❝28❞
Cuando subí al edificio en el que trabajaba Jungkook no pude evitar sentirme emocionada, sentía que mi corazón podía explotar de emoción si era posible, no podía dejar de sentirme de esta manera de solo pensar en ver en Jungkook, siempre que pensaba en lo mucho que habíamos avanzado después de ponernos tantas etiquetas solo hacía que me sintiese feliz y con un poco de miedo por "lo qué vendrá a partir de aquí".
Siempre que se me pasaba por la cabeza el hecho de que lo que estuviéramos pasando solo fuera la etapa feliz de la historia me ponía un poco nerviosa, pero yo había resistido hasta aquí, no había renunciado al hecho de que me gustase Jungkook y no me arrepentía de absolutamente nada, porque aunque a Jungkook le costara admitir que esto que sentíamos el uno por el otro era amor yo si podía decírmelo a mi misma y esperar el tiempo necesario a que Jungkook se diera cuenta.
Cuando le di al botón del sexto piso al elevador mi corazón martilleó con más fuerza. Me quedé mirando como la pantalla de encima de la puerta mostraba cada piso que subía y cuando sonó en señal de que había llegado a la planta deseada dando paso a que las puertas se abrieran, salí radiante moviendo mi falda de uniforme en lo que me acercaba a su secretaria para darle mi llegada.
—Buenas tardes, vine a ver al señor Jeon, creo que me está esperando —Minli me miró de arriba a bajo sin ningún reparo de su parte.
Conocía a Minli desde que había entrado hacia unos cuatro años a trabajar con Jungkook, nunca habíamos tenido roce mas allá de una relación meramente profesional, ella me conocía porque era la hija del mejor amigo y socio de Jungkook y yo la conocía por ser la secretaria del mejor amigo y socio de mi padre, así de simple, y nunca nos habíamos mirado con cariño o complicidad, a decir verdad, yo siempre había visto la manera en la que miraba a Jungkook en la situación que fuera, y de solo pensar en ello en la situación en la que estaba justamente ahora hacía que me cayese mucho más pesado.
—Oh, Park Nanah ¿no es así? —preguntó haciendo una sonrisa falsa en sus labios, yo asentí devolviéndole la misma falsa sonrisa mucho más pronunciada que la de ella —Me temo que no podrá ver al señor Jeon hoy, está reunido y no creo que salga temprano —me dijo, revisando unos papeles que tenía encima de su escritorio frente a ella.
—Claro, entiendo, supongo entonces que lo llamaré y le preguntaré que día podré venir de nuevo ya que hoy se encuentra tan ocupado —dije socarronamente acentuando el "tan" rodando los ojos sin creeme nada de lo que ella me acaba se decir.
Obviamente había dicho eso para que me fuera de una vez de allí, pero lo que ella no sabía era que si yo había venido aquí, era porque Jungkook me lo había pedido exclusivamente, y la iba a hacer quedar mal justo ahora.
Encendí mi teléfono buscando el número de Jungkook que se encontraba entre los favoritos camuflajeado con el nombre "El hombre que me mata" y un emoji de fuego y diablito sonriendo para que nadie sospechara nada, además de que no tenía foto de contacto para lo mismo, aunque sabía que nadie nunca descifraría mi contraseña de nueve números porque siempre usaba la huella digital para no hacer la contraseña delante de los demás, marqué el contacto y lo puse en alta voz para que su secretaria escuchara con atención. En el segundo tono Jungkook respondió.
—¡Señor Jeon! Le traje lo que pidió que le trajera de mi padre, pero desgraciadamente está reunido y a lo mejor no puede atenderme hoy ¿qué hago entonces? —miré a Minli hacer una mueca de fastidio.
—Señorita Nanah, digale a mi secretaria que la deje pasar, por favor, eso que usted trae es muy importante y no puede esperar —sonreí grande y disimulé mi tontería. Sabía que ambos estábamos hablando en código, y vaya que lo que traía no podía esperar -y lo que traía era un calentón que necesitaba del cuerpo de Jungkook con urgencia-.
Miré a su secretaria sonriendo con falsa dulzura en mi rostro.
—Gracias, señor Jeon —y colgué.
