↠Capítulo 2. "Aparición"
Rowan.
Camino junto a mis amigas a una cafetería cercana, el bullicio de la ciudad me distrae de la conversación que mantienen entre ellas. Sus cuchicheos me generan curiosidad, pero no me atrevo a oírlas. Eso podría despertar mis ganas de huir de los lugares concurridos.
Guardo mis manos en los bolsillos de mi camisa a cuadros negra sin pensar en algo concreto. Siento mi cabello castaño oscuro mecerse al compás de los pasos que doy, mi caminata es lenta, densa, como si de forma inconsciente yo pusiera resistencia a esta salida que organizamos.
Y pensar que yo fui una de las que planificó todo.
Que gracioso.
—¿Rowan? —pregunta Jenna, mi mejor amiga—. Hace un buen rato que intento que me respondas algo.
Fuerzo una sonrisa serena, lo cierto es que no me gusta escuchar los murmullos de tantas personas al mismo tiempo. Provocan que entre en un trance y me pierda en tiempo y espacio, a veces hasta se me adormecen los músculos.
—Lo siento, me distraje pensando —me disculpo sin más—. ¿Qué me preguntaste, Jen?
—¿Qué quieres comer o tomar? —repite, viéndome con una sonrisa extrañada.
No está acostumbrada a verme en este estado. En sus ojos, yo soy la brillante y alegre Rowan, la que se sienta a escuchar a todos, aconseja, apoya, acompaña, cuida, anima cuando alguien se encuentra mal.
Pero no siempre soy así.
En ocasiones, esto se siente como un espejismo.
—Café sin azúcar y pastel de chocolate con arándanos —respondo suave, luego de meditarlo un par de minutos.
Hace tiempo que no como chocolate, lo dejé porque demasiada azúcar me daña. Cuatro años atrás me diagnosticaron prediabetes en unos análisis de rutina y desde ese momento debo cuidarme con lo que ingiero.
Una preocupación más que fue agregada a la lista.
—¿Otra vez café sin azúcar?¿Segura? —cuestiona, una sonrisa leve surca sus labios. Estoy segura que solo quiere animarme un poco.
—Sí, segura —murmuro de manera cortés y vuelvo a distraerme con mis pensamientos.
Es un hermoso día para quedarme adentro de mi habitación, jugando con mis gatos o viendo vídeos sobre videojuegos. ¿Por qué insisten en que salga? Tengo diecinueve años, ya soy lo bastante adulta como para decidir que hacer con mi vida.
Y eso se resume a nada. Aún no sé que estudiar en la universidad o de que trabajar.
Nada me llena, dentro de mí hay un vacío existencial; como si yo fuera la galaxia, el universo y nada a la vez. La sensación es rara, pero al final me he acostumbrado.
—¿Aún no sabes que estudiarás? —se interesa una de las chicas, siempre olvido su nombre.
—Todavía no, pero me interesan las ingenierías. Tal vez me anote en ingeniería en software o ingeniería informática —miento a medias.
No es una mentira del todo, ya que me interesaría la primera opción, pero probablemente eso no ocurra hasta dentro de un año. Aún necesito arreglar algunos asuntos en mi vida personal.
—Wow, suena interesante —elogia Jenna con su radiante sonrisa—. Tenemos una pequeña ingeniera en nuestro grupo.
Me fuerzo a reír y que suene natural. El resto me sigue. Sólo Jenna sabe cuántas cosas pasé, pero no tiene idea de que hay muchas más de las que le conté.
Ojalá pudiera.
Mis miedos siempre me ganan.
Temo que Jenna critique un suceso sensible para mí, por más que yo esté segura de que no lo hará. Su mente es abierta, sus ideales son liberales, revolucionarios y demasiado avanzados para la sociedad.
Ella es un alma libre como las aves, fuerte como un tornado y reflexiva como ninguna otra. Su nombre y su voz gritan revolución, pero es una lástima que el mundo quiera callarla y no pueda darse a conocer.
