❝3❞
—¿Esto es una fiesta? Parece un prostíbulo, Su —me quejé.
Mi mejor amiga, que iba guapísima, porque no era ciega y porque si no fuera heterosexual me hubiera liado con ella, me miró con cara desaprobatoria, y como era común, me la sudaba, y seguimos caminando entre la multitud, había muchísima gente, me costaba caminar y la caminata que dimos para llegar hasta aquí no fue precisamente fácil, ni cerca. Resultó ser que este lugar estaba metido en un rincón de Seul que ni sabía que existía, y vaya, yo conocía a Seul como la palma de mi mano, además de que estaba en un barrio, por lo que el taxi solo nos avanzó hasta donde pudo, lo demás iba por nuestra cuenta, y los tacones, de tacón corto que traía, sentía que me estaban apuñalando los pies, necesitaba sentarme con urgencia. Incluso valoré pedirle a Kyujoon que me cargase en volandas, pero resistí como la campeona que era.
Cuando estuvimos un rato adentrándonos entre las personas que bailaban dejándose la vida en ello, restregándose unos con otros y muchos en cosas que podrían hacer en un lugar menos público y más privado, llegamos a la barra. Todo estaba decorado con luces neones de color azul, rosado y púrpura, un contraste agradable, así que agradecía el buen gusto. La música estaba alta y te impedía hablar con normalidad. En fin, lo más normal en una fiesta. Y que también me había dado de cuenta de que Suhyung me había mentido, porque esto no era una fiesta de cumpleaños ni de coña.
—Me las vas a pagar el lunes ¿sabes? —le dije un poco alto para que me escuchase, ella me miró en lo que yo me acomodaba en un banco de la barra, el cual me hizo suspirar de placer cuando dejaron mis pies de ser apoyados en tierra. Kyujoon se sentó a mi lado.
—¿Porqué?
—Me has mentido, esto no es una fiesta de cumpleaños —le reñí. Ella puso sus ojos en blanco.
—¿Y de qué otra forma iba a hacer que vinieras si no? —inquirió, yo me encogí de hombros.
—Hubiera preferido quedarme en casa ¿sabes?
—Necesitas esto, Nanah, te estas convirtiendo en alguien aburrida ¿verdad Kyujoon? —miré al mencionados, el cual asintió sin siquiera pensarlo, yo abrí mi boca ofendida —¿Ya vez? —no lo podía creer, ¿yo una aburrida? ¿Desde cuando? Los hacía reír todos los días de su vida y tenían el descaro de decirme aburrida, esto era... increíble, de verdad.
—¿Saben qué? —los apunté con mi dedo índice —Me vale una mierda lo que me digan, y pide mucho alcohol que pienso emborracharme como una energúmena sin sentido —les advertí, mirándolos de vez en cuando a cada uno. Me sorprendió que no hubieran invitado a Jenny.
—Eso es mucho mejor que verte como una aburrida así que... ¡Camarero! ¡Traiga la bebida más fuerte que tenga para mi amiga! —la oí gritar apoyada en la barra, sonriendo enorme.
Y supe que me iba a poner en menos de tres minutos, como una desconocida que desconoce a todo el mundo. Eso sin duda alguna.
«...❀...»
¿Porqué había dos Suhyung? ¿Acaso no solo había una sola y única en el mundo? ¿Entonces porqué yo veía dos caminando hacia mi con cara enorme de cabreo?
El chico que estaba detrás de mi me pegó mucho más contra él para bailar, creo que en algún momento le hice ojitos para que viniese a bailar conmigo, pero ¿yo no tenía novio? ¡Claro que tenía novio! ¿Entonces que hacía con este sujeto pegado a mi como un chicle? Tenía un novio precioso con un padre precioso, ¿no era así?
El señor Jeon... Dios. Sí, eso era lo que era, un Dios, así, de esos que andaban en el Olimpo enseñando medio cuerpo esculpido, dueños de una belleza que dolía de solo verlo y volando, porque todos los dioses volaban a pesar de no tener alas. La pregunta aquí era, ¿yo era novia de su hijo o de él? Me estaba confundiendo. Y Suhyung seguía caminado hacia mi con pasos apresurados. Cuando la castaña llegó me agarró del brazo, yo detuve mi baile con el desconocido, ni siquiera guapo era.
—Vamos, Nanah —intentó jalarme para sacarme de allí, o de al lado del chico, también podía ser, Suhyung era celocísima.
—No quiero —puse resistencia jalando hacia el lado contrario, mi amiga me miró alzando una ceja.
—Nanah, estás borracha, anda vamos —intentó insistir, pero yo no quería, yo quería ver al señor Jeon, sí, quería ver al padre de Soobin. Ese hombre era muy hermoso y necesitaba verle, y oler su perfume como ayer lo hice.
—¡No! Llama al señor Jeon o sino no me voy —su cara se formó en una confusión enorme, como si estuviese dándose cuenta o intentando darse cuenta de algo que le habían dicho mis palabras, yo no la entendía a ella.
—¿Para qué quieres que llame al padre de Soobin? —preguntó, yo miré la unión de su mano con la mía.
—Es mayor, y tal vez podría venir a buscarnos ¿no es así? Y quiero hablar con él un rato —respondí, no quería que mi amiga se enterase de que el señor Jeon invadía mis pensamientos, porque era mayor que yo, pero ella parecía preocupada. ¿Porqué...?