Miré a Minli sin quitar mi sonrisa que más de intentar parecer de dulzura era más de triunfo.
—Puede pasar, señorita Park —fingió ella también una sonrisa de "está todo bien", pero sabía yo que no lo estaba para ella.
Caminé triunfal hacia la puerta de la oficina de Jungkook sin siquiera mencionar un "gracias" a Minli y abrí la puerta entrando de inmediato y cerrándola detrás de mí. Chillé al sentir ser jalada hacía el costado justo cuando entré y solo sentí el impacto de mi cuerpo al pegarse con posesividad al de Jungkook. Levanté la vista para enfocar solamente al rostro del hombre que me hacía suspirar y los ojos estrellados que me ponían a cien por segundo. Jungkook me mantuvo pegada a él pasando sus abrazos por mi cintura mientras una sonrisa feliz se le instalaba en su hermoso y masculino rostro.
—Te estuve esperando con ansias toda la tarde —me dijo, su rostro se acercó al mío dejando roces de su nariz por mi rostro haciéndome erizar la piel, cerré los ojos al instante.
—Yo también, mucho mucho —le dije, suspirando al sentir esta vez sus labios descendiendo por mi mandíbula hasta llegar a mi cuello, sentí una punzada de placer instalarse en mi intimidad. Cosas que solo Jungkook podía hacerme sentir —¿Tú secretaria tiene que quedarse todo el tiempo hasta que tu te vayas? —pregunté en un jadeo, los labios de Jungkook se abrieron atrapando mi piel y chupando, sentí que todo me tembló que perdía la estabilidad de las piernas, pero Jungkook me supo sostener perfectamente.
—Le voy a decir que se vaya justo ahora —Jungkook me soltó y sentí su falta al instante, en él breve tiempo en el que caminaba hacia su teléfono conmigo siguiéndolo lo necesité pegado a mi como un chicle.
Jungkook pulsó su dedo en el telefónico que tenía sobre su escritorio, yo me enganché a su espalda pasando mis manos por sus hombros, sujetando el chaleco del traje negro que estaba usando para comenzar a descenderlo para quitárselo mientras oía la voz de Minli hablar.
—¿Sí, señor Jeon? —sentí un poco de celos sin sentido al oírla mientras Jungkook de dejaba quitar el chaleco cooperando con mis acciones.
—Minli, ya puede retirarse, me quedaré un rato más en la oficina ya que llevaré a Nanah a su casa —me mordí el labio mientras lo escuchaba, tenía una voz tan grave, sensual y dominante cuando ordenaba que me ponía muchísimo.
Dejé caer el chaleco al suelo cuando este dejó el cuerpo de Jungkook, la camisa negra que estaba usando se le pegaba a sus poderosos brazos y me deleité tocándolos y sintiendo la dureza de estos.
Joder...
—Pero señor ¿está seguro que quiere que yo me vaya? —me frustre al oír a Minli insistir.
¿Es que acaso no podía obedecer una orden y punto?, me pregunté a mi misma frustrada. Me colé estratégicamente entre el escritorio de Jungkook y su cuerpo y quedé con él entre mis piernas, Jungkook me miró con ojos brillantes y llenos de deseo. Con mis manos agarré su cintura pegándolo tanto a mi que sentí su bulto pegarse a mis bragas. Sentí muchísima calor.
—Sí, Minli, vete ya...a tu casa —Jungkook suspiró cuando sintió el contacto de ambos frotándonos.
—Vale, señor, hasta mañana —suspiré de deseo y de triunfo cuando oí que ya se iría.
Jungkook colgó el telefónico y me miró, sus manos ahora libres, se pegaron a mis costados apoyándose en su escritorio, me sentí tan acorralada entre él y en donde trabajaba que el calor que sentía con intensidad en mi coño se extendió por todo mi cuerpo.
—Eres una traviesa, Nanah, ni siquiera esperar puedes —su rostro se pegó al mío rozando su recta nariz con la mía.
—Es que contigo aquí, me desespero si no te tengo cerca —dije, Jeon desprevenidamente y con una sonrisa de lado empujó sus caderas hacia delante imitando una embestida que dio justo en mi centro y chillé de excitación.
