💌┆Capítulo 1

Lunes, semana nueva, misma rutina.

Su alarma sonó a las seis y media de la mañana. Muerto de sueño y lleno de pensamientos negativos abrió los ojos mirando al techo luego de apagarla. No tenía ganas de ir a trabajar, es más, no tenía ganas de si quiera levantarse, o despertar en sí... Pero bueno, que se le iba a hacer..?

Sacando fuerzas de algún lugar se levantó, buscó una campera y fue directo al baño para hacer sus cosas, lavarse la cara y despabilarse.

Ya pasada la peor parte de la mañana, procedió con la mejor; despertar a los niños.
Fue a la habitación de sus dos pequeños y prendió la luz. Sonrió al verlos tan despeinados.

Jimin se acercó a su pequeño cachetón— JiSungie... Arriba mí vida..— Susurró destapandolo y tomándolo en brazos. El niño se removió confuso ante los movimientos

— ¿Uh? ¿Papi?— Murmuró mirándolo con ojitos hinchados

— Si amor, soy yo— Rio— Es hora de desayunar, ¿Quieres algo en específico?— Abrió la puerta del baño dejando al niño sentado en el borde del gran lavamanos

— Uh.... Cereal con leche, porfis— Bostezó entre medio de la oración

— Lo que mi principito deseé— Besó su mejilla para luego pasar una toallita húmeda y así limpiarle la carita

Terminado eso, Jimin lo volvió a tomar en brazos para llevarlo al pequeño living. Lo sentó en la mesa y buscó lo necesario para que el niño se prepare su desayuno.
El adulto volvió al cuarto de los menores a buscar al bebito que aún seguía durmiendo en la cuna. Con cuidado lo tomó en brazos y de dirigió a su habitación para cambiarle los pañales y ponerle una ropa más abrigada.

— Jeongsannie~ Es hora de despertar, hijo... Hay que desayunar para llevar a JiSung al jardín de infantes y dejarte a ti en el maternal— Habló con él en un tono bajo para que así el bebé no llore al despertar— Eres un chiquillo dormilón, ¿Eh~? ¿No es así~? Mmh~! Apuesto que cuando te dé tu leche chocolatada tendrás mucha energía— Lo alzó al terminar— Vamos con tu hermano—

Yendo al living escuchó una suave música que sonaba desde la Smart TV. Sonrió en grande al ver la escena general; En la mesa estaba JiSung con su plato de cereal, al lado de éste había un poquito de leche que se le había caído, y en la tele estaba puesto YouTube con una canción infantil.

— ¿Por qué pusiste eso, JiSung?— Preguntó Jimin

El chiquito levantó sus hombros— No sé, esque había mucho silencio y puse lo primero que salió— Llevó otra cucharada a su boca

— Está bien..— Sonrió mientras le preparaba el biberón a Jeongsannie— Hoy ensuciaste menos que la última vez, te felicito—

— Puse tooda mí concentranción para no volcar, ¡Y mirá! Sólo hay... Una, dos... ¡Tres manchitas de leche! La última vez eran como cinco mil— Rio contagiando a Jimin

— Lo hiciste realmente bien esta vez, estoy seguro que pronto no habrán manchitas de leche en la mesa—

— Gracias papi— Le devolvió la sonrisa

— Cuando termines tu desayuno, puedes ir a lavarte lo dientes— Puso la tetina del biberón en la boca del bebé, éste comenzó a beber aquella fórmula con tranquilidad

— ¡Sipi! Hoy me lavaré los dentes solito solito!— Festejó— ¿Estás feliz papi?—

— Por supuesto que lo estoy, mi niño está creciendo muy rápido, ya va a poder hasta bañarse solito—

Con emoción, JiSung comió lo que le quedaba en el plato para finalmente salir disparado al baño. Puso su banquito para poner llegar al lavamanos y ahí comenzó; Tomó su cepillito y la pasta dental, colocando sólo un poquito en la punta como su papá le enseño; ¡Se sentía divertido! El sabor a frutilla inundaba su pequeña boca y la espumita no tardó en hacer presencia.
Cuando ya dió el lavado por terminado, limpió el cepillo, lo colgó de nuevo y haciendo un cuenco con sus manitos para llenarlas de agua, se enjuagó y escupió. Feliz, sonrió al espejo y corrió con su papi.