Es la persona en la que más confío después de mis gatos y, aún así, hay un ápice de desconfianza que conforme transcurrió el tiempo ha crecido.
Ocurre con todos. Siempre es lo mismo.
Cuando llegamos a la cafetería, me dirijo junto con Jenna a buscar nuestros pedidos mientras las chicas eligen una mesa.
—No te lo dije hoy, pero te ves hermosa —reconoce, dulce—. Amo tu cabello.
Asiento con suavidad, de manera casi impercetible, por un instante creí que nadie lo notaría. He cortado mi cabello unos centímetros debajo de mis hombros, es diferente a lo habitual, siempre lo he llevado hasta la cintura o incluso la cadera.
—Quise darme un estilo diferente —explico inexpresiva—. Pensé que me quedaría mal, pero veo que no.
—En lo absoluto —asegura—. Te ves hermosa, eres preciosa. Tenlo siempre presente, Rowan.
Esta chica logra que mis ánimos suban cada vez que hablamos. Tiene algo tan mágico y exclusivo de ella, no sé que es, pero encuentra las palabras indicadas, los chistes precisos o los momentos adecuados para que te encariñes con ella.
Es una de las pocas personas a las que aprecio. No mucha gente se gana mi corazón.
No desde lo ocurrido con la persona a la que más detesto en este mundo.
—Gracias —murmuro en débil tono—. Me subes el ánimo.
—Estoy aquí para ti, soy tu amiga. Te apoyaré todas las veces que pueda —me recuerda—. Te escucharé, te aconsejaré, te sostendré la mano cuando se te cae el mundo.
—Y yo haré lo mismo contigo —susurro a modo de promesa.
Vuelve a sonreír de manera tierna, para luego solicitar nuestros pedidos. Aprovecho para sacar las manos de mis bolsillos y jugar con mis dedos para pasar el rato.
Quisiera que el tiempo avanzara rápido para volver a mi casa. Me siento fallecer entre el gentío, fingiendo ser una persona normal cuando la realidad es otra: me caigo a pedazos.
...
Luciale.
Una vez termino de arreglar el escote de mi vestido, acomodo algunos de mis mechones claros hacia un costado. Ahora mismo mi cabello está peinado en un semi recogido con trenzas, las puntas se ondulan un poco, lo que me da un aspecto más elegante.
Me acerco al espejo del tocador de mi habitación, a la vez que chasqueo para que mis objetos de maquillaje aparezcan enfrente mío.
Agarro la paleta de rubores y aplico un poco del polvo sobre mis mejillas, difumino lo necesario para que no se vea antinatural y procedo a delinearme los ojos con cuidado.
Esta vez opto por un delineado menos extravagante. Tiendo a dibujarlo demasiado grande y notable, es mi estilo de maquillaje preferido: lo extraño y notable.
Lo excéntrico me atrae. Mientras los demás prefieren prendas de vestir simples, yo voy a lo lujoso y fuera de lo común.
Si algo es simple, se convierte en aburrido para mí.
—¿Te estás haciendo un delineado simple? —pregunta, boquiabierto, Kreim.
No sé en que segundo ha aparecido aquí dentro, pero detesto que entren a mi habitación sin permiso.
—Sí, ¿Por qué? —respondo seria, sin apartar la mirada de mi párpado.
El delineado debe quedar perfecto. Detesto las imperfecciones. La perfección equivale a la superioridad desde mi perspectiva, aunque a veces hago pequeñas excepciones.
Sobre todo las hago cuando estoy demasiado cansada y lo único que quiero es dormir unas buenas diez horas sin interrupciones.
—El otro día me senté a pensar y ha surgido una pregunta, alteza —comenta con un aire burlesco, del que no opino nada porque quiero escuchar lo que dirá, aunque yo ya lo sepa—. ¿Nos hubiésemos conocido si él no se hubiera alejado? —pregunta, percibo su penetrante mirada anaranjada observarme por el espejo de estilo gótico.