—¿Así de cerca me quieres, Nanah? —su voz salió ronca, necesitaba con urgencia que me besara, pero Jungkook parecía divertirse con tentarme.
—Mucho más cerca —pedí, mis manos esta vez fueron a sus firmes hombros buscando estabilidad y pegarme mucho más a él, el aliento de Jungkook me calentó los labios y abrí la boca, Jungkook volvió a embestir justo en mi centro que comenzaba a lubricar como un manantial, esta vez los dulces y suaves labios de Jungkook atraparon mi labio inferior succionándolo y haciéndome gemir, demasiado necesitada.
—¿Qué tal si comprobamos ahora si tu culo es junto o separado, Nanah? —gemí muy cerca de su boca cuando soltó mi labio inferior, sentía todo mi cuerpo temblar de deseo.
—Por favor... —se separó de mi como una gacela, y no tardó en darme la vuelta tan bruscamente que tuve que quejarme, pero eso fue que menos importó en un momento así.
Mi vientre se pegó al cristal de su escritorio y mi culo quedó en pompa hacía él. Sentí sus manos agarrar mis caderas y luego su -ahora - enorme bulto totalmente duro pegarse a mis nalgas, suspiré, y pegué mi rostro al frío cristal.
—Creo que acabo de descubrir mi fetiche contigo, Nanah —se rozó contra mi culo sintiendo gloriosamente su erección, mi cara ardió —Tu uniforme me está poniendo durísimos, lástima que no durará tanto en tí —sentí que su erección se despegó de mi culo y logrando que pudiera agarrar oxígeno en mis pulmones.
Fue muchísimo mejor y más excitante cuando el aliento de Jungkook golpeó en mi muslo derecho, hice todo mi esfuerzo por levantar mi vista y así verlo agachado con su cara próxima a mis muslos. Me sentí tan húmeda que me sonrojé de solo sentir como me encontraba.
—Dime un número, Nanah —dio un beso en mi muslo y se me erizó la piel a la vez que jadeaba constantemente.
Jesús, María y José, salveme alguno de los tres, oré para mis adentros.
—Sesenta y nueve —dije, oí la risa de Jungkook en cuanto me escuchó, alzó la cabeza para conectar nuestras miradas mientras reía.
—Mira que eres sucia, Nanah, ¿tú en lo único que piensas es en eso? —preguntó, sus manos subieron por mis muslos hasta mi culo, masajeando con posesividad y hambre mis nalgas entre sus dedos.
—Si es contigo... Sí —dije apenas audible, pero tuve la suerte de que Jungkook me escuchó perfectamente.
—Dime un número del uno al diez —pidió esta vez cambiando la estrategia.
—Diez —sonreí justo cuando el lo hizo de igual modo. Los dedos de Jungkook agarraron los laterales de mis bragas y sus dedos me hicieron cosquillas placenteras mientras las bajaba hasta sacarlas de una buena vez, esta vez, su rostro se metió entre mis piernas desde esa posición.
—Tu de verdad quieres morir ¿cierto? —su aliento me hizo suspirar cuando golpeó justo en mi mojada hendidura, sentía las mejillas a punto de explotar —Uno más bajo, Nanah —pidió nuevamente, chillé cuando su lengua abrió mis pliegues para lamer desde mi clítoris hasta mi entrada resbalando y recogiendo toda mi lubricación con su lengua —Venga, dime, Nanah —las vibraciones al hablar me golpearon como un fuerte azote justo ahí debajo.
¡Auxilio!
—¡Si-Siete! —gemí.
Jungkook se separó de mi coño y se colocó de pie no sin antes dejarme un beso en la nalga izquierda que hizo que mi cuerpo sintiera un fuego abrazador extenderse de punta a cabeza. Jungkook pasó una de sus manos por mi cuello me hizo encorvar la espalda hasta que quedé pegada a su pecho, giró mi rostro cuando trasladó esa misma mano a mi mandíbula y su piercing en el labio me recibió cuando los miré tan brillantes y suaves.
—¿Es tu última cifra? —lo miré a los ojos, con las pupilas dilatadas y brillante mirada.