—Entonces llamamos al padre de tu novio y nos largamos ¿te parece? —me confundí.
¿El padre de mi novio? ¡Cierto! ¿Yo era novia de Soobin? ¿Desde cuando? Ese chico ni siquiera me miraba cuando estaba en secundaria y cuando papá me llevaba a su casa. No podía ser, no recordaba ser su novia. Tenía su cara difusa, pero no recordaba tener una relación sentimental con él.
—Me parece —sonreí súper feliz, porque iba a llamar al señor Jeon, y eso me ponía muy alegre.
Me dejé llevar por mi amiga a través de las personas, tropecé varias veces pero me mantuve como una chica fuerte, cuando llegamos frente al baño de mujeres de aquel lugar Suhyung me soltó.
—Me quedaré fuera, no hagas boberías —me entregó un teléfono, ahora mismo no podría decir si era el mio o el de ella, incluso el de Kyujoon, y hablando del mismo ¿donde estaba?
Entré al baño encontrándolo vacío, con una sonrisa marqué de memoria el número de la casa de Jeon, me lo sabía por mi padre, claro, y me sorprendía que en las condiciones en las que estaba no se me hubiese olvidado, o esperaba no haberlo puesto mal.
Cuando comenzó a sonar me puse alerta, esperando paciente a que lo cogieran, porque quería escucharle, su voz también era muy bonita y estaba segura que a través del micrófono del teléfono era igual de bonita que en persona. Cuando al quinto tono fue levantada la llamada, me quedé muda, y lo escuché hablar.
—¿Diga? —su voz me estremeció, me llevé a la boca mis uñas mordiéndo los costados de una de estas en un claro ejemplo de nerviosismo. ¿Qué le debía de decir?
—¿Molesto? —pregunté, de estúpida, porque no sabía como hablar o qué decir, era un desastre.
—¿Nanah? —algo dentro de mi brincó cuando casi al instante supo quien era, como si conociese mi voz como la suya misma, era incluso halagador —Es tarde ¿Qué haces llamando? ¿Quiéres hablar con Soobin? —preguntó.
—¿Con Soobin? Claro que no, quería escucharlo a usted —respondí, con una valentía que no sabía de donde provenía, bueno sí, del alcohol.
—Nanah, ya lo hablamos, olvidate de lo que pasó —negué, como si pudiese verme.
—¿Y usted? ¿Ya se olvidó de ayer? —hubo silencio, y no supe como tomarlo.
—Voy a llamar a Soobin para que hables con el un rato —evadió mi pregunta al instante, me sentí mal por alguna razón.
—¿Pero porqué todo el mundo menciona a Soobin? —inquirí.
—Eres su novia, Nanah —me recordó, yo me confundí.
—¿Enserio?
—¿Estás jugando conmigo Nanah? No es gracioso —parecía serio de verdad.
—¿Qué cosa no es gracioso? —pregunté ida.
—Joder, ¿Qué es lo que te pasa? —jugué ahora con un mechón de mi cabello rubio —¿Estás en tu casa?
—Nop —respondí, lo escuché suspirar.
—¿Donde estás, Nanah? —quiso saber.
—Suhyung y Kyujoon me trajeron a una fiesta muuuy lejos de Seul porque dicen que me estoy volviendo una aburrida —maravillosamente no sabía ni tenía noción de lo que decía, pero mi lengua no se enredaba para nada, increíble.
—¿Cómo se llama el lugar? ¿Has tomado mucho? —oí que caminaba, ¿iba a venir a buscarme?
—No tengo idea de donde estoy, y creo que si he tomado un poco bastante —respondí con toda la sinceridad que me caracterizaba en esos momentos de alcoholismo.
—Joder —maldijo —¿Puedes preguntarle a alguien donde estás? —siguió insistiendo.
—Espera —fui a abrir la puerta, cuando giré el pomo de esta y abrí para asomar mi cabeza para llamar a Suhyung me aterroricé, esto no podía estar pasándome a mi. De verdad que no.
—¿Nanah, estás ahí? —preguntó él.
—Hay...hay gente...corriendo —respondí, lo oí refunfuñar y maldecir pero no pude escuchar su maldición esta vez.
—Nanah, quedate donde estás tranquila, yo voy a llegar lo más rápido posible, ¿vale? —inquirió. Yo cerré la puerta hasta encerrarme.
—Vale, pero no te tardes, tengo miedo —le dije, y lo tenía.
—No va a pasar nada —y con eso colgó. Yo me abracé a mi misma apollada de espalda en la puerta, quería que esto pasara rápido, y Suhyung me las iba a pagar.
«...❀...»
Hola! Como ya salí de todos los exámenes, quiero escribir en estos días hasta que se me cansen los dedos, y esta historia me encanta, y tenía que escribir un capítulo más de ella, por eso se los he traído.
Como ven Nanah está borrachísima que no se acuerda ni de quien es ella misma, y me encanta escribirla así. Este capítulo tiene segunda parte, a lo mejor la tengo lista para más tarde, por lo pronto. ¿Qué tal el capítulo? ¿Qué piensan de Nanah? ¿De lo que está pasando en apenas 3 capítulo? Es el comienzo, no se emociones mucho.
Bueno, nos vemos.
Lxs sarangheo❤
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