— ¡Papi! ¡Papi! ¡Mírame!— Le enseñó una gran sonrisa para mostrarle lo espléndidamente bien lavados estaban sus dientes

Con su particular mirada cansada, Jimin lo miró— Están excelentes, ¿Lo hiciste como te enseñé?—

JiSung asintió— Puse un poquito de pasta en la punta, lo mojé y lo pasé así— Explicó haciendo señas— Pasé por aquí y aquí— Apuntó a sus dientes frontales y lengua

— ¿Y las muelas?— Los ojitos de JiSung se abrieron, Jimin soltó una risilla nasal— No importa, cuando vuelvas de la escuela podrás intentarlo de nuevo— Desordenó su cabello— Vamos a cambiarnos y ponernos los uniformes para irnos— Ordenó levantándose y yendo con ambos bebés a su habitación

Ya allí dejó al bebé sobre el colchón mientras él elegía la ropa para sus hijos. Cuando le dejó las mudas al mayor, buscó su uniforme de trabajo.
JiSung comenzó a sacarse su ropita y la de su hermanito para ayudar a su papi; con algo de dificultad se quitó el pijama hasta quedar en ropita interior para luego hacer lo mismo con Jeongsan. Jimin les sonrió copiando lo que hacían, se sacó la campera junto con la camiseta y luego se quitó los pantalones, no tenía ganas de hacerlo sabiendo que lo hacía para irse a trabajar, pero teniendo a esos dos engendros a su lado, las ganas que le faltaban se llenaron diez veces más de la necesaria.

JiSung se cambió solito, y cuando terminó, fue a ponerle la ropa a Jeongsan con mucho esfuerzo, ¡No entendía cómo su papi lo hacía con tanta facilidad! Ponerle ropa a un bebé era mucho trabajo. Por suerte ahí estaba papá para ayudarlo, entonces juntos cambiaron al más pequeñito.

A comparación con los niños, Jimin fue más lento al vestirse; prender los botones de su camisa era mucho para él, ajustar su cinturón era mucho para él, atarse los zapatos era mucho para él, y si tan sólo su corazón no fuera tan infeliz, no sería mucho... Pero ahí estaba la luz que necesitaba ver; JiSung lo ayudó a prender los botones que le faltaban, lo ayudó a pasar su cinturón por su pantalón, lo ayudo a atarse los zapatos haciendo que por un momento, su corazón no fuera infeliz.

Antes de irse, Jimin se lavó la cara de nuevo, los dientes, se maquilló levemente, y luego de buscar la mochila de JiSung y Jeongsan, salieron. Se subieron al auto y Jimin lo encendió partiendo hacía el jardín de infantes. En el transcurso del viaje, JiSung jugó mucho con Jeonsan sacándole algunos balbuceos y risas, contagiando espontáneamente al adulto.

No pasó mucho tiempo hasta que llegaron, Jimin los ayudó a bajar y los tres entraron al establecimiento. El chiquito mayor corrió a abrazar a una de sus maestras con mucho cariño, ¡La había extrañado todo el fin de semana! Tenía mucho para contarle.

— Buenos días JiSungie! Buenos días señor Park— Saludó la mujer

— Buenos días... Aquí les dejo a mis niños— Besó la mejilla de Jeongsan para pasárselo a otra de las maestras— JiSung, ven a saludar que ya me voy— Se agachó abrazando al niño

— ¡Ten un buen día, papi! ¿Hoy vendrás para el almuerzo?— Preguntó inocente

Jimin negó— Me temo que no, vendré cuando salga de trabajar, pero el miércoles saldré para el almuerzo— Pico su mejilla para besarla— Nos vemos luego, te amo—

— ¡Yo a ti~!— Se despidió volviendo con su maestra
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Y aquí vamos de nuevo, silencio, únicamente el sonido de su respiración y sus pensamientos diciéndole todas las cosas horribles que ya sabe. Su corazón se siente apretujado y su vista poco a poco se vuelve borrosa, odia todo, odia la soledad, odia su vida, se odia a él... Pues nadie de valor estaba ahí para salvarlo de su miseria, quiero decir, obvio que están sus preciosos hijos, pero cuando ellos se iban, ¿Quién iba a estar a su lado? ¿Quién iba a decirle cuánto lo aman? Nadie... Absolutamente.. nadie..