—Sí —respondí, yo no sabía ni lo que estaba diciendo, solo respondía órdenes y le decía a todo que sí, no tenía mente para ocuparme de otras cosas que no fueran las ganas que tenía de que me besara.
—Vas a sufrir mucho, Nanah —la mano que tenía libre se escurrió por el medio de mis piernas y me entró un escalofrío delicioso cuando sus dedos llegaron a mi hendidura y metió sin problema alguno dos de sus dedos, resbalando en mi interior como jabón, abrí mi boca en busca de aire sin apartar la mirada de él, estaba tan malditamente guapo que solo hacía que me mojara más —Tu coño quedará tan malditamente sensible cuando te saque siete orgasmos el fin de semana que no podrás caminar en días, te vas a quedar seca —su boca se pegó a la mía pero sin besarme, se me hizo la boca agua. Sus dedos salieron de mi interior y volvieron a penetrarme con una fuerza bruta que me hizo gemir desgarradoramente.
—¡Ah! —Jungkook sonrió.
—Me pones tan deliciosamente duro, y tu eres tan malditamente deliciosa que me haces volverme loco, Nanah, te quiero a mi lado todos los días de mi vida —sus dedos se estaban encargando de prepararme magníficamente saliendo y entrando repetidas veces en mi interior sin perder la brutalidad.
—Yo también —jadeé poca de aire y demasiado extasiada como para pensar con claramente.
Pero si pude tomar ese "te quiero a mi lado todos los días de mi vida" como una frase larga y argumentada solo para no ponerle todo el peso al "te quiero", y comenzaba a temblar demasiado cerca de estallar en su mano.
—No te corras ahora, Nanah, quiero sentirte temblar a mi alrededor y sentir también como ahogas mi polla —sacó sus dedos de mi interior dejándome un vacío que me hizo suspirar.
Jungkook me dio la vuelta haciendo que mis piernas se abrieran ante él con descaro mientras me quedaba sentada en su escritorio. Tuve el privilegio de ver como sin dejar de mirarme quitaba su cinturón y luego bajaba su cremallera, vi como la prominente erección era visible hacia un costado gracias a su pantalón de pinza ajustado. Bajó con rapidez su pantalón junto con los boxers y me mordí el labio cuando enfoqué en mi campo de visión su pene, no me iba a acostumbrar nunca a mirar que era grande, del color de su piel en la toda su longitud y base y una punta tan roja que parecía querer explotar, además de que brillaba y soltaba líquido pre seminal.
Se pegó a mi y yo enrollé mis piernas en sus caderas, Jungkook me amarró la falda hacia arriba sin que esta le estorbara y ambos nos quedamos viendo hacia nuestra unión, nuevamente sin condón, pero intenté centrarme en esto, solo en esto, viendo como Jungkook movía en cámara lenta sus caderas y luego su punta llegó a mi entrada, comenzado a abrirse paso en mi interior poco a poco, agarré a Jungkook de sus hombros sintiendo como me comenzaba a llenar trocito a trocito en mi interior.
Jungkook apretó su mandíbula y también midió su piercing debido al estímulo que le suponía ver -al igual que yo- como entraba en mi, nuestra unión.
—Mierda —gruñó —Siempre tan deliciosamente apretada —clavé mis uñas en sus hombros, me sentí muy llena, demasiado, tanto que podría explotar justo en este instante, pero Jungkook aún no estaba del todo dentro de mi.
Siguió avanzando en mi interior abriéndome completamente y su punta tocó algo dentro de mi que me hizo temblar y gemir mirando a Jungkook cuando entró completamente, esto era magnífico.
Las manos de Jungkook raptaron mis muslos y su rostro esta vez si se acercó al mío rompiendo cada espacio de tortura que había en ambos abriendo su boca y raptando la mía en un sediento beso que respondí al instante. Su lengua exploró todo mi interior jugando con la mía tan deliciosamente que me sentí desfallecer en sus brazos.
Sus caderas se movieron saliendo entrando con precisión e intensidad, gemí sin romper el beso, Jungkook también hizo un sonido de puro gusto.
Me agarré a su cuello esta vez, clavando mis uñas en su piel mientras Jungkook encontraba un ritmo constante para embestirme, era intenso, era certero y tan profundo mientras me besaba que lograba hacer el combo perfecto para hacerme perder la razón.
