ser mucho más largo, se los aseguro. Y van a pasar cosas que nos gustan (traducción: vuelve nuestra diosa, emperatriz y la mujer del fandom. Sí, vuelve Luciale con un regreso icónico, así que no se lo pierdan)

¿Qué quiso decir Rowan después de la visión que tuvo sobre el recuerdo de Venni y Pefther? 👁️

¿Creen que el plan de ingresar a Khiat salga bien?

Amamos la escena en la que Luciale casi mata al cucaracho. Lo dejó mal herido para que después Rowan se lo lleve cuando llegue a Khiat
Se viene el unboxing de tripas del cucaracho 🤠🔪
Así que no se lo pueden perder, van a ser variooos capítulos dedicados a su muerte

En otras noticias, decidí que desde SN hasta su segunda parte van a pasar 10 años. Por tanto, Rowan va a tener 30 y Lu 33 (las amamos mucho)

¿Quién más está emocionado por la segunda parte de SN?

¿Creen que las almas de Lu y Rowan por fin se fusionan? 👁️
¿Qué pasaría si Lu regresa y está su alma fusionada con Rowan?¿Seguirá siendo la misma? Ah, preguntas que no nos dejan dormir, pero que veremos más adelante

No saben el dramita que se viene para el próximo cap. Preparen sus palomitas/pochoclos, awita, gaseosa, lo que sea que les guste tomar mientras leen el cap porque va a estar tremendo. Y nos vamos a emocionar con las cosas que van a pasar

Sin más que decirles, esta pobre alma de escritora que sufre en época de cursada se despide hasta el próximo jueves ✨

Los amo mucho. Besitos y abrazos 🫂💕

Nos vemos en la resurrección de Luciale Meire <33

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