En los semáforos rojos aprovecha a limpiar las desafiantes lágrimas que osan a escapar, reprimiendo sus sentimientos una vez más en esos pocos años desde que se separó de su mujer. Siente frustración, desesperación y hasta miedo, tal vez de quedarse solo, de hacer una tontería, de abandonar a sus lucecitas o algo por el estilo.
Miedo... Que horrible sensación..

Para su suerte la tristeza no le duro mucho, por lo que al llegar al trabajo, pudo disimular bien teniendo el barbijo puesto.
Estacionó el auto, tomó sus cosas y partió hacía el edificio. En silencio hizo todo el recorrido hasta su asiento de oficina sin saludar a nadie, realmente no tenía ganas de hacerlo.

En cuanto llegó y acomodó sus cosas, sus compañeros empezaron a molestar como ya era costumbre.

— ¡Buenos días, Park! ¿Otra vez de malhumor?— Preguntó uno de ellos

— Ay oppa~ Él no está de malhumor, ¡Él simplemente es así! No deberías decirle eso a la gente~— Dijo una haciendo pico de pato, la típica hueca que busca atención masculina. Jimin no les prestó atención

— Oye Jimin, cambia la cara, ¿No? Siempre tienes la misma expresión— Agregó otro más dándole una palmada en el hombro

— ¡Ay, ya dejenlo!. Oppa~ ¿Por qué no hablas con nosotros sobre tu fin de semana?— La chica le hizo ojitos— Yo estuve todo el día con mí prima! Me contó algo increible sobre una amiga de ella, a veces me sorprende lo zorras que pueden llegar a ser las mujeres— Rio haciéndose la bonita, ahí va ella a hablar de su "Fin de semana perfecto junto a su prima favorita", que insoportable

— Dios cállate de una vez! A veces me sorprende la capacidad de hablar de las mujeres— No se sorprendan, eso en realidad es más común de lo que parece. Ella rio fuerte

— ¡Oppa~! ¡No seas malo~!— Hizo un patético puchero

— Jimin, ¿Y tus hijos?— Uno de ellos se puso a su lado

— En la escuela...— Respondió sin apartar la vista de sus cosas

— Pero dinos algo sobre ellos! No te cuesta nada entablar una conversación, ¿Sabes?—

— No tengo ganas de hablar... No con ustedes—

— Oh vamos, no puedes ser así de egoísta con tus amigos— Golpeó su hombro mientras reía

— No somos amigos— Lo miró con mala gana

— Ay sí, que gracioso eres—

— Oppa, ¿Y que hay de tu esposa? ¿Hicieron algo el fin de semana?— Ella preguntó, igual que echarle sal a la herida

Aunque ella no lo preguntaba a propósito; Jimin jamás le dijo a nadie lo que pasó entre ella y él, ni siquiera pudo explicarle bien a los niños por qué ella ya no estaba en casa ni por qué tampoco volvía, simplemente puso como excusa que ella estaba "de vacaciones secretas". Sus compañeros de trabajo sospechaban que algo había pasado debido al cambio radical de personalidad del hombre.
Park suspiró profundamente— No sé—

— Suena cómo si hubiera muerto, ponle más emoción a tu voz—

— Tal vez sí lo está...— Murmuró para sí

— ¿Qué haz dicho?—

— Que me dejen en paz, intento hacer ésto, larguense— Ordenó. Ellos se quejaron y lo dejaron solo de una vez

Él suspiró de nuevo apretando sus labios, parece que jamás se rodeará de gente de buen corazón y sincera, todos lo dejan de lado, y ya ni le sorprende...
Mentalizandose, puso toda su concentración en la laptop y en los papeles.
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Las horas pasaban y el almuerzo concurría con tranquilidad. El hombre comía una hamburguesa en la cafetería, solo, como siempre. En su teléfono no había nada interesante para ver y nadie estaba disponible ni siquiera para molestarlo, por eso se dispuso a mirar un punto fijo con la mente en blanco sintiéndose la basura que estaba convencido que era.
Al terminar de comer -lo cuál fue realmente lento-, volvió a su oficina para continuar trabajando. Junto en eso, su teléfono recibió un mensaje, específicamente de su jefe que lo citaba en su oficina, oh no...
Ya harto de todo se levantó y caminó hacia allá rezando porque no sea algo grave.