Atrapé su labio inferior entre los mios succionado y apreciando el agradable fresco del metal que perforaba este. Jungkook descendió sus besos por mi mandíbula, dejando rastros de su saliva hasta llegar a mi cuello erizando mi piel.
El vaivén de sus caderas entrando y saliendo de mi me movía de manera brusca sobre su escritorio, me sentía demasiado cerca, comenzaba a sentir el intenso calor abrazador en vientre queriendo estallar.
Jungkook gruñó al sentirme tensarme a su alrededor mientras mi cuerpo sufría espasmos continuos.
Apreté más mis piernas en sus caderas por el éxtasis aproximándose.
Jeon gimió alto para mi mientras aumentaba sus embestidas destrozándome viva hasta que no pude más y estallé ahogando a Jungkook en mi interior. Temblé sintiendo cada contracción demasiado intensa, Jungkook detuvo sus embestidas al instante. Sus ojos se encontraron con los mios y volvió a besarme, esta vez con hambre pero lento, con lascivia y pasión a la vez mientras salia de mi con lentitud para que su vacío fuera más pasable, cuando se retiró de mi interior, cogió una de mis manos y la dirigió a su polla, gemí en el beso al sentir lo caliente, húmeda e hinchada que se encontraba.
Entendí que lo que quería era que lo masturbara y se separó de mi cuando comencé a bombear con mi mano con rapidez, su respiración se perdió por completo y en menos de dos minutos explotó manchando mi mano y muslo.
—Joder, Nanah —dio picos en mis labios ahora calmado —Solo han pasado unos días y ya te echaba de menos —dijo sin dejar de mimarme con besos y caricias. Sonreí como tonta.
—Yo también te echaba mucho de menos —su mano acarició mi rostro con dulzura mientras sonreía dulcemente, me derretí ante él.
—Te llevo a casa —asentí.
«...❀...»
—Este fin de semana inventale algo a Jimin porque nos vamos a ir a Busan —me dijo antes de que saliera de su auto y volviéramos a hacer lo qué éramos a la vista de los demás "un hombre mayor responsable y una chica de último año de preparatoria" y de solo pensarlo se me encogió algo en mi interior.
—Eres una mala influencia, Jungkook —le dije sonriendo de lado él hizo lo mismo.
—Lo seré si eso nos mantendrá cerca unas cuantas horas —su manos buscó la mía hasta encontrarla y entrelazar nuestros dedos, fue tan... Lindo, tan cariñoso el gesto que pude sentir con claridad como se me iluminaba el rostro con aquella acción quedándome unos segundos mirando la unión de nuestras manos, la suya grande y tatuada y la mía pequeña y mucho más pálida que la de él.
—Y por lo que imagino tienes un plan para mantenernos ocupados todo el fin de semana —sonrió de lado.
—Siete orgasmos son todo un privilegio para mi —me mordí el labio de solo imaginarmelo, llevó mi mano con la suya hasta sus labios dejando un casto beso en mi dorso —¿Nos vemos entonces luego?
—Te llamaré y te enviaré mensajes como siempre —le dije —Hasta lueguito —sentí su falta cuando nuestras manos se separaron.
—Hasta luego, Nanah —se despidió de mi.
Salí de su auto y le agité la mano por la ventanilla mientras él me regalaba una sonrisa y un guiño y luego suspiré cuando arrancó su Mercedes y se alejó de mi.
Lo sentí tan lejos que me entristecí al instante, nuevamente, había que esperar unos días para volver a vernos... A escondidas.
«...❀...»
Hola bellezas, ¿cómo están? Espero que bien y saludables.
Les traigo el capítulo recién salidito del horno, y no lo he editado, que conste, ahora mismo tengo mucha flojera para editarlo y quería subirlo ya, así que si hay algún error solo pedirles que me perdonen.
¿Les ha gustado? Lxs conozco y se que sí.
Bueno, el lemon si me a salido sucio, I'm sorry me dejé llevar demasiado😏
En fin, últimamente no se que preguntarles y por eso me despido.
Lxs sarangheo❤
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