—¿A qué viene la pregunta? —lo interrumpo, seca. Disimulo el temblor de mis dedos.
—Simple curiosidad.
—Lo más probable es que no —asumo mientras continúo con el delineado de mi ojo izquierdo—. Se supone que ya deberías haberlo intuido.
El reflejo en el cristal me demuestra una mirada aterradora, mis iris se tiñen del mismo violeta que reflejó el bastón en mi validación. Es increíble que ya hayan pasado dos días desde la ceremonia, ahora soy Sheneira para cada ciudadano de este mundo.
Soy la diosa que representa a cierta élite.
—Él fue el amor de tu vida, ¿no?
Detengo el pincel para no arruinar mi maquillaje y volteo a verlo, mi expresión denota que no quiero hablar sobre este tema ahora. Él lo sabe, aún así insiste en provocarme.
Sonríe nervioso, sus ojos anaranjados lucen intimidantes, pero ya no causan ningún efecto en mí. Su cabello castaño está perfectamente peinado.
¿Por qué varias caemos por él?
—¿Por qué me preguntas esto? —gruño, molesta.
—Porque cada día te destruyes más, te caes a pedazos e intentas que los demás se crean la imagen de la princesa perfecta.
—Estoy bien —aseguro, adusta—. No asumas nada sobre mi vida privada. Sabes cuanto me desagrada eso.
—Es la verdad y te niegas a aceptarla —insiste, firme—. Entre en razón, majestad, usted que tanto dice ser una persona sensata y racional.
Tomo una larga y pausada respiración antes de mover mis dedos. Humo violeta y una espesa niebla del mismo color nos rodea, el aire es casi tóxico, lo que no permite respirar con normalidad. Oigo como suspira para no perder la calma.
Está aterrado.
—Que seas la persona que finge llevarse bien conmigo, no te da derecho a meterte en mi vida —le recuerdo, seria—. Ni siquiera somos amigos, sólo disimulamos en público, como mencioné antes. No te comprendo, Kreim. Eres igual que él, a quien dices tanto odiar.
Kreim puede llegar a ser irritante y soberbio, el hecho de que sea atractivo y tenga unos ojos pocos comunes no quita que es un maldito bastardo. ¿Cómo pude salir con él?
En fin, cosas que pasan.
—Sé mucho más de lo que crees, no me subestimes.
—No me subestimes a mí, querido —me acerco hasta él—. ¿A quién decidirían creerle?¿A un simple pueblerino o a la diosa?
Se queda callado, la sonrisa que hace unos instantes tenía en su cara, se desvaneció. La respuesta es más que obvia: me creerían a mí sin dudar. Lo que él diga no tiene ningún valor a mi lado.
—Encontraron a una humana en una de las fronteras y la están trayendo hacia aquí —informa, seco—. Cuida lo que haces, Luciale. Y esto no va con intentos de burla ni nada.
Alzo las cejas, sorprendida por su atrevimiento. ¿Intenta darme consejos?¿Qué no sabe lo mal que puede salir eso? Me molesta que intenten decidir sobre mi vida cuando es solo mía.
Nadie más debería inmiscuirse.
Solo yo.
—Cuídate, Kreim —le deseo en una indirecta que quiere decir que se largue de mi habitación.
Sin esperar a que diga una palabra más, me acerco al espejo de nuevo y continúo con mi delineado perfecto. Ignoro la presencia del idiota, así se irá más rápido.
Finalmente, después de un par de minutos en silencio, oigo sus pasos irse por la puerta y no puedo evitar que una sonrisa satisfecha se dibuje en mi rostro.
Sé que intenta atacarme para que entre en razón, me gustaría presenciar hasta donde es capaz de llegar por salvar a su futura gobernante.
...
Buenasssss, nos volvemos a ver después de una actualización tan reciente JAJAJAJAJAJ.
¿Qué opinan del capítulo?
Kreim es así, pero ya verán que pasó en medio para llegar a esta situación.
¿Qué opinan de Luciale?¿Y Rowan?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top