A pasos rápidos llegó y tocó la puerta suavemente para pasar. Haciendo reverencias se acercó hasta el escritorio.

— ¿Me necesitaba para algo, señor?— Preguntó en voz baja

— Buenas tardes, señor Park. Lo llamé para hablar unas cosillas— Jimin tragó saliva— Tenemos un poco de papeleo atrasado y para hacer esto más rápido le estoy repartiendo tareas a algunas personas, las más aptas para hacerlo, claro— Sacó unas hojas golpeandolas contra la mesa para acomodarlas— Necesito que las tengas listas para el viernes de esta semana, no es mucho, se lo aseguro—

— De hecho— Interrumpió— E-El viernes.. mí hijo menor cumple el año y-y... de hecho me gustaría pedir el día libre para pasar una tarde completa con él...— Explicó— Si no es molestia...—

El CEO lo miró un poco confundido— ¿Y como sugieres hacer el papeleo?—

— Puedo hacerlo en mis tiempos libres, descansos y eso... No tardaré y se los daré para el jueves— Lo miró nervioso

El hombre se quitó los lentes y pasó una mano por sus ojos— Mire señor Park, yo puedo aceptar eso, pero lo del día libre- —

— Haré horas extras— Volvió a interrumpir—... P-Por favor, señor, es un día especial para mí...—

— ..… Está bien— Suspiró poniéndose los lentes de nuevo— Los quiero listos para el jueves— Le entregó los papeles. Jimin sonrió tomándolos con ambas manos— Le daré el día libre el viernes sólo porque lo comprendo, yo también soy padre y me gustaría pasar los cumpleaños de mis hijos con ellos, tómelo como una acción empática— Sonrió levemente— Puede irse—

— Gracias señor, realmente muchísimas gracias— Se agachó más de noventa grados— Tenga buena tarde— Salió de allí

Volviendo a su oficina le dió una ojeada rápida a los papeles y realmente no parecía difícil, con un poco de esfuerzo los tendría listos hasta antes del jueves!
Se sentó en la silla y miró lo que hizo hasta ahora, avanzó mucho en sus tareas rutinarias, tal vez podría dejar eso a un lado para empezar a hacer el trabajo recién dado.
Y dicho y hecho, el resto de la tarde de dedicó a hacerlos escuchando música tranquila; si hubo algo que JiSung le enseñó, es que si hay un sonido bonito de fondo, las cosas salían más fluidas. No se sentía mal y hasta podría decir que la pasó bien haciendo el papeleo. Eso es un avance..
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Ya eran las seis de la tarde, en veinte minutos su turno terminaba y llegaba otro de sus momentos favoritos del día, recojer a sus niños del jardín. Estaba ansioso de poder abrazar esos pequeños cuerpos, llenarlos de besos y oír todo lo que tenían que decirle, fueran palabras o balbuceos.

Jimin se encontraba solo en la oficina disfrutando el silencio después de mucho rato. Sus estúpidos compañeros se habían ido -por fin- y ya había terminado la mitad del trabajo dado por su jefe, eso sí que era dedicación.

Mientras guardaba sus cosas, oyó unos pasos detrás de él encontrándose con una fiel compañera de trabajo.

— Buenas tardes, señor Park— Saludó

— Nada de señor Park, Zhu— Rieron. Ella era una amiga de confianza y la única con la que se llevaba bien; La extranjera venida de China conectó muy bien con él cuando llegó, y rápidamente se volvieron buenos amigos

— Oye, gracias por cubrir mí turno el viernes pasado, déjame devolverte el favor—

— ¿Lo harías en serio?— Ella asintió— Tengo trabajo para terminar y no creo que llegué a hacerlo, el jefe me dió papeles extras—

— Ah sí, escuché que los repartió—

— Si.. Bueno, ¿Tú harías lo mío así termino eso?—

— ¡Por supuesto! Mándamelo por Email después y yo haré lo más que pueda— Le sonrió dulcemente

— Muchas gracias— Sonrió de vuelta

— ¿Vas a buscar a los niños?—

— Así es—

— ¿Cuando me los vuelves a traer? Los extraño—

— Bueno... Éste viernes es el cumpleaños de Jeongsan.. Si es que quieres venir a casa— Sugirió— Tomaré el día libre—

— Claro! Trataré de salir temprano de aquí para ir con gusto—

— Eso me alegra. Bueno, debo irme, nos vemos mañana— Se despidió

— Byebye~—

Más contento que antes, Jimin salió en su auto hacía la escuela de los niños. La sonrisa no se le quitó en todo el camino hasta que llegó y vió a sus dos retoños sentaditos en las escaleras junto a una maestra. JiSung corrió hacía su papá cuando este se bajó del vehículo.

— ¡¡Papi~!! ¡Te extrañamos mucho!— Jimin lo alzó mientras reía

— ¿Si? ¿Mucho?—

— ¡Si! ¡Mucho mucho!—

El padre besó sus mejillas con ternura— Yo también los extrañé. Señorita Yang, buenas tardes, ¿Cómo se portaron mis niños?—

— Buenas tardes señor Park, ellos se portaron excelente, como siempre. Hoy JiSungie trabajó mucho y de hecho ayudó a un compañerito con las actividades— Comentó meciendo al bebé— ¿Y que pudo decir de Jeongsan? Este angelito es el más tranquilo de la guardería—

— Creo que tuve suerte de tenerlos— Bajó a JiSung para sostener a Jeongsan

— Yo creo que sí. Los veo mañana, pequeñines, adiós! Buenas tardes, señor Park—

— ¡Adiós señorita Yang!— Se despidió JiSung con su manita

Jimin los subió en la parte trasera del auto y arrancaron viaje a casa.
En ese transcurso no hubo ni un sólo momento de silencio, JiSung contaba todo lo había hecho; Jugar a ser cocinero, aprender matemáticas, ayudar a su compañero con las actividades de arte, tocar instrumentos en música, lo que había almorzado y lo agradable que fue dormir la sienta con las maestras, ¡Un día de trabajo intenso!

— Fui a visitar a Jeongsan con la señorita Yang, ¡Hoy habían muchos bebitos!—

— ¿Ah sí? ¿Y eran tan pequeños como él?—

— ¡Si si! Creo que hasta más pequeñitos que él— Explicó con sus manitos. Jimin se hizo el sorprendido— Dime papi, ¿Cómo te fue a ti?—

— ¿A mí? Pues.. bien, no hice nada interesante—

— ¿En serio? ¿No jugaste con tu laptop? ¿O con tus compañeros?—

— No mí vida, no lo hice, pero adivina qué— Le sonrió mirándolo por el espejo retrovisor— El viernes podré ir a buscarte temprano para festejar el cumpleaños de Jeongsan!—

— ¡¡WUHU!! ¡Eso es muy bueno papi!—

— Si que lo es—

— ¿Y que haremos? ¿Alguien vendrá a casa?—

— Yo hablé con Zhu y le dije que podía venir, ¿Qué piensas?—

— Me gusta!, podremos jugar con Jeongsan— Sonrió ampliamente

— Está bien, después de la escuela, nos bañaremos y nos vestiremos bien— JiSung festejó contento, Jimin sonrió de ternura

— ¿Escuchaste eso, Jeongsannie? ¡Festejaremos tu primer cumpleaños!— El chiquito le habló al bebé, éste balbuceó en respuesta— Dijo que también le gusta la idea—

Jimin no borró esa sonrisita lo que quedó de viaje.
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¿Y que más para decir el resto del día? El adulto se bañó junto a sus bebés, cenaron una pizza hecha por él, ayudó a JiSung a hacer la tarea, vieron una película y cuando se durmieron, Jimin los llevó a la cama. El día aún no acababa para él, asique en cuanto terminó con ellos, se puso a seguir con el trabajo. Mandó sus cosas a su compañera y acompañado del silencio, continúo haciendo papeleo.

El día no había sido tan malo como lo era siempre, y eso calmó la constante ansiedad y tristeza del hombre, por lo menos varias horas. Mañana sería otro